Cultural 12-01-2018

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Nederlandsche bookplate Kring January 1, 1947 Grabado en madera de Maurits Cornelis Escher (1947).

suplemento semanal de la hora, idea original de Rosauro Carmín Q.

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Utopía


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presentación

os seres humanos estamos hechos de sueños, lo sabían Moro, Campanella y Bacon, los grandes creadores de utopías medievales. Nos lo recuerda ahora, Juan Carlos Hernández, que ofrece sus ensoñaciones utópicas en el espacio contemporáneo vital guatemalteco. Para el académico, una neoutopía es posible y barrunta su realización a través del texto que presentamos. Proponemos, además, para su lectura, la reciente producción poética del escritor Julio Fausto Aguilera. Los poetas tienen la posibilidad de aferrarse a lo cotidiano y darnos su propia lectura a partir de miradas que reflejan realidades escondidas. Aguilera, fiel a su propia percepción de las cosas, nos acerca al mundo de lo simbólico y nos revela su significado. De igual modo, pero con distinto registro, mostramos la carta que una enamorada Eloísa le envía a su amado Abelardo. En ella se mezclan los sentimientos y se confirma que, no obstante los caprichos del destino, en circunstancias al parecer a menudo adversas, el amor permanece y crece. Ella misma nos lo confiesa: “Jamás, Dios sabe, busqué nada en ti a no ser a ti mismo; te deseaba enteramente a ti, no a tus cosas. No esperaba ni la alianza matrimonial ni ninguna clase de dote. En una palabra, jamás, como sabes, procuré satisfacer mis deseos sino más bien tu voluntad. Y aunque el título de esposa es visto como santo y distinguido, el nombre de amiga siempre me pareció más dulce o, si no te indignas, concubina o puta”. Con el mismo interés de ofrecerle un espacio de reflexión y crecimiento personal, presentamos a usted las otras secciones de nuestro Suplemento. Al estar seguros de compartir el mismo ánimo por lo cultural, nos despedimos y le deseamos los mejores augurios para los días que se avecinan. Hasta la próxima.

es una publicación de:

Drawing Hands, M. C. Escher (1948).

Pensamiento utópico de un guatemalteco Juan Carlos Hernández Díaz Académico y Docente Universitario

E

La Proto-utopía n 1980 una de las consignas que recogió el movimiento de masas el primero de mayo fue por el derrocamiento de Lucas García y la instauración de un gobierno popular, democrático y revolucionario. Era el momento del mundo de la protoutopía, es decir, la utopía en su etapa embrionaria, de una sociedad que está con dolores de parto como queriendo dar a luz algo nuevo. Es la utopía en su etapa uterina de configuración. Y como está en su etapa fetal, no todos tienen clara la idea, el nuevo lugar. Solo unos pocos tienen clarividencia de ese no lugar. La mayoría solo tiene una vaga idea de una nueva sociedad como la cubana o la nicaragüense que eran los referentes más inmediatos. Pero ese nuevo ser societal no podía nacer por múltiples factores, las fuerzas retrógradas que le temen al cambio, las divisiones al interior de las fuerzas progresistas y revolucionarias, la cultura pop como instrumento de dominación ideológica

hacia la juventud, la diversidad cultural que deriva en racismo y la intervención de EE. UU., en los asuntos internos de Guatemala. El mundo de la proto-utopía en formación está en veremos. En la encrucijada de avanzar o anquilosarse. A los ochenta se le conoce como la década perdida, porque se dejó de hacer lo que se tenía que hacer en su momento, triunfaron las fuerzas conservadoras que se negaron al cambio, aunque políticamente hubo una salida negociada a la guerra civil interna que azotó a la sociedad guatemalteca durante 36 años. La sociedad en su conjunto tocó fondo y entre cansancio y presión internacional se firmaron los Acuerdos de Paz, creando esperanzas ilusas de la posibilidad de empezar algo nuevo. Con este acontecimiento, Guatemala entra al mundo de la utopía. La utopía. Los Acuerdos de Paz Fue el resultado de un proceso de negociación no libre de contradicciones, pero que al final constituyeron una hoja

de ruta como una luz al final del túnel que nos llevará por derroteros más justos y humanos. Ante la utopía hubo tres actitudes: la ilusa, la crítica y la indiferente. Para la primera con solo la firma de los Acuerdos de Paz constituía pasar a una época nueva, que abría la posibilidad de vivir en una sociedad que transitaría hacia un Estado de mayor convivencia social con todos los ingredientes que suponía: una reforma agraria, la inclusión de los pueblos originarios en la toma de decisiones nacionales, una reforma educativa, la desmilitarización de la sociedad, una democracia plena y participativa, vivienda digna y salarios justos entre otros. Para los segundos, desde una actitud crítica, inmediatamente supieron que las fuerzas conservadoras ya estaban maquinando una agenda paralela, la privatización de los bienes estratégicos del Estado, entre ellos la telefonía, la electricidad, las autopistas y la concesión de los bienes naturales a empresas extranjeras quienes cuales buitres merodeaban el entorno natural. Esta segunda actitud,


