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La Boca Mag - 034 2018
l amor existe desde el principio de los tiempos. Sobrepasa cualquier creencia, cualquier ideología; es capaz de vencer al odio, al rencor. El amor es el arma más poderosa que existe, puede destruir la guerra y traer la paz.
Nacimos, crecemos, y en ese transcurso de tiempo, Dios nos va preparando para recibir ese amor que nos acompañará el resto de nuestra vida. De igual manera, Dios elige a nuestro/a compañero/a de vida acorde a sus planes y a nuestras necesidades.
Dios nos hizo por amor, y por amor aún seguimos viviendo. Su amor por nosotros es tan grande, que dio a su hijo por la salvación del mundo, destruyendo y olvidando nuestros pecados. Es un amor que lo llena y lo sana todo. Así como el Padre nos amó, nosotros intentamos, en la medida de lo posible, amar a los demás. Pero ningún amor es tan grande y puro como el que Dios siente por nosotros.
Recibimos y damos ese amor que hemos ido guardando para entregarlo a esa persona especial. Aprendemos a lidiar con sus defectos, nos adaptamos a las diferencias que existen entre ambos, no olvidando que somos seres imperfectos, pero llenos de amor. Este tipo de amor es importante porque de aquí, si está en los planes de Dios, surge la familia.
El amor de una madre por sus hijos es muy parecido al amor de Dios. Las madres cuidan y quieren a sus hijos de manera incondicional y única. Son capaces de morir por sus hijos, porque su amor es tan maravilloso que no mide, no calcula, simplemente entrega. Es importante este amor en la vida de los hijos, ya que éstos necesitan sentirse queridos y tener la confianza y la seguridad de dar y de recibir amor. El amor que siente un hijo por sus padres es de igual forma incondicional, puro, desmedido. Los hijos aman con todo el corazón a esos seres que les dieron la vida. A veces son desobedientes, pero en ningún momento dejan de amar a sus padres. El amor por la familia, en general, es un amor que nace desde lo más profundo de nuestro ser. No importa si se tiene la misma sangre. La familia es un regalo que Dios elige por y para nosotros, sabiendo que cada miembro será una parte importante para el desarrollo de nuestra vida. La familia es protección, calor, apoyo, comprensión.
Tenemos la oportunidad de elegir a nuestros hermanos de otros padres: los amigos. El amor que sentimos por los amigos sobrepasa todo razonamiento. Los amigos son los hermanos que elegimos para que nos acompañen en nuestro caminar. Son los hombros que siempre están dispuestos para cuando necesitamos llorar. Es la alegría compartida, las celebraciones, la tristeza, el apoyo mutuo, la paciencia, la tolerancia. Los amigos son aquellos que están en todo momento, incluso en aquellos donde no nos queremos a nosotros mismos.
Y en esto debemos cuidarnos, porque todo comienza amándonos a nosotros mismos. Debemos cuidarnos, querernos y valorarnos, para luego manifestarlo en el ser amado.
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