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Disminuye 41 por ciento la mortalidad materna

ÁNGELES CRUZ MARTÍNEZ

En 2022 la mortalidad materna disminuyó 41 por ciento con respecto al año anterior, debido a que el covid-19 dejó de ser la principal causa de defunción entre las embarazadas y pasó al quinto sitio con 32 fallecimientos. Sin la carga de enfermedad y muerte que representó el coronavirus para este sector de la población, se reportaron 644 decesos.

La cifra es menor a la registrada en 2019, mientras la razón de muerte materna –indicador que mide el avance del país en esta materia– se ubicó en 30.4 por cien mil nacidos vivos, señala información de la Secretaría de Salud (Ssa).

En 2020 el indicador subió a 51.1 por cien mil nacidos vivos, pero en los periodos de mayor transmisión del virus SARS-CoV-2 se ubicó en más de 100; de hecho, significó un retroceso de diez años en la estrategia para disminuir las muertes de mujeres por causas asociadas al embarazo, parto y puerperio.

Las embarazadas son uno de los grupos de riesgo para desarrollar complicaciones graves de covid-19 y, por lo mismo, se les incluyó como prioridad para recibir la vacuna.

Durante los dos años de mayor transmisión del coronavirus, esta infección se ubicó como la principal causa de defunción materna. La Dirección General de Epidemiología registró 685 decesos por todas las causas en 2019 y subieron a 959 y mil 45 en 2020 y 2021, respectivamente. Para 2022, el número bajó a 644 decesos.

A nivel nacional, la primera causa de muerte materna el año pasado, fue la hemorragia obstétrica que representó 17.4 por ciento del total. Le siguieron las enfermedades hipertensivas (17.2 por ciento), aborto (7.1), enfermedad del sistema respiratorio (6.2), complicaciones en el embarazo, parto y puerperio (6.2) y covid-19 (4.5). Los datos de la Ssa agregan en el sexto sitio “virus no identificado, al que se atribuyeron 0.5 por ciento de las defunciones.

Especialistas han señalado que prácticamente la totalidad de las causas de pérdida de la vida de las mujeres gestantes se pueden prevenir. Para ello, se requiere garantizar la atención médica y los medicamentos necesarios para la atención prenatal y durante la emergencia obstétrica. El tema sigue siendo un pendiente del sistema nacional de salud.

De la información de la Ssa también destaca la edad de las personas fallecidas. El mayor número, con alrededor de 170 decesos, se ubicó en el grupo de 25 a 29 años de edad, después está el rango de 30 a 34 y enseguida las que tenían entre 20 y 24 años, con entre 135 y 140 muertes, respectivamente.

Las entidades con más defunciones el año pasado fueron: estado de México (68), Veracruz (44), Jalisco (43), Puebla (37) y Chiapas (35). En estos lugares se concentró 40 por ciento de las defunciones.

Ngeles Cruz Mart Nez

La semana pasada disminuyó el número de casos de covid-19. Se confirmaron 27 mil 310, que son menos respecto de los 30 mil 952 del periodo previo. Así, desde el inicio de la pandemia en el país, la Secretaría de Salud (Ssa) ha registrado 7 millones 342 mil 764 episodios de la enfermedad.

En tanto, se sumaron 292 decesos para un total de 331 mil 897. De acuerdo con el reporte de la dependencia federal, en la primera semana del año (del 1º al 7 de enero) se registraron 26 defunciones diarias en promedio, lo cual se mantuvo dentro del rango presentado en las semanas anteriores.

La ocupación hospitalaria se mantuvo en 7 por ciento para las camas generales y en 3 por ciento para las que tienen ventilador, destinadas a pacientes críticos.

La Ssa también informó sobre la vacunación contra el virus SARS-CoV-2, la cual reporta una cobertura de 84 por ciento para todos los grupos de edad; de 91 por ciento en los mayores de 18 años; 64 por ciento entre los adolescentes de 12 a 17 años, y de 61 por ciento en los niños de 5 a 11.

Por otra parte, en el informe sobre el comportamiento de la viruela símica en el país, destacó que los contagios se mantienen a la baja. Del punto máximo con 309 enfermos registrados entre el 4 y el 10 de septiembre de 2022, para la primera semana de 2023 se confirmaron 29 individuos afectados.

Desde el 28 de mayo pasado, cuando se detectó el primer caso de la infección, 3 mil 768 personas la han tenido. Del total, cuatro murieron por esta causa.

La Ssa indicó que se tiene registro de otros 10 decesos de personas que durante la atención médica se identificaron con lesiones compatibles con la viruela símica. De estos, dos fallecieron por otra causa, mientras los ocho decesos restantes se encuentran en estudio por parte de un grupo de expertos en infectología y epidemiología, con el fin de determinar si se produjeron por esta enfermedad.

Carolina G Mez Mena

Desigualdades en ingreso, educación y acceso a servicios de salud inciden en que las personas pobres, indígenas y las mujeres, sean más vulnerables a experimentar enfermedades crónicas no transmisibles, responsables de casi 80 por ciento de las causas de muerte en el país, señaló Jorge VargasMeza, doctor en ciencias de la salud nutricional e investigador de la Campaña de Salud Alimentaria en El Poder del Consumidor.

En conferencia de prensa, expuso que las mujeres tienen mayor “desventaja social”, muchas carecen de tiempo para su autocuidado, lo cual contribuye a que padezcan en mayor porcentaje enfermedades como diabetes, problemas renales y obesidad.

“En las adultas está más presente la enfermedad renal (47 por ciento) en relación con los hombres (8.5 por ciento), y la diabetes la padecen 53 por ciento de las mujeres contra 20 por ciento de los hombres”. Sin embargo, se ha identificado que ellos mueren a una edad más temprana (57 años) que ellas (70 años) .

Añadió que “en México los padecimientos crónicos no transmisibles son una de las principales causas de morbilidad y mortalidad. Aproximadamente, de la po- blación adulta en el país, 70 por ciento tiene obesidad; cerca de la mitad, hipetensión; 14, diabetes, y 15 enfermedad renal crónica.

Asimismo, 56 por ciento de la población adulta tiene síndrome metabólico, que se refiere a un conjunto de factores de riesgo cardiometabólicos en los que se incluye la obesidad abdominal, glucosa, colesterol y triglicéridos elevados en sangre, así como presión arterial alta.

Las personas con menos ingresos y las poblaciones originarias, por lo general carecen de la posibilidad de prevenir y atender oportunamente la diabetes y otras enfermedades asociadas. “Tan sólo en una década, entre 2010 y 2020, el número de muertes por diabetes entre las comunidades indígenas aumentó un 139 por ciento. La región sur del país, en especial las zonas rurales con mayor población indígena, presentan una mayor prevalencia de síndrome metabólico (58 por ciento) en comparación con la cifra nacional (56 por ciento).”

Subrayó que “la desigualdad social tiene efectos en el alto consumo de bebidas ultraprocesadas. La distorsión del presupuesto familiar para la adquisición de alimentos es proporcionalmente mayor y su efecto conlleva frecuentemente el desplazamiento

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