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“Atento a lo que se escribe en el país y en otras latitudes y también del uso y debate de las nuevas tecnologías en el arte, en esta entrevista Damián nos platica sobre sus logros, los proyectos colectivos y personales”. Beatriz Pérez Pereda entrevista a Damián Neri, físico, analista de datos, pintor, ilustrador, escritor de ciencia ficción y fantasía; dos veces mención honorífica del Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción (2021 y 2023) y co-coordinador del taller literario Gran Colisionador de Textos Especulativos.

Damián Neri.

Editorial

La Gualdra No.

La edición 78 del Festival Internacional de Cine de Cannes se celebrará del 13 al 24 de mayo de 2025 y nosotros estamos listos para darle cobertura; como desde hace años, Carlos Belmonte Grey y Sergi Ramos están debidamente acreditados para mandarnos la información más destacada de este festival.

Compartimos con ustedes desde ahora, la lista de películas en competencia por la Palma de Oro, y de la que nuestros corresponsales nos estarán dando pormenores próximamente: The phoenician scheme, de Wes Anderson (Estados Unidos); Eddington, de Ari Aster (Estados Unidos); Jeunes mères, de Jean-Pierre y Luc Dardenne (Bélgica); Alpha, de Julia Ducournau (Francia); Renoir, de Hayakawa Chie (Japón); The history of sound, de Oliver Hermanus (Sudáfrica); La petite dernière, de Hafsia Herzi (Francia); Sirat, de Oliver Laxe (Francia-España); Nouvelle vague, de Richard Linklater (Estados Unidos); Deux procureurs, de Sergei Loznitsa (Ucrania); Fuori, de Mario Martone (Italia); O agente secreto (L’agent secret), de Kleber Mendonça Filho (Brasil); Dossier 137, de Dominik Moll (Alemania-Francia); It was just an accident, de Jafar Panahi (Irán); Die my love, de Lynne Ramsay (Escocia); The mastermind, de Kelly Reichardt (Estados Unidos); Woman and child, de Saeed Roustaee (Irán); Les aigles de la republique, de Tarik Saleh (Suecia); Sound of falling, de Mascha Schilinski (Alemania); Romería, de Carla Simon (España); Affeksjonsverdi (sentimental value), de Joachim Trier (Noruega). Fuera de competición se presenta también en esta selección oficial, Partir un jour, de Amélie Bonnin.

El jurado de esta edición del festival estará presidido por Juliette Binoche, a ella se unen otros integrantes como Halle Berry, Payal Kapadia, Alba Rohrwacher, Leïla Slimani, Dieudo Hamadi, Hong Sangsoo, Jeremy Strong y el director, guionista y productor mexicano Carlos Reygadas; este jurado otorgará la Palma de Oro 2025 el próximo 24 de mayo.

Este año, además de las categorías tradicionales, se presentarán 16 obras inmersivas de 9 países en esta competencia que celebra nuevas formas de narrar historias a través de experiencias espaciales y sensoriales. “Al liberarse de la pantalla y del lenguaje cinematográfico tradicional, las obras inmersivas invitan al espectador a sumergirse en la narrativa e interactuar con ella […] En conjunto, estas dieciséis

propuestas ofrecen una visión general de un lenguaje en rápida evolución, desde la realidad virtual y la realidad mixta hasta el video mapping y la inteligencia artificial. Diseñadas para ser experimentadas en lugar de vistas, estas obras nos transportan a mundos imaginarios donde el espacio, la narrativa y la emoción se entrelazan.

También nos invitan a cuestionar nuestra relación con el poder, la dominación y los complejos y ambivalentes vínculos que mantenemos con el mundo natural, los sistemas tecnológicos, nuestros propios cuerpos y nuestros semejantes”, se afirma en la página oficial del festival.

El jurado de este concurso inmersivo estará presidido por el director francés Luc Jacquet, e integrado además por Laurie Anderson, Tania de Montaigne, Martha Fiennes y Tetsuya Mizuguchi -creador de videojuegos japonés-; en ellos recaerá la responsabilidad de otorgar el premio a la Mejor Obra Inmersiva en la Ceremonia de Clausura Inmersiva el próximo 22 de mayo. En la competencia de la sección Una cierta mirada (Un certain regard) se presentarán 20 películas -9 de las cuales son óperas primas-; el jurado de esta categoría está integrado por Molly Manning Walker -presidenta del jurado-, Louise Courvoisier, Vanja Kaludjercic, Roberto Minervini y Nahuel Pérez Biscayart. Ellos otorgarán los premios de esta sección que presenta películas de arte y descubrimiento de jóvenes autores.

