Cultural 04-05-2018

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suplemento semanal de la hora, idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.

Guatemala, 4 de mayo de 2018

Nicaragua,

el eterno retorno


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presentación

omo si se tratara de un “Castigo divino” o el desajuste de los astros que conspiran contra el país, Nicaragua transita en un estado de crisis permanente a causa de condiciones insuperables que movilizan a la población en la búsqueda de soluciones alternas al establecido por las fuerzas de poder. Alejados del escenario nicaragüense e inundados por una propaganda sin límite, hemos decidido dar la palabra al profesor de filosofía de la Universidad Centroamericana, Eduardo Flores Arróliga, para que nos explique desde su perspectiva qué sucede realmente en Nicaragua. El texto, al tiempo que ofrece claves interpretativas, abre el debate gracias a los interrogantes que sin duda generará entre los lectores. “Hoy se lucha, dice Flores Arróliga, contra una familia que utiliza a su conveniencia ese pasado con discursos retorcidos que, más allá de convencer a los ciudadanos por una unidad reconciliatoria, ponen en evidencia sus políticas autoritarias que censuran cualquier tipo de diálogo distinto al de ellos. Este mes de abril de 2018, las problemáticas en Nicaragua se rebalsaron. Las decisiones arbitrarias del presidente Daniel Ortega y la vicepresidente Rosario Murillo han hecho que los estudiantes salgan a las calles pacíficamente a marchar en contra de esos errores”. El Suplemento presenta, asimismo, una miscelánea de textos en los que destacan en primer lugar, la propuesta de creación literaria de la poeta Candi Yajaira Ventura López y del cuentista Maco Luna. Seguidamente, Carlos René García y Miguel Flores, ejercen la crítica estética sobre propuestas tanto del relato cinematográfico como en materia de curaduría de arte. Que tenga una buena lectura. Hasta la próxima.

es una publicación de:

¿Qué sucede realmente en Nicaragua? Eduardo Flores Arróliga Profesor de filosofía Universidad Centroamericana (UCA) Managua, Nicaragua

L

La historia cambia a conveniencia de quienes la gobiernan. Por eso es importante contextualizar a nivel internacional las causas que actualmente han llevado a estudiantes de distintas universidades del país a salir a las calles para reclamar sus derechos y por qué la Policía Nacional los está matando.

uego que el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, perdió las elecciones presidenciales de 1990, en un entorno de guerra y extrema pobreza en el país, este partido comenzó a fragmentarse, las diferencias internas causaron que muchos dirigentes e intelectuales que lucharon contra la dictadura somocista se salieran de las bases del Frente. Durante la década de los noventa el Partido desarrolló una lucha constante contra los gobiernos neoliberales, quienes entre su corrupción e inoperancia de gobernación no sacaron al país de la pobreza. En 2007 Daniel Ortega, presidente del FSLN, regresó al poder, la población necesitaba un cambio y creyeron que utilizando los símbolos de la revolución nacional podían encontrar un refugio y crear cambios positivos para el país. Al menos así fue el discurso de Ortega y su esposa Rosario Murillo, quienes hasta la fecha han gobernado a su conveniencia. Ambos se apropiaron de la simbología

del sandinismo para crear bases sólidas en distintos sectores de la población. Su poder incrementó hasta desestabilizar a todo tipo de oposición. Entre ellos, diferentes grupos universitarios que se han manifestado por las acciones contradictorias de este gobierno mal llamado sandinista. Los símbolos y discursos del gobierno se acrecentaron con los años. Rosario Murillo comenzó a promover un discurso de paz, amor y solidaridad desde una óptica homogénea que, para ella, su familia y un grupo de seguidores selectos consideraron como los símbolos de esta nueva etapa sandinista. Son estos los símbolos que hoy se esparcen por todas las calles del país con el objetivo de crear una presencia omnipresente y autoritaria, como por ejemplo los árboles de la vida (árboles de metal de 17 y 21 metros de largo y un ancho de hojas de 13 metros por 9, en material de acero, 7 toneladas de peso y 15 mil bombillos tipo led por árbol) y los mega rótulos con las imágenes de sus

autoridades, los mismos contra los que la población ha canalizado su descontento en las manifestaciones recientes, en un intento de destruir los símbolos de este gobierno dizque sandinista de la última década. Desde la cúpula de poder también se ha promovido un discurso tergiversado sobre las causas por las que los primeros sandinistas lucharon, actualmente dejadas en el olvido y la manipulación propagandística. Por eso es importante aclarar que el pueblo nicaragüense actualmente no está peleando contra aquel partido sandinista que una vez puso a Nicaragua en la discusión mundial, tampoco se pelea contra una Juventud Sandinista que organizó una de las mejores cruzadas de alfabetización en la historia contemporánea. Tampoco se lucha en contra de los errores de la guerra que se cometieron durante la generación de los años 80, junto con sus dirigentes. ¿Por qué lucha hoy, entonces, el pueblo nicaragüense? Hoy se lucha contra una familia que


