Belice, documentos para la Historia

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Guatemala, 10 DE ABRIL de 2018 / Página 5

Belice, documentos para la Historia

Brevísima historia de los hechos que considero son los más importantes o trascendentales de la historia del Caso de Belice

Carlos Molina Mencos

CARLOS MOLINA MENCOS ABOGADO Y NOTARIO / MOLINA MENCOS, PINEDA Y ASOCIADOS Haciendo un rápido recorrido histórico vemos que el problema de Belice se inicia cuando la Corona Española y la Corona Británica acuerdan que la última tendrá derechos de explotación maderera en un territorio perteneciente a las colonias españolas. Con el fin de legalizar los acuerdos se celebraron Las Convenciones de 1783 y 1786 las que demarcaron un área que se llama de Cuatro Ríos ya que los límites eran sesenta leguas hacia el oeste a partir de la costa colindando con el río Belice, el Río Hondo, el Río Nuevo y el Río Sibun. Belice estaba demarcada en esa área.

E

n 1821 Guatemala se independiza de España, y en 1859 el Gobierno de Guatemala firma con Gran Bretaña la Convención de Límites en cuya cláusula 7ª. aceptan que deberán tomar las medidas necesarias para establecer la comunicación más fácil entre ambos países, a través de ríos o carreteras a construirse entre el lugar más conveniente de la costa del Atlántico cerca de Belice y la capital de Guatemala. Mucho se ha criticado al presidente Rafael Carrera por la firma de la Convención de Límites, pero si analizamos las causas de dicha firma nos encontramos con que presidía un gobierno europeizante, que veía en Europa la esperanza de la civilización y el progreso y que a la vez temía la penetración norteamericana y creía que con vínculos más estrechos hacia Europa la podría evitar. No nos olvidemos que en esa época se vivía el despojo a México de sus provincias del norte y la invasión de los filibusteros a Nicaragua. El presidente Carrera creyó, equivocadamente, que Gran Bretaña seria su gran aliado por lo que buscó un acercamiento a toda costa, olvidando que Gran Bretaña había firmado con Estados Unidos el Tratado Clayton Bulwer que le entregaba a los Estados Unidos una Centroamérica atada de pies y manos. Además de la presión o necesidad de firmar el Convenio que consideraba tener, el gobierno de Guatemala encontró la justificación para la firma del tratado en la cláusula compensatoria de la contribución a la construcción de la carretera. Como se expuso en el artículo de elPeriódico publicado en su edición del 27 de octubre de 2010 y titulado “Belice es nuestro... ¿vecino?” “En 1931, el canciller inglés envió una amable carta a su colega guatemalteco, en ese entonces Alfredo Skinner Klée, le decía que quería estar seguro de que los límites territoriales eran los que fijaron los ingenieros Fernando Cruz y Frederick Brunton en 1859. El ingeniero guatemalteco y el inglés trazaron líneas e instalaron unos mojones de cemento en lo que dispusieron serían las fronteras. Lo hicieron del río Sarstoon al

río Hondo, es decir, todo el territorio de lo que hoy es Belice. Al día siguiente de recibida la carta Skinner Klée contesta, dice que sí, que por supuesto que Guatemala está de acuerdo con fijar allí las fronteras. En relaciones internacionales un cruce de cartas firmadas por los cancilleres constituye un Tratado, por lo tanto los ingleses, nada perezosos, fueron a inscribir las dos cartas a la Liga de las Naciones donde quedó establecido que Guatemala aceptaba las fronteras planteadas por Belice. “Este tratado el Ministerio de Relaciones Exteriores lo ha tenido oculto al pueblo de Guatemala porque saben que con esto nos cocinan en la Corte”, dice Enrique Cabrera. En 2001 Belice pidió a cuatro de los más grandes expertos en relaciones internacionales que evaluaran la situación y presentaran un informe sobre las posibilidades de Guatemala en la reclamación. Tr a b a j a r o n en ello Sir Elihu Lauterpacht, un abogado internacionalista que ha representado a varios países en la Corte Internacional; el juez Stephen Schwebel, expresidente de la Corte Internacional, y los profesores universitarios Shabtai Rosenne y Francisco Orrego. La conclusión a la que llegaron los especialistas fue un “no” rotundo, “Guatemala no tiene posibilidades de recuperar el territorio”. La negativa se la achacan, entre otras cosas, a la carta firmada por Skinner Klée.

Presidente Jacobo Árbenz

“La voz del Presidente o del Ministro de Exteriores son convenios internacionales, ellos comprometen al país y Skinner Klée lo hizo. Es un factor negativo a los intereses de Guatemala”, opina Bermejo. Pero la carta de Skinner Klée no es algo que preocupe en Cancillería. “Para que sea un cruce de cartas se tiene que transcribir en ambas cartas el instrumento y no lo transcriben”, argumenta Maritza Ruiz de Vielman, sin embargo, el instrumento sí está transcrito en el cruce de cartas de 1931, por lo tanto, es válido, “pero no está ratificado. Ellos lo inscribieron unilateralmente”, dice Antonio Castellanos de la comisión. “Nosotros tratamos de no abordar mucho este tema, porque eso lo vamos a tratar en el juicio, no le vamos a adelantar nuestras armas a Belice, ya tomamos nota y ya preparamos todos los argumentos para refutar, lo único que puedo decir es que eso no me preocupa. Los argumentos los tenemos, lo que pasa es que nosotros no vamos a contratar a un Lauterpacht para que lo diga”, agrega De Vielman.” Años más tarde, el presidente Manuel Estrada Cabrera establece un consulado en Belice para obtener información sobre el número de pies cúbicos de madera que se transportaban por los ríos de Belice. Su objetivo era determinar y cuantificar el contrabando de madera de Petén que era trasladada por esa vía, pero la creación del consulado se tomó como una forma de reconocimiento a la existencia de un gobierno extranjero, ajeno a Guatemala, que ejerce soberanía en el territorio de Belice. En 1934 una vez se establecieron las fronteras de Guatemala con Honduras, nuestro gobierno busca definir su otra frontera para lo cual solicita a Gran Bretaña el cumplimiento de la cláusula 7ª. del Convenio de Límites iniciándose aquí la reclamación de Belice que todos conocemos. Desde un inicio Gran Bretaña argumentó estar liberada de toda obligación pues las mismas habían caducado además de que era una obligación de imposible cumplimiento porque al hacer el estudio se encontró con que la construcción de la carretera costaría mucho más que las L.50,000 estimadas originalmente. En 1936 el Gobierno de Guatemala propone a Gran Bretaña dos opciones: Que Gran Bretaña devuelva a Guatemala como sucesora de España el territorio de Belice y que no hay más reclamos reconociendo Guatemala la suma de L.400,000 a Gran Bretaña. y

Edmonds Mulet

Antonio Arenales Forno

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