Iván Paredes
Veredas hecho mercado Caminar por las aceras o veredas de nuestra querida y amada ciudad de Ambato, se ha convertido en un verdadero caos y desánimo. El desconcierto, la desorganización y el desorden son el diario martirio, en especial, por las principales calles del centro citadino, donde el comercio informal ha ganado la batalla del “gato y ratón”, espectáculo que generaba cúmulo de emociones. El tránsito peatonal es imposible, se debe ser un acróbata y tener mucha tolerancia a la hora de caminar, exclusivamente, por las veredas de la calle Juan Benigno Vela y 12 de Noviembre, empezando desde la calle Mera hasta la plaza Urbina y la piscina del populoso barrio la Yahuira, donde los comerciantes ponen sus productos de frutas y verduras en toda la acera, obligando al peatón a salir de la banqueta y caminar a paso apresurado por la calle, arriesgando su vida, para continuar con su recorrido; es que, andar por estos sectores de la urbe, realmente, se debe ser un intrépido y arriesgado, porque apenas se da unos cuantos pasos se tropieza con alguna sorpresa que nos deja impávidos y sin aliento. Damas con una vestimenta que incitan a la imaginación, caminan por estos lares, personas de dudosa procedencia que asustan e intimidan al caminante es otro sobresalto que se tiene, los comerciantes que deambulan en un ir y venir, poniéndole la mercadería en los ojos es una molestia. Es más, al llamarles la atención estas personas son más groseras e inconscientes, a pesar que arriendan un local sacan sus productos hasta media vía peatonal, como sucede en la calle Juan B. Vela y Montalvo, donde los cajones y canastos son el adorno de la cuadra. ¿Y, los controles y autoridades? Pues, perdieron la batalla o no existe el compromiso y amor para la ciudad y sus conciudadanos.
Medio de comunicación liberal, laico, agnóstico e inclusivo. Respetuoso y defensor de los Derechos Humanos, el Estado de Derecho y la Democracia. directora nacional GABRIELA VIVANCO S. subdirector Tungurahua FABRICIO CEVALLOS CHÁVEZ editor Tungurahua GRACE INFANTE GUERRA e-mail: ambato@lahora.com.ec Teléfono: 032-42 17 30 dirección: Calle Quito entre Bolivar y Rocafuerte año: XXIII no. 10.154
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Le atribuyo mi éxito a lo siguiente: nunca toleré ni tampoco empleé excusa alguna.” FLorence nIGhTInGaLe (1820-1910) enFermera y esTadísTIca brITánIca.
Lo peor del despotismo no es su dureza, sino su inconsecuencia.” Juan bauTIsTa aLberdI (1810-1884) JurIsTa arGenTIno
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martes 15 de junio de 2021 La Hora tunGuraHua
carTas La modernidad
Muertes policiales
En lo que va del año, siete agentes de policía han perdido la vida en manos de la delincuencia en el país. Además de los sueños truncados y de la tragedia familiar que yace detrás de cada caso, esta serie de muertes denota una tendencia preocupante, tradicionalmente ajena a la sociedad ecuatoriana. Pueden esgrimirse diferentes hipótesis para intentar explicar estos lamentables hechos. Probablemente la transformación sociodemográfica que ha sufrido el país también se refleja en cambios en la delincuencia, que la institución policial todavía no ha terminado de asimilar. Igualmente, es posible que el país esté comenzando a enfrentar crimen organizado de una envergadura y tenacidad que no había conocido antes y que diversos factores exógenos estén en juego.
andrés Pachano
Dislate Imagino que después de lo dicho por el Presidente argentino, con resignada satisfacción los presidentes Maduro de Venezuela y López Obrador de México habrán expresado: “bienvenido al grupo Alberto”. Es que el presidente de Argentina Alberto Fernández, en un evento público, junto nada menos que al presidente del Gobierno español Pedro Sánchez ha mencionado que “…los mexicanos descienden de los indios, los brasileños de la selva y los argentinos de los barcos…”; cabe entonces una pregunta: ¿si el dislate en mención es una mues-
Es urgente resistirse al cinismo ante esta lamentable situación. Bajo ninguna circunstancia se debe equiparar las muertes policiales en su gravedad y connotación con aquellas con las que convive el mundo del crimen, y menos aún minimizar la peligrosidad de los comportamientos y actitudes que estas delatan. De la misma forma en que los agentes policiales son juzgados, en tanto agentes del Estado, bajo un estándar especialmente riguroso cuando actúan contra el crimen, es necesario proceder con especial severidad contra quienes asesinan a quienes representan como nadie la fuerza del propio Estado. El continente ofrece suficientes ejemplos macabros del curso que toma una sociedad cuando se muestra permisiva e indolente con los ataques a los representantes de sus instituciones fundamentales.