El pasado 15 de abril la Asociación para la Distribución de Cine Independiente (ACID) anunció la selección del documental de Sepideh Farsi, Pon tu alma en tus manos y camina, como parte de la lista de películas de esta selección paralela del festival; al día siguiente, la protagonista de la película, Fatma Hassona -periodista palestina de 25 años de edad-, junto a varios miembros de su familia murieron al ser alcanzados por un misil que impactó en su casa. El festival proyectará el 15 de mayo la película y honrará la memoria de Fatma Hassona, quien se propuso dar testimonio de la vida cotidiana en Gaza.

En las próximas ediciones, más del Festival de Cannes en La Gualdra. Que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

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La gatonomía del poema Por Mario Alberto Medrano
Compromiso, disciplina y constancia: Damián Neri Por Beatriz Pérez Pereda
Mis últimas clases de griego [Sobre Han Kang, Premio Nobel de Literatura] Por Daniel Sibaja
Tres poemas de Plagio, de Mauricio Carrera
The seed of the sacred fig, de Mohammad Rasoulof Por Adolfo Núñez J.

Si como postulaba en varios de sus libros la filósofa Hannah Arendt, la literatura es un artefacto liberador y nos invita (mejor, nos impone) a ejercitar reflexión, la imaginación y la contemplación, entonces la literatura sí nos da respuestas, y no sólo preguntas, como a veces ha querido establecerse. Por supuesto que no nos da todas, pero sí una porción, a cuentagotas (o cuentagatos en este caso), si se quiere.

Parto de lo propuesto por la intelectual alemana para acercarme al género literario más antiguo, la poesía, vista desde la épica. Las batallas y gestas heroicas no sólo nos mostraban el campo de combate, también nos hablaba del amor, la traición, la derrota. El poema ha sido, antes que la crónica misma, quien nos ha contado el transcurrir de la historia, real y ficticia. Al igual que mítica, mística e histórica como la poesía, la figura del gato nos propone la contemplación, por su simetría y perfección, por su silencio y cautela, por su crueldad y ternura. El poema es como el gato de la literatura: es fondo y forma: nos ofrece una respuesta. De este vínculo es del que se ocupa Alberto Ruy Sánchez en su más reciente libro, El silencio del gato (Ediciones Era/Ediciones La Rana, 2025). Podría decir (en un aliento de ánimo) que la obra literaria de Alberto Ruy Sánchez persigue un fin: la exploración de la anatomía. Me explico: en Los nombres del aire y Los jardines secretos de Mogador, el autor explora la anatomía del deseo (femenino, sobre todo); El sueño de la serpiente es la anatomía de la memoria y el recuerdo; El

La gatonomía del poema

expediente Anna Ajmátova, la anatomía de la poesía; El silencio del gato, la anatomía del felino y su acecho. Asimismo, considero que cada una de éstas y demás obras suyas son una búsqueda e invención por la anatomía del lenguaje.

Este gato de más de cien páginas que es su último libro acecha desde los recovecos. De inicio, y como ya lo he dicho, el gato y la poesía de Ruy Sánchez son fondo y forma. Así como el felino, que es breve, contundente y lírico, este libro de poesía se edifica con poemas de arte menor, la mayoría de las veces cuarteas y a veces redondillas, con un rítmica específica, alternando la consonancia con la asonancia.

A diferencia de su narrativa, que considero en algunos momentos barroca, la poesía de El silencio del gato colinda con la oralidad en muchos de sus momentos. El libro está dividido en 5 estaciones y una coda, a saber: Digo gato y se me esconde; Los cuerpos del

gato; El mismo gato es otro; Un gato es un gato, es un gato, es un gato; Gatos con misterio y sin misterio; Coda. Quienes tenemos felinos entendemos cada uno de los poemas que escribe el autor. Por ejemplo: “La lengua de mi gato enseña/que lo áspero es delicioso/cuando me muerde sin fuerza,/ cuando me atrapa/sin sacar las uñas,/y su lengua me acaricia/con su piel de puntas bravas”.

Cada poema es una viñeta. El autor logra con mucha solvencia crear en la mente del lector la imagen del felino, con su caminar astuto, con su maullido oportuno y exigente, ese ser que es “aire y fuego/silencio danzante”. Dentro del universo de El silencio del gato es imposible no incurrir en la intertextualidad. Van y vienen por los rincones de esta casa habitada por “michis” Lope de Vega, Quevedo, Mark Twain, Doris Lessing, Juan Ramón Jiménez, Borges, Shakespeare, Gautier, incluso la autorreferencia a

Mogador, aquella ciudad de la mitología ruysanchezca. Antes de leer el libro de Ediciones Era y Ediciones La Rana, había tenido la oportunidad de conocer la lírica del autor en el libro Soy el camino que tomo (en cuya editorial también he publicado y comparto en la misma colección con Alberto). En ese tomo también compone su propia geometría del paisaje, es un libro que defino como la anatomía del viaje. A ratos lírico, otras contemplativo, y siempre intertextual.