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utiliza a su conveniencia ese pasado con discursos retorcidos que, más allá de convencer a los ciudadanos por una unidad reconciliatoria, ponen en evidencia sus políticas autoritarias que censuran cualquier tipo de diálogo distinto al de ellos. Este mes de abril de 2018, las problemáticas en Nicaragua se rebalsaron. Las decisiones arbitrarias del presidente Daniel Ortega y la vicepresidente Rosario Murillo han hecho que los estudiantes salgan a las calles pacíficamente a marchar en contra de esos errores. Las autoridades, por su parte, arremetieron con mano de hierro contra los estudiantes pensando que con el miedo iban a silenciarlos, pero más bien provocaron un giro de tuerca que tiene al país en el desenfreno total. El gobierno de Nicaragua ha olvidado las consignas de aquel partido de Carlos Fonseca Amador y los ideales que lograron que muchos países se sumaran a la causa. Tranquilidad, una palabra que derraman las voces autoritarias que no ponen en práctica sus consignas trasnochadas. Estos líderes expresan cierto carácter pasivo agresivo por las protestas de estudiantes de la UNI, UNA, UCA, UNAN, UNAN-LEÓN, UPOLI, quienes junto a ciudadanos y ciudadanas que no soportan la intolerancia del gobierno nicaragüense han sido desestabilizados por el abuso de poder que se vive en este territorio. Esta intranquilidad por los nicaragüenses es un ejemplo, entre muchos, de no aceptar ningún tipo de represión. Almas vacías y mediocres les llamó Rosario Murillo a los estudiantes que han salido a pronunciarse desde hace semanas por las vicisitudes acontecidas en este mes de abril. Sobre todo, porque el pasado 16 de abril de 2018 el gobierno anunció una nueva reforma del Instituto Nacional del Seguro Social que perjudica a la población trabajadora nicaragüense. En diversos departamentos la población se ha movilizado para visibilizar su malestar, pero la opresión es la misma por la Policía Nacional y las turbas que vestían con camisas blancas llenas de mensajes solidarios, pacíficos y reconciliatorios, y ahora se disfrazan de civiles para sembrar el caos y el terror entre la población. Ellos han organizado a delincuentes que portan cuchillos, tubos, palos, piedras y cada utensilio cortopunzante que pueda dañar la integridad de cualquier persona que sale a las calles a reclamar sus derechos como ciudadanos nicaragüenses. Mientras la Policía Nacional protege a delincuentes que desgraciadamente utilizan el nombre de los que una vez realmente fueron la Juventud Sandinista. El miércoles 18 de abril las marchas autoconvocadas por estudiantes universitarios y demás ciudadanos, en distintas zonas del país, fueron asediadas y amedrentadas por los brazos represivos del Gobierno. La situación nacional se puso más compleja, al punto que diversos medios televisivos fueron censurados para que la población no se enterara de lo que estaba ocurriendo, pero fue demasiado tarde porque el jueves 19 de abril se intensificó la represión y cayeron los primeros estudiantes. El 20 de abril aumentaron los muertos y las persecuciones a universitarios; muchos están desaparecidos. Los pobladores están encendidos, no duermen; y sus ciudades se consumen entre el incendio y el terror. Pero nadie quiere ser afectado por las autoridades que no permiten