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por más que manifestaban públicamente desenmascarando la estafa no pudieron contra el avance arrollador de la agenda neoliberal, ya en marcha desde antes de la firma de los malogrados Acuerdos de Paz. La tercera actitud fue la mayoritaria, la población en masa, especialmente la urbana que no vivió en carne propia los horrores de la guerra civil y las masacres, continuó inmersa como el avestruz en sus asuntos personales y familiares. En sus negocios por cuenta propia poco a poco se fue alejando más y más de la utopía para quienes no significaba ningún beneficio inmediato a sus vidas concretas. Con el tiempo y a veinte años de la firma de los Acuerdos de Paz, la utopía, como posibilidad de creación de la nueva sociedad, ha quedado en el olvido, entre ritos, “Aquí yacen los restos de la utopía llamada Acuerdos de Paz”. Ningún gobierno de turno, en adelante, hizo suyos sus contenidos. La agenda neoliberal se impuso de la mano de los gobiernos pro empresariales. La contra utopía. La firma del TLC En medio de las protestas contra la firma de ese tratado y contra el cilindro de la Mina Marlin en Sipacapa, se esfumaba para siempre la utopía de los Acuerdos de Paz. Está contra utopía fue la sepulturera. A partir del 2005, ya solo se hablaba de los beneficios del TLC, los ideólogos del liberalismo lo vendían en sus estantes y vitrinas, propio del quehacer de los tenderos filosóficos. La contra utopía se ensañó contra todo aquel que soñaba aún con los Acuerdos de Paz. Pero a las élites dominantes y al capital transnacional solo le interesaban sus inversiones en el territorio centroamericano, ahora libre de guerras civiles y de la proto-utopía revolucionaria. La estrategia contra utópica les funcionó y de manera cínica afianzaron la agenda neoliberal. La contra utopía venía en combo: reforma agraria asistida por el mercado, reconcentración de tierras en manos de los de siempre para la producción de agrocombustibles, aprobación de la ley de minería, ley de concesiones, no a la ley de desarrollo rural integral, tirar migajas en el corredor seco y algunas aldeas empobrecidas, entre otros con su cínico programa hambre cero. Pero ya antes en el maleado plebiscito del año 1999, la población guatemalteca engañada, les había dado luz verde a los contra utópicos. Y en adelante hicieron de Guatemala un botín que han estado disputándose los ricos tradicionales y los emergentes. No es ninguna casualidad que para hacer realidad la utopía se llevara a cabo un plebiscito, empero la firma del TLC se hizo a espaldas del pueblo, en New York y en idioma bárbaro sajón. Nunca se aprobaron leyes de compensación social prometida a los pequeños productores del campo. Y así se impuso la contra utopía. En el 2015, apenas hubo atisbos de una neo-utopía, pero el bárbaro sajón en alianza con los contra utópicos se apresuraron a apagar la pequeña llama encendida de indignación. La neo-utopía ya empezó ¿Qué es la neo-utopía? Es la utopía reeditada, como vuelta a nacer a pesar de todo, es la utopía en una versión creativa e innovadora. Es la utopía de ayer, de hoy y de siempre, la que nunca murió, ni fue aplastada. La neo-utopía ya empezó en el año 2015 con el derrocamiento del presidente y la vicepresidenta y el desmantelamiento de muchas redes corruptas.

El banderazo de salida lo dio la clase media y capas medias urbanas. Pero aún hace falta mucho camino hacia el tránsito de la refundación de la nueva Guatemala de la Asunción. En el ámbito político, siguen cayendo las mafias de La Línea uno y dos que han estado enriqueciéndose a base de lavado de dinero, tráfico de influencias, defraudación y evasión fiscal, entre otros. Pero no hay que dar tregua hacia la refundación del Estado de Guatemala. La neo-utopía implica esfuerzo, audacia, creación propia y no calco y copia de otros países de otras latitudes del mundo. En la neo-utopía, es decir, la utopía mejorada, el Estado será plurinacional, se restituirán las nacionalidades indígenas y tendrán representatividad en el Congreso. Cada pueblo originario tendrá autonomía y se respetarán sus formas de gobierno con sus modos propios de vida, su derecho maya, su idioma, sus formas y procedimientos a cargos de elección popular. Las asambleas constituyentes serán plurinacionales. Vendrán las representaciones de los pueblos originarios a ocupar su lugar dentro del Congreso plurinacional y debatirán y aprobarán leyes en consenso dentro de otro marco de contrato social. Habrá dos Cortes Supremas de Justicia, la de los mestizos y la de los pueblos originarios, juzgando en sus idiomas respectivos, sobre la base del derecho maya. En cuanto al poder Ejecutivo, la presidencia será rotativa, esto quedará establecido en la nueva Constitución Política de la República plurinacional. En dos periodos consecutivos la presidencia estará a cargo de mestizos y en similar periodo a cargo de originarios. La neo utopía económica Los pueblos originarios recuperarán sus territorios ancestrales y ellos decidirán qué y cómo producir, y con quienes comerciar. Se respetarán las consultas populares y serán vinculantes a las políticas económicas del Estado plurinacional. Seremos un Estado confederado, donde cada nación decidirá sus formas productivas y de generación de riqueza. ¿Qué pasará con las minorías mestizas e indígenas en los territorios respectivos? Habrá inclusión y respeto en los asuntos internos de política pública respetando el consenso y disenso de las minorías en las asambleas locales y distritales. Las poblaciones originarias desplazadas por motivos económicos o políticos se les brindarán tierras para que puedan rehacer sus vidas familiares y comunitarias. La economía será integral y diversa, estatal, autónoma y semiautónoma. La estatal tendrá a su cargo las fuentes estratégicas de producción: el petróleo, el gas, la telefonía, el agua, la electricidad, el transporte público, la construcción de infraestructura, los aeropuertos, la construcción de viviendas, la educación, la salud y la producción de azúcar, café, cemento. Se fomentarán las cooperativas campesinas para la producción de alimentos. El Estado será el primer comprador de la producción agrícola campesina para abastecer los mercados locales. Se promoverán los grandes talleres textiles y de talabartería para abastecer el mercado local de ropa y zapatos, como los de San Francisco El Alto. Se crearán cooperativas de productos de industria higiénica: jabón, papel higiénico, shampoo y pasta dental. Se estimularán