A diferencia de aquél, este último gana por su sencillez y madurez. En éste advierto al autor en un estado de total contemplación, que busca en la cotidianidad la poesía, su esencia y finalidad. “Las cosas pasan de largo/pasan al lado,/pasan enfrente/y si podemos las gozamos;/pasan también para decirnos que pasamos,/que tras cada segundo/nada ni nadie/ es igual”.

El mismo Ruy Sánchez maúlla sus versos, con aliteraciones y cacofonías intencionales, con una estructura bien pensada, con pareados o estrofas largas que, bien vistas, vuelven a ser cuartetas, marcadas por el ritmo y su puntuación.

Un gato es, nos recuerda Ruy Sánchez, un animal dentro de otro animal. El doble, el otro, el escritor que es un animal que se transforma. Con este libro, el narrador y ensayista nos entrega otro rostro más de su faceta como poeta, más sencilla, menos estridente, con muchos momentos de lirismo puro. A su manera, este libro —y aquí evoco de nuevo a Arendt (de donde partí)— nos da una respuesta sobre nosotros mismos y nuestras soledades y cariños.

Compromiso, disciplina y constancia: Damián Neri

Si tuviera que escoger una palabra para describir a Damián Neri muy probablemente elegiría “compromiso”, o tal vez “disciplina”, pero también podría ser “constancia”: un joven escritor consciente de sus múltiples talentos (la escritura, la pintura, la ciencia) y comprometido con desarrollarlos; además, tiene un alto sentido del trabajo en equipo, una cualidad muy importante dentro del género literario en el que se desempeña: la ciencia ficción y la fantasía, ya que la comunidad de escritores de estos géneros y otros cercanos, siempre se han enfrentado a espacios y oportunidades más reducidas.

Atento a lo que se escribe en el país y en otras latitudes y también del uso y debate de las nuevas tecnologías en el arte, en esta entrevista Damián nos platica sobre sus logros, los proyectos colectivos y personales.

Beatriz Pérez Pereda: Eres un escritor que trabaja mucho, aparte del proceso creativo traduces tu obra, coordinas un taller permanente, realizas trabajo de promoción de tu trabajo, pintas, etc., cuéntame cuáles son los retos que todo esto implica y cómo se relacionan con la actividad básica del escritor: escribir…

Damián Neri: Siento que todo lo que hago son variaciones sobre el mismo tema. Leer, pintar, escribir, traducir, estar en una comunidad literaria son medios para explorar mis preocupaciones y obsesiones, para entender que mi mente no está confinada en

un cuerpo sino que está presente en las interacciones con el resto del mundo. El trabajo colectivo es una buena forma de compartir una actividad que puede ser muy solitaria, pues gran parte del proceso creativo ocurre dentro de las membranas que identificamos como el “yo”, pero ese “yo” es más extenso de lo que solemos pensar.

La autopromoción me resulta más difícil. Tener tiempo y energías no sólo para crear, sino para decirle a la gente: “Miren, hice esto, espero que les guste”, mientras intento acallar al siempre presente síndrome del im-

postor. Sobre todo cuando me tomó mucho comenzar a usar la palabra “escritor” para referirme a mí, cosa que apenas hice hace poco más de un año cuando mandé el primer cuento que me publicaron en inglés. En el Gran Colisionador de Textos Especulativos, el taller literario permanente del que soy parte, es usual revisar nuestros textos, corregir errores y dar retroalimentación. Una buena actitud en un espacio así es estar abierto a notar cosas que no identificamos al escribir y corregir, pero que otros, con otros conjuntos de herramientas, sí pueden identificar. Entre

lecturas y tallereos, aprendo a escribir un poco mejor. Respecto a la traducción, gran parte de lo que leo y escucho es en inglés, así que para mí fue un paso natural intentar coexistir en esa lengua, aprenderla más mediante la traducción, y encontrar en ella mi voz. También la traducción me ha hecho más consciente de los ritmos del lenguaje y su musicalidad. Así que todo contribuye a mis metas generales. Ta mbién lo que he aprendido como analista de datos me ayuda a crear herramientas que puedan aportar algo a la comunidad, como

el reporte de revistas de ciencia ficción, fantasía y terror en español e inglés (damianneri.com/revistas).

Actualmente incluye 116 publicaciones periódicas que aceptan ficción en esos géneros en ambas lenguas, y está dirigido a quien quiera publicar, explorar opciones, y ganar dinero con sus textos.

BPP: Has aparecido en Clarkesworld, obtenido la beca FONCA en cuento y dos veces la mención honorífica (2021 y 2023) del Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción, en México hacen falta más premios para incentivar este género, pero dime cómo ha sido obtener estas dos menciones.

