Cultural 30-11-2018

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suplemento semanal de la hora, idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.

Guatemala, 30 de noviembre de 2018

DĂ­a del Periodista


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E

PRESENTACIÓN

sta edición quiere ser un tributo especial para los periodistas que, comprometidos en su trabajo sacrificado y honesto, a diario cumplen su misión en las redacciones, en la calle, oficinas gubernamentales o donde la necesidad lo requiera para la entrega de noticias. Es una labor, como lo dice el periodista Mario Rivero, no suficientemente reconocida y que merece un cambio de condiciones. En nuestro artículo principal, titulado, “Los periodistas y lo imprevisible del mercado laboral”, Rivero presenta una radiografía de la gestión de los trabajadores de la información, atisba el futuro al referirse a los nuevos desafíos que se le abren y menciona la vulnerabilidad del oficio, al estar en muchas circunstancias a merced del mercado. En este sentido, el periodista afirma que “en América Latina el periodismo es uno de los oficios más apasionantes, pero al mismo tiempo de los más riesgosos y menos protegidos en lo que a seguridad social se refiere. Se necesita llevar el periodismo tatuado en el alma para insistir en el ejercicio de esta profesión, la que la mayoría de las veces es incomprendida y llena de sinsabores”. Junto con el artículo de Rivero, presentamos a usted la continuación de la biografía de Marco Augusto Quiroa, escrito por Juan Antonio Canel Cabrera. En esta ocasión, se nos ofrece la perspectiva de un Quiroa conversador. Ello queda reflejado en anécdotas que testifican la inclinación del pintor por largas y fecundas conversaciones con las personas frecuentadas. Se trataría, al parecer, de la continuidad del creador, que transita entre la escritura y la palabra hablada. Por último, pero no menos importantes, aparecen las contribuciones de Miguel Flores, Víctor Muñoz y Rómulo Mar. Cada uno de ellos proyecta su visión de mundo y dibuja la realidad a su manera, a veces criticándola o negándola. Esperamos que los textos sean de su agrado, mientras abrigamos la esperanza de saludarnos en la próxima edición. Hasta pronto.

es una publicación de:

ROBERTO ALTáN

JESúS RíOS

FREDY PADILLA

NESTOR CARDONA

Los periodistas y lo imprevisible del mercado laboral Mario Rivero Nájera Periodista

“Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo”. Gabriel García Márquez.

L

a célebre frase del escritor y periodista colombiano no podía ser más irónica para resumir lo que el ejercicio periodístico significa para aquellos que lo ven como apostolado y con vehemencia, ímpetu y pasión, se entregan a los brazos de esta sugestiva labor. A la frase de Gabo vale la pena sumar otra del gran reportero de la historia contemporánea, Ryszard Kapuscinski que sentenció: “Una mala persona nunca puede ser buen periodista”. Y si la mayoría de los periodistas son personas buenas, solidarias, que trabajan en defensa de la libertad de expresión y los derechos colectivos, ¿quién defiende y protege a los periodistas? Veamos: En América Latina el periodismo es uno de los oficios más apasionantes, pero al mismo tiempo de los más riesgosos y menos protegidos en lo que a seguridad social se refiere. Se necesita llevar el periodismo tatuado en el alma para insistir en el ejercicio de esta profesión, la que la mayoría de las veces es incomprendida y llena de sinsabores. Y aunque en distintos países muchos periodistas buscan ampararse en asociaciones, colegios o instituciones, que les cubran los riesgos derivados de contingencias sociales, otros, por el contrario, se rehúsan a las filiaciones gremiales, ya sea por individualismo, porque se consideran “estrellas” bien pagadas o porque “el oficio” les ha permitido hacer buenos negocios a su alrededor. En la actualidad son pocos los países donde los periodistas cuentan con garantías de seguridad social para protección de su salud, vejez y sobrevivencia. Se habla de instituciones de previsión social en Colombia, República Dominicana, Honduras, Venezuela, Chile, Costa Rica y Guatemala, entre otros países, que con distintos mecanismos garantizan asistencia y un retiro digno para la gente de prensa que dedicó la mayor parte de su vida al ejercicio de informar, orientar y entretener a la población. En ese contexto, algunas de esas instituciones son subsidiadas por sus respectivos Estados y otras cuentan con mecanismos de recaudación propia que les permiten agenciarse de fondos para

autosostenerse, aparte de las cuotas que pagan los agremiados. Sin embargo, son muchos los países donde los hombres y mujeres que se dedican a este trabajo solo cuentan con el auxilio del seguro social. “Eso ocurre si trabajan en empresas de medios grandes o si laboran para medios gubernamentales, donde, después de acumular años de trabajo, se ganan una pensión para jubilarse”, dijo el periodista nicaragüense Gustavo Álvarez. “El resto que labora para pequeñas y medianas empresas mediáticas debe arreglárselas como pueda ante los bajos salarios y la reducción de ingresos por gastos de enfermedad, maternidad, accidentes, desempleo, invalidez, vejez y muerte”, se lamentó Álvarez. Desde tiempo atrás se sabe que los salarios de los periodistas (con contadas y sospechosas excepciones) no han estado entre los mejores, pero en las últimas