cooperativas de industria ganadera para producir carne, leche y sus derivados. Se impulsarán las cooperativas de industria avícola para producción de huevos y carne de pollo. Así mismo la industria porcina. Se incentivará la industria agroecológica en la ciudad y el campo para que cada familia pueda producir lo básico. Se fortalecerá la banca central brindando créditos a baja tasa de interés, y se brindará asesoría financiera y técnica a productores por cuenta propia y cooperativas de ahorro y crédito. El Estado será su primer comprador de todas las cooperativas con lo recaudado de sus fuentes productivas estratégicas, el ingreso de divisas y la recaudación fiscal, para abastecer los centros de abasto popular. Se fomentarán las radios comunitarias, la prensa comunitaria y la televisión pasará a manos de cooperativas. Se practicará la espiritualidad maya y el estudio del conocimiento científico y tecnológico maya. Se eliminará al Ejército y se fortalecerá la Policía Civil, se prohibirá la tenencia y portación de armas de todo tipo. La educación será un derecho garantizado por el Estado desde el nivel preprimaria hasta diversificado. Se descentralizará la educación superior bajo un programa de extensión universitaria. Cada departamento tendrá su universidad estatal con sus respectivas extensiones universitarias. Se fomentará el turismo comunitario y las concesiones comunitarias para el cuidado de reservas naturales para garantizar la producción de oxígeno y para recuperar la vocación boscosa del país. Dentro de una política de austeridad todos los funcionarios públicos tendrán el salario que les permita cubrir la canasta básica vital. Se reformulará el Tribunal Supremo Electoral y la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Se hará extensivo el modelo incluyente de salud a todo el territorio nacional ampliando la red hospitalaria, la atención primaria y se reconocerá la ciencia médica maya terapeuta, las comadronas y los fitoterapeutas, la homeopatía y medicina tradicional alternativa combinada con los conocimientos de la medicina convencional. Se fortalecerá el IGSS, conquista de la Revolución del 44. Se multiplicarán los institutos de recreación para las trabajadoras estatales y municipales autónomos como el de San José del Golfo. Como dijera la generación de la Plaza 15: “Esto apenas empieza”.


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POESÍA

Julio Fausto Aguilera Amo

Amo las cosas sencillas y dulces que la vida nos da. El pan y ese bocado sabroso y compartido, la luz y el color. Amo el cielo ventana del misterio, inmensidad. Amo el trabajo y su fruto bendito, el descanso, el sueño, después de la jornada, amo la paz. La guerra es un crimen. Amo las piedras, los árboles, plantas. Amo a todos los seres amables de la tierra; Amo a los campesinos, su palabra, sus cosas especiales, amo a la juventud, amo a los viejos, a los ancianos que dejaron siembra. Amo mi cuerpo y mi alma, son dádivas de Dios. A mi cerebro le saco cuanto puedo, hasta donde mis energías me dan. ¡El cerebro qué inmensa maravilla! “Amo los libros en donde el amor y la sabiduría se juntaron”. Soy un hombre sencillo, a veces complicado. Poeta en fin. Construyamos, amemos. Caminemos. Adelante, adelante. Sosténganos la fe. Seamos buenos. Con Dios. Avancemos

A Mercedes Tú Mercedes estás en lo más vivo en lo más puro y en lo más sediento de mí. Soy una sed. Y llegas agua clara, Llegas brote que beso. Siento que eres promesa para mí, siento que tu palabra espera mi palabra, agua preciosa: procurémonos vida, llenémonos de amor. Que Dios nos ilumine, que todo sea como Dios lo quiere. Sigue tu prédica efusiva y clara, encendida de vocación de amor.