DN: Obtener la beca, las menciones y publicar en inglés ha sido inesperado y reafirmativo para lo que intento crear. Escribo historias que a mí me gustaría leer, pero eso no significa que gustarán a alguien más. Es casi un milagro llegar a otras mentes con palabras. He participado en el Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción 3 veces y las 2 primeras obtuve mención. Ambas fueron sorpresivas. ¿Algo estaré haciendo bien? En todo caso, mi interés reside en seguir encontrando mi voz y explorando lo que me apasiona. Aprecio

que aún exista ese premio, pues hacen falta más premios así en México.

Mi generación de la beca en su mayoría escribe géneros fantásticos y son buenos escritores, pero obtuvimos la beca por una combinación de mérito propio y los gustos de nuestras tutoras. Si el comité dictaminador hubiera sido distinto, no habríamos tenido suerte ante quienes escriben realismo, que se respeta más que la ficción no mimética que habla de otros mundos y sociedades como medio para explorar el ahora y la naturaleza humana. La literatura fantástica es menospreciada, es de nicho, aunque quizá cada vez menos. Ahora veo más autores leídos internacionalmente usando las formas de la ficción especulativa, aunque no necesariamente se inscriban en esos géneros, como Olga Tokarczuk, George Saunders o Haruki Murakami. Y en México tenemos el ejemplo reciente de “Todo lo que amamos y dejamos atrás” (Alfaguara, 2024), una genial novela de Elisa de Gortari, quien tuvo la beca en mi misma generación, sólo que en novela. Todo eso me ha animado a imaginar con más libertad, sin pensar en géneros, aunque al final mis historias sigan orbitando alrededor de la ciencia ficción y la fantasía.

Damián

Neri

(Villahermosa, 1991). Físico, analista de datos. Pintor, ilustrador, escritor de ciencia ficción y fantasía. Sus cuentos han aparecido en Clarkesworld, Flash Fiction Online, The Deadlands, Rio Grande Review, Este País, Tierra Adentro, las antologías “Liminales II”, “En Mundos Nuevos”, “Lo Mejor de la Ciencia Ficción Mexicana 2023”, entre otros lugares. Dos veces mención honorífica del Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción (2021 y 2023). Co-coordinador del taller literario Gran Colisionador de Textos Especulativos. Becario de Jóvenes Creadores en Cuento (2023-2024). Puedes encontrarlo en: damianneri.com.

BPP: Eres un autor que ha experimentado con la Inteligencia Artificial en el proceso creativo, es un tema complejo y muy polémico, en tu experiencia qué podrías decirnos sobre las IAs y el arte, cómo ves este tema ahora y a futuro y en la ciencia ficción: DN: Hace poco di una charla sobre publicar en inglés y hablé de algunas herramientas, incluyendo a ChatGPT, como auxiliares en la traducción. Prepararla fue un reto, porque no quería dar una idea falsa ni incentivar su uso no ético. Muchos creen que la IA puede reemplazar nuestra creatividad, cuando realmente es más útil sólo si sabemos lo que estamos haciendo, si tenemos un conocimiento base de lo que intentamos hacer y si podemos identificar errores cuando se presenten.

En mi trabajo como analista de datos, a veces uso ChatGPT para plantear preguntas sobre problemas específicos, no para pedirle que escriba código por mí. Cuando traduzco mis cuentos, lo uso para considerar múltiples opciones de traducción en oraciones complicadas, y así construir la que suene mejor de acuerdo a lo que quiero transmitir, de forma que mi voz en español se mantenga en inglés; o para hacer un primer borrador burdo de la traducción, que aún trabajaré una y otra vez, no para generar una traducción inmediata que asuma como correcta. Es decir, es un auxiliar en el proceso creativo, no para crear por mí. Aunque un resultado de ChatGPT parezca escrito en inglés fluido, no significa que lo esté, así que siempre googleo entre comillas (para encontrar resultados exactos) oraciones que no suenen lo suficientemente fluidas para ver en qué contextos se han escrito o cuántas veces se han usado. Mi enfoque requiere evaluar y trabajar frase por frase, y en mi flujo de trabajo uso otras herramientas, como DeepL (para traducir, y que recomendaría más que ChatGPT), QuillBot (muy útil parafraseando), Google, el diccionario, una hoja en blanco, o el lenguaje en general. Al final, tras traducir y corregir un texto, busco personas con más conocimiento del inglés (o simplemente distintas herramientas a las que yo poseo) para que me ayuden con la corrección, justo como con mis textos en español. No hay atajos. Traducir es escribir, sólo que en otra lengua. Si respetamos nuestra labor como escritores, también abordemos con respeto e involucramiento profundo la traducción y todo lo que rodea a nuestros procesos creativos. Algo similar pasa con las imágenes generadas por IA. Creo que no hay que confundir imágenes con arte. Así como detrás del lenguaje hay una intención de transmitir algo, también en el arte hay intención de comunicar. Y una IA no tiene intención alguna. Lamentablemente, veo estas tecno-

