Matilde en la hamaca Por Xánath Caraza
Calladamente, el árbol la miraba cuando se mecía en la hamaca. La escuchaba suspirar, leía sus pensamientos. Distinguía su vestido amarillo, su cabello flotando en el aire. Temblaba el árbol al pronunciar su nombre. Una discreta hoja se escapó hasta ella, con la ayuda del viento, tocó su cabellera.
Matilde en la hamaca de Israel Nazario
Ahí estaba con su vestido amarillo y el pelo abierto a la aventura. Su mirada perdida entre el mar y un recuerdo. Volar, volar con las aves pasajeras.
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