Podemos trabajar por la alegría Podemos trabajar por la alegría. Podemos trabajar contra las depresiones. O ponernos, imponernos ante ese viento que nos amenaza, viento enemigo, que hiere. Podemos trabajar contra la guerra que es solo sangre, destrucción y lágrimas. Otra guerra mundial quizás sería el fin. Podemos trabajar por la fraternidad entre los hombres, entre las naciones. Podemos trabajar contra las injusticias que cometen los ricos con sus trabajadores no pagándoles lo debido lo justo podemos trabajar por que haya pan en las mesas vacías. Podemos trabajar por que los labradores tengan todos tierra que cultivar podemos trabajar por que las inmundicias se tornen en gratísimos perfumes. Todo esto lo podemos hacer los escritores y los que pueden y tienen voluntad; Los artistas con su pincel, su música. Los hombres y mujeres que predican. Vamos pues a la obra Con la ayuda del padre del universo. Manos a la obra pues, manos a la obra ¡Vamos a trabajar por la alegría!


LA BRIONA NEGRA

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Un aguijón casi letal

L

a Briona Negra resulta blanca y de colores, como una guerrera que se transmuta para opacar al combatiente opuesto y vencerlo poco a poco con sus artilugios de palabras. Marisol Briones, su autora, se me antoja como una combatiente armada con toda suerte de parafernalia dispuesta a vencer, sin enfrentamientos, porque no ofrece caula alguna, a cualquier lector que, desprevenido, cae en asombro completo y le rinde honores sin dilación. Es lo que me ha pasado,

Carlos René García Escobar Escritor y Antropólogo

confieso, al terminar de leer su poemario. Lilith surge desde lo insondable y se encarna, se humaniza frente al lector en cada verso, en cada poema, y desde entonces, se universaliza en las mujeres. En este poemario ha cristalizado todos los aspectos, todos los sueños e ideales, venturas, desventuras y fracasos, tal cual resultados de una guerra sin cuartel, de una mujer que supo blandir la espada para asegurar bien los estoques. Diríamos hoy: asegurar el cañón del fusil para disparar certeramente, tanto como, atender los

más comunes oficios que la sociedad ha instituido para el sexo femenino. Otros críticos estudiosos del espectro crítico literario centroamericano ya han disectado, poética, filosófica y psicoanalíticamente la poesía de Marisol Briones, según se advierte en los comentarios del libro, por lo que no me ocuparé de expresar también semejantes y apropiados conceptos, pero sí, manifiesto mi gusto y admiración por los poemas de La Briona Negra, porque luego de su lectura, he quedado tocado por su néctar jugoso y enriquecedor.

Guernica

E

ste emotivo lienzo de Picasso (1937) nació como una denuncia contra el bombardeo alemán que ese mismo año devastó la ciudad vasca de Guernica. Es lógico, pues, que esté repleto de símbolos de sufrimiento y violencia. A la derecha aparecen figuras huyendo de un

Pablo Picasso 1881 – 1973

edificio en llamas desde el que se precipita una mujer; a la izquierda, una desconsolada madre lleva a su hijo en brazos mientras un toro triunfante pisotea a un soldado caído. La espada rota, la flor, la paloma, el cráneo (escondido en el cuerpo del caballo) y la postura de crucifixión que presenta el

soldado caído son imágenes genéricas de guerra y violencia. El toro representa la brutalidad, mientras que el caballo simboliza la angustia de los inocentes. En conjunto, las figuras agonizantes conforman una especie de collage que resalta sobre un fondo oscuro iluminado por una mujer que sostiene una

lámpara, así como por un ojo que tiene una bombilla por pupila. Con información del libro de: Sarah Carr-Gomm. Historia del arte. El lenguaje secreto de los símbolos y las figuras de la pintura universal. Ed. Blume. Barcelona, 2009. 230 pp.


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Carta de Eloísa a Abelardo Mi amor, recientemente una especie de azar me ha traído la carta que has escrito para consolar a un amigo. En cuanto tuve la dedicatoria frente a mí, reconocí de inmediato que era tuya. Tan ardientemente comencé a leerla, cuanto más grande es el cariño con el que abrazo a su escritor mismo. Pues si he perdido a su persona, sus palabras me permiten, al menos, recrear su imagen. Toda la carta, ¡oh, lo recuerdo bien! despedía hiel y ajenjo, ya que en ella te referías a la miserable historia de nuestra conversión a la religión y a los incesantes tormentos que tú, mi único, padeces.

E

n aquella carta realmente cumpliste con lo que le habías prometido a tu amigo: en comparación con tus cargas, sus molestias, sin duda, le habrán parecido nada o poca cosa. En primer lugar, expusiste las persecuciones de tus primeros maestros; luego, la inmensa injuria con que te traicionaron en tu cuerpo; además, la abominable envidia y la enorme acechanza a tu fama procurada nada menos que por tus condiscípulos. No te has olvidado de narrar, claro está, las acusaciones contra tu gloriosa obra