décadas las cosas para este gremio se han vuelto más dramáticas a raíz de las políticas neoliberales, la flexibilización de las condiciones de trabajo, los vaivenes empresariales, lo imprevisible del mercado laboral, los vendavales políticos que dejan grietas económicas, el mercado publicitario en descenso y en general la crisis mundial de los medios de comunicación. Aparte, cabe también agregar, la usurpación de colaboradores accidentales (incluyendo la vía electrónica) y de personas extrañas a la profesión. Los convenios empresariales de relación contractual ya no son compromisos que respondan a los convenios de la legislación nacional e internacional. Ahora lo usual es trabajar sin formar parte de una nómina o plantilla y ser subcontratado por segundas o terceras empresas que hacen efectivo el pago de honorarios contra entrega de facturas, lo cual las exonera del pago de prestaciones y


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acumulación de pasivo laboral. o asilag “En el caso de México, eran los grandes sindicatos los que cobijaban a ge B r los trabajadores para gozar de prestaciones e incentivos, pero en los Jo últimos veinte años las empresas han reducido su personal de planta y la mayoría de periodistas trabajan como freelancers, “frilans”, y su trabajo se realiza de forma independiente, explicó el corresponsal de la agencia Notimex, Pablo Palomo. “Los freelancers, en la mayoría de casos, ofrecen sus servicios a ‘destajo’ (o sea que cobran en concepto del trabajo realizado y no del tiempo empleado); o por medio de contratos que no pasan de un año o que son renovados cada tres meses”, agregó. Por su lado, Arturo Rodríguez, periodista de la revista Proceso, señaló que “El ingreso promedio de los periodistas en México es uno de los más bajos de las profesiones, y tanto en los estados de la república como en la ciudad de México se evita pagar seguridad social, es decir, no tienen servicio médico, sistema de pensiones, fondo de vivienda… ¡nada!”. En muchos países la carga de trabajo para los periodistas se desarrolla bajo condiciones salariales insatisfactorias y de alto riesgo en el desempeño de su rutina. Un estudio realizado por el Centro para la Información Ciudadana y la Fundación Konrad Adenauer presentaron una radiografía de lo que sucede con el periodismo y los periodistas en América Latina. Entre otros indicadores, este documento da a conocer las condiciones laborales de la gente de prensa en siete países: Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, Colombia y México. El contenido está basado en una encuesta realizada a 2 mil 789 periodistas en activo que laboran para 438 medios de comunicación en estos países, en los cuatro soportes informativos: escritos, radio, televisión y ciber medios. Destaca entre otros aspectos “el escaso índice de pertenencia y participación de los periodistas en gremios, asociaciones y otras organizaciones, lo cual demuestra n que los periodistas no optan por acciones colectivas tradicionales como de Leó o los sindicatos y otro tipo de asociación, para demandar y garantizar Oliv adecuadas condiciones de trabajo”. La anterior afirmación explica la desprotección en seguridad social de este gremio. Según el informe de marras, el periodismo en América Latina se define como una profesión ejercida por profesionales jóvenes. La mayor parte de los periodistas entrevistados trabaja en medios de comunicación tradicionales (88%), más de un tercio lo hacen en medios impresos: 30% en diarios, 4.7% en semanarios y el 4.4% en revistas; el 27% en radio y el 21.2% en televisión. El 13.4% del total de la muestra en medios online. Solo el 3.8% llevan a cabo su actividad profesional en agencias de noticias. Más de tres cuartas partes (85%) de los periodistas trabajan en medios privados mientras que solo el 13% lo hacen en medios públicos o gubernamentales. Asimismo, casi tres cuartas partes de los periodistas encuestados tienen un puesto de trabajo a tiempo completo (73.7%), mientras que una quinta parte (19.2%) están empleados a medio tiempo y el 6.7% trabaja bajo sistema freelance. Entre los empleados a tiempo parcial o completo, el 68% cuenta con un contrato permanente y el 32% con un contrato temporal. Otro de los aspectos que vale remarcar del estudio es lo relacionado a la identidad del periodista latinoamericano y su falta de inscripción gremial, ya que menos de uno de cada tres (29.1%) es miembro de una asociación profesional relacionada con el periodismo, lo cual explica no solo los altos niveles de individualismo y competencia entre los periodistas, sino que también habla de la debilidad de los marcos de contención laboral y profesional que suelen brindar las agrupaciones y asociaciones (Carlson y Lewis, 2015). Esta circunstancia “no solo limita la capacidad colectiva de acción, sino que, Alfaro leth y sobre todo, deja un alto grado de desprotección frente a las agresiones i m internas y externas a la profesión”. Ya En el caso de Argentina, el estudio destaca que la baja tendencia a asociarse (de los periodistas) hizo inviable obtener información representativa de sindicatos o asociaciones, porque ninguna ofrece datos públicos del sector, lo que habla de “la débil presencia del periodismo como fuerza laboral” (Amado y Waisboar, 2015). A ese respecto, el periodista argentino Jorge Basilago afirmó: “Sin ánimo de contradecir el informe de la Fundación Adenauer, en Argentina es un secreto a voces que al interior de los grandes medios la conformación de comisiones gremiales está virtualmente prohibida: en público no lo dirán jamás en estos términos, pero en la práctica funciona de ese modo”. “Entonces, hay parte de responsabilidad en los trabajadores de prensa que no buscan asociarse en sindicatos u otros organismos, pero está claro que tampoco tienen completa libertad de elección”, agregó.