logías siendo abusadas aún más en el futuro. Por personas, editoriales y grupos con intereses económicos por encima de su ética. Como el caso de Harper Collins haciendo traducciones automatizadas de libros con IA porque prefieren no pagar traductores en ciertos mercados. No soy partidario de hacer las cosas rápido si se hacen mal, sobre todo por presiones capitalistas o nociones tóxicas de productividad. Citando al alien Mondoshawan de la película “El quinto elemento” cuando queda atrapado en una pirámide de Egipto: “Time not important. Only life important”.

BPP: Por último, dinos qué planes tienes para 2025 y más allá, y comparte con los lectores de La Gualdra, dónde pueden seguir tu obra y proyectos y cómo apoyarlos:

DN: Este año seguiré escribiendo y traduciendo, acumulando rechazos y, con suerte, aceptaciones. Pronto tendré una segunda publicación en Clarkesworld, mi cuarta en inglés. Y estoy corrigiendo los cuentos de la beca con las observaciones de mis tutoras, compañeros de beca y del Colisionador, antes de mandar ese libro a concursos, pues me gustaría publicar mi primer libro en un futuro cercano.

Además por primera vez escribo una novela, o algo que pide a palabras convertirse en una: “Memorias encontradas en un neutrino”. Es una historia contada desde puntos de vista no humanos y trata sobre el recuerdo y el futuro de la vida en el cosmos. Los protagonistas principales son cuervos que viajan en el tiempo, e incluye pulpos que pilotean naves estelares, supercomputadoras bacterianas, tumbas de civilizaciones extintas, una Ciudad de México hundida en un nuevo Lago de Texcoco, y al fantasma de Arquímedes incendiando una flota de cruceros interplanetarios.

En febrero abrí un taller gratuito para trabajar textos en inglés, algo como lo que hace el Gran Colisionador de Textos Especulativos. La idea es formar un grupo de personas que estén comenzando a traducir sus historias o a escribir en inglés, con la intención de publicar en revistas anglosajonas y ayudarnos en el proceso, así que pueden unirse. Acabo de lanzar la convocatoria para una revista cuatrimestral de ciencia ficción y fantasía que pague a sus autores, para sumarme al importante trabajo que hacen Oscar González Cruz en Colectivero y Ari Pérez en Rocambolesca. Y por supuesto estaré trabajando con el Gran Colisionador de Textos Especulativos y editando nuestra segunda antología: “Mundos en Colisión, Vol. 2”. Muchísimas gracias por esta entrevista y por el espacio. Si quieren leer mis cuentos y conocer lo que hago, me encuentran en damianneri.com, y como @DamianNeriArt en redes sociales.

Mis últimas clases de griego

[Sobre Han Kang, Premio Nobel de Literatura]

Libros

[Parte 1, Los Oídos]

—Nosotros trabajamos con niños y adolescentes —dijo el director del colegio—, y no quiero que seas un psicópata, que un día vengas con una pistola para disparar a tus estudiantes. O en el peor de los casos, que lleguen un día y te vean colgado del segundo piso. Pero esto es sólo un lamentable escenario. Espero que entiendas mi preocupación.

Abrí mis ojos al interior de la novela de La clase de griego (2023), de Han Kang justo después de, quizá, una última advertencia en el trabajo por parte de mis jefes. Del otro lado del mundo, imaginé, frente a mí, los puentes colgantes con números de emergencia y asistencia psicológica que adornan los barandales de Seúl en Corea. Me sentí lejano. Porque leer a los premios Nobel actualmente puede llevarte a descubrir los infortunios del ego cuando se escribe, si es que uno escribe y puede escribir sin algún prejuicio encima.

—Lea, por favor —dice el profesor, que lleva unos lentes gruesos de montura plateada, esbozando una ligera sonrisa. / —Vamos, hable. / Había dejado de pensar con el lenguaje. / Si hubiera grabado con una aguja o con sangre la senda por donde fluían las palabras… Tengo la certeza de que escribir una oración en griego en la pizarra siempre les parece a los colegios una materia obsoleta y sin ocupación. La educación en México ha cambiado de forma apresurada. Fue a principios del año 2010, cuando muchos bachilleratos y universidades decidieron sacar aquellas clases anticuadas y que carecían de “sustento”, porque los diseñadores del currículum opinaron que la lingüística y sus fenómenos no tienen una función económica en nuestra sociedad.

