Edición impresa Quito del 19 de febrero de 2013

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martes 19 dE fEBRERO dE 2013 La Hora quiTO, ECuAdOR

La HORa DEL LEcTOR REPORTERO URBANO Envíenos sus fotos de denuncias comunitarias y las autoridades respectivas tendrán la oportunidad de responder. La Hora se reserva el derecho de seleccionarlas y editarlas.

ESTaDO. Plazas, esquinas y veredas son espacios en los que estas personas liban o pasan la resaca.

El alcoholismo tiene a 600 personas en las calles del centro Obra inconclusa

En la Av. 6 de Diciembre y Louvre, cerca de la parada de la Ecovía de la Río Coca hay una vereda en la que se realizó una intervención y se dejó el adoquín fuera de su lugar.

Daño

En la vereda de la Diego de Almagro y Juan Severino, hay un hueco que ha sido tapado con escombros y que genera molestoas a los tramnseúntes.

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Problema

En las calles Pio Valdivieso y Valle, en el sector Jipijapa, al norte de la ciudad, hay una alcantarilla hundida que requiere mantenimiento.

editorquito@lahora.com.ec

En el centro histórico hay quienes viven literalmente en la indigencia por culpa del licor. Perdieron a sus familias, se quedaron sin trabajo, se entregaron al alcohol y ahora deambulan por el centro histórico. Son 600 personas que liban o pasan el chuchaqui en pleno espacio público. Algunos frecuentan emblemáticos sitios del centro como la Plaza de la Iglesia del Robo, el bulevar de la 24 de Mayo, la plaza de San Francisco, San Roque, La Victoria y el Coliseo Julio César Hidalgo. “Son gente conocida que durante años ingieren licor y vive en la indigencia. A ellos no se les puede multar porque ser alcohólico no es un delito”, confirma William Calle, mayor de Policía de la Unidad de Vigilancia 24 de Mayo. Tras reconocer que estas personas demandan mayor atención y rehabilitación social, el uniformado explica que se les rescata y se les lleva a un centro de ayuda, pero a veces no les quieren recibir, porque algunas de estas personas tiene discapacidad o son esquizofrénicas o tiene VIH. “Quizás cuesta mucho rehabilitar a esta gente, por eso las autoridades no hacen nada. No es sólo cuestión de dar un plato de comida, bañarles un día, este es un proceso largo”, confiesa el oficial, quien considera que debería existir un trabajo más integral por estas personas. Con esta visión coincide Jasón Vallejo, morador del centro,

quien manifiesta que se deben ampliar las políticas de apoyo a estos sectores. “Con tantos impuestos se debería construir albergues y no sólo dar cuidado a las fachadas de las casas”, opina. Estas personas no siempre acuden a los albergues, debido a que lo encargados de estos sitios deben garantizar la integridad de otras personas y evitan recibirlos. La presencia de los alcohólicos, quienes usan prendas de vestir descoloridas y sucias, molesta a comerciantes, porque ingresan a los locales a pedir dinero que luego lo gastan en licor. Los alcohólicos también ocupan casas abandonadas del sector, reconoce Calle, quien aclara que la Policía no puede ingresar a los inmuebles ya que estos primero deben ser expropiados por el Municipio. Algunos reciben asistencia en el el Hogar de Vida del Patronato Municipal San José, que es un espacio que ofrece ayuda para quienes desean desintoxicarse de las drogas y el alcohol. Este centro, además, brinda capacitación para que la persona rehabilitada tenga su propia microempresa y se reinserte en la sociedad. Sí tienen una salida

“A los 17 años empecé a tomar y me gustó, es algo inexplicable (...) me llegó a agradar más que mi mujer”. confiesa Mariano N.,

quien ahora se rehabilita en la Unidad de Servicio de Recuperación Alcohólicos Anónimos Grupo ‘Quito’, ubicado en la avenida Gran Colombia, en el centro norte de la ciudad. Hasta este sitio llegan semanalmente seis personas en busca de ayuda, explicó Santiago N., vocero del centro al que actualmente asisten 33 residentes y 77 ocasionales. Mariano, acudió a este centro después de despertarse y no saber si agredió a su conviviente físicamente. “Sentí que toqué fondo, por eso estoy aquí”, confesó. Grupo ‘Quito’, es uno de los ocho centros en la ciudad que ayuda de manera gratuita a personas con esta enfermedad. “Para cambiar, lo que se necesita es la voluntad, no obligación”, dice Santiago, quien espera que la sociedad deje de ver al alcoholismo como una adicción ya que es una enfermedad. “La gente por eso no acude a los centros de rehabilitación, porque piensa que todo lo que implica clínicas es pagado y no es así (…) se debería informar a las personas sobre estos centros, que existen pocos, pero que están prestos a brindar ayuda”.

Tratamiento

La sicologa Tatiana Narváez, dice que estas personas necesitan tratamiento médico, mediante proceso en el que el que los pacientes llegan a un “delirio de abstinencia a través de la medicina”. También requieren ayuda psicológica, para que acepten que están enfermos y para buscar estrategias de abstinencia.


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