
8 minute read
“Poner en marcha el Pabellón de la Biodiversidad no fue fácil”
from 20-07-2023
by cronica
Susana Magallón Puebla fue elegida para un segundo periodo al frente del IB.
Ahora, además de contener muestras representativas de la biodiversidad nacional, dioramas, paneles interactivos, investigadoras (es) en acción, centro de cómputo e incluso una pequeña área de exposiciones temporales al estilo del Museo Soumaya (actualmente se exhiben esculturas de Salvador Dalí), el recinto podría contener además meteoritos.
Advertisement
La conversación con José Franco, académico del Instituto de Astronomía, se refería a la posibilidad de trasladar los meteoritos que se exhiben en éste al Pabellón, explicó Magallón.
MÁS ALLÁ DEL PABELLÓN
Si bien el Pabellón Nacional de la Biodiversidad es de un magnetismo irresistible, es de lejos la única preocupación de Susana Magallón, y es que el IB es grande, mucho más grande.
“Tiene dos departamentos académicos, el Jardín Botánico y dos estaciones foráneas, una cerca de los Tuxtlas, Veracruz, y otra en Chamela, Jalisco”. Éstas han requerido también su atención y representan un área de acción importante en los próximos cuatro años, refiere.
En este periodo también tuvo como objetivo avanzar en las políticas universitarias de igualdad de género, basadas en la implementación de la política institucional que incluyó capacitaciones y conferencias, apoyadas en la comisión interna de igualdad de género del IB. “Hacia el futuro tenemos pensadas acciones específicas para seguirlo implementando”.
Entre esos otros temas por atender, la científica destaca las mejoras del invernadero Faustino Miranda –una pequeña selva tropical en el corazón de Ciudad Universitaria–; así como la transformación de sus estaciones foráneas en centros educativos de alto nivel.
Susana Magallón, directora del IB-UNAM, relata los retos que enfrentó en su primer periodo al frente de la institución, de la que depende el recinto
Entrevista
Isaac Torres Cruz isaac.torrescu@gmail.com
A mitad de esta breve entrevista, José Franco se acerca a Susana Magallón para preguntarle: “¿Slim quiere saber qué paso con lo de los asteroides?”, a lo que la bióloga responde “hay que hacerlo”.
Estamos en el auditorio del Pabellón Nacional de la Biodiversidad, donde se acaba de presentar el nuevo programa de televisión sobre medio ambiente “Antropoceno en México”, que se transmite por TV UNAM. Los organizadores eligieron como escenario esta joya de la corona del Instituto de Biología (IB) para dar algunos detalles del programa.
Susana Magallón formó parte del panel que enfatizó la importancia de la realización de estos esfuerzos de comunicación de la ciencia dirigidos a la población mexicana, como una herramienta vital para la conservación del medio ambiente. En torno a la presentación ha recibido colmadas felicitaciones por su reciente nombramiento para dirigir el IB en un segundo periodo, cuatro años más.
En su primer periodo afrontó las circunstancias marcadas por la pandemia, pero uno de los mayores retos fue echar a andar el Pabellón Nacional de la Biodiversidad, cuya belleza y funcionalidad son un punto de referencia en la academia del país. El inmueble fue una donación de la Fundación Carlos Slim y fue inaugurado en octubre del 2021 entre la algarabía de funcionarias capitalinas, autoridades universitarias y el empresariado.
Espacio Emblem Tico
Poner en funcionamiento el sitio no fue sencillo, refiere en entrevista Magallón, quien recientemente fue elegida como miembro internacional de la Academia Nacional de Ciencias de EU por su destacada trayectoria científica.
Fue un “reto mayúsculo”, una obra negra que debía convertirse en un museo y centro de investigación, relata. El trabajo se realizó en conjunto con Inmuebles Carso –que erigió el Acuario Inbursa– en una interacción que no fue sencilla y que, por un lado, tenía a este grupo inmobiliario y, por otro, el personal académico que determinó los contenidos científicos del sitio.
Pero, “sin duda, ha sido una colaboración fructífera”, añade, puesto que ha permitido al IB y a la UNAM un espacio excepcional para las colecciones biológicas que están bajo el resguardo de la institución, así como para la realización de investigación a cargo de sus académicos y académicas. A la vez, y como condición para la construcción, el inmueble debía albergar un museo gratuito, resalta.