Basilago alertó además sobre casos en que los periodistas de planta de algunos medios deben emitir facturas, como si fuesen freelancers, hecho que vuelve muy precaria su aparente situación de “estabilidad laboral”. E incluso observa que esta práctica registra irregularidades más profundas: “Recuerdo el caso de un diario, en que cada periodista que facturaba se veía obligado a hacerlo por el monto del ingreso combinado suyo y de varios de sus compañeros, que luego le reconocían parte del porcentaje de impuestos”, cuestionó. Residente en Quito, Ecuador, hace una década, el periodista argentino admite que no consideró correcto asociarse a la Unión Nacional de Periodistas (UNP) de ese país. Pero, señala, no por “individualismo exacerbado” o porque su situación económica lo haga sentirse “al margen” de los riesgos del oficio: “Poco después de llegar a Ecuador, con la excusa de la preservación de las fuentes de trabajo, vi a los directivos de la UNP convocar a una marcha en defensa de los dueños de medios de comunicación. Dado que yo nunca vi a los empresarios de medios marchar por los derechos de los trabajadores, ¿cómo puede representarme una organización que no tiene claro a quién debe proteger?”, se pregunta Basilago. Dependiendo del país, el gremio periodístico vive diferencias muy particulares en cuanto a seguridad social. Por ejemplo, el año anterior, en la República Dominicana, setenta periodistas, con severos quebrantos de salud, se encontraban a la espera de ser favorecidos con una pensión solidaria por parte del Gobierno del presidente Danilo Medina, pero al final sólo treinta y seis de ellos fueron pensionados y cuatro más recibieron un reajuste. Olivo De León, presidente del Colegio Dominicano de Periodistas, CDP, señaló que los afectados padecían enfermedades que iban desde cáncer, diabetes, hipertensión, efectos de accidentes cardiovasculares, osteoartrosis, cirrosis hepática, hepatitis B y C, hernias discales e inguinales, daños en la columna, caderas y rodillas, ceguera, hemorroides, gastritis crónica, insuficiencia cardíaca y renal, entre otras. El CDP fue fundado el 30 de junio de 1983 con el objetivo de asegurar que los periodistas cuenten con los mecanismos de asistencia social que garanticen, a ellos y a su familia, el disfrute de una vida digna. Mientras tanto en Venezuela, a pesar de la inestabilidad política y económica que vive ese país, el año anterior, con motivo del Día del Periodista, el presidente Nicolás Maduro, aprobó un total de 3 mil millones de bolívares para la entrega de 500 pensiones para los profesionales de la comunicación. Uno de los favorecidos fue el periodista Evalú Rodríguez Arvelo, de 90 años. Sin embargo, y pese a la existencia de una ley que obliga a los periodistas venezolanos a la colegiación para laborar, solo el 41.4% están agremiados en el Colegio Nacional de Periodistas, 1.1% en el Sindicado Nacional de Trabajadores de la Prensa y en ambas el 9.9%. El Instituto venezolano de Previsión Social del Periodista “José Chepino Gerbasi” (IPSP), tiene 51 años de existencia, fue fundado el 5 de agosto de 1966. Por su lado, Yamileth Alfaro Mora, secretaria general del Sindicato Nacional de Periodistas de Costa Rica -SNP-, dijo que en los últimos años se ha incrementado el desempleo para periodistas en ese país, lo cual afecta tanto a jóvenes como a adultos que se han quedado desempleados por recortes en las empresas de medios privados. Explicó que a pesar de que en Costa Rica el salario de los periodistas no es bajo, vivir en ese país tiene un costo muy alto. “Un periodista por trabajar a tiempo completo, cuarenta horas semanales, recibe un salario ¢775.161.64 ($1.360.00)”, agregó Alfaro Mora. El Sindicato Nacional de Periodistas de Costa Rica fue fundado hace 46 años y entre sus principales logros resalta la lucha para exigir que la Asamblea Legislativa aprobara la Ley del Timbre que favorece al Colegio de Periodistas (COLPER), creado el 8 de agosto de 1972. Como puede verse en este breve recuento de la situación que viven los periodistas, podemos confirmar que en la mayoría de países latinoamericanos el incremento de la precariedad laboral, es decir, la carencia o falta de estabilidad y seguridad social es una realidad palpable y que la poca o nula importancia que se da a la seguridad social se ve reducida por una serie de circunstancias originadas por el entorno social que los periodistas viven en cada país. En ese contexto, los periodistas guatemaltecos debemos concentrar nuestros esfuerzos en reflexionar sobre la necesidad de fortalecer la institucionalidad del Instituto de Previsión Social del Periodista -IPSP, privilegiar la correcta administración de los recursos y evitar a toda costa los excesos, especialmente en momentos en que son muchos los desafíos que se enfrentan derivados de un mundo globalizado, en el cual la tecnología se desarrolla con mayor rapidez y el mercado publicitario ¡el mercado publicitario! ha tomado nuevas formas de adaptación en el ecosistema digital mediático del siglo XXI. Un abrazo grande en el Día del Periodista.


