La Jornada, 11/24/2012

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SÁBADO 24 DE NOVIEMBRE DE 2012

OPINIÓN

La signatura pendiente ILÁN SEMO

cambiaron. La obra de Clavijero –en a propuesta de Felipe Calparticular su Historia antigua de Méxiderón de cambiar el nombre co–, así como ese imaginario protonade “Estados Unidos Mexicacional que se incubó en el mundo crionos” –que consagraron las llo, codificaron una inversión: antes de diversas constituciones del que existiera formalmente a partir de país desde 1824– por el de “México” 1821, México ya era una historia. Un ha causado las reacciones previsibles cúmulo de narrativas prenacionales que de todo lapsus político: desde lo hilárilegitimaron los pasos hacia la Indepenco hasta lo jocoso o el simple desdén, dencia. Esta es precisamente una de el juego de la política acepta con ironía las características de la historiografía las fugas de lo estrambótico. Pero no lo moderna: la representación del pasado estrambótico en sí. No es que no sea el como una antesala inmediata del futuro. momento de rebautizarnos. Tan mal Pero ni el rebelde Hidalgo ni los insurnos ha ido en la historia reciente, que al gentes que se le unieron emplearon el menos del nombre se podría prescindir. nuevo nombre. En la utopía indepenPero en una sociedad enfrascada en las dentista “América” representa la signaincertidumbres de una sucesión presitura que domina las salidas al colapso dencial, una guerra contra el crimen de 1810; después será sustituido por el organizado que no se detiene y las concepto de “Anahuac”. sombrías expectativas que le depara el Fue irónicamente el imperio retorno del PRI a Los Pinos, nada parefallido de Iturbide el que formalizó ce más irrelevante que la exótica idea las primeras signaturas de la nueva de alterar nuestra acta de nacimiento. nación, que se imaginaba no como un Cierto, el nombre es en cierta manera Estado-nación sino como una forma destino, pero Acción Nacional nunca de monarquía. En los debates previos quiso aceptar el desafío de cambiar a la Constitución de 1824 hace su precisamente la historia de ese destino. aparición la disyunción entre el naciUn solo guiño –en dos sexenios de un miento de una tradición republicana y régimen que evadió todas las formas sus opositores. Bajo el emblema de del cambio– para producir una nueva “Estados Unidos Mexicanos” se Constitución, por ejemplo, o para entiende mucho más que un silogisimpulsar una reforma de Estado o para mo con lo que ha sucedido en la encontrar alternativas a la organización emancipación colonial del país del de los países del continente, habría norte con respecto a Inglaterra: se bastado para desatar efectivamente el entiende sobre todo una vocación debate sobre la “refundación naciofederal (o federalista) y una suerte de nal”. Pero nada de esto sucedió. Es sueño antibonapartista (que acabará como si se quisiera signalizar toda una dominando a todo el imaginario políhistoria por la envoltura con la que se tico de la época). En la época, el térofrece. Sin duda, cabe aceptar que en el mino “México” lo emplea el antirrecaso de las naciones, las signaturas publicanismo, el centralismo conserimportan. Y mucho. ¿Pues qué reprevador. Un término desprovisto de sus senta su nombre sino la coda de su proclivajes liberales y republicanos pia identidad? contiene todas las posibilidades para Hay, sin embargo, en la exótica (o dar cabida a formas de poder no inocua, como se quiera) propuesta de modernas. Calderón el síntoma de un efectivo ¿Por qué habría que cambiar el lapsus histórico, una suerte de retorno nombre de esa República (casi dos ansioso de una apelación denegada siglos después) en 2012? Frente a la desde el siglo XIX, que el mandatario restauradora versión del neocentralisaprendió seguramente en su formación mo, ¿no habría acaso que pensar en en los círculos conservadores a los una disyuntiva que ya no fuese la que que tanto quiso proyectar durante su elaboró una tradición liberal autoritaria gestión. que siempre falló precisamente en el Como lo ha mostrado el historiaámbito del pacto federal? O más genedor Alfredo Ávila (véase por ejemplo, ral: en una signatura que no tuviese El País, 25/08/10), el término de como énfasis al Estado en su centro “México” data de la antigüedad tardía (como en “Estados Unidos Mexicade la cultura de Tenochtitlán. En la nos”), sino en la figuración de una primera mitad del siglo XVI, se uso sociedad entendida como una comunipara designar a la ciudad que se erigió dad que está por venir. en su sitio. En un mundo donde los Una sociedad donde la soberanía dominios de los reinos recibían la no estuviese depositada en el fantasma designación de los centros de sus jurisdel término “pueblo”, un fantasma que dicciones, aparecieron denominaciono hace más que apelar al Estado como nes como “América mexicana” para orden, sino en la realifigurar los territorios dad de sus vocaciones que se encontraban al ciudadanas. ¿Por qué norte o el seno mexicano cambiar efectivano (el Golfo de México) hacia el oriente. A lo HAY EN LA EXÓTICA PROPUESTA mente de nombre, o de signatura, pero largo del virreinato, México siguió siendo la DE CALDERÓN UNA SUERTE DE haciendo énfasis en esa comunidad que signatura de la cabecera RETORNO ANSIOSO DE UNA imaginamos como del reino de Nuevo APELACIÓN DENEGADA ruptura del tiempo España, una de las presente? Un nombre grandes urbes de la era DESDE EL SIGLO XIX acaso como: ¿Comubarroca (y no sólo en el nidad Estados MexicaNuevo Mundo). nos? Así, la discusión Hacia fines del valdría la pena. ■ siglo XVIII, sus usos