a los ciudadanos de distintos rincones del país expresar sus intrínsecos sentimientos de crítica cuando se sienten ofendidos por el despotismo descarado. La paranoia incrementa y la búsqueda de organización es latente a nivel nacional. Hace tiempo que no se veían manifestaciones fuertes en Nicaragua. Diversos pobladores salen a las calles a cualquier hora. Pensando en esos estudiantes que duermen en casas de desconocidos o en las mismas aulas donde reciben clases para agarrar fuerzas y seguir enfrentándose al régimen de los Ortega Murillo. Estudiantes que deberían de estar en clases, aprovechando sus años de adolescencia para crecer y construir sus futuros, pero hoy recuerdan a los muertos que en cinco días han caído por el terror de la injusticia. Se reportan más de 30 muertos. La mayoría eran estudiantes universitarios que participaron en las protestas, civiles, policías, un niño de 15 años y un periodista. También, estos enfrentamientos han dejado a más de 200 personas heridas y varios desaparecidos. Las autoridades de este país están asustadas al ver a su Policía Nacional desestabilizada, defendiéndose con bombas y gases lacrimógenos, armas de fuego y saqueando armerías porque no esperaban que las generaciones de los mal juzgados millennials también pueden construir trincheras de cemento acuerpadas con la fuerza de la ciudadanía y respaldadas por la transmisión en directo de otras manos amigas que se bifurcan en diversas redes sociales. Esos estudiantes han sido apoyados por cada poblador que sale a comprar víveres para dejar en casas de acopios y universidades, porque todas y todos estamos cansados de no poder manifestarnos cívicamente y de vivir en represión. Por las noches habla la vicepresidenta Murillo, infectada con palabras llenas de doble moral, a tratar de tranquilizar las aguas de un país revuelto que busca desterritorializar su discurso vertical. A Ortega le ha costado pronunciarse, está asustado porque este país que él ve como finca se le ha salido de control. Muchos de sus seguidores les han dado la espalda y se han enfilado con el pueblo. El presidente recubre su discurso de falacias descontextualizadas para verse nacional e internacionalmente como una víctima más de la conspiración opositora financiada, según dice él, por organizaciones estadounidenses que desean desestabilizar al gobierno. Es un presidente manipulador que ha puesto al pueblo nicaragüense como delincuente, de la misma manera que una vez Somoza y Moncada le llamaron bandolero a Sandino. Hay algo podrido en Nicaragua, el cadáver podrido cambia cada cierto tiempo. El cadáver de nuestro presente utiliza el nombre de revolución y sandinismo, pero eso desapareció hace años, junto con la mística socialista. Los estudiantes no quieren imágenes que simbolicen el autoritarismo. En las calles han comprendido el sentido de la vida: instantánea, frágil y absurda. La gente que sale a las calles incrementa con los días; existen varios puntos de lucha en el Pacífico, Centro y Atlántico del país. Cada estudiante, familia, iglesia, trabajadores de la empresa privada y del Estado, y demás ciudadanos apoyan desde sus trincheras, expresando en sus

acciones que la diversidad es el arma perfecta para combatir contra la represión cubierta de intolerancia y mediocridad al momento de gobernar. Frente a las atrocidades que han sucedido este mes de abril y que seguirán creciendo mientras no se dé una solución concreta, los jardines de la cultura seguirán acogiendo almas primaverales que desean y fomentan justicia, crítica y desarrollo. Las palabras causan temor y en Nicaragua los tiranos rápidamente olvidan que la palabra crítica alimenta la mente y las balas disparadas desbaratan cerebros. Por eso, no podemos olvidar que cuando un estudiante muere una madre llora, una familia se desestabiliza y un pueblo grita. La violencia la activó el gobierno, las muertes de estos estudiantes que han defendido sus derechos se debe a la mediocridad de un sistema gubernamental pervertido. Es complicado responder a la pregunta que se hace el mundo: ¿qué pasa realmente en Nicaragua? El problema no es solamente que el gobierno comunicara el 16 de abril una reforma injusta para los asegurados y que el pasado 22 de abril, fuese revocada para crear una supuesta estabilización en el país, ni que dejara que se quemara una de las reservas naturales más importantes de Centroamérica. Los problemas son varios, como el incremento de la gasolina y la electricidad, la poca inversión a condiciones dignas y de calidad para cualquier estudiante, el temor que provoca una policía que violenta a la población en cada momento del año, robándoles indiscriminadamente. La lista de injusticias aumenta al escuchar las voces de una ciudadanía nicaragüense que no encuentra una opción política que aglutine la pluralidad y diversidad de demandas actuales y dé una respuesta alternativa y coherente frente a estos acontecimientos de abuso, a un gobierno que miente y finge tranquilidad cuando el país se erosiona constante y violentamente.


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XIBALBA, ¿Maldición de los mayas?