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Quiroa: un recorrido por su vida

Quiroa conversador Séptima parte Juan Antonio Canel Cabrera Escritor

Luego de haber hecho un esbozo del Maco lector, que concluí el pasado 16 de noviembre en este mismo suplemento, ahora me detendré unas líneas para hablar sobre Marco Augusto Quiroa en otra de sus facetas: la de conversador. Él fue uno de los mejores conversadores que he conocido en mi vida. Con él se podía hablar de cualquier tema porque, además de ser una persona culta, sabía escuchar con infinita paciencia. Y conversando con Maco el tiempo transcurrido no se sentía. En lo personal, tuve el privilegio de disfrutar de abundantes conversaciones con él. Muchas veces nos dieron las horas de la madrugada y nosotros seguíamos “remojando la palabra”.

N

o recuerdo con exactitud la fecha en que dejó de beber, pero en 1993 ya no lo hacía; sin embargo, siguió siendo un bohemio que gustaba de los cenáculos de las cantinas y bares para llegar a conversar. En repetidas ocasiones, ya abstemio, me llamó para decirme: —Vos, Canelín, ¿ya te echaste el trago? —Fijate que todavía no. —Entonces paso por vos. Luego de llegar a mi casa, nos enrumbábamos a algún bar, tienda o cantina a conversar. Por supuesto, estando allí, generalmente llegaban

otros contertulios y el regocijo de la palabra se multiplicaba. A todos les gustaba sentarse a la mesa con Maco porque su buen humor proveía el necesario tono festivo en cada ocasión. Además de dicharachero, ingenioso y bromista, sabía siempre incrustar los temas cultos; sobre todo, los referidos a la literatura. “Ya viste —me decía—, hasta el más humilde bolo posee conocimientos literarios; cuando le das oportunidad de manifestarlos, surge el momento mágico del aprendizaje. Y esa es pura comidita para nosotros los escritores”. De ese gusto por la conversación y de no sentir el

paso del tiempo que se consume en ella, hay una anécdota simpática que ilustra muy bien ese aspecto. A finales de los años sesenta, Marco Augusto fue un asiduo visitante del bar Las Democracias,1 que se hizo muy famoso porque allí llegaban a beber personajes destacados de todas clases, como Luis Domingo Valladares, Alfonso Carrillo Castillo, quien fuera presidente de la Corte Suprema de Justicia, Mario La Cuca López Larrave, Joaquín Moyano, quien con el nombre de Coronado Lira I, fungió como rey feo de la Usac; pero, sobre todo, Julio César Méndez Montenegro, antes de ser Presidente de Guatemala, y su alero el Pache Leal. Ocasionalmente llegaba doña Eloísa Velásquez, la Locha, la madame de Guatemala, acompañada de su cocinero, a disfrutar del ambiente alegre que no cesaba ni de día ni de noche. Además, una atracción que jalaba a los bohemios era la voz y guitarra de Alberto Zúñiga, más conocido como el Negro de Las Democracias que hacía arrancar a sus oyentes lágrimas de alegría y de nostalgia.

1 Bar Las Democracias: ubicado en la 18 calle entre 7ª. y 8ª. avenidas de la zona 1 de la ciudad de Guatemala. Desapareció el 4 de febrero de 1976, por obra y gracia del terremoto de ese día. En ese tiempo un bistec con papas costaba Q. 0.30; un octavo de licor Q. 0.30 y un pulmón de Quetzalteca Q. 1.00.

