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Las abejas mieleras poseen el sistema de comunicación más complejo no humano
from 11-03-2023
El ‘baile’ con el que señalizan las fuentes de alimento es una forma compleja de aprendizaje social: estudio
El ‘baile’ con el que las abejas señalizan las fuentes de alimento es una forma compleja de aprendizaje social y uno de los ejemplos más complejos de comunicación espacial referencial no humana.
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Es la conclusión de un estudio publicado en Science por el investigador James Nieh, de la Universidad de California en San Diego, entre otros, que ha encontrado pruebas de que el aprendizaje social es fundamental para las abejas melíferas.
La transmisión de conocimientos compartidos de una generación a otra es un rasgo distintivo de la cultura y permite a los animales adaptarse rápidamente a un entorno cambiante.
El aprendizaje social temprano se ha documentado en los insectos, aunque es evidente en especies que van desde los bebés humanos hasta las ratas topo desnudas o los polluelos de pájaros cantores.
En el nuevo estudio, se descubrió que la danza o baile de las abejas, que señala la ubicación de recursos críticos a sus compañeras de nido mediante una intrincada serie de movimientos, se mejora con el aprendizaje y puede transmitirse culturalmente.
El estudio demuestra la importancia del aprendizaje temprano de señales sociales en uno de los ejemplos conocidos más complejos de comunicación espacial referencial no humana.
“Estamos empezando a comprender que, como nosotros, los animales pueden transmitir información importante para su supervivencia a través de comunidades y familias. Nuestra nueva investigación demuestra que ahora podemos ampliar ese aprendizaje social para incluir a los insectos”, afirma en un comunicado Nieh, profesor del Departamento de Ecología, Comportamiento y Evolución.
Insecto Social
Las abejas de la miel, un insecto social con una estructura comunitaria muy organizada, ayudan a garantizar la supervivencia de sus colonias comunicándose entre sí la ubicación de las fuentes de alimento mediante una danza en la que las abejas giran en círculos formando figuras de ocho mientras menean el cuerpo durante la parte central del baile.
Realizados a una velocidad vertiginosa (cada abeja mueve un cuerpo en menos de un se- gundo), los movimientos de la danza traducen la información visual del entorno de la colmena y la ubicación del sol en distancia, dirección e incluso calidad del recurso para sus compañeras de nido. Transmitir esta información con precisión es una hazaña notable porque las abejas deben moverse rápidamente por una superficie de panal a menudo irregular.
Nieh y sus colegas investigadores Shihao Dong, Tao Lin y Ken Tan, de la Academia China de Ciencias (CAS), realizaron experimentos para comprobar los
Completan primer mapa neuronal de un insecto; gran avance de neurociencias
Los cerebros son redes de neuronas interconectadas y todos los cerebros de todas las especies tienen que realizar comportamientos complejos, como navegar por su entorno, elegir comida o escapar de depredadores. Ahora, un equipo científico consiguió completar el primer mapa cerebral de un insecto.
Esta representación del cableado neuronal del cerebro de una larva de mosca del vinagre es, según sus responsables, un
«logro histórico» para la neurociencia, que acerca a los científicos a «la verdadera comprensión» del mecanismo del pensamiento, abre la puerta a futuras investigaciones sobre el cerebro e inspirará nuevas arquitecturas de aprendizaje automático. Se trata del mayor conectoma cerebral completo -diagrama de las conexiones neuronales- descrito hasta la fecha. Los detalles se publican en la revista Science
Detrás de esta laboriosa in- vestigación que duró 12 años está un equipo de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) y de Cambridge (Reino Unido). a las bailarinas experimentadas antes de que intenten bailar por primera vez. En estas colonias experimentales, las abejas nunca pudieron aprender de las bailarinas más experimentadas. detalles de la comunicación mediante la danza. Crearon colonias para estudiar el proceso de transmisión de información entre abejas forrajeras expertas y sus compañeras de nido más jóvenes y menos experimentadas.
«Si queremos entender quiénes somos y cómo pensamos, parte de ello consiste en comprender el mecanismo del pensamiento», afirma Joshua T. Vogelstein, de la Johns Hopkins, para quien la clave está en saber cómo se conectan las neuronas entre sí.
“Las abejas que no tuvieron la oportunidad de seguir a ningún bailarín antes de bailar por primera vez produjeron danzas significativamente más desordenadas, con mayores errores de divergencia en el ángulo de meneo, y codificaron la distancia de forma incorrecta”, señalan los investigadores en el artículo. En cambio, las abejas que siguieron de cerca otras danzas en colonias de control no sufrieron esos problemas. Al igual que los humanos, para los que la exposición temprana al desarrollo del lenguaje es esencial, las abejas adquirieron claves sociales que se codificaron y permanecieron con ellas toda la vida (unos 38 días).
Los experimentadores crearon colonias en las que las abejas nunca pudieron observar o seguir a las bailarinas antes de que danzaran por primera vez. Estas colonias estaban formadas por abejas jóvenes de la misma edad. Las abejas empiezan a bailar cuando alcanzan la edad adecuada y siempre siguen
El primer intento de cartografiar un cerebro -un estudio de 14 años sobre el gusano redondo iniciado en la década de 1970- dio como resultado un mapa parcial y un nobel.
Desde entonces, se han cartografiado conectomas parciales en muchos sistemas, como moscas, ratones e incluso seres humanos, pero estas reconstrucciones suelen representar solo una pequeña fracción del cerebro total, explica la Johns Hopkins.
Únicamente se han generado conectomas completos de varias especies pequeñas con unos pocos cientos o miles de neuronas: de gusano redondo,
Las que no aprendieron pronto el baile correcto pudieron mejorar observando a otras bailarinas y practicando, pero nunca fueron capaces de codificar correctamente la distancia. Esta codificación de la distancia crea los distintos “dialectos” de las diferentes especies de abejas melíferas. En otras palabras, las abejas que nunca pudieron observar a otras bailarinas durante su primera etapa crítica de aprendizaje desarrollaron un nuevo dialecto que mantuvieron durante el resto de sus vidas.
“Estamos empezando a comprender que, como nosotros, los animales pueden transmitir información importante para su supervivencia a través de comunidades y familias” larva de ascidias y larva de anélido marino.
«Esto significa que la neurociencia ha funcionado en su mayor parte sin mapas de circuitos», resume Marta Zlatic, de la universidad británica. «Sin conocer la estructura de un cerebro, estamos adivinando cómo se implementan los cálculos, pero ahora podemos empezar a comprender de forma mecánica cómo funciona el cerebro», explica.
La tecnología actual -añadeaún no es lo bastante avanzada para cartografiar el conectoma de animales superiores como los grandes mamíferos. (EFE en Madrid)