La Hora
Página 6/Guatemala, 11 de septiembre de 2012
Reportaje
CASOS QUE DESTACA
Parricidio: Cuando el
Padres que matan a sus hijos e hijos que matan a sus padres: La amenaza no siempre viene de fuera. Eso es lo que se concluye en los casos de parricidio, en los que los agresores acaban “con su propia sangre” y corren el riesgo de ser condenados a prisión o a la pena de muerte. Analistas refieren que el delito es un reflejo de la pérdida de valores y de la función social de la familia.
C
POR JODY GARCÍA
jgarcia@lahora.com.gt
omo era usual, Érick Samuel Aguilar Muñoz, de 39 años, descansaba la noche del pasado 2 de mayo en su residencia, ubicada en un condominio en la zona 16 capitalina. Sin embargo, algo inusual sucedió entre las 21:30 horas y las dos de la madrugada del día siguiente. Alguien tocó a su puerta. Johana Castillo Alvarado, esposa de Érick, atendió a la visita; era su amigo, José Daniel Batres, quien también era empleado de Aguilar. Ese es el inicio de la reconstrucción de los hechos en una de las investigaciones criminales más recientes y comentadas en la Torre de Tribunales, por tratarse de una confesión, como pocas, de un caso de parricidio. Según las investigaciones, el vínculo de Castillo y Batres era cercano, ya que éste, para entrar a la colonia de su amiga no se registró como cualquier otro visitante, sino que utilizó una tarjeta magnética especial para inquilinos, que la ahora procesada le habría facilitado. Por su parte, Aguilar no sospechaba que su conviviente, la mujer “tan cercana a él”, con quien procreó dos hijos, actualmente de 8 y 16 años, acabaría con su vida ese día, supuestamente, en complicidad con su colaborador. El plan parecía perfecto pues la sindicada estimaba que nadie sospecharía de ella, sostienen las autoridades. Con ayuda de Batres, la mujer estranguló a su esposo y le clavó cinco puñaladas en el estómago. Siguiendo el plan que ya había sido fraguado, ambos sacaron el cadáver de la casa, lo introdujeron a un microbús y luego lo llevaron a otro sector de la misma zona, refieren fuentes de la Fiscalía.
Por la mañana, Castillo habló con su cuñado para decirle que su esposo había desaparecido. Según las pesquisas de la Fiscalía, la mujer le dijo que la tarde anterior, un incidente con el vehículo lo había retrasado y que después no supo más del paradero de Érick. En la Policía Nacional Civil también reportó la supuesta desaparición de su esposo, pero momentos después las autoridades encontraron el cadáver. La historia parecía convincente, pero la familia de Érick no la creía. Aguilar pagaba un seguro para su automóvil, y si de verdad hubiese tenido un inconveniente por la noche, inmediatamente se hubiera comunicado con la empresa. Castillo, nerviosa, fue cuestionada hasta que dijo la verdad: había asesi-
nado a su esposo. Ese mismo día se presentó ante el Ministerio Público y confesó el crimen; aseguró que su esposo tenía una “amante y que sentía que lo iba a perder”, por lo que decidió matarlo. El hecho habría sido planificado desde dos meses atrás. EL PARRICIDIO En consecuencia, Castillo y Batres -detenido el 16 de mayo últimofueron puestos a disposición de las autoridades judiciales y escuchados por Jiselle Reynoso, titular del juzgado Cuarto del Ramo Penal, quien ligó a proceso al hombre por asesinato, mientras que a la esposa de la víctima la ligó por el delito de parricidio. Este caso se suma a los 155 procesos de parricidio que registran las
estadísticas del Centro de Análisis y Documentación del Organismo Judicial (Cenadoj), de la cuales se han dictado 39 sentencias: 26 condenatorias y 13 absolutorias. Según los patrones estadísticos, en 2010 fue el año en que más incidentes de muerte contra familiares se registraron, con 79 casos, mientras que en el año pasado fueron 56. En relación a los primeros seis meses de este año, se cuentan 20 procesos por parricidio. El artículo 133 del Código Penal Decreto Número 17-73, en el capítulo II, de los Homicidios Calificados, señala que el delito de parricidio lo comete “quien conociendo el vínculo, matare a cualquier ascendiente o descendiente, a su cónyuge o a la persona con quien hace vida marital”.