Los viernes por la noche aparecían luchadores como Arístides Pérez, El Fantasma, El Alacrán, El Inocente Castellanos, etc. También otra atracción para los insomnes devotos báquicos era que, todos los días, después de la una de la madrugada, llegaban las chicas de la vida alegre de los bares aledaños a poner en relax sus cuerpos por la vía del baile. Mateo, el cocinero de Las Democracias, se hizo famoso porque ablandaba la carne para los bistecs a pedradas y, ya con sus tragos entre pecho y espalda, gritaba: “¡Viva Castillo Árbenz!”. Pues en ese lugar se reunía Maco con muchos amigos, como el “Seco” Roberto Paz y Paz, su inseparable alero el Chino Raúl Aquiles Marroquín, José El Caldo Alfaro, Manolo Lera; incluso, Jorge Quiroa, su hermano llegaba a hacer ingestas alcohólicas aunque no compartían mesas. En una ocasión, mientras conversaba, llegó el patojo que pasaba todas las tardes vendiendo el periódico El Imparcial; Quiroa se lo compró y siguió con el güiri-güiri y el chilín-chilín de los vasos. Al poco rato, según Marco Augusto, volvió a pasar el patojo vendedor del diario y le dijo: —¿Le dejo El Imparcial, don? —¿No te lo acabo de comprar, pues?, mirá aquí lo tengo todavía —le respondió Maco. —No, don, ese que tiene allí me lo compró ayer. En ese momento, Maco y los contertulios se dieron cuenta que, por lo menos, llevaban 24 horas de salpicar alcohólicamente las palabras. Hasta en ese instante sintieron el tiempo. Conversar con Maco siempre fue un placer; sabía darle a sus palabras una amenidad que le ponía algodón a los pies del tiempo; uno no sentía el paso de las horas. A donde llegara, ya se tratara de una fiesta, de un asunto serio o de una encerrona de cantina, él fue experto en poner contentas a las caras bravas. Pocas veces lo vi de moco caído; siempre fue alegre y entusiasta. Por eso, cuando le preguntaban por qué le gustaban las mujeres bravas, respondía con toda naturalidad: “Porque cara brava, rabo contento”. En el lapso que duró el grupo literario la rial academia Maco fue un factor importante para mantenernos aglutinados. Su magisterio, generosidad y, sobre todo, su don de conversador fue fundamental para las reflexiones que surgían en el seno del grupo. Y no sólo


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en el momento en el cual nos reuníamos era cohesionador; por la vía telefónica siempre se mantenía al tanto de cada uno de nosotros y de sus amigos. Se preocupaba por todos y siempre estaba dispuesto a ofrecer su colaboración de manera incondicional. Y de ese sentir solidario derivaron textos de una ternura profunda que, al leerlos, fueron capaces de conmover hasta al alma más dura. Ejemplos de lo que digo, hay muchos; sólo citaré algunos que escribió sobre personas que conoció muy de cerca y practicó con ellos el arte de la conversación. Recuerdo que en Tzolkin2 publicó un artículo de despedida para su amigo Rafael Pereyra (Hermano Chino), muerto como consecuencia de confundir una botella de aguardiente con una de thinner en una de esas gomas aciagas. Hay allí, en ese texto, dos párrafos que, pasado el tiempo, parece como si se los estuviésemos diciendo a Maco: «Tenía esa fuerza y esa ternura que sólo se adquiere en contacto con el hombre y sus problemas. La sabiduría que da la vivencia cotidiana, la quemadura que produce la injusticia». (...) “Tenía vocación de militante, de juntar el arte y la vida en una amalgama inseparable”. Con talante de ternura conmocionadora también escribió textos sobre Luis Alfredo Arango; he aquí un fragmento de uno de ellos:3 “El corazón de Luis Alfredo el seco Arango nació en el firmamento el sábado tres de noviembre, voló por la ventana a unirse al coro de sanates y clarineros que lo chinearon hasta el volcán más alto y escondieron su nombre bajo el faldón de la campana iglesiera. Regresó al frío de manos entre la bolsa de su Totonicapán natal y a vientos barrileteros que montan a caballo los cipreses renegridos por la helada. A nubes caídas del cielo sobre tejados enmontados; a ollas panzudas fermentando chicha rebalsada de espuma y a hornos panaderos afanados con shecas de cachetes empolvados. Regresó a mezclar su tierra vital con la tierra del ciruelo, a esconder su voz de hombre bueno entre las raíces del manzano, a subir sangre vegetal a la pupila múltiple de las cerezas. Más tarde vendrán los sanates y clarineros que habitaron su poesía a nutrirse de su esencia en la manzana de mejillas coloradas, azareada por su desnudez y bíblica participación en deliciosos pecados originales. En la pera nalguda fabricada con molde de mujer, en el lucero amarillo que inaugura la primavera desde la rama del ciruelo. Le tocó camposanto engalanado, vestido de domingo por flores y ofrendas del día de difuntos y rumor lejano de rezos colectivos mojados de aguardiente el día de los santos”.

2 19 de noviembre de 1987. 3 Publicado en elPeriódico, el 11 de noviembre de 2001.

Marco Augusto Quiroa y Juan Antonio Canel Cabrera en Varadero, Cuba, Agosto de 1998.