La trama de la novela avanza en progresiones, hacia una ceguera absoluta. Una joven estudiante pierde la capacidad de comunicarse, casi en el mutismo y la timidez, decide inscribirse a la clase de griego de un hombre mayor de edad. Ella sólo puede escucharlo. Ambos irán conociéndose y observando que sus sentidos más queridos, en esa pérdida eventual, será aquel puente que los conectará, hacia: …una palabra única que sintetizaba todas las lenguas.

—Sé sobre todas las firmas y problemas que has tenido en el pasado —comentó brevemente mi otra jefa—, nosotros queremos hacer ese “cambio”, por eso, debemos mantener al mayor número de alumnos. Pero si esto sigue sucediendo, yo ya no tengo armas para defenderte.

He visto crecer la cultura maya en los últimos años. Desde la península de Yucatán en México, las pirámides y las leyendas son el emblema de los gobiernos por “resucitar” aquel auge de las familias originarias. Hoteles de cinco estrellas, playas hermosas, zonas arqueológicas restauradas. Incluso un tren, sí, de nuevo

las líneas de los ferrocarriles retomando el nombre de los mayas. Cuando pienso en ello, también se me viene a la cabeza Yuri Knórozov, un lingüista ucraniano de la Unión Soviética que pudo descifrar el sistema de escritura maya. Cuando veo ese verbo “resucitar”, me hace gracia, cómo el mismo lema de los gobiernos está terminando de matar los caminos que nos llevan a descubrir y preservar ese pasado nuestro.

Pero no estoy aquí para hablarles de política, sino del griego koiné en la novela de Han Kang.

Por esa razón resulta difícil aprender una lengua arcaica / […] ella no deseaba amplificar de ese modo su persona / […] la tarde en que bajo el sol del patio descubrió los fonemas de su lengua materna / Había que poner en movimiento pulmones, garganta, lengua y labios, y lo que decía se transmitía haciendo vibrar el aire.

—Hay que tener un poco de humildad, Daniel —señaló mi jefa, ella creció en la misma parte oriental de la Emérita—. Mi padre también está enfermo y aun así no puedo desquitarme con los alumnos, ellos son nuestra prioridad y nuestra responsabilidad.

La protagonista de la novela es una mujer joven, atormentada por la muerte de su hijo, el tiempo le va quitando su capacidad del lenguaje; sin embargo, en medio de la clase de griego, ella escribe. Han Kang, de cierta manera, representa desde el inicio una alegoría a la desorientación de los sentidos, provocados, tal vez, por alguno de nuestros traumas, o por la obsesión de olvidar (yo diría, evitar) el pasado y su realidad cruda. Mis alumnos tienen entre 14 y 16 años de edad, y una de las preguntas frecuentes que me hacen en las clases de griego es: “¿De qué nos va a servir estudiar una lengua muerta?”. Hasta cierto punto, ha sido evidente que para un sistema como en el que vivimos, “ser tu propio jefe” sea slogan de muchas personas. Con ello, una lengua muerta se convierte en sólo eso: “algo muerto”, porque, ¿a quién le interesa saber sobre el lenguaje y sus fenómenos? Por ejemplo, cuando me cuestionan sobre mis faltas de ortografía y mi manera de hablar heredada por mis padres. Hoy estamos en un continente donde el líder más poderoso del mundo olvida que, en un país como Norteamérica, parece estúpido mencionar que el inglés es el idioma oficial del planeta Tierra. Podría hacer pequeños agujeros en cada una de las letras. / Se vio a sí misma reflejada en silencio en sus ojos; y dentro de ese reflejo, se vio de nuevo reflejada en silencio, y una vez más… y así hasta el infinito.

—Quiero saber en qué más te podemos ayudar —recalca el director general del colegio—, nos encanta la pasión con la que das clases, pero nos preocupa tu falta de control en las emociones. Necesito ver tu diagnóstico. Debes entender mi estrés,

tengo varios casos como el tuyo todos los días y en cada una de las secciones. Al igual que el maestro de griego en la novela, yo voy perdiendo la orientación de mi vista desde hace algunos años. No doy menos crédito que a mi locura por encontrar nuevas formas de leer en público. Entre caminatas y lecturas de cabeza, voy desviándome más el ojo izquierdo. Sin embargo, opino ahora que, entre todo, he olvidado mis habilidades para oír. En el colegio donde doy clases han calificado mi locura por los libros como “un autismo ejemplar y andando”. A partir de ese mismo juicio, mis estudiantes y compañeros suelen tratarme como un bicho raro.