de teología, ni contra ti mismo, no dejándote en paz como si fueras un criminal. Y desde ese entonces, las maquinaciones de tu abad y tus hipócritas hermanos, y aquellas gravísimas difamaciones impulsadas en tu contra por aquellos dos pseudo apóstoles, evocadas por tus mismos rivales. En fin, has dado a conocer aquellas intolerables y hasta hoy continuas persecuciones, la gran crueldad de aquel tirano y de esos aborrecibles monjes egoístas a quienes llamas hijos, con lo cual concluías ésta, tu miserable historia. Dudo que alguien pueda mantener secos los ojos al leer o escuchar todas estas cosas. Por mi parte, tanto más se han renovado mis dolores, cuanto con tanto detalle has redactado esa carta; y aún más sabiendo que los peligros todavía no dejan de crecer. Así es como todas nosotras nos encontramos preocupadas por tu vida, colmadas de desesperación. Día a día nuestros corazones tiemblan de estremecimiento y nuestros pechos, palpitando, esperan la noticia de tu violento asesinato. En cuanto a estas humildes siervas tuyas, dígnate, al menos, a escribirnos con frecuencia cartas como aquella, para detallarnos en qué naufragios aún te agitas. Al menos haznos partícipes de tus penas y alegrías a nosotras, quienes hemos permanecido leales a ti. Porque cualquier cosa que nos escribas no nos ofrecerá un pobre consuelo, sino que, por el contrario, al menos nos demostrará que aún estamos presentes en tu memoria. ¡Cuán amenas son, en verdad, las cartas de los amigos ausentes! A un amigo le has escrito una larga carta de consuelo, sin duda en vista de sus adversidades, pero también de las tuyas. Es evidente que recuerdas todo con precisión. Pero al intentar consolarlo a él, añadiste en nosotras un desconsuelo enorme; y mientras deseas curar al herido, nos infringes nuevas heridas y aumentas las viejas. Cura, te lo ruego, estas que tú mismo causaste, así como te ocupaste de curar aquellas que otros han causado. Ciertamente has complacido a tu amigo y compañero y, de este modo, has pagado tus deudas de amistad y hermandad. Pero es mayor la deuda que te ata a nosotras, que no somos tanto amigas sino amiguísimas; no compañeras, tanto como hijas: este es el nombre apropiado, o escoge uno tú que sea más dulce y santo. Respecto de la deuda que te obliga con nosotras, no cabe duda ni se necesitan argumentos o evidencias que lo confirmen: aunque todos callaran, los hechos mismos gritarían. En verdad, después de Dios, solo tú eres el fundador de este lugar, solo tú el constructor del oratorio, tú el único creador de la congregación. Tuya, y verdaderamente tuya es esta nueva plantación, propia de un santo propósito, a cuyos jóvenes retoños todavía es necesario regar con frecuencia para que crezcan. Por su sexo, es decir por su misma naturaleza femenina, estas plantas son bastante débiles e inconstantes, aunque no es novedad. Por ello exigen ser cultivadas con asiduidad y esmero, conforme a lo que dice el apóstol: “Yo planté, Apolo regó, pero Dios fue quien lo hizo crecer”. Cultivas la vid de otras viñas que tú no has plantado

y que se han convertido en amargura para ti; tus exhortaciones son vacías y tus sagrados sermones, vanos. Aquellas cosas que debes atender te impiden prestar cuidado a las otras. Enseñas y amonestas a los rebeldes sin ningún progreso. Esparces en vano, ante los puercos, las perlas de tu divina elocuencia. Tú, que te prodigas a los obstinados, considera lo que nos debes a nosotras que te somos sumisas. Tú haces regalos generosos a tus enemigos, medita lo que le debes a tus hijas. Y dejando a un lado las demás, piensa cuánto estás obligado para conmigo pues, si pagas lo que le debes a la comunidad de mujeres consagradas, tanto más a mí, que estoy entregada únicamente a ti. Tanto más evidente es tu superioridad, cuanto más conoces nuestra pequeñez. De allí que con no poca admiración noto que hace tiempo y con rapidez te has olvidado de los frágiles inicios de nuestra conversión; ni el temor de Dios, ni nuestro amor, ni el de los Santos Padres te impulsaron a consolar con palabras en tu presencia, o con una carta en tu ausencia a quien se está consumiendo, flotando a merced de las olas del destino. Más te encuentras obligado conmigo, lo sabes, pues permanece firme la alianza del sacramento nupcial que nos une, por la cual te abrazo con un amor desmedido a ti, que me estás obligado por siempre, lo que a todos es manifiesto. Sabes, amor mío, y todos saben cuánto he perdido en ti, y cómo la miserable fortuna, por medio de la mayor y bien conocida traición, me quitó a mí misma, habiéndote quitado de mí, pues el dolor ha de ser incomparablemente mayor por esta clase de pérdida que por cualquier otro tipo de daño. En verdad, cuanto mayor es la razón del dolor, tanto mayores deben ser los remedios que han de aplicarse para su consuelo, y no por cualquier otro, sino por ti: porque si solo tú eres la causa del dolor, solo tú tienes el don del consuelo. Sin duda tú eres el que me entristece y el que tiene el poder de alegrarme o confortarme. Y solo tú eres quien por todo esto me debe muchísimo, pues todo lo que hayas de ordenar, lo habré de cumplir al punto que, no pudiéndote ofender en nada, sería capaz de perderme a mí misma por tu voluntad. Y es más -cosa admirable de decir-, este amor se ha tornado en locura, pues lo único que quería le fue arrancado sin esperanza de recuperarlo. Y aun así permanecí fiel a tu decisión, cambiando junto con el hábito mi propio deseo, para demostrarte que eres el único dueño tanto de mi cuerpo como de mi voluntad. Jamás, Dios sabe, busqué nada en ti a no ser a ti mismo; te deseaba enteramente a ti, no a tus cosas. No esperaba ni la alianza matrimonial ni ninguna clase de dote. En una palabra, jamás, como sabes, procuré satisfacer mis deseos sino más bien tu voluntad. Y aunque el título de esposa es visto como santo y distinguido, el nombre de amiga siempre me pareció más dulce o, si no te indignas, concubina o puta. Pues creí que humillándome por ti en el más alto grado conseguiría el más alto reconocimiento de tu parte, y de este modo tampoco podría dañar ni disminuir la gloria de tu grandeza. En lo que respecta a ti mismo, en lo más hondo no te has olvidado de esto, sino que lo recuerdas bien en aquella carta dirigida a un amigo para su consuelo, donde no creíste indigno exponer más de una razón con las que traté de revocar nuestra desgraciada