P

ara este año 2018 ha aparecido una película de la 20th Century Fox, destinada a producir ciertas creencias que, por corresponder a la ciencia ficción, sus contenidos resultan ficcionalmente anticientíficos e interesados en crear una nueva visión, de por sí mexicanezca, de la civilización maya en conexión con los extraterrestres. Esto entonces raya con la inveterada apropiación que cierta cultura mexicana ha solido hacer de los estamentos identitarios guatemaltecos, ya no digamos también con elementos de la fauna y la flora nacionales, así como de partes de su territorio en las fronteras. Ya sólo el nombre en español de la citada película se presenta como un insulto velado: XIBALBA, La maldición de los mayas. ¿Desde cuándo se concibe a Xibalbá como una maldición? Se entiende que la palabra “maldición” es un término castizo que corresponde a antiguas culturas euroasiáticas distintas en su desarrollo civilizatorio a las del continente americano. El término adquiere una específica connotación cuando es utilizado por la doctrina cristiano católica. Nada de esto es lo mismo que el concepto maya de lo oculto, lo oscuro, lo subterráneo, concebido dialécticamente frente a su opuesto, la faz del cielo: los trece cielos. La claridad. Ya en el argumento los productores nos presentan un discurso físico cuántico de la relación de ciertos

Carlos René García Escobar Escritor y antropólogo

demonios antiguamente victoriosos (concepto cristiano católico) que, desde mucho tiempo atrás del descubrimiento y posterior invasión a América, (mil años antes dicen ellos), quedaron capturados eternamente en los interiores de las cuevas de Xibalbá, lugar que por supuesto, intencionalmente, es descubierto en las selvas de Yucatán. Estos demonios nunca deberán ser liberados pues, de serlo, devorarán a los humanos como alimento para continuar su eternidad. Un grupo de arqueólogos mexicanos financiados por un estadounidense de origen colombiano, con perfecto uso de ambos idiomas inglés y español, e increíblemente sabiendo hablar también el maya yucateco, encuentra en un lugar secreto de Yucatán, la entrada a Xibalbá. Irrespetando las supersticiones locales sobre la leyenda de los nahuales de Xibalbá, perpetran el descubrimiento y entran a los subterráneos en franca disposición de apoderarse de los hallazgos mayas milenarios que allí se encuentran. Es decir, profanan un sitio sagrado ocultado durante milenios por razones de sacralización de las creencias de una civilización antigua. ¡Qué casualidad! Los protagonistas son arqueólogos mexicanos financiados por un paleontólogo estadounidense, buscando un lugar mítico que, como se sabe, pertenece a la cultura quiché guatemalteca enunciado en su libro sagrado el Popol Vuh. Esta especulación fílmica surgió de

la conmemoración del Baktun en diciembre de 2012, cuando terminó y comenzó para la cultura maya la era de cinco mil años. Si bien es cierto es una película de ciencia ficción producida con capital en dólares, se debe reconocer que sus contenidos no deben influenciar el imaginario, sustentado científicamente, de los guatemaltecos y en general internacionalmente, haciéndonos creer que Xibalbá esté en Yucatán, hoy México, y que contiene “demonios” capturados semejando un “infierno” que por lo tanto representa “la maldición de los mayas”. A otro perro con ese hueso.


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Canto para que no se junten la pena con el dolor.

Vuelta al corazón Maco Luna Escritor

L

unes: me levanto y solo pienso en cómo enfrentar otra semana de ir y venir sobre las calles del Centro Histórico... Se fue la esperanza de la lotería, pero tu amor me dice “sacúdete y ven a mí”. Ayer tuve un sueño, fue sensacional los pueblos vivían en paz... Aún sin haber llegado escucho tu canto, tu voz es como la luz, sale de todos los rincones para iluminar mis pasos. Entonces mi alma descansa y deja su carga a la vera... Nadie pensaba en engañar, pues existía la amistad... ya más liviano espero que el semáforo cambie para pasar a la acera de enfrente, sin prisa, sin ridículo... Nunca he soñado nada igual. Soñé que todo era verdad. Todavía no llego, pero ya te escucho más cerca de mi corazón y mi espíritu se baña en las perfumadas aguas de tu voz. Detengo por un momento el darle vueltas a la jaula de mi arrebato… y respiré felicidad, sentí calor al verme allí y me asombré de lo que vi... Pienso que contigo vivo mi esencia, eres la ganancia de mi vida te he dicho muchas veces. Cuando te beso, no me importan las angustias porque tu luz es agua limpia que llena el cántaro de mi corazón… Soñé que había libertad y descubrí amabilidad... Saludo a la gente. Tu canción ya salió a encontrarme y abre sus brazos para recibirme con ternura y enseñarme los colores que pintarán otra vez mi primavera en el invierno… sentí calor al verme allí y al despertar entristecí. Soy un presente sin pasado y eres tú mi futuro, mi columna y mi verdad… Ayer tuve un sueño que poco duró... Ya tu voz resuena en todo el barrio, se sube a los árboles, arrulla los nidos y sostiene la vida... como era muy bueno pasó... La llave da la primera vuelta y después de veinte gradas abre la puerta. Te encuentro sentada en el peldaño de una melodía, cantando como cuando te conocí.


