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Legado de Samuel del Villar a México

JORGE S. DEL VILLAR*

Samuel del Villar es uno de los mexicanos que ganaron batallas en favor de los ciudadanos con respecto a la libertad de expresión, a la democracia, a un avance legislativo y de impartición de justicia, entre muchas cosas más.

Del Villar fue doctor en derecho por la Universidad Harvard, “de primera, genial, hombre recto” (Andrés Manuel López Obrador, Presidente Constitucional de México). Impecable en sus convicciones jurídicas, sabidamente ajeno a presiones o torcimientos derivados de banderías (Julio Hernández López, La Jornada, 21/3/05)

Fue colaborador de Excélsior y fundador y tesorero del consejo de administración de la revista Proceso, así como colaborador de La Jornada (La Jornada, 21/3/05).

Vicente Leñero narra en su libro Los periodistas cómo Del Villar fue de las personas que se enfrentaron al régimen de Luis Echeverría para defender la libertad de expresión (Proceso, 27/3/05).

Fundó la revista Razones, donde descubrió el talento de mujeres y hombres jóvenes que luego brillarían en la escena pública (Miguel Ángel Granados Chapa –medalla Belisario Domínguez–, Reforma, 25/3/05).

Durante el sexenio de Miguel de la Madrid, Del Villar impulsó la “renovación moral” (Miguel Ángel Velázquez, La Jornada, 22/3/05), a partir de la cual se modificó el título cuarto de la Constitución mexicana; se creó la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos, así como la Secretaría de la Contraloría (Notimex, 21/3/05).

De acuerdo con Santiago Creel, entonces secretario de Goberna- ción, “Samuel jugó un papel clave en el avance democrático del país”. “Me tocó estar con él en el Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE) de 1994... Entonces pugnó por una reforma (electoral) que se dio en 1996, fue pieza clave para esa reforma” (La Jornada, 21/3/05).

Aun en los países que ya han recorrido algo de la ruta contra esta herradura impositiva, se van encontrando obstáculos imprevistos. Todos generados durante la vigencia del modelo acumulador. Instituciones completas que sostienen sus posturas sin importar las consecuencias de flagrantes contradicciones con densas corrientes opuestas. Desencuentros que implican ineficiencias por retardos, choques y hasta violencias varias.

Los huecos y ausencias legales son parte inherente de sus agarres para sostenerse. En la fiscalidad se arropan y protegen con habilidad los hijos predilectos del neoliberalismo. Los no impuestos a las fortunas, por ejemplo, son transparente muestra, aunque, también, usan a la filantropía con sus masivas fundaciones como efectivos nichos evasores. La lucha por obligar a los grandes capitales a contribuir con honestidad y justicia es parte delicada y traicionera de la política. La complejidad de innumerables meandros evasores se torna, ante constantes y múltiples amenazas, en una hidra de numerosas cabezas y pesados cuerpos. Ahí subsisten, para pena de otros, los famosos y muy usados paraísos fiscales.

Una de las pruebas de la aceptable salud neoliberal, en estos tiempos, la aportan los cónclaves de alcance mundial. El Foro de Davos es un reducto difuminador de dictados que exigen la prevalencia del modelo globalizador imperante.

El llamado Foro Social Mundial, en cambio, ha ido perdiendo capacidad de presentar batalla o imaginar rutas alternas. En última instancia, lo realmente difícil de la lucha contra el neoliberalismo proviene del arraigado individualismo prevaleciente.

Del Villar fue fundador del Partido de la Revolución Democrática, al que representó en el Consejo General del IFE... “Libró arduas batallas por la legalidad del padrón, que creía alterado. Debatió entonces con Carlos Almada, a la sazón director del Registro Federal de Electores” (Miguel Ángel Granados Chapa, Reforma, 25/3/05). “Miembro destacado de su partido y hombre con brillante vocación política, don Samuel deja un ejemplo de lucha tenaz por la justicia en nuestro país” (Vicente Fox, presidente en turno, emanado del PAN).

En 1997, Del Villar fue propuesto por Cuauhtémoc Cárdenas, jefe de Gobierno por el PRD y ratificado por Ernesto Zedillo, presidente en turno, por el PRI, como procurador capitalino. “El políticoacadémico más honesto que yo haya conocido... Se distinguió por una inquebrantable honestidad y la decidida convicción de que era necesario acabar con el sistema de corrupción política imperante en el país. En su labor (como procura- dor capitalino) se topó con no pocos intereses político-económicos, poco acostumbrados al escrutinio de la justicia (Roberto Blancarte, Milenio, 22/3/05). El sucesor de Del Villar, Bernardo Bátiz, dijo haber recibido una procuraduría “de primera”. Mientras, Cuauhtémoc Cárdenas (Medalla Belisario Domínguez) comentó: “El trato directo me llevó a descubrir los valores de Samuel: su acendrada rectitud y una conducta sin desviaciones, en la que la honradez fue una de las características más importantes”. Cárdenas resaltó la importancia de la fundación del Instituto de Formación Profesional de la procuraduría capitalina impulsado por Del Villar. “Desde la vida académica la policía no era ejemplo de institución para verla positivamente, pero Samuel se dedicó a estudiarla y se obsesionó en cambiarla. Sostenía que si cambiaba la policía podía cambiar el país. Ese pensamiento lo llevó a la práctica con la fuerza de sus convicciones”, Lorenzo Meyer (La Jornada, 27/4/06).

Se podrían escribir varios tomos académicos de las aportaciones de Samuel del Villar a su país, sobre avances desde constitucionalidad hasta caprinocultura. Con honrar su memoria, a 17 años de su fallecimiento, es más que suficiente.

*Escritor

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