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La corte de los oráculos

La Corte Constitucional sigue dedicada a sepultar al