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Carta de Julio Cortázar a Alejandra Pizarnick

Alejandra Pizarnick fue una gran poeta argentina y amiga íntima de Julio Cortázar. Entre ellos se escribieron cartas con un valor emocional grande, ya que Julio ayudaba a sobrepasar las terribles depresiones que Alejandra vivía a causa de un problema de autoestima que sufría debido a su peso y apariencia física.

París, 9 de septiembre de 1971 Mi querida, tu carta de julio me llega en septiembre, espero que entre tanto estés ya de regreso en tu casa. Hemos compartido hospitales, aunque por motivos diferentes; la mía es harto banal, un accidente de auto que estuvo a punto de. Pero vos, vos, ¿te das realmente cuenta de todo lo que me escribís? Sí, desde luego te das cuenta, y sin embargo no te acepto así, no te quiero así, yo te quiero viva, burra, y date cuenta que te estoy hablando del lenguaje mismo del cariño y la confianza –y todo eso, carajo, está del lado de la vida y no de la muerte–. Quiero otra carta tuya, pronto, una carta tuya. Eso otro es también vos, lo sé, pero no es todo y demás no es lo mejor de vos. Salir por esa puerta es falso en tu caso, lo siento como si se tratara de mí mismo. El poder poético es tuyo, lo sabés, lo sabemos todos los que te leemos; y ya no vivimos los tiempos en que ese poder era el antagonista frente a la vida, y ésta el verdugo del poeta. Los verdugos, hoy, matan otra cosa que poetas, ya no queda ni siquiera ese privilegio imperial, queridísima.

A

l finalizar, Alejandra le escribió lo siguiente a Cortázar: “P.D. Me excedí, supongo. Y he perdido, viejo amigo de tu vieja Alejandra que tiene miedo de todo salvo (ahora, ¡Oh, Julio!) de la locura y de la muerte. (Hace dos meses que estoy en el hospital. Excesos y luego intento de suicidio -que fracasó, hélas)”. Las cartas entre ellos pueden decir lo mucho que se querían y lo cercanos que eran, tratando siempre de tener en cuenta que la distancia no impide la intimidad. A continuación, la carta de respuesta de Cortázar. Información extraída del sitio digital de Cultura Colectiva.

Yo te reclamo, no humildad, no obsecuencia, sino enlace con esto que nos envuelve a todos, llámale la luz o César Vallejo o el cine japonés: un pulso sobre la tierra, alegre o triste, pero no un silencio de renuncia voluntaria. Sólo te acepto viva, sólo te quiero Alejandra. Escribíme, coño, y perdoná el tono, pero con qué ganas te bajaría el slip (¿rosa o verde?) para darte una paliza de esas que dicen te quiero a cada chicotazo. https://culturacolectiva.com/letras/ julio-cortazar-y-alejandra-pizarnik-unahistoria-de-cartas-intimas/

Julio Alejandra se suicidó el 25 de septiembre de 1972, un año después de recibir esta carta.


VELA

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La poesía de Candi Yajaira Ventura López Roberto Cifuentes

Octavio Paz decía que el poema es creación original y única, pero, además, ser de palabras, va más allá de las palabras y la historia no agota el sentido del poema; pero el poema no tendría sentido –y ni siquiera existencia– sin la historia, sin la comunidad que lo alimenta y a la que alimenta. Sucede con el trabajo poético de Candi Yajaira Ventura López titulado Vela que tiene la originalidad al darle vida a Vela y contar prácticamente una historia con el sentido poético necesario para ser un poema exquisito.