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unión matrimonial. Sin embargo has dejado en silencio la mayor parte de las cosas que me hicieron preferir el amor al matrimonio, la libertad al lazo. A Dios invoco como testigo: si Augusto, emperador del mundo entero, me hubiera juzgado digna del honor del matrimonio, y me hubiera asegurado la regencia perpetua sobre la totalidad de la tierra, para mí sería más dulce y digno el título de meretriz tuya que el de su emperatriz. Pues no considero más digno al que es más rico o poderoso, ya que esto depende del azar y aquello de la virtud. Y de ningún modo deja de estimarse mercancía a aquella que elige casarse con el más rico que con el pobre, y que desea más los bienes de su marido que a él mismo. Seguro es que, a quien contraiga nupcias con este propósito, se le debe más bien salario que simpatía. Es sabido que persigue a las cosas mismas y no al hombre y, si pudiera, se prostituiría por uno aun más rico. Como resuelve la sabia Aspasia en su conversación con Jenofonte y su esposa en un diálogo del socrático Esquines, cuando la filósofa, habiéndose propuesto reconciliar las dos partes, concluye su razonamiento de la siguiente manera: “Porque tan pronto como hayan reconocido esto, que en la tierra no existe ningún hombre mejor ni ninguna mujer más agradable, ciertamente siempre buscarán lo que consideran superior. Tú, ser el marido de la mejor de las mujeres y ésta, ser la esposa del mejor de los hombres”. Realmente es bendito este pensamiento y más poderoso que la filosofía, es expresión de la sabiduría misma. Bendito este error y dichoso este engaño entre los cónyuges, cuando un completo deleite cuida de los lazos matrimoniales, no tanto en la continencia del cuerpo, sino por la castidad del alma. Sin embargo, lo que era error en las otras, a mí me fue manifestado con la verdad. Puesto que aquello que sin duda ellas creían de sus maridos, yo, y el mundo entero, más que creerlo, sabía de ti. Por eso, mi amor por ti es tanto más verdadero cuanto más lejos se mantuvo del error. ¿Qué rey o qué filósofo podía igualarte en fama? ¿Qué reino, ciudad o aldea no ansiaba verte? ¿Quién, dime, cuando aparecías ante el público, no se apresuraba a contemplarte y, sobre todo, cuando te apartabas, no te seguía con la mirada levantando la cabeza? ¿Qué esposa, qué doncella no te deseaba estando ausente y no ardía en tu presencia? ¿Qué reina o mujer poderosa no envidió mis goces y aun hasta mi cama? Dos peculiaridades, lo confieso, había dentro de ti que podían agradar y seducir al instante el corazón de las mujeres, a saber: la gracia del poeta y la del cantor, que a los demás filósofos sabemos que jamás han acompañado. Ciertamente, por este don dejaste de lado los trabajos de tu ejercicio filosófico para crear muchos poemas y canciones de amor, repetidas por doquier a causa de su desmedido encanto e ingeniosa métrica. Mantenían incesantemente tu nombre en boca de todos, pues la dulzura de tu melodía no se deja olvidar ni aún por los faltos de letras. Es sobre todo por esto que las mujeres suspiraban de amor por ti. Y puesto que la mayor parte de los poemas cantaban nuestros amores, en muy poco tiempo fui conocida en muchísimas regiones, encendiendo sobre mí la envidia de numerosas mujeres. En efecto, ¿qué bien del alma o del cuerpo no honraba tu juventud? Quienes me habían envidiado por aquel entonces, ¿no se conduelen ahora al verme privada de tantas delicias? ¿O quién, que antes fuera mi enemigo, no ablandará hoy su corazón conmigo, con debida compasión? Sólo dime una cosa, si es que puedes: ¿por qué,