Sobre su comadre, María Eugenia Muñoz, asesinada después de presenciar cómo mataron a su hija, Maco escribió, tres años después de su muerte, un conmovedor artículo,4 en el cual dejó este testimonio nostálgico: “Se cumplen tres años del asesinato de mi comadre y su hijita María Alejandra. Y su muerte que avanza en el recuerdo como una mancha oscura, como una ola que no quiere llegar a la playa, como un geranio cárdeno que no se apaga nunca en la estrecha frontera del antes y el ahora, nos golpea con su turbia presencia, moja con nuevas lágrimas la ensombrecida blancura del pañuelo, y nos hace creer un poco menos en la bondad del hombre y en su semejanza con los dioses”. Y así como los artículos mencionados, Maco escribió muchos más sobre personajes con quienes él mantuvo una relación amistosa y, por supuesto, conversadora: Oscar Ríos,

4 elPeriódico 26-01-1997.

Alfredo Balsells Tojo, Mario Monteforte Toledo, etc. Con Maco viajamos dos veces a Cuba y una a México. Las tres oportunidades fueron de intenso aprendizaje para mí. El viaje a México lo realizamos con ocasión de la entrega del libro Para deletrear el nombre de los colores, que se realizó en el Palacio de Bellas Artes; creo que fue en 1995. La primera vez que viajamos a Cuba, llegamos a la Habana en 1997. Él iba dentro del grupo de periodistas que la aerolínea Aviateca invitó para promocionar sus viajes a la isla. A mí me envió la Revista Tinamit para realizar varios reportajes sobre Cuba. Es decir, nuestro encuentro en ese país caribeño fue casual. El segundo viaje a Cuba sí lo acordamos e hicimos, lo que se dice por puro placer; fue en agosto de 1998. Él iba invitado por el embajador de Chile en Guatemala y yo viajé por mis propias pistolas. En el primer viaje, por las actividades que cada quién realizó, tuvimos encuentros

que se daban por la tarde. Las reuniones ocurrían por la tarde, ya concluidas las tareas programadas. Él se hospedó en el hotel Habana Libre y yo en el Kohly. Él estuvo una semana y yo quince días. Sin embargo, ese encuentro fuera de territorio guatemalteco fue maravilloso. Hubo mucho gozo y alegría en las conversaciones; sobre todo, reflexiones sobre la importancia de debía tener para nosotros el aprovechamiento de los medios de comunicación para manifestar nuestras ideas y, también, la preocupación para poner más rigor y disciplina para escribir libros. El magisterio de Maco fue importante para poder apreciar de mejor manera la Cuba revolucionaria, a la que él tantos servicios y colaboración le prestó. El espacio en este Suplemento Cultural de La Hora me tocó la campanita y debo concluir. Continuaré, en la próxima entrega, si me siguen dando posada, contándoles más sobre el Marco Augusto Quiroa conversador.


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Gedeón enamorado Víctor Muñoz Premio Nacional de Literatura

Yo estaba de lo más tranquilo, escuchando los valses de Strauss, sentado cómodamente en mi sofá favorito, bebiéndome un sabroso vino Merlot cosecha 1980, cuando de pronto comencé a percibir un muy agradable olor. Algo así como si alguien hubiera entrado a la casa con un ramo de rosas o nardos o algo así. No hice caso y seguí con lo de mis valses.

C

uando estaba próximo a alcanzar mi éxtasis musical, el agradable olor se acentuó. No me preocupé ni quise inquirir al respecto de lo que podría ser tal celestial aroma, sino más bien lo atribuí a una sensación ocasionada por la buena música y el momento que estaba viviendo. Y cuando me encontraba a punto de alcanzar el cénit de mi glorioso deleite y el agradable olor estaba comenzando a convertirse en algo un tanto molesto, se dejaron escuchar varios toquidos en la puerta. Salió la Juana a ver quién era el que llegaba a visitar. Al nada más abrir la puerta el olor, ya un tanto desagradable por lo fuerte, lo inundó todo. Traté de no hacer caso pero no pude porque la Juana entró a la sala anunciándome que Gedeón había llegado a buscarme. Un tanto mareado por el intenso olor, y molesto por la interrupción, me levanté de mi sofá. -Y qué quiere –le pregunté, aun sabiendo que ella era la menos indicada para resolver mi duda. -Pues no sé, solo me dijo que quiere hablar con usted. Le dije que le hiciera saber que me encontraba muy ocupado y que volviera otro día. Apenas estaba yo disponiéndome a entrar de nuevo en mi éxtasis musical cuando regresó, con la novedad de que decía Gedeón que por favor lo atendiera porque se trataba de algo verdaderamente urgente. -Pues dile que si es tanta la urgencia que regrese dentro de unas dos horas porque estoy ocupado. De nuevo volví a mi labor espiritual. Traté de no hacer caso a las abruptas e inoportunas interrupciones y me acomodé sabrosamente en mi sillón. Y de veras, cuando estaba casi a punto de caer en una verdadera enajenación musical, regresó la Juana con que decía Gedeón que lo disculpara, pero que si no fuera urgente la cosa no me habría buscado. Hice lo posible por que no me ganara la ira y de lo más tranquilo que pude le dije que fuera otra vez a decirle que no, que estaba en el baño o que estaba durmiendo o que estaba atendiendo otra visita; en fin, que le dijera cualquier cosa, pero que me dejara en paz. -¿Oíste? –le dije, ya a punto de salir de mis casillas, pero ella no se movió, sino más