C

andi Yajaira hace de su poesía un acto dialéctico, porque la inspiración señala a un personaje que, pese a su corta edad, toma conciencia de la manera que pueden vivir los seres humanos, siendo crueles, parte entonces, de la realidad, pero esta realidad ilumina a la comunidad para “ver el mundo incierto en los ojos de un zanate”. Vela, un poema que desde la perspectiva infantil nos muestra una muerte sin guadaña, sin maldad, hermosa, masculina y sonriente. Esperamos la nuestra así, dice el poeta Gustavo Bracamonte al comentar el poemario. “Hay días en los que vela se sigue pintando las uñas de rojo para sentirse un poco más alegre.” Derretida Se sienta a observar, esta vez ha sido muy fuerte el golpe. Salió disparado. Sintió exactamente cuando saltó de ella ve a su madre del otro lado de la mesa. La última gota de sangre. Se desparrama por el plato. Siente náuseas. Y por más que quiere no puede llorar. La madre escoge cuidadosamente el cuchillo y el tenedor. No es mala. Solo nació en otro planeta donde los errores propios se cuelgan en la generación ulterior. Vela se agota cada vez más, y más y más. Su perrita sentada sobre

sus piernas está temblando y la mira asustada mientras le acaricia el pecho con la lengua. Sigue viéndola. La madre ensarta el tenedor. Salpica sangre y empieza a llorar. Candi Yajaira Ventura López nació el 27 de septiembre de 1988 en un proyecto ya encaminado. Estudió en escuelas públicas de lugares olvidados por los gobernadores. Se graduó como secretaria bilingüe. Corrigió la plana varios años después al graduarse como profesora en Enseñanza en Lengua y Literatura de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos. Participó en la antología poética Retazos de Luna en el 2011. Escribió el libro Letras en tránsito como parte de un taller de redacción. Asimismo, participó en la edición y corrección de la antología poética Sentimientos de aprendiz. En el 2017, gana el premio Editorial Universitaria de poesía “Manuel José Arce”, con la propuesta poética Vela. Hoy lo buscó, quiso tenerlo. Le estaba escribiendo una carta en la mesa de la cocina, cargaba aquel vestido color zapote Que sabía le gustaba tanto. Los hilos de luz matinal que entraban por la ventada fueron interrumpidos. Al levantar la mirada Vela distinguió una sonrisa blanca dentro de los rayos del sol, era sumamente bella. Recordó aquel día que la había visto, sabía qué era lo que esperaba, se levantó y fue a abrirle feliz. Por fin había llegado, así como ella había imaginado durante tanto tiempo. Son guadaña, sin maldad, su muerte era hermosa, Masculina y sonriente.


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La bienal como placa de Petri

Sin duda la edición de la XXI Bienal de Arte Paiz tiene como curador al afamado cubano, Gerardo Mosquera (La Habana, 1945). Autodefinido como curador freelance, historiador del arte, crítico y escritor, posee un capital simbólico sorprendente, ya que ha trabajado para instituciones señeras en la conducción del arte actual y que ejercen un poder sobre lo que sucede en el arte en esta parte del hemisferio. Miguel Flores castellanos Doctor en Artes y Letras

G

uatemala ha sido tierra fértil para los cubanos poseedores de una formación sólida en el campo del arte, cuentan además con un poder de movilidad internacional formidable desde la década de los noventa del siglo pasado. En este país, su presencia fue vista como la de semidioses que todo lo podían y sabían ante las deficiencias de nuestro campo cultural. Un ejemplo es el de Valia Garzón, que recorrió instituciones tan disímiles como CIRMA y el IGA, donde dejó una estela de hechos que aú n hoy incomodan a más de una institución o persona. Hoy desde Miami o Washington aun viene a realizar travesuras. Los curadores de la Bienal desde que optaron ese nuevo formato (donde pocos son los escogidos y muchos los marginados) han sido, Néstor Herrera Ysla (Cuba), José Roca (Colombia), Santiago Olmo (España); Cecilia Fajardo Hill (Venezuela-Estados Unidos), Alma Ruiz (Estados Unidos/Guatemala) y este año Gerardo Mosquera (Cuba-Estados Unidos). De ninguno de ellos se ha visto un aporte teórico a la condición del arte en Guatemala. Su estancia y convivencia con artistas nacionales, poco les ha valido para insertarlos en otros circuitos más amplios fuera de esta periferia olvidada que es Centroamérica. Tampoco hay un escrito sobre su experiencia curatorial en Guatemala, publicada en alguna revista de arte. Pocos artistas han sido proyectados a través de su entendimiento del arte nacional. No hablo aquí de algún/a curador/a de cabecera de un artista contemporáneo local, eso es entrar en el campo del comercio del arte. Desde el 2008, la Bienal Paiz ha experimentado las transformaciones y mutaciones de la propia Fundación Paiz, generadora de este importante programa para el arte visual guatemalteco, especialmente en lo referido al presupuesto de la Bienal, que ha limitado su accionar, por más copatrocinios logrados. Esto coincide con el hecho de cierta turbulencia causada por la salida de doña Jackeline de Paiz y Ángel Arturo González (q.e.p.d.). La edición de la XXI Bienal de Arte Paiz cuenta como co-curadoras a Laura Wellen (Estados Unidos), quien definitivamente explotará esta nueva veta de arte que se abre ante sus ojos; Esperanza de León, pedagoga y artista creadora del Creatorio (sic) CAP; y Maya Juracán quien expresó para la revista Terremoto: “Desde la idea de una de/colonización, nace la reflexión que nos conduce al aprendizaje de atar nuestros pensamientos a la historia de nuestro país”.