“El Instituto de Biología alberga las colecciones biológicas nacionales, donde las de invertebrados y el herbario nacional se encuentran en la sede principal del instituto. En tanto, en el Pabellón se encuentran las colecciones de vertebrados: mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces”, ahonda Magallón Puebla. “El museo es un espacio gratuito de exhibición de estas colecciones, pero tiene a su vez investigación activa; hay lugares en el Pabellón con grandes ventanales donde los visitantes puede asomarse y ver qué están haciendo los investigadores, eso lo hace todavía más atractivo”.
Además, es necesario seguir fortaleciendo las líneas de investigación que el instituto ha desarrollado con éxito por casi 100 años, apunta. “Al mismo tiempo apuntalamos líneas de investigación más en la frontera del conocimiento, incorporando datos de diferentes fuentes y tipos de organismos, aplicando metodologías analíticas, matemáticas y estadísticas, para entender los procesos que generan la biodiversidad”.
Sobre el Pabellón, refiere que aún no todo está resuelto en el exultante edificio –ganador del Premio ADI a la Responsabilidad e Impacto Social–, puesto que se encuentra pendiente la misión llevar las colecciones que aún se encuentran en el edificio principal. Pero antes, habrá que ver dónde colocar los meteoritos .
“Además del Pabellón, el IB cuenta con dos departamentos académicos, el Jardín Botánico y dos estaciones foráneas…”
“El museo es un espacio gratuito de exhibición de estas colecciones, pero tiene a su vez investigación activa”
El término “privilegio” proviene de la palabra latina “privilegium”, que etimológicamente se refiere a una ley privada para una persona o un reducido grupo de personas. En el lenguaje jurídico se trataba de una ventaja exclusiva o especial que estaba dada por ley; en la sociedad feudal y del Antiguo Régimen se relacionaba con el concepto de “honor”, a diferencia del concepto moderno de “derecho”. Los privilegios se centraban fundamentalmente en tres campos: económico, jurídico y administrativo. Además, estaban dirigidos fundamentalmente a dos grupos minoritarios: la nobleza y el clero.
Por lo anterior, el Diccionario de la RAE define privilegio como “Exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior”; pero inmediatamente añade, dentro de la primera acepción “o por determinada circunstancia propia.” Es decir, existen una serie de privilegios que se manifiestan y operan en la sociedad, no porque tengan una base en leyes que lo permitan, sino porque algunas circunstancias lo hacen posible. En sociedades donde existe un estatus de superioridad de lo masculino respecto de lo femenino, denominadas como “patriarcales”, el poseer cualidades masculinas confiere privilegios en el orden de la sociedad, aparezca o no en el orden jurídico.
Patricia Leavy comenta en su libro “Privilege Through the Looking-Glass” que una expresión común en sociología dice: “No sé quién descubrió el agua, pero dudo que fuera un pez”. Es decir, cuando hemos vivido sumergidos en un determinado entorno resulta casi imposible el percibirlo. Un ejemplo típico es el acento, ese conjunto de particularidades fonéticas, rítmicas y melódicas que caracterizan el habla de un país, región o ciudad, y que terminan expresando personas concretas. Al hablar nadie distingue el propio acento y, sin embargo, al conocer a una persona de otra región puede identificarse que el acento es distinto. Frecuentemente queda la sensación de “yo no tengo acento” o “nuestro acento es mas neutro”, independientemente de cuál persona o grupo lo diga. Así es la esfera de los privilegios, como el acento, ya que en las vivencias cotidianas no nos damos cuenta de los privilegios masculinos. Por ello es tan difícil identificarlos, primero, y buscar un mundo más justo, después.