χαλεπὰ τὰ καλά jalepa ta kala la belleza es bella la belleza es difícil la belleza es noble Me gustaría decirles también que he logrado abrir los oídos. Pero me equivoco, aún no puedo comprender algunas indiferencias, mi falta de empatía, o mi poca reciprocidad. Mi ego me ha desbaratado una y otra vez en cada una de mis lecturas, en cada aspecto de mi vida. En estos

últimos meses que me quedan frente a la clase de griego, quisiera que mis estudiantes encuentren esa luz al final del camino. Comprender, por ejemplo, que todas las lenguas del mundo son igual de valiosas, como una caja llena de mariposas monarcas a punto de liberarse. He oído hablar de Han Kang y su vida junto a su padre, otro escritor como ella, pero con menos fortuna. Escuché sobre su novela La vegetariana, o sobre su último libro, Imposible decir adiós. Lo que más me llamó de La clase de griego, justo fue ese pasaje que ella cuenta sobre su forma de crecer en medio de tantos libros. La escritura no regula el sistema nervioso, pero sí te da un camino para digerirlo y transformarlo. Sí, cambiar aquello que ignoramos por vergüenza.

En este preciso instante de vida, con los tímpanos agudos, le pregunto, a usted lector: ¿qué es eso que le agobia tanto?, ¿por qué sigue sumido en lo que dicen de usted?, ¿acaso no muchas veces lo que oímos son los rumores de nuestras propias voces?

Escríbanme, sin problema, al siguiente correo: salonsatoru@gmail.com, con gusto les leeré.

La clase de griego, de Han Kang.
*Mérida, Yucatán, 1997.

Tres poemas de Plagio, de Mauricio Carrera

Mauricio Carrera (México, 1959) es autor de más de una cuarentena de libros en géneros como cuento, novela, ensayo, testimonio, biografía, poesía y teatro. Ha recibido, entre otras distinciones, el Premio Internacional Bicentenario de Letras Sor Juana Inés de la Cruz, el Premio Nacional de Novela Jorge Ibargüengoitia, el Premio Nacional de Cuento Inés Arredondo, el Premio Nacional José Fuentes Mares, el Premio Bellas Artes de Ensayo Malcolm Lowry, el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero, el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí, el Certamen Nacional de Ensayo Literario Alfonso Reyes, el Premio Nacional de Cuento Beatriz Espejo y el Premio de Novela Breve Amado Nervo. Entre lo más reciente de su obra sobresale: Pequeño Pushkin y otros relatos. Antología personal (2016), Infidelidad (2017) y El neopolicial mexicano (2017), La vida endeble (2019), Indiferente cosmos (2019), Palabrerío (2019), Las horas furtivas (2020) y Memorial de las aves (2020), El sol de los muertos, en coautoría con Fernando Rivera (2020), El animal más hermoso del mundo (2021), Aurora boreal (2021), Tolvanera (2021), Un reino igual a ti (2023), Los invictos y otras derrotas (2023), Aurora boreal y otras historias (2024), Caterinajirafa (2024), Apagada estrella (2024) y Plagio (2025). Posee una licenciatura por la UNAM y una maestría por la University of Washington. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Publicamos tres poemas de Mauricio Carrera, de su más reciente libro: Plagio (Medusa, 2025):

SIEMPRE HE ASPIRADO…

Siempre he aspirado a una forma mucho más amplia que, libre de las aspiraciones de la poesía y la prosa, nos dejase entendernos sin exponer a lector y autor a sublimes agonías. “Ars poética”, Czeslaw Milosz

Siempre he aspirado de manera poco realista a un país que, despojado de sus promesas incumplidas, nos quitase el papel de incauto, robado, secuestrado, para untar de buena brisa los ojos con que miramos tanto poético desastre.

En mi aspiración, lo reconozco, hay algo de inocente más que de adivino intolerable a la desgracia compartida. Habitamos un país tembloroso con corruptos que suplantan la riqueza ajena por la insaciable y propia. Nuestras canciones de justicia son inaudibles, no las escuchan los muertos en clandestinas tumbas, sólo sus madres y hermanas que lloronas los buscan.

Ya no hay estrellas que goteen buenos deseos, solo la ruindad de las gritonas pistolas y el memorial de las lágrimas que han dejado de ser líricas, hipotéticas y ridículas.

PERMÍTASEME HABLAR DE LA HORMIGA…

Permítaseme hablar de mi gato antes que la rutina ecológica

Permítaseme hablar de la hormiga antes que la suela maligna la extinga. O el aerosol insecticida. Es vehemente y, aunque sin lana, aborregada.

Es la mano que hace la tras de los insectos, vasto mundo diminuto de más de seis patas. Encono de fila india por senderos ondulantes de cálido asfalto verticales paredes o selváticos laberintos y arrugados troncos, algunos truncos. Es proletaria, manipulada y explotada, persigue un fin superior que no entiende, como un sapiens con aroma a fórmico. Es marabunta si persigue un tráfago de inagotable hambre y López Velarde las domesticó para sentir en las venas un hormigueo sensual de tósigo, palabra, amorío y cauterio.

