Realidades dialogantes de Daniel Rojas Pachas

Page 31

4.-A modo de conclusión. En conclusión, podemos señalar que esta lectura postmoderna y diálogo con el discurso de Castel, nos pone en contacto con la crisis de la sociedad continental de principios del siglo XX mostrándonos una serie de conductas, que se complejizan y prolongan hasta nuestros días demostrando el frágil equilibrio entre la razón y la deshumanización de los medios e instrumentos que genera el hombre en su llamado progreso social. Característico resulta al respecto el proceder que guardamos hacia los objetos y como desde este punto se pasa a la objetivación de la realidad. La búsqueda de dominio y de construcción de una realidad perfecta o deseable conlleva contrariamente como señal Vattimo a institucionalizar procesos aberrantes, similares a los que sufre el protagonista de El Túnel y que él por su parte aplica de igual manera como un reflejo marcado de los discursos de poder y del proceso de reificación. La objetivación en tal caso se nos presenta como el punto de despegue de la cultura occidental moderna. A través de este mecanismo se permite la domesticación y el encauzamiento de las conductas hacia lo que se estima preferible, la lógica del “debe ser” se hace posible e impera. En cuanto al proceso de personalización la violencia y arbitrariedad de esta conducta en sus extremos, no es menor pues surge como una consecuencia de la evidente cosificación y en sus modos tiende a utilizar al otro, parte de una entidad que se desea o a uno mismo como token o moneda de cambio frente al sentido inasible y esperable, esto en la medida que opera como mecanismo de defensa psicológico, como introyección que pretende reducir la ansiedad ante la realidad no objetivable. Considerado esto la obra es sin duda un paradigma de la crisis existencial y psicológica del hombre moderno y un ámbito privilegiado de exploración de las causas y efectos de estos fenómenos, al retratar en profundidad y con inmensa sensibilidad estética y comunicativa, los mecanismos que implican la perdida de valoración del sujeto y su gama de posibilidades. Vemos al hombre arrinconado en términos Kafkianos dentro de una realidad que lo torna objeto y que lo empuja a fin de salvaguardar su dignidad o parte desesperada de su ansia de libertad a asirse a otros o a partes fragmentadas de sí mismo con las mismas garras e instrumentalizaciones que lo han convertido en un dividuo. Con respecto a este último concepto, en su teoría, Felix Guattari retomará estas problemáticas al estudiar las sociedades de control y bajo la idea de prehensión, acto por el cual se transfiere la virtud de una entidad a otra, es decir se dona su potencia. El individuo de antaño se encuentra convertido en un ser dividual, fragmentado en esencia por el ejercicio del poder y la diversificación que debemos hacer de nuestra realidad, en tanto cumplimos una serie de objetivos y roles como miembros del orden social. Deleuze complementa esto señalando que el dividuo está fragmentado pues pasamos de un individuo paranoico, el organizado dentro de las sociedades disciplinarias como la planteada por Asturias en “El Señor Presidente” al dividuo esquizofrénico, positivado con una multiplicidad de funciones operativas designadas por la sociedad de control. Sábato empieza a perfilar estas características por ende las fisuras de la lógica, la soledad más profunda del hombre y su psicología atribulada se develan en un sentido inverso, ante la importante función que el arte cobra en esta relacionalidad distópica. Como mecanismo de expresión, abierto, flexible y polisémico, las raíces más profundas de la creación establecen un puente directo hacía el caos y continente represivo de la consciencia. La narración de Castel, clínicamente detallada no podría entenderse en su completitud sin las explicaciones que arroja su proceso pictórico frente a la evolución de su ánimo. Esto se reafirma si analizamos el texto a la luz de los postulados que Sábato sostiene en torno a la creación y su nexo dialéctico con la realidad. En el mismo grado no hay que obviar la tarea que cumple el narrador-protagonista Juan Pablo Castel al darnos a conocer desde su desorden emocional su historia por medio de un testimonio escrito y altamente literario. En este aspecto el personaje continua en su papel de creador procurando repetir el efecto que la escena de la mujer en el cuadro Maternidad, tuviese dentro de la diégesis, sólo que ahora a nivel de enunciación y por medio del discurso que trama la historia; por ende la actualización de este producto estético, signo de una época y sus circunstancias llega constituido como novela a nuestras manos siendo nuestro deber como eventuales y posibles receptores, encontrar ese mensaje mirando directo al vacío interior de nuestro tiempo y sus destructivos razonamientos, abismo profundo e insondable como el mar.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.