Ladosis #34

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EL MURAL

BORRADO DE CAYAYO En el Callejón de la Puñalada de Sabana Grande hubo hasta hace 10 años un retrato en honor al fallecido cantante y guitarrista. Fue borrado por personas que consideraban que el artista representaba la maldad.

Humberto Sánchez Amaya

Para los que no vivieron la época de Sentimiento Muerto, Dermis Tatú y PAN, Internet se convirtió en una trinchera para escudriñar, encontrar esa música que se sabía que existía, pero era difícil de conseguir en discotiendas y emisoras de radio. Aquellas generaciones que descubrieron la obra de esas tres bandas gracias a los beneficios de la web empezaron además a sentir curiosidad por conocer de ese músico fallecido al que llamaban Cayayo. A principio de la década pasada era poca la información que se encontraba sobre él. Una referencia entonces fue una revista especial que editó en 2002 la Fundación Nuevas Bandas sobre Sentimiento Muerto, que incluía un disco: Lo-Fi SM. A eso, hay que sumar que hasta el año 2005 no existía Youtube, donde ahora se pueden encontrar discos completos, videos, presentaciones en programas de televisión y entrevistas. La conexión dial-up provista entonces por Cantv servía para adentrarse en esa parte de la historia del rock en Venezuela, esas canciones que más allá de la importancia y su legado, forman parte de la vida de muchos, aunque no hayan ido a Mata de Coco y otros lugares emblemáticos en las que se presentaban esas agrupaciones. En la universidad, un buen amigo que sabía de mi afición a la música de Sentimiento y Dermis me contó que había estado en el Radio City el 17 de noviembre de 1999, el día que murió el cantante y guitarrista. En esa fecha se realizaría otra edición de los Miércoles Insólitos, en la que participaría PAN, la banda que lo ocupaba. Mi amigo fue a ver a La Corte. Me habló del ambiente en el teatro cuando se supo de la muerte del artista y de cómo continuaron las presentaciones previstas. “Dijeron que eso es lo que él hubiese querido”, según mí compañero de clases.

Al notar mi interés en la historia, guardó para el final un dato que me importaría aún más: “Chamo, pero por ahí cerca hay un mural en homenaje a Cayayo. Cuando quieras te lo muestro”. No esperamos mucho. A los pocos días fuimos a un lugar que de solo escuchar el nombre lo llenaba a uno de desconfianza. El retrato en honor al vocalista se encontraba en el hasta ese momento para mí nada famoso Callejón de la Puñalada. La imagen no se parecía mucho a las fotos que había visto en la red, pero era satisfactorio cada vez conocer más de lo que rodeaba al compositor. Eso fue en 2004, tenía entonces 20 años de edad. Meses después caminé por el bulevar y quise verlo nuevamente. Estaba seguro de la parte en la que se encontraba, pero

nada. No lo veía. Un hombre sentado en una silla me siguió con la mirada y al rato me preguntó: “¿Estás buscando la pintura del rockero?”. Le contesté que sí. “La borramos, era necesario. Esa gente y lo que hacen son un símbolo del mal, del demonio”, me replicó el desconocido, que llevaba una Biblia en la mano. Le di las gracias y salí del callejón. Más nunca entré hasta hace dos años. Del mural solo queda una única foto que se consigue gracias a Google. La firmó alguien que se hacía llamar Mano, en el año 2000. Para muchos fue una profanación no solo del arte callejero, sino de una pieza que rendía honor a uno de los músicos más influyentes de los recientes 30 años en Venezuela. Otra parte de la historia omitida.

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