La Gualdra 494

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LA GUALDRA NO. 494

Un fauno retrata al centauro: Julio Ruelas Arte

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Por Marcos Daniel Aguilar*

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ay personajes imprescindibles para la historia de Hispanoamérica que la historia oficial ha dejado fuera. Personajes que necesitan ser recordados en estos tiempos de desencanto y con mayor razón en estos años en que el arte debe surgir con fuerza para hacer la vida más amable y menos violenta. En México han sido guardados en un baúl apolillado acciones y pensamientos de ciudadanos, artistas e intelectuales que forjaron instituciones, el arte de este país y una forma de ver el mundo. Uno de estos hombres fue Julio Ruelas, quien murió en 1907, tres años antes del comienzo de la Revolución Mexicana. Este artista plástico comenzó un cambio sustancial en la forma de percibir las disciplinas artísticas, hecho que a la postre desembocaría en la revolución intelectual, cultural y política que consumiría al positivismo y a la rigidez de la política del dictador Porfirio Díaz. En los libros hay escasas menciones a su figura. Por fortuna, quedan en algunos textos reflexiones de escritores de su época, quienes escribieron en torno a él, como el decadentista José Juan Tablada. Incluso un apasionado del siglo XIX como Carlos Monsiváis o el ensayista Antonio Saborit han dejado ideas sobre la vida de Ruelas, genio de la pintura que plasmó en sus cuadros y viñetas el drama humano a través de la perla de la inteligencia: la fantasía. El miedo a la muerte, el suicidio, los pecados, los deseos y la condena en el infierno fueron algunos de los temas que el artista, nacido en Zacatecas en 1870, manejó a lo largo de su vida. Sus trabajos son una especie de bestiario medieval. Los seres fantásticos y mitológicos fueron su pan de cada día para representar los más oscuros temores del inconsciente humano, por ello, no es atrevido que animales mitológicos aparezcan en su obra y que su imaginación haya traído a la plástica nacional la esencia del individuo a través de la figura extraordinaria del centauro o la mágica aparición del unicornio. Pero, ¿qué quiso expresar Ruelas, el atormentado y glorioso Ruelas, con estos híbridos, con estos monstruos? Julio vivió en la Ciudad de México hasta el inicio de la

/// Julio Ruelas. El beso idilio. 1901.

/// Julio Ruelas. Autorretrato. 1902.

década de 1890. En ese entonces el país estaba regido por la dureza del gobierno dictatorial del llamado pacificador de la nación. El modelo político y cultural impuesto por el go-

bierno de Porfirio Díaz, bajo el lema de “Orden y progreso”, creó normas sociales con base en las ciencias naturales; es decir, lo que no podía ser comprobado por la razón simplemente no existía. Esta política se convirtió en el talón de Aquiles de una generación de artistas que creían en la libre expresión de sus ideas, en dejarse ir por sus sueños y emociones. Sin embargo, estos artistas y escritores, conocidos como los modernistas, rompieron las formas de la estética, pues de una poesía y plástica acartonadas y burguesas, este grupo creó una nueva expresión, más libre, más atrevida y, de alguna manera, políticamente incorrecta. La belleza, la sensualidad, la perversión y hasta la lujuria fueron hechas palabras y figuras que desbordaron los espacios intelectuales del país. Artistas como Manuel Gutiérrez Nájera, Juventino Rosas, Jesús Urueta, Efrén Rebolledo, José Juan Tablada, Amado Nervo, y el mismo Julio Ruelas, entre otros, en su afán de libertad vivieron y escribieron en burdeles, en cantinas y fueron relegados y vituperados por el resto de los círculos académicos e intelectuales de finales del siglo XIX. Ante esta burla y menosprecio por su arte, varios de ellos decidieron salir de México hacia Europa. Julio Ruelas no fue la excepción. Entre 1891 y 1894 estudió en la Academia de Arte de Karlsruhe. A su regreso a la “ratonera”, como lo dijo alguna vez el poeta Tablada, Julio se encuentra al mismo México mezquino y sin inspiración o gloria. Sin embargo, en este retorno las condiciones habían cambiado para él. Bajo la tutela del mismo Tablada, y bajo el patrocinio del poeta y abogado Jesús E. Valenzuela, este grupo modernista llegó a meter a la escena pública inéditas formas poéticas por medio de círculos cada vez más extensos, y sobre todo, a través de la creación de su medio


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