EXISTE UNA VERDAD INCÓMODA

Yo tomé el menos transitado, Y eso hizo toda la diferencia. Robert Frost

Existe una verdad incómoda y se refiere a los caminos sin hollar. No es cierto que haya un centro, un arriba o un abajo, un destino hecho árbol cargado de nieve en verano.

La historia es vasta y múltiple. Antes que tú, muchos otros que sintieron tu angustia, tu no emoción al pagar deudas. Algunos anduvieron por caminos como agujas filosas y quienes por senderos apacibles como una risueña hada. No hay más que el constante peregrinar a la riqueza o contemplar la vida en la maldición o el milagro. Los caminos de la humanidad antigua, ese eslabón entre la piedra y el telescopio, son los de la azorada humanidad de ahora, ese hocico de lobo que construye rascacielos.

No eres más que otro en la fila interminable que recorre el camino altivo o agazapado, el camino de la fe y de la guerra, el camino de mar y tierra, el de la memoria fugaz y el del faro roto, el más olvidado.

The seed of the sacred fig, de Mohammad Rasoulof

Iman (Missagh Zare) es un burocrático que recibe un ascenso en su trabajo como investigador para el Tribunal Revolucionario Islámico, sitio enfocado en casos políticos y de seguridad, en concreto aquellos relacionados con delitos como contrabando, blasfemia o amenazas al gobierno. Dicho puesto le significará una mayor estabilidad económica y política por el resto de su vida, siempre y cuando cumpla con sus deberes sin objetar. Su esposa, Najmeh (Sohelia Golestani) se muestra feliz y orgullosa por el logro de su marido, no así sus hijas adolescentes Rezvan (Mahsa Rostami) y Sana (Setareh Maleki), quienes no comparten el mismo entusiasmo de sus padres ante la noticia. Al pasar el tiempo, Iman descubre que su nuevo cargo implica la aprobación a condenas de muerte, en la mayoría de las ocasiones sin revisar los casos de manera detallada. Por su seguridad, se ve obligado a llevar un arma en todo momento, acción que

le genera enormes dudas e inseguridades. Pese a todo, Najmeh trata de animarlo, mostrándose comprensiva ante las inquietudes de su marido y servil en las tareas del hogar. En paralelo, sus hijas empiezan a cuestionar cada vez más las acciones represivas del gobierno, de las que son testigos en las calles y redes sociales, lo que las hace desconfiar de todo lo que las rodea y, en particular, de su padre. Con la tensión cada vez más alta, un día, de manera inesperada, el arma de Iman desaparece. Él tratará de descubrir, por todos los medios a su alcance, quién de las integrantes de su familia la ocultó.

The seed of the sacred fig (2024) es un poderoso y valiente recordatorio del cine como herramienta de reflexión y punto de partida para generar cambios significativos a largo plazo, así como la confirmación de la relevancia que hay en cineastas como Mohammad Rasoulof (There is no evil, 2020). Condenado a prisión en Irán, el rea-

lizador encontró la forma de filmar su película de manera clandestina, para después escapar de su país y finalmente encontrar asilo político en Europa. Ese sentimiento de persecución y paranoia que el director experimentó en carne propia, también se filtra en el conflicto central del filme. Su más reciente trabajo expone, sin filtros ni tapujos, los actos negligentes de las figuras de autoridad, las profundas grietas generacionales y los efectos dañinos del patriarcado dentro del ámbito familiar. El realizador liga el marco de su narración al asesinato de Mahsa Amini en 2022, quien fuera víctima de la violencia perpetrada por la policía religiosa islámica, cuya muerte despertó un enorme movimiento de mujeres en todo Irán. El cineasta desarrolla su relato desde la ficción, pero al momento de exponer el descontento social y político, hace uso de imágenes de archivo que se viralizaron en redes sociales, tanto de las protestas masi-

vas, como de la cruenta represión del régimen hacia dicho movimiento. Una herramienta que le agrega aún más intensidad y sentido denunciatorio a la cinta, a la par de que liga la violencia sistemática desde lo particular hasta lo colectivo.

Rasoulof se toma su tiempo para entretejer el drama íntimo de la familia, enfocándose inicialmente en su privilegio de clase, el cual les permite tomar cierta distancia del caos del exterior, hasta que éste termina por filtrarse en el interior de su hogar, causando todo tipo de estragos y distanciamientos entre sus integrantes. The seed of the sacred fig es un thriller de suspenso que se cuece a fuego lento, un intenso y angustiante retrato sobre cómo los regímenes más tiránicos, en su incansable autoritarismo y opresión, pueden producir todo tipo de daños colaterales, tales como la desconfianza, la alienación y la deshumanización, incluso hacia nuestros seres más amados.

Mohammad Rasoulof, director de The seed of the sacred fig.
The seed of the sacred fig, de Mohammad Rasoulof.

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