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El nuevo chivo expiatorio

El presidente Guillermo Lasso está sufriendo una despiadada arremetida desde todos los frentes. Todos los candidatos, hasta los que parecían afines, se distancian de él; organizaciones que apoyaban sus políticas, ahora las critican sin tregua; de hasta debajo de las piedras aparecen expertos en economía, seguridad o política a decir que todo lo hizo mal. De poco le sirvió no presentarse a elecciones; quieren convertirlo en el chivo expiatorio para, por lo menos, el próximo lustro.

Además de injusto, este proceder es contraproducente. Poner la culpa en una sola persona distrae a la ciudadanía de los problemas estructurales e institucionales, la verdadera raíz de todo. Esa serie de anomalías —el déficit fiscal , la deuda , las barreras constitucionales , la crisis de la seguridad social , el codigo laboral obsoleto— también le aguardan al nuevo mandatario. Si desde ya, su único argumento ante estos desafíos va a ser culpar a su predecesor, no logrará movilizar el apoyo político y ciudadano necesarios para corregirlos. El presidente Lasso cometió la equivocación de creerse más fuerte que el sistema y de pensar que el problema eran apenas un par de rivales . Se convenció de que podía arreglar el país en ‘minutos’, gobernar sin Legislativo ni alianzas, y que apuntar con el dedo a culpables le conquistaría la clemencia ciudadana.

Su popularidad y autoridad se pulverizaron ante el choque con la realidad de las estructuras. Los nuevos candidatos y los líderes de opinión no deberían repetir ese terror. Deben conducir la atención de la gente hacia la raíz del problema, en lugar de crear villanos o venderse como héroes.

Brahms retornó a la plaza

Para celebrar el solsticio de verano, el Teatro Sucre abrió sus puertas con un concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional dirigido por la conocida y afamada directora Andrea Vela, hecho que convocó a un público diverso, amantes de la música culta, a la vez que volvió la alegría al centro histórico de la ciudad que, por las percepciones sociopatológicas, anda algo olvidado del público.

Para los más viejos esas calles están llenas de recuerdos de todo orden, desde serenatas románticas en las noches bohemias y el sabor de los caldos de ‘Mama Miche’ hasta las broncas de las jorgas y los solitarios borrachos; escenario que no volverá y que los X, millennials y zetas nunca vivirán. Quizá ni siquiera lleguen a conocer, sentir y vivir esos centenarios lugares cargados de historias y luchas redentoras.

Pese a las complicaciones que significa el viaje al viejo ‘centro’, el teatro estuvo lleno y entusiasmado con la interpretación que hizo la Sinfónica Nacional, bajo la motivadora y técnica dirección de Andrea Vela, que extrajo todo el vigor de las armonías sonoras que ofrecen las potentes creaciones musicales de los consagrados: Brahms, Sibelius y Haydn, que el público aplaudió con entusiasmo. Fue un grato evento para iniciar una temporada musical en ese histórico lugar, esta vez con Andrea Vela como directora invitada, a quien juzgamos que debería ser la directora titular por el trabajo demostrado y el enorme currículo que detenta. Es así como debemos ir construyendo país, con los y las mejores profesionales de todo orden, salvando discrepancias pasionales que en ocasiones distorsionan nuestro pensamiento. Así podremos avanzar rápidos y oportunos en un mundo velozmente cambiante, que necesita arte de todos los matices para mejorarnos, unirnos y evolucionar.

bién porque tampoco menciona al petróleo, las letras mayúsculas “ITT” no tienen identidad, el “bloque 43” está vacío; la estructura es ilógica, reforzada por la omisión de ubicación geográfica. ¿En qué circunstancias fue elaborada y certificada la pregunta?

Pese a ello se entrecruzan polémicas, no sobre lo literal de la interrogante, sino sobre el Parque Nacional Yasuní, campos petroleros Ishpingo, Tambococha, Tiputini, extractivismo, ambientalismo, avifauna, pueblos no con- tactados, que no constan en ella, pero con grado de suposiciones.

Así está configurado un proceso engañoso, que riñe con la normativa específica, que carece de precisión y transparencia, que semeja a discursos de ciertos candidatos, para las máximas dignidades políticas ecuatorianas, sospechosos, caracterizados por oponerse a procesos de bienestar.

Posible es que el populismo ambiental tenga su respuesta apetecida, pero jurídicamente sería inaplicable, aunque sus padrinos pretenderían ejecutarla, forzando amparo en sus motivaciones o en el informe de la Corte Constitucional, lo que sería grotesco porque la consulta es solo sobre el texto publicado, el viernes 23 de junio de 2023, en medios de comunicación, por el Consejo Nacional Electoral. ¿Tendrá la Corte facultad para interpretar una decisión popular?

El organismo electoral notificará los resultados de la consulta con la pregunta. ¿Cuál será la respuesta del Gobierno, si esta no menciona petróleo, menos los campos donde se extrae, ni su ubicación geográfica? El mandato sería defectuoso, inaplicable, porque en derecho público solo se puede hacer lo que está expresa y claramente definido y permitido.

¿Entramaron la consulta?

¿Quién asume los millonarios costos de la consulta impuesta? ¿Habrá acciones legales que derivarían en recursos de repetición para que ‘organizaciones sociales’ y entidades estatales no bartoleen con los altos intereses nacionales?

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