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La verdadera inclusión debe ser económica
Sería bueno que, en este día, todos los ecuatorianos se detuvieran por un instante y miraran a las mujeres a su alrededor con la misma empatía que despiertan las conmovedoras crónicas de tragedias femeninas que llegan desde Afganistán, Irán o Ucrania. Nuestro país todavía es, desgraciadamente, fecundo en desventuradas historias de exclusión y sufrimiento por el simple hecho de ser mujer. Niñas con talento y ambición siguen viendo sus aspiraciones truncadas por familias que juzgan que solo ellos, y no ellas, son dignos de oportunidades. Inocentes jóvenes siguen condenadas a soportar, en desagarrador silencio, un infierno de abuso sexual en sus propios hogares, ante la indiferencia de instituciones que priorizan las apariencias. Miles de mujeres, bajo el yugo que surge de la dependencia económica, no tienen más opción que vivir bajo el imperio de golpizas y humillaciones que reina en sus hogares. Día a día, mujeres son víctimas de crímenes de toda índole que, en muchos casos, ni siquiera son denunciados. Millones de mujeres corren una suerte distinta, pero nos corresponde hablar por aquellas que aún son invisibles. No hay mejor garantía de equidad que la verdadera inclusión económica. Toda la sociedad ganaría con un sistema que permita y fomente la independencia económica de la mujer. Unas pocas medidas estatales harían una inmensa diferencia: proveer servicios de cuidados para niños pequeños, adultos y personas vulnerables; más becas educativas, culturales y deportivas para mujeres; subsidio a productos de higiene y salud femenina; mayor asistencia psicológica y penal para víctimas mujeres. Son políticas de un costo ínfimo, en comparación con lo que se gasta en subsidios o burocracia estéril, pero todavía falta voluntad política y verdadera convicción. tar las consecuencias de no hacer los cambios de manera urgente. Entonces veremos cual será nuestro legado a las próximas generaciones.
No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”. Potente frase de Virginia Woolf, quien fue una destacada escritora y feminista del siglo XX. Hoy, un siglo después, en este 8 de marzo de 2023, que conmemoramos el Día Internacional de la Mujer , resaltamos su significado con vehemencia, pues, si bien hemos logrado como género avanzar en materia de derechos, aún existen brechas para alcanzar la verdadera libertad, igualdad y justicia social en todo el mundo.
En gran parte del planeta la independencia y autonomía de la mujer no está en discusión. Pero, comprender el mensaje que Virginia Woolf dejó a las mujeres es la clave para conseguir la absoluta liberación individual.
La frase trata de la libertad más importante y necesaria, la de la mente , lugar maravilloso donde se producen nuestros pensamientos, imaginación, creatividad y criterio ¿De qué sirve tener derechos, si seguimos sometidas mentalmente? En ocasiones, condicionamos nuestras decisiones en base a la aprobación de otros, temiendo al rechazo o a ser juzgadas. Esos sentimientos desagradables se gestan en la mente y nos provocan culpa, inseguridad y tristeza, finalmente, bloquean nuestro crecimiento y nos impiden demostrar todo el potencial que tenemos.
Por eso, el llamado a las Mujeres del siglo XXI es, liberar nuestra mente de complejos, de ignorancia y de inseguridad. Ahora más que nunca debemos creer en nosotras, en nuestras capacidades personales, estar orgullosas de lo que hemos conquistado. Sostener el propio pensar, sustentado en argumentos bien informados, instruyéndonos continuamente, sin importar las circunstancias . En esa línea, el autoconocimiento y la clarificación sobre los valores propios nos permiten conducir nuestra vida y dotarla de sentido. El llamado también es para los gobiernos, movimientos sociales, activistas y sector privado, a fin de continuar aunando esfuerzos en la construcción de mejores condiciones materiales de existencia y oportunidades para todas.
Podemos aceptar las actuales condiciones que impone el narco-Estado plurinacional , porque gozamos de poder dentro de éste repugnante sistema, o por simple comodidad y vagancia, o por cobardía, ya que nos aterra perder las canonjías que nos da el avieso sistema.
Para cambiar el narco-Estado oclocleptocrático; ten la decencia de asumir con responsabilidad las consecuencias.
Podemos evadir el precio de cambiar este sistema constitucional perverso , que nos conduce a la cubanización del Ecuador Lo que no podemos, es evi-
Ahí entenderemos que el precio de mantenernos en este sistema prodelincuencial ; el precio de no eliminar las funciones e instituciones creadas por el narcoterrorismo, es mayor que el precio de desbaratar el andamiaje constitucional generador de la actual situación caótica; porque nosotros viviremos 15 años más, pero nuestros hijos vivirán 50 años más y nuestros nietos 70 años más, de esta misma abyecta manera, sometidos a leyes prodelincuenciales, sin opción de libertad y progreso, entonces seremos otra Cuba, por no haber desarmado a tiempo, el narco-Estado plurinacional vigente. No hay exageración en el aserto anterior, el sistema totalitario oclocleptocrático está en Cuba, 65 años; en Ni- caragua, 43; en Venezuela, 25; en Argentina, 20; en Bolivia, 17, en Ecuador, 12, porque a la década infame 2007-17 y a estos 2 años de reconquista del narcoterrorismo, hay que restar los 4 años de amortiguamiento, del mandato Moreno, en el que no se obstaculizó el enjuiciamiento a algunos cabecillas de la organización criminal y además, se desbarató el órgano ejecutor más poderoso del narcoEstado, la Corte Constitucional de bolsillo.