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El Trébol: un ‘bosque de arupos’ sin árboles
El proyecto iniciado en la administración de Jorge Yunda luce descuidado y sin arupos. Vecinos denuncian que el abandono del terreno da paso a la delincuencia.
camuflan entre la maleza para robar a moradores de la zona y vehículos.
“Saben quedarse por aquí, roban y después corren a esconderse en el terreno”, cuenta.
Con ella concuerda Sandra Tipán, de 38 años. Ella vive a pocas cuadras de El Trébol. “A mí me da miedo pasar por esa zona ya muy tarde. Conozco a varias personas que ya les han robado por ahí. Y ese terreno, que ‘dizque’ iba a ser parque o bosque, es oscuro. Ahí saben esconderse los ladrones antes o después de robar”.
PARQUE. El bosque luce abandonado, descuidado y sin arupos.
La maleza se eleva sobre el suelo, algo crecida por el paso del tiempo. En las zonas donde hay pasto, este luce seco y descuidado, sin árboles
El terreno, a un lado de El Trébol, luce abandonado. Allí, donde debería haber arupos, hoy no hay más que maleza y pequeñas acumulaciones de basura.
En un recorrido por el lugar, LA HORA constató el estado de este espacio, donde se planificó levantar un bosque de arupos . Esto, durante la alcaldía de Jorge Yunda.
El lugar que sería un parque para los vecinos de la zona se ve descuidado. La hierba no se ha cortado y en los espacios aledaños a un camino de tierra, que se abre paso por el terreno, se ven restos de basura plástica acumulada
Desde un punto más alto, se puede observar que el camino lleva a un terreno en la quebrada. Allí, se ve gran cantidad de basura y escombros acumulados en estructuras de madera.
Un bosque sin árboles
La iniciativa fue del escritor Rafael Lugo . Él, amante de esta especie de árboles y precursor del concurso ‘Rey Arupo’ , propuso la creación de un espacio dedicado a los arupos en la zona de El Trébol en 2019, a través de su cuenta de Twitter. El proyecto llegó al exalcalde Jorge Yunda, quien decidió apoyarlo.
Este lugar, formado por el relleno de la quebrada, se utilizaba de botadero de escombros y basura.
Fue en diciembre de 2019 cuando, de la mano de la ciudadanía, oenegés y la empresa privada, se realizó la siembra de más de 1.200 ejemplares en este espacio.
Este fue el inicio del proyecto que, hoy, no tiene árboles. Se esperaba que para 2021 ya se tengan los primeros florecimientos pequeños. Sin embargo, hasta 2021, Lugo y vecinos de la zona tuvieron que empezar a cortar las flores de los ejemplares para evitar el robo de las plantas.
Las condiciones climáticas también han sido un problema en este espacio. Varios ejemplares se han marchitado en épocas de verano y el exceso de lluvias ha inundado a otros. Así lo destaca Luisa Guamán, de
42 años. Ella pasa todos los días por esta zona para ir a su trabajo.
“Mire, este iba a ser el famoso bosque de arupos”, señala, al tiempo de mostrar con el dedo el terreno que parece baldío. “Era un buen proyecto y por un tiempo con varios vecinos nos organizamos para cuidarlo, pero creo que éramos los únicos preocupados. El Municipio aquí no se ha aparecido y nosotros tampoco pudimos hacer todo el trabajo. Del bosque no queda casi nada”.
Lugo fue el encargado de cuidar este espacio y fertilizarlo hasta 2021 , junto a Pedro Kingman, especialista en árboles. Este fue el plazo de duración del convenio de adopción del espacio público firmado por el escritor con el Municipio de Quito. De esto han pasado dos años y todavía no se tiene noticias del futuro de este terreno, que ha quedado huérfano.
Un espacio para la inseguridad Guamán explica que esta zona ha dejado de ser un espacio amigable para convertirse en una “cueva de ladrones”. Asegura que, en las noches, antisociales se
Ella se muestra preocupada por el descuido que vive la zona. “Ya es hora que se piense hacer algo con ese terreno, algo que le de vida al barrio y baje la delincuencia”.
Cobertura vegetal
La siembra de arupos en este espacio no solo sería un beneficio para los moradores de la zona, sino también para el ecosistema de Quito.
Según información de la Secretaría de Ambiente, la ciudad ha perdido 26.000 hectáreas de cobertura vegetal en los últimos 10 años. Esto, debido a acciones humanas como la agricultura, la ganadería, pero también por incendios forestales.
La institución asegura que para mitigar los efectos ambientales de esta pérdida, se han plantado alrededor de 1,2 millones de árboles en la ciudad desde 2019. Además, se plantea sembrar más de 100 mil árboles más durante el primer semestre de 2023.
Hacen un llamado a la ciudadanía a contribuir con el cuidado de los espacios verdes y a denunciar en caso de que se presencie actos vandálicos o delincuenciales contra los espacios verdes de la ciudad. (ECV) lahora.com.ec
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