La Agencia de Viajes Argentina Lunes 24 de enero de 2011
Cayo Santa María
Una gema tallada a la perfección
Por Nicolás Panno
El norte cubano regala a los vacacionistas una propuesta de relax que, a través de establecimientos de alto confort y excursiones inolvidables, aprovecha las insuperables cualidades naturales de mares y playas.
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E
l color turquesa siempre presenta una especie de misterio. Es que la asociación de su denominación con la tonalidad cromática muchas veces depara ambigüedades: para algunos se trata de un celeste brillante y fortísimo, para otros se parece a un azul verdoso, algo más opaco. Pues bien, aquí están frente a mí los dos conceptos reunidos, cada uno disputándose la mitad de mi visual, en forma de dos franjas horizontales, respectivamente materializados en el cielo diáfano y el mar transparente de Cayo Santa María. No es que la colorida disyuntiva se vaya a resolver, pero da gusto ver cómo ambas tonalidades deciden confraternizar en la abstracta línea del horizonte, aquí, en este paraje soñado, al norte de Cuba. Si la vista se siente saciada, lo mismo se puede decir del tacto cuando las plantas de los pies se hunden en la suavidad de los ínfimos y blancos gránulos de arena de la costa. Decir que la playa se parece a un manto de talco sería caer en un lugar común. Pero un lugar común donde uno debe dejarse caer y también acostarse, descansar y pasar toda una tarde. Con una caricia de arena en la espalda, analizando los mati-
Incluso las banderas del Barceló son turquesas.
ces del mar y el cielo, se puede llegar a una conclusión definitiva: este cayo es una verdadera gema, al igual que la piedra preciosa llamada turquesa que da origen al dilema. LA CARA DEL BARCELO. Esta gema natural ha sido cuidadosamente tallada para enseñarle a los viajeros varias caras, todas las cuales apuntan a pasar unas vacaciones de disfrute y relajación. Una de esas facetas, indispensable, es el alojamiento. En mi caso tuve la suerte de hospedarme en el Barceló Cayo Santa María, complejo de unidades 5 estrellas con plan todo incluido, donde me encontré
por primera vez el cuadro detallado en el primer párrafo, aunque luego corroboraría que en el resto de los establecimientos de la zona se pueden vivir idénticas sensaciones. En pleno verano, el calorcito se combate de dos maneras. La primera es meterse en el agua tibia del mar o en las tantas piscinas. La segunda está en el lobby bar y se llama “mojito”. Una de las tardes, recuerdo haber tomado el popular trago a base de hierbabuena, ron y limón, acompañado por la melodía de “Yesterday”, cuando dos jóvenes interpretaban la canción de The Beatles en teclado y flauta traversa. Las demás veces la degustación se produjo en torno a en-