tra de la proverbial arrogancia de los argentinos (solo de aquellos que se saben más europeos que indoamericanos) o simplemente es una manifestación personal de un obsecuente servilismo de cara al ilustre visitante que le acompañaba en esos momentos? Lo cierto es que ‘Alberto Fernández… De Kirchner’ (como suele nombrarle con ironía mi amigo Freddy Rodríguez), pasó a engrosar el círculo exclusivo de los presidentes que dicen disparates en esta parte del mundo. Lo expresado por el Presidente argentino ha causado un agrio malestar y protestas diplomáticas de los países ofendidos por la tontería expresada por el presidente de una de las naciones más relevantes de América Latina. Tratando de explicar la grosera afirmación, Fernández le atribuyó esta al escritor Octavio Paz, Premio Nobel de literatura;
gracias a la columna 4 Pelagatos conocí un artículo de Joaquín Morales Solá publicado en el Diario La Nación de Buenos Aires y en él me enteré que en efecto Paz si fue autor de la broma, pero que el también escritor Carlos Fuentes, “…le dio una formula escrita, elegante e irónica: ‘Los mexicanos descienden de los Aztecas, los peruanos de los Incas y los Argentinos de los Barcos’…” (cita textual). Es decir que Fernández no conoció de primera fuente la “…ironía cariñosa de los célebres escritores…” (Morales Solá), sino que la ha repetido deformada por la repetición oral y constante de ella; ni siquiera la ha leído. Bien llegado al grupo. Al fin del entuerto, copio entonces la sardónica y dolorosa sentencia que circula profusamente en las redes sociales: “… de lo que se sabe, lo único europeo que tiene la Argentina, son las Islas Malvinas…”.
Hace 25 años vivíamos en un paraíso y no lo sabíamos, si… había uno que otro pillo, pero la vecindad lo sacaba corriendo, salíamos sin sentir miedo, jugábamos en la calle, nos reuníamos hasta tarde y nuestros padres no estaban con el alma en un hilo, había una tele en casa con cinco canales, respetábamos nuestros compromisos, decíamos a las 3 en el parque… Y a las 3 estábamos en el parque, los deberes requerían horas de esfuerzo en la biblioteca, leíamos y entendíamos, padres, maestros y adultos eran respetados, ni en sueños podíamos ser altaneros… (quedábamos con el cachete hinchado), pedíamos permiso y la bendición, nos sentíamos “malotes” usando peinados locos o ropa extraña, si cometíamos una falta acatábamos el castigo… calladitos. La modernidad nos ha puesto en jaque, si salimos o salen nuestros hijos, literalmente estamos con taquicardia hasta entrar o verlos entrar a casa, no podemos tener paz en medio de tanto delincuente suelto, no se respeta la palabra, “nos vemos a las 5” faltando 10 minutos te mandan un WhatsApp…“lo siento, no voy”, ¿salir a conversar? Es un deporte extremo… corres el riesgo de no volver, reunirte con los amigos… ni soñarlo, no hay tiempo, están ocupados en el ‘play’, en los juegos en línea… Ahora no piden permiso, dicen, “pa… Ya vengo” no se sabe si en 2, 5 u 8 horas… y si se los llama al ‘celu’… se ofenden, dicen que son libres (pero no cocinan, no limpian, no lavan, los mantienen los padres), al levantarse o al salir no piden la bendición… “Hola” y “dame plata”… Los deberes son en Google… y se agotan, tienen 50 canales en la TV, internet, la ‘tablet’, la ‘compu’, el ‘celu’ y se aburren… He aquí la modernidad. aissa Pazmiño real
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