Ecuador, domingo 09 de agosto de 2015
memoria
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Una fascinación que crece andrea aGuilar, el PaÍs • Antes de verla, a
Frida Kahlo (1907-1954) se la oía. Carlos Fuentes recordaba el tintineo de pendientes, pulseras y abalorios que precedió a la imponente llegada de la pintora una noche al palco del Palacio de Bellas Artes en México. Nadie quedaba indiferente al magnetismo que irradiaba la mujer del inmenso Diego Rivera, 20 años más joven que él, “una muñeca solo en lo que a tamaño se refiere”, como fue descrita por el fotógrafo Edward Weston. Casi siete décadas después de su muerte, la fasciEl Dato nación en torno a Kahlo no solo no se agota, sino que Cuando murió, crece, dejando a un lado la se encontraron en su casa cerca sombra de su marido. Cende 4.000 fotografías de ella tenarios, biografías, pelícumisma cuidadolas, documentales, óperas e samente archivadas. imanes de nevera aparte, la popularidad de Frida escapa a los márgenes de los mapas y los calendarios de efemérides: en 2015, media docena de exposiciones han celebrado distintos aspectos de su legado en Londres, Detroit, Ciudad de México, Fort Lauderdale y Nueva York. Este verano, las aproximaciones a Kahlo incluyen desde la exposición de un puñado de sus cartas a la recreación de las plantas de su jardín, pasando por una conferencia sobre sus problemas médicos a cargo de una reumatóloga.
frida Khalo
decorado botánico ° Su identidad caló —o quizá también se construyó— en un estilo que rebasó el lienzo Quise ahogar mis penas en el licor, pero las condenadas aprendieron a nadar”.
la belleza y la fealdad son un espejismo porque los demás terminan viendo nuestro interior”.
y cuajó en un rico mundo estético y simbólico. Ahí está su vistoso armario (fotografiado al detalle por la japonesa Miyako Ishiuchi, cuyas imágenes se mostraron este año en Londres), claro, pero también su jardín. Y es precisamente este decorado botánico lo que recrea ‘Frida Kahlo, Art, Garden, Life’. Esta exposición del Jardín Botánico de Nueva York es la primera que se ha centrado en la importancia simbólica que tenían las plantas en el arte de la autora. “Esta faceta de su creatividad muestra la inteligencia profunda de la artista, su diálogo con ideas muy complejas como la cosmovisión de las culturas prehispánicas, y el discurso del mestizaje no solo en México, sino en el mundo de los años cuarenta y cincuenta, y, sobre todo, su amor por México y por la naturaleza”, explica la comisaria Adriana Zavala. Junto a la reconstrucción de una parte del jardín de la Casa Azul de Kahlo, se han reunido una veintena de cuadros y obras sobre papel —procedentes en su mayor parte de colecciones privadas— en las que las plantas juegan un papel esencial.
el objetivo de Giséle freund
la fiebre aumenta
La fiebre por Frida parece alcanzar un nuevo pico. “Ella mueve muchas emociones en distintos sectores: la mujer engañada, la discapacitada, lo aguerrido de su personalidad a pesar de sus problemas físicos o su lucha política. Y, además, todos nos volvemos confidentes de su vida a través de su obra”, explica por teléfono la fotógrafa Cristina Kahlo, sobrina nieta de la artista y comisaria de la exposición ‘Ecos de tinta y papel. La intimidad de Frida Kahlo’. Hasta noviembre, esta muestra reúne correspondencia y fotografías en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo de México. En esas cartas dirigidas, entre otros, a su querido doctorcito, Leo Eloesser, queda patente el dolor físico que marcó la vida de Kahlo; también la profunda amistad que la unió a la actriz Dolores del Río o al arquitecto Juan O’Gorman. Kahlo llegó a someterse a 30 operaciones y, tras una intervención de columna, su hermana Matilde describe al médico cómo le fijaron las vértebras con hueso y el calvario que padeció. Escribe que el dolor no pudo ser paliado con morfina, pues no la toleraba.
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imagen irresistible
Maestra de la autoexposición —retratándose obsesivamente en sus lienzos— y, paradójicamente, del ocultamiento —camuflando bajo las folclóricas faldas las secuelas de la polio que padeció de pequeña y del terrible accidente que sufrió más adelante al quedar atrapada en el choque entre un autobús y un tranvía—, Kahlo fue carne de objetivo durante toda su vida. Cuando murió, se encontraron en su casa cerca de 4.000 fotografías cuidadosamente archivadas. Antes del boom de los paparazi o de la explosión de los selfies, la icónica imagen que proyectaba Kahlo resultaba irresisti-
ble. La lista de fotógrafos que la retrataron arranca con su padre Wilhem Kahlo, e incluye desde Cartier-Bresson hasta Ansel Adams. “Es excepcional cómo encontró la manera de evocar distintas facetas de sí misma ante cada objetivo. Reflejaba lo que cada uno quería ver”, apunta el catedrático Salomon Grimberg, autor del texto que acompaña el catálogo de ‘Frida Kahlo. Mirror, mirror...’, la exposición de la galería neoyorquina Throckmorton que, hasta el 12 de septiembre, reúne medio centenar de instantáneas originales de Kahlo captadas por Dora Maar, Nickolas Muray, o Lucienne Bloch, entre otros.
Alumna de Theodor Adorno, amiga de Walter Benjamin y miembro de la agencia Magnum, Giséle Freund tuvo un privilegiado acceso al entorno de Rivera y Kahlo. Su trabajo se ha mostrado en el Museo de Arte Moderno de México en julio, y alguna de sus imágenes se incluyen en la muestra de la galería Throckmorton de Nueva York, pero es en el libro ‘Frida Kahlo: The Giséle Freund photograph’s (Abrams & Chronicle Books, 2015) donde mejor se aprecia su conexión con la pareja de artistas. “Muchas de sus fotos son bodegones de la casa, una especie de retratos de ambiente donde se destila algo genuino”, explica por teléfono Lorraine Audric, especialista en Freund y autora del epílogo del libro. “Son imágenes que no ofrecen respuestas, sino que plantean preguntas, que muestran el arte vernáculo, la magia que les rodeaba”. Y la cosmopolita Freund cayó rendida ante aquello. Como escribió la fotógrafa en un perfil para una revista que se incluye en el libro, Frida “fuma, se ríe, habla con una voz melodiosa y cálida. Toda su personalidad irradia una inteligencia viva, una profunda humanidad y una exuberante vitalidad. Odia todo lo esnob, cualquier cosa falsa, convencional o afectada”.