bien se quedó mirando para abajo como si estuviera tratando de desenmarañar el misterio de la creación mientras movía un pie para allá y para acá, tal vez tratando de limpiar alguna basura terca de piso. -¿Y bueno? –le insistí-, ¿acaso no quedó claro lo que te dije? -… -¿No quedó claro? –volví a preguntarle. Después de un silencio que se comenzó a poner embarazoso, en el que ni ella ni yo dijimos nada, por fin habló: -¡Si ya le dije al muy cerote, pero no hace caso…! No hubo para dónde. De pronto la magia había terminado. Armándome de la mejor de mis paciencias me levanté, apagué el aparato de sonido, guardé mi disco, le dije que le fuera a decir que estaba bien, que iría a ver qué deseaba y le advertí que no lo fuera a dejar entrar. Es que me sentía muy molesto. Ella se fue a cumplir mis órdenes y yo me fui directo al baño, a tirar el vino que todavía quedaba en la botella porque consideré que si me lo bebía así podría hacerme daño. Acto seguido me dirigí a mi dormitorio, me quité la bata y en forma despaciosa me comencé a vestir. Considero que me habré tardado un poco más de media hora, lapso durante el que medité la situación y llegué a concluir con que después de todo Gedeón era mi amigo y a los amigos hay que tenerles amor y paciencia. Cuando por fin salí ahí estaba él, pero al mismo tiempo de que lo divisé sentí el penetrante olor a perfume que había sentido desde hacía ya un rato. En cuanto me vio se le iluminó la cara. -¡Hola vos! –me dijo, mientras ponía una cara de felicidad. -¿Qué tal estás? Disculpá que te haya venido a quitar tu tiempo, pero quiero que me ayudés con un asunto. -¿Querés pasar? –le pregunté, verdaderamente sorprendido al verlo tan elegante y perfumado. -No, pues fíjate que te quería consultar una cosa así bien a la carrera porque ya me agarró el tiempo. Ocurre que ando enamorando a una de las Gallardo, la Rosa, te acordás de ella, ¿verdad? Ya le pregunté si quería ir a dar una vuelta por ahí, pero no me dio muchas esperanzas. Ahora voy para allá a verla y como podrás ver, me arreglé lo mejor que pude. ¿Vos creés, que voy bien así? -Puesss…, no te ves mal, pero creo que te echaste mucho perfume…

-¿Vos creés? -Es lo que yo pienso, pero si te sentís bien así, pues andá a ver que te dice. Lo peor que te puede decir es que no quiere salir con vos y se acabó. -Es que fíjate que yo iba caminando por ahí cuando vi un rótulo que decía que este perfume vuelve locas a las mujeres y de una vez compré dos frascos. Estaba yo a punto de explicarle que pues bueno, que claro, que no hay cosa mejor que andar uno presentable por las calles, que fuera a hacer su visita y que le deseaba el mejor de los éxitos, cuando se me quedó mirando, me tendió la mano, me dio las gracias y se fue. Me dispuse continuar con mis delirios musicales pero me di cuenta de que ya el encanto había pasado. No supe qué hacer y hasta llegué a pensar que tal vez habría sido una buena idea acompañarlo a su visita. Pensando en esto y en aquello se me fue pasando el tiempo cuando de nuevo volvieron a tocar la puerta. No tuve la menor duda, se trataba de Gedeón otra vez. Lo supe por el olor. Luego de que la

Juana lo fue a recibir entró hasta la sala. -Me fue mal, vos –me dijo-. Fijate que todo iba muy bien hasta que a la Rosa le comenzó a dar una especie de mareo, según me dijo, luego se fue al baño y se puso a vomitar. Luego de haber estado ahí esperando un gran rato salió la hermana a decirme que disculpara, pero que a la Rosa le había dado un ataque de náuseas porque es alérgica a los perfumes. –Y de nuevo se me quedó mirando. De pronto yo mismo me comencé a sentir mal. Manifiestamente, el perfume de Gedeón me alteró los nervios. Y eso que ya me había propuesto nunca más relacionarme con él, pero hay ocasiones en que, por más que uno proponga las cosas de cierto modo, salen de otra. De la manera más comedida que pude le dije que me disculpara pero que tenía que salir a hacer un mandado urgente y que mejor otro día y hasta pronto y adiós. Y lo dejé en la puerta y me fui al baño a vomitar. Con Gedeón hay que tener paciencia. Indudablemente.