Esta búsqueda siempre la ha hecho el arte en general y Guatemala no escapa de eso. Lo de de/colonización es una etiqueta de estudios como lo son también los estudios culturales, tan de boga en la academia estadounidense en la década de los noventa. Lo interesante es que exista reflexión desde Latinoamérica, con lo que es notoria una tendencia cubana a pensar en América Latina. ¿No sería mejor desde Centroamérica que es algo más cercano y similar? Gerardo Mosquera propone un esquema abierto (¿?), rizomático, más participativo, descentralizado. Lo rizomático, término desarrollado por Gilles Deleuze y Félix Guattari en su proyecto Capitalismo y Esquizofrenia (1972, 1980), es lo que Deleuze llama una imagen de pensamiento que aprehende las multiplicidades. Este concepto cae como anillo al dedo a la realidad guatemalteca, teóricamente. Como pocos curadores invitados a la Bienal, Mosquera ha visitado no solo a artistas, sino a colectivos en ciudades como Comalapa y lugares con proyectos independientes de formación artística, barrios marginales y hasta los cementerios, hasta ahora marginados de la mirada curatorial. En el modelo rizomático, a diferencia de un árbol jerárquico, cualquier enunciado afirmado de alguno de los elementos de estudio (artistas individuales, grupos de artistas independientes, lugares donde se puede apreciar el hecho artístico) puede incidir en la concepción de otros elementos de la estructura (en este caso de las artes visuales), sin importar su posición recíproca. El rizoma (la XXI Bienal Paiz) carece por lo tanto de centro, un rasgo que lo ha hecho de interés de estudio de la sociedad, la semiótica y la teoría de la comunicación. Para quienes hayan visto la escasa información de la XXI Bienal, entre sus participantes se encuentran el municipio de Comalapa, o la fundación H. I. J. O. S, con sus carteles. Juracán dice: “…la vigésima primera bienal (Paiz), como su título lo sugiere, busca ser y ver más allá de lo que se pudo pensar en un inicio [las primeras Bienales Paiz]. La finalidad es lograr desarticular ideas individualistas del arte por el arte para pensar más allá de los límites y fronteras hegemónicas. (…) Este modelo curatorial busca romper la lógica global de mundo del arte, eliminar los ideales estereotipados, encontrar y hablar desde un aquí, que reconoce a los de aquí, como dicotomías y periferias, artistas no globales que conjugan, construyen y crean un metalenguaje artístico, desde su propia esencia”. Según Gerardo Mosquera, “nuevas posibilidades y radicalidad (…) una nueva posibilidad”. Ante un sistema de carreteras colapsado, salir de la ciudad capital es complicado, las dificultades económicas se atraviesan ante el proyecto planteado. Si la cobertura capitalina ha sido escasa en ediciones anteriores (se ha extendido la bienal a Quetzaltenango en otras ediciones), existe la percepción de que la Bienal Paiz se ha convertido en una placa de Petri para un nuevo experimento curatorial de un ahora sí, afamado curador.

Gerardo Mosquera (La Habana, 1945) Retrato de Wang Guofeng, Beijing, 2016.

Esperanza de León, en un proyecto de arte comunitario. Imagen de Fundación Paiz, tomada de “Revista Terremoto” (2017)

Gerardo Mosquera en San Pedro La Laguna, Imagen de Fundación Paiz, tomada de “Revista Terremoto” (2017)


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