Falsificadores de la historia. ¿Matanzas sin sentido? PEDRO SALMERÓN SANGINÉS on relativa sorpresa me enteré que este 20 de noviembre los periodistas José Cárdenas y Javier Solórzano entrevistaron al doctor Zunzunegui, experto en temas de revolución y, sobre todo, como quien nos va a demostrar que no hubo ninguna Revolución sino sólo una matanza por el poder, curándonos con ello de mitos y traumas. En verdad, yo pensaba que con mis artículos anteriores, había terminado con Zunzunegui o al menos, mermado su sobrada confianza, pero no, continúa impávido e impune, paseando por ferias de libros, periódicos y programas de radio, donde se presenta como el gran desmitificador, así que tendré que regresar a él. Es verdad que su idea de revolución no tiene nada de original: es un mal refrito del libro de Macario Schettino. Por lo tanto, no hablaré de esa idea de la Revolución sino que retomaré lo dicho en mi artículo del 23 de septiembre: ninguna interpretación histórica, ningún argumento revisionista, puede basarse en falacias y mentiras, porque se cae desde su base. Un rápido recuento de las mentiras, patrañas y falacias acumuladas en la narración de los hechos: dice que Zapata fue nombrado presidente municipal en 1909 (mentira); que se unió al maderismo “para justificar la serie de matanzas, robos y saqueos de haciendas que sus hombres llevaron a cabo desde el año anterior” (falacia); “Madero jamás dijo luchar por las tierras” (patraña); “los planes sin plan”, refiriéndose al de Ayala (patraña); “el estado mental de Villa [...] rayaba en la bipolaridad” (sorprendente: no se cómo calificarlo); Pascual Orozco aprovechó el maderismo para “dar rienda a su proyecto anarquista” (mentira); la toma de Ciudad Juárez “fue el único acontecimiento violento de esa llamada Revolución” (mentira del tamaño de una catedral). La única función del presidente León de la Barra “fue convocar a elecciones” (tontería). Bernardo Reyes “junto a Félix Díaz, se levantó en armas en Veracruz” (mentira). Todas estas perlas en cuatro páginas: 54 a 58. Sumo y sigo: en el capítulo dedicado a Villa de plano afirma que ZUNZUNEGUI CONCLUYE: EL Madero estaba “un poco loco” y Villa por completo, pues era “maniacoMEXICANO ES “UN PUEBLO depresivo, o de plano bipolar”. Villa era buscado por cuatro asesinatos, el ANCLADO AL PASADO, CON CRISIS primero, el del patrón que intentó violar a su hermana (sorprendente: lo DE IDENTIDAD Y UNA HISTORIA que no encontraron Friedrich Katz, Paco Ignacio Taibo II ni Jesús Vargas BASADA EN MITOS” en años de investigación, lo resuelve Zunzunegui: sí ocurrió el famoso intento de violación y Villa asesinó al patrón). “Villa vivía lleno de culpas y Madero hablaba con los espíritus” (¡caramba!). Luego, basado en el conocido contrato de Villa con la Mutual film Corporation (tema explicado en un libro de Aurelio de los Reyes), asegura que de ahí se financió la División del Norte (falacia) y que Villa se comprometió a librar todas sus batallas de día (mentira). Luego: “no hay ideología en Villa” (mentira, patraña y falacia). Todo eso y más en apenas tres páginas (68-71). Tras mentir de esta guisa, Zunzunegui concluye que el mexicano es “un pueblo anclado al pasado y con crisis de identidad y, ante todo, una historia basada en mitos”. Esta idea tampoco es nueva: la toma del grupo Hiperión, formado por jóvenes filósofos que en los años 40 legitimaron al régimen que acabó con el proyecto agrario y nacionalista del cardenismo y dio un golpe de Estado social contra los sindicatos, descabezándolos y sometiéndolos. Para ello, en lo ideológico se inventó “la filosofía de lo mexicano”, cuyo rasgo definitorio último era el sentimiento de “accidentalidad”, es decir, la noción de que el mexicano oscilaba permanentemente entre dos formas de ser, sin asentarse en ninguna, de lo que se desprendían un sinnúmero de “traumas” (diría Zunzunegui). La mayor parte de los filósofos y de los historiadores han rechazado las conclusiones del grupo Hiperión, porque se basó en un estudio sumamente sesgado de nuestra realidad, en datos históricos, culturales y geográficos erróneos, y en la idea de que se podía encontrar la esencia de nuestro ser. El resultado: el invento y difusión de las ideas del mexicano enano, el mexicano bastardo, el mexicano traumado, ideas que tanto sirvieron y de las que tanto se sirvió el régimen priísta. En las siguientes entregas cambiaremos un poco el tono de estos artículos para contar qué es lo que dicen de la Revolución sus historiadores más serios y documentados. Para mostrar lo que resulta de la investigación y no de los prejuicios y de la falsificación. Para tratar de acercarnos a la idea de México. ■ psalme@yahoo.com


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