Voces De La Uam
El privilegio masculino es omnipresente, sutil y flagrante. Peggy McIntosh fue una de las primeras en describirlo, usando una metáfora interesante: “es como una mochila invisible, que no pesa, llena de provisiones especiales, mapas, pasaportes, libros de códigos, visas, ropa, herramientas y cheques en blanco.” (1) Como no se ve y no pesa, el mochilero la porta sin saberlo, y si se le informa, no suele reconocerlo. Por ello, el mochilero suele considerar que su estatus (trabajo, clase socioeconómica, educación, etc.) se deben exclusivamente a logros y méritos individuales. De una forma más descriptiva y menos metafórica, un privilegio masculino es un estatus especial que otorga alguna ventaja, siendo conferido a personas con características asociadas a la masculinidad hegemónica en sociedades patriarcales. Hay que notar que no se habla de “privilegios de hombres”, si bien es cierto que son los hombres quienes en una abrumadora mayoría representan los ideales de la masculinidad.


Robert Connell, Michael Kimmel, Jeff Hearn y otros estudiosos de las masculinidades describen una “norma de masculinidad generalizada”, o “masculinidad hegemónica”, omnipresente y dominante, pero que en su mayor parte es una ficción social inaccesible. La norma generalmente ha sido construida como: blanca, heterosexual, fuerte (física y emocionalmente), dura, estoica, joven, competitiva, rica y autónoma. Un hombre en una sociedad patriarcal tendrá mayor privilegio masculino conforme tenga más características de este ideal; por ello, en la realidad, existen diferentes grados de privilegio masculino. Aunque todos los hombres obtienen algún beneficio del privilegio masculino basado en la masculinidad hegemónica, quienes difieren de la norma (afrodescendientes o de pueblos originarios, homosexuales, mayores, pobres, etc.) pueden
El privilegio masculino es omnipresente, sutil y flagrante. Pegg y McIntosh fue una de las primeras en describirlo, usando una metáfora interesante: “es como una mochila invisible, que no pesa, llena de provisiones especiales, mapas, pasaportes, libros de códigos, visas, ropa, herramientas y cheques en blanco” no beneficiarse del privilegio masculino completo en algunos contextos o por algunos momentos.
Es difícil tener autoconciencia del privilegio, pero no imposible. Peggy McIntosh analizó su experiencia y se dio cuenta de que había privilegios que, a pesar de ser mujer, podían beneficiarle: ser blanca, heterosexual, con un alto nivel educativo, entre otros, eran factores que le podían favorecer, o bien, evitar perjuicios ante un hombre que representara más cercanamente la masculinidad hegemónica. En otras palabras: el privilegio masculino puede beneficiar a algunas mujeres. Esto es así porque no está asociados al sexo, sino al género, es decir, a la construcción sociocultural que se hace sobre cuáles son los roles y características deseables para hombres y para mujeres. La investigación reciente muestra que la expresión genérica “tomboy” o “butch” (traducida al español como marimacho o machorra), esto es, mujeres con aspecto y modales considerados como “masculinos”, sin tener relación con orientación sexual o identidad de género, puede llegar a proteger a las mujeres al menos de tres formas. Primero, puede protegerlas de las presunciones sobre la reputación sexual; segundo, pueden brindar cierta protección a lesbianas que prefieren no divulgar su orientación sexual; tercero, puede otorgar a las mujeres privilegios limitados a espacios para los cuales la masculinidad es un requisito tácito. Estas protecciones suelen ser limitadas y temporales (2).
La investigación sobre el privilegio masculino no debe buscar solamente describirlo y definirlo; el objetivo debería ser aumentar la conciencia sobre el tema, deconstruirlo, disminuir los comportamientos opresivos, así como disminuir la violencia por razones de género. El privilegio masculino repercute negativamente al generar violencia contra todo aquello que se aparte de la masculinidad hegemónica. Por ello, Kauffman entiende que las expresiones de la violencia por razones de género se manifiesta en violencia de hombres contra mujeres, hombres contra otros hombres (que no representan la masculinidad hegemónica), y hombres contra sí mismos. Pero esto ya es tema de análisis para otra ocasión. No puede haber una sociedad justa si no se elimina la violencia por razones de género .

(1) White Privilege: Unpacking the Invisible Knapsack. https://psychology.umbc.edu/ wp-content/uploads/sites/57/2016/10/ White-Privilege_McIntosh-1989.pdf
(2) Tomboy as protective identity. https://www.researchgate.net/publication/51698091_Tomboy_as_Protective_ Identity
* Profesor del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco y Consejero del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de Bioética. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt Nivel II.
Margot Robbie