CIUDAD María Angula A2
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JUEVES 01 DE DICIEMBRE DE 2016 La Hora QUITO, ECUADOR
DESFILE
SALUDO A QUITO Lugar: Recorrido por: Amazonas, NN.UU. y Japón Entrada: gratuita Horario: 09:00 Cuándo: hoy
HUMOR
FESTIVAL DEL PIROPO
Lugar: Salón de la Ciudad Entrada: gratuita Horario: 09:00 Cuándo: hoy
ORACIÓN REZO DEL SANTO ROSARIO
Lugar: Capilla de la Misericordia (Amazonas y NN.UU., en el CCI) Entrada: gratuita Horario: 17:30 Cuándo: hoy
CONCIERTO MÚSICA POPULAR
Lugar: Parque Benito Juárez (Venezuela y Río de Janeiro) Entrada: gratuita Horario: 21:00 Cuándo: hoy
TRADICIÓN
SERENATA EN BARRIOS Lugar: Ciudadela Ecuatoriana Entrada: gratuita Horario: 19:00 Cuándo: hoy
I
puede estar en cualquier lado Esta leyenda, con la que los padres asustaban a sus hijos, oculta una gran historia. “María Angula, devuélveme mis tripas y mi puzún que te robaste de mi santa sepultura”, escuchaban con frecuencia los nacidos en los años 60’, 70’ y 80’ de boca de sus madres o de algún adulto, sobre todo cuando eran malcriados o desobedientes. Esta es parte de la leyenda de María Angula, que hacía sudar del miedo y que ha sufrido cambios, alteraciones y que ha sido adaptada a varios entornos. Pero parece que este personaje sí existió y que fue un ser antropófago, es decir que le gustaba comer carne de humano, por eso vivía cerca del cementerio de San Diego para vigilar que llegara un ‘muerto fresco’ y así aprovechar la noche para saltar el cerramiento y ‘alimentarse’, hasta cuando fue descubierta y entregada a las autoridades, relata Marco Vaquero, vecino e investigador de San Diego. Pero puede que también se haya desarrollado en las inmediaciones del cementerio de El Tejar, en Cayambe o en algún otro punto de Quito o de la Costa, porque hay varios relatos y versiones en los que el personaje principal, María Angula, aquella niña o mujer que se robó los intestinos de un muerto, se los comió o dio a otros. Pero después recibió la visita del difunto pidiendo que le entregara lo que se había llevado. Muchas versiones
Una leyenda de aquí o de allá, ¿quién sabe? Hay algunas versiones que las comparte la investigadora Susana Freire como la de Jorge Renán De la Torre escrita de acuerdo con el relato que le hizo una dama llamada María Gómez, quien vivía en el pueblo de Otán (Cayambe). Ella habla de una mujer ‘carishina’ (que no sabía hacer nada) que cuando se casó tenía que preparar la comida para el marido. Como no sabía hacerla, acudió a una vecina a pedir las recetas, esto lo hacía una y otra vez, pero nunca le agradeció. Esto hizo que la señora que le ayudó se molestara y entonces se vengó y le recomendó: “Verá, se va al cementerio llevando un cuchillo afilado. Después espera que llegue el
MIEDO. San Diego es el cementerio por donde se dice que deambula la ‘María Angula’.
último muerto del día y, sin que nadie la vea, le saca las tripas y el ‘puzún’”. En su casa los lava y luego los cocina con agua, sal y cebollas y, cuando el caldo haya hervido por unos 10 minutos, aumenta un poco de maní… y ya está. Es el plato más sabroso”. Así, entonces le dio eso a su marido , sin que este se diera cuenta de lo que estaba comiendo. Pero esa misma noche, cuando María Angula y su esposo dormían, ella oyó el crujir de unos pasos que subían pesadamente hacia su cuarto. Era un caminar retumbante que se detuvo frente a su puerta. Pasó un minuto eterno de silencio, la mujer vio un fantasma y un grito cavernoso y prolongado la paralizó. “¡María Angula, devuélveme mis tripas y mi puzún que te robaste de mi santa sepultura!”. Mientras que la versión de Laura Zamora, en su libro ‘María Angula y otros aparecidos’, la ubica como una leyenda de Pichincha, sin especificar una ciudad en particular, y el personaje es una adolescente de 14 años y la madre, quien vendía ‘tripa mishqui’, le dio dinero para que compre tripas, pero esta se gastó todo el dinero con sus amigos. Desesperada ante el castigo que le impondría su mamá, fue a un cementerio cercano y sacó las tripas de varios muertos y las
entregó a su madre para que las vendiera. La variante de la leyenda que se cuenta en la Costa es que la mamá vendía carne en palito. Sirvieron de lección
María Angula debe haber existido, porque toda leyenda tiene un fundamento en alguien o algo que existió. Es parte de una verdad acomodada a una irrealidad con la que se infundía un poco de miedo a los niños. “A nosotros nos metieron miedo en muchas cosas, pero eso posiblemente para que seamos mejores personas”, señala Marco Vaquero. Para Susana Freire, toda leyenda tiene una lección moral. En este caso da a entender que toda mujer que no acata las reglas tiene que cumplir ya sea en calidad de hija, madre o esposa, un castigo social. Esto obedece además a un discurso patriarcal que define los roles de las damas y los hombres en base a la injusticia y la desigualdad. También está presente en esta historia el tema de la culpa y el castigo divino, ante el hecho de profanar la paz de los muertos. Lo cierto es que quienes escucharon ese relato saben que al final que el o los muertos a los que María Angula les quitó sus intestinos, se la llevaron al ‘más allá’ y nadie supo más de ella. (CM)