AMARTE DESPACIO

Guatemala, 30 de noviembre de 2018 / Página 7

Rómulo Mar Escritor y Poeta. Miembro de Zanates y Clarineros, grupo de escritores de Chiquimula

Yo quiero amarte... despacio, que el amanecer se prolongue se prolongue tanto que parezca no terminar, que las noches tibias siembren y cosechen el trigo, amasen el pan de la ternura y lo cuezan a fuego lento. Yo quiero amarte... despacio como escribiendo una novela, cada día a cada hora pasando cada página después de ver brotar y volar millones de pájaros en cámara lenta. Yo quiero amarte... despacio, que en cada beso que pegue me equivoque creyendo que en lugar de acabar estoy por empezar. Yo quiero amarte... despacio como contando las estrellas, las arenas del mar y todas las hojas de otoño. Yo quiero amarte... despacio con los tiempos de los jubilados con el amor que nunca se agota como el rosa de las rosas o como el morado del guayacán que en el mundo reposan. No es cosa de bomberos inactivos, es de mantener la temperatura, de conservar la fuerza y soltarla por goteos. Yo quiero amarte... despacio, con los pasos del abuelo, con la velocidad de las tortugas, con el carro estacionado en la estación de los apagados, con los versos más largos, con los relojes detenidos, con los olvidos intencionales, con los sueños dormidos y las acciones en pausa, para que el amor nos-du-re-to-da-la-vi-da.


Página 8 / Guatemala, 30 de noviembre de 2018

Sin título (c.1958), de la serie The Americans, Robert Frank

Posfotografía Miguel Flores Doctor en Artes y Letras

La fotografía actual brinda un caudal de interrogantes que muchos investigadores han intentado responder desde distintas perspectivas: Fred Ritchin, Clément Cheroux, José Luis Brea, Charlotte Cotton, Erik Kessels, Geoff Dyer, Joachim Schmidt, Martin Parr y Joan Fontcuberta. Este último quizá el más conocido en Guatemala gracias a que sus publicaciones son posible encontrarlas en Guatemala.

F

ontcuberta no cree en la documentación fotográfica de la realidad. Piensa que se trata de una construcción intelectual y que la fotografía es una manera de negociar nuestra identidad. Cree en la fotografía como una herramienta para el desarrollo de un pensamiento visual y ve en la cámara un interfaz con la realidad. Para él no es tan importante presionar el botón del obturador como el que se hace con las fotografías, según interpreta el investigador y catedrático de fotografía avanzada de la Universidad Panamericana de México, Oscar Colorado Nates. Después del nacimiento de la fotografía en el siglo XIX con los hermanos Niepce, ésta alcanzó su madurez con las Vanguardias, entre 1925 y 1945. Dio un nuevo avance a finales de la década de los 50 con Robert Frank (hay que recordar su serie Los americanos) y es perceptible un nuevo cambio en los 70 cuando acogió las prácticas del arte

conceptual y las primeras ideas de la posmodernidad con lo que llevó el medio fotográfico a ser una expresión de cualidades inigualables (viene a la memoria el uso que Warhol hizo de la fotografía). Un cambio importante se da en el siglo XXI gracias a las tecnologías de la información y la revolución de la fotografía análoga a la digital. Asimismo, otro factor que incide es el cambio que ha producido en la cultura humana internet, y desde 2004 las redes sociales. Todo esto en conjunción con el lanzamiento del iPhone. Como expresa Colorado “este coctel molotov ha puesto de cabeza una buena parte de lo que pensábamos y creíamos sobre la fotografía”. El término Posfotografía es, como indica Foncuberta, “un estado en la fotografía que es irreversible y evolutivo. Efectivamente, ‘la fotografía ya no es lo que era antes’ y habría que agregar ‘y no volverá a ser lo que es hoy’”. El hombre contemporáneo se ha convertido en un consumidor insaciable de imágenes. En las redes sociales la imagen sustituye al texto escrito y mientras más fotografías tenga una persona, más información se conoce. Pero estas imágenes tienen poca duración, a penas el tiempo preciso para darle un like para luego morir. Eso hace que el observador pase por alto el acto de contemplación.

Como dice Colorado “el papel del contemplador es capital, incluso mayor al del artista, que, citando a Víctor Basch expresa: ‘únicamente el estudio del contemplador y no del artista, debía constituir el elemento esencial y el fundamento de la teoría estética, la contemplación es un hecho universal, mientras que el artista es un ser de excepción’”. Este pensamiento lleva a tomar en cuenta la teoría de la Einfüblung la contemplación

Marilyn Naranja (1964), Andy Warhol.

estética posee una estructura: el sujeto que contempla se proyecta con el pensamiento hacia el objeto de su contemplación, y adquiere una especie de conocimiento por el interior. La contemplación no es pasiva, todo lo contrario, es activa. Para muchos investigadores los valores de la Posfotografía son la memoria, la verdad y la realidad. Mayor información consultar en: https://oscarenfotos.files. wordpress.com/2014/07/articulo_ posfotografia_final_22jul2014.pdf


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