después de nuestra conversión, a la que solo tú nos condujiste, me has dejado caer en el olvido y me has abandonado? Pues, en tu presencia, ni me has hablado para recrearme ni en tu ausencia has escrito una carta para consolarme. Dime, si es que puedes hablar, yo te diré lo que creo, o mejor aún, lo que todos sospechan: la pasión te unió a mí más que la amistad; el ardor de la lujuria más que el amor. Por eso, cuando cesó aquel deseo, desapareció al mismo tiempo aquello que fingías. Esto, mi amor, no es tanto una opinión mía, sino la de todos; no tanto particular como general; no tanto privada, sino más bien pública. ¡Ojalá fuera creído solo por mí! ¡Y espero que en nombre de tu amor encuentres algún pretexto que haga calmar un poco mi dolor! ¡Ojalá pudiera inventar excusas que me oculten de alguna manera tu desprecio! Piensa, te ruego, lo que te pido, pues es cosa pequeña de intentar y muy fácil para ti. Mientras que con engaños me prives de tu presencia, al menos ofréceme la dulzura de tu imagen mediante la riqueza de tus cartas. En vano espero generosidad en tus acciones, si con las palabras te mantienes tan avaro. Realmente, hasta ahora, he creído haber merecido mucho más de ti, puesto que te he complacido en todo. Aún hoy permanezco completamente entregada a ti. Pues, en todo caso, no fue la devoción a la religión la que arrastró a aquella jovencita hacia los rigores de la vida monástica, sino que fue tu gran mandato. Y si nada puedo esperar de ti, juzga cuán vana es esta profesión, por la cual no puedo esperar ninguna recompensa de Dios: me consta no haber perseguido nada en pos de su amor. Cuando corrías deprisa hacia Dios, te seguí. Aun más, te precedí. Como si hubieras recordado a la mujer de Loth vuelta hacia atrás, primera en las sagradas vestiduras y la profesión monástica, me entregaste a Dios antes que tú lo hicieras. He de confesarte que tu poca confianza no sólo me dolió, sino que también me avergonzó extraordinariamente. Porque por el contrario, yo, Dios lo sabe, jamás hubiera dudado en seguirte hasta los abismos infernales, conforme a tus órdenes. Porque mi corazón no estaba conmigo sino contigo. Y hoy más que nunca, no está contigo, no está en ninguna parte. En verdad, sin ti, de ningún modo puede existir. Te ruego, haz que contigo esté bien. Y lo estará si te encuentro afectuoso, si devuelves favor por favor, poco por mucho, palabras por obras. ¡Ojalá, querido, confiaras menos en mi amor, así éste sería más solícito! Porque hasta ahora, con cuanta más seguridad te pago, más alimento tu descuido. Recuerda, te lo ruego, cuánto he hecho por ti y piensa cuánto me debes. Mientras contigo disfruté

los placeres de la carne, muchos tenían por incierto si aquello estaba gobernado por el amor o por la lujuria. ¿Acaso el final descubre aquello que esbozó el principio? En una palabra: para obedecer tu voluntad me he prohibido todos los placeres. Nada he reservado para mí, salvo hacerme especialmente tuya de esta manera. Juzga con sinceridad cuán grande ha sido tu injusticia, pues a la que se merece mucho más, pagas mucho menos, o peor aún, nada, principalmente cuando es insignificante y muy fácil para ti lo que se te pide. Por tanto, en nombre de Aquel a quien te has entregado, Dios, te ruego que me devuelvas tu presencia de la manera en que puedas. Volviendo a escribir alguna carta de consuelo pero esta vez para mí, para que así, al menos, me sea permitido fortalecerme con la obediencia a Dios, regalo divino. Cuando en otro tiempo me pedías los deleites carnales, me visitabas con numerosas cartas y, con frecuencia ponías a tu Eloísa en boca de todos con tus canciones. Todas las calles, todas las casas repetían mi nombre. Pero ahora me exiges que me someta a Dios, como antes a la pasión. Considera, te ruego, lo que me debes. Piensa en lo que te pido. Y con un breve final, concluyo tan larga carta: adiós, mi único.


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Cuarenta años de Bienal Miguel Flores castellanos Doctor en Artes y Letras

Sin duda es un acontecimiento importante para las artes visuales. Por mucho que se diga de ella, sigue siendo el referente, aunque ya no como en sus primeros años. El espíritu de don Rodolfo Paiz y Zipacná de León rindió sus frutos. Luego de la gestión de doña Jackeline de Paiz y Ángel Arturo González la dinamizó e inició el proceso de renovación. Sin duda la percepción que se tiene del arte en el país se debe a este programa que visibilizó a los creadores plásticos en el período posterremoto de 1976, además fue la simiente de un mercado de arte que se dinamizó.

L

María Alejandra Escamilla. Obra de la serie de Lo Común.

Glenda de León. Obra Mar adentro.

Rochelle Costi. Obra Contabilidad de materiales.

a Bienal de Arte Paiz como objeto de estudio, resulta un fascinante campo donde es posible analizar, además del desarrollo del arte visual, aspectos como la recepción de las obras de arte, las relaciones de los artistas y los creadores, el impacto de los premios en el mercado del arte, para citar algunos. Ninguno de estos estudios se ha realizado hasta el momento. La Bienal de Arte Paiz nació bajo el formato de salón, es decir que se abría una convocatoria y bajo las distintas categorías se presentaban artistas. En sus primeros años la participación de artistas connotados convivían con la categoría libre, en esta última categoría era posible visualizar nuevos valores. Guatemala carece, hasta hoy, de un espacio profesional para realizar exposiciones de gran envergadura (en número de obras a exponer), esto generó que la Bienal naciera en centros comerciales. Los artistas recordarán los montajes en el Centro Comercial Monserrat o en Plaza Vivar, aprovechando los locales vacíos estos se llenaban de obras de variada índole. Luego en afán de hacer un montaje profesional la exposición de la Bienal ocupó algunos salones del Parque de la Industria. Pero una exposición no solo necesita de espacio, es importante contar con muros para el montaje de las obras, así como iluminación adecuada. Todos estos obstáculos tuvieron que sortear los organizadores de esta ya tradicional cita de las artes visuales. Montaje y financiamiento de paneles, y reflectores son un gasto considerable. Los montajes en el Parque de la Industria requirió una inversión considerable que solo pudo hacerse con el liderazgo de doña Jakeline de Paiz en lo financiero y administrativo, y en los programas culturales diseñados por Ángel Arturo González. Estos costos fueron altos y requería una logística que solo una empresa como Paiz pudo hacer, como lo hizo en los Festivales de Arte en La Antigua Guatemala. La Bienal Paiz fue el escenario donde se libraron las primeras batallas entre el arte moderno y contemporáneo. Los propios jurados, destacados estudiosos del arte y artistas de diferentes países empezaron a ver en el arte guatemalteco ciertas rupturas conceptuales, que dependiendo de los jurados empezaron a premiar o no. Las obras que empezaron a producirse a finales de los ochenta y los noventa y los primeros años del siglo XXI, donde se borraron las fronteras entre los diferentes géneros modernos, pintura o escultura, dio paso a las instalaciones, fotografía intervenida, pintura intervenida, a objetos conocidos con reconocimiento de arte, el paradigma artístico y había cambiado. Tal era la presencia de estas obras

que la Bienal tuvo que actualizar constantemente las bases de su convocatoria. Hay muchas anécdotas sobre este particular, especialmente cuando el jurado otorgó el Glifo de Oro a una obra controversial como una pintura de gran formato de Aníbal López. Esta lucha entre paradigmas estaba representado por los grandes maestros y las nuevas generaciones de pensamiento, como Galería Imaginaria. El premio de una actividad como la Bienal, además del valor monetario, que se daba hasta 2008, representó y representa una importante dimensión simbólica, en Guatemala, que otorgaba un reconocimiento importante que acrecentó su capital simbólico, por que las galerías de arte les abrieron sus puertas de par en par, lo que generó ingresos monetarios al artista y galerista, de esto se habla poco, pero es una realidad. Fue en el 2008, ya sin doña Jaqueline de Paiz en la Fundación que la Bienal dio un giro, al no contar con un jurado, sino con un equipo de curadores, guatemaltecos presididos por el cubano Néstor Herrera Ysla, juntos lograron un discurso potente denominado “El hombre y sus circunstancias” con el llamado a 60 artistas, por primera vez se empezaron a utilizar espacios culturales más o menos equipados para hacer una Bienal por toda la ciudad. La siguiente Bienal en 2010 el curador fue el colombiano José Roca, siempre con curadores locales, pero en esta oportunidad fueron menos. Ya los fondos de la organización se notaban mermados, y así han seguido viniendo importantes nombres del mundo curatorial (a lo star system del mundo internacional del arte). Este año en que la Bienal cumple cuarenta años de existencia de forma ininterrumpida es posible hacer un balance de los beneficios de una actividad tipo salón o una actividad “curada”. Los primeros años de esta actividad dejaba nuevos nombres de artistas y los hacía visibles. La irrupción de una curaduría posterior al 2008, ha dado como el resultado una exquisita selección de curadores de una misma línea ideológica de los que es el arte actual, haciendo invisibles al resto de artistas emergentes. Sin duda quien más perdió fue la fotografía, que antes contaba con un reconocimiento específico como disciplina, lo que ahora no ocurre. A pesar que ahora la Bienal cuenta con “guías”, estudiantes de arte, y se hacen actividades como coloquios. El público sigue ignorante, muchos siguen viendo con recelo el arte actual y le muestran poco afecto. Esta es una actividad que viven con pasión los entendidos. La venida de curadores de fama internacional, poco ha servido, si mucho un artista ha sido invitado a una actividad de este tipo en otra región del planeta, pero en realidad su aporte más que guiar el proceso de selección y avalarlo con su nombre, y dar cierta “fama” a la Bienal Paiz de Guatemala, sus aportes han sido escasos, a un alto precio (pasajes aéreos, hospedaje y honorarios). Como dice alguien por ahí –porqué ponerse exquisitos– si luego de la Bienal no pasa nada. Ni siquiera se ha podido establecer un salón de exposiciones decente, para otras actividades expositivas de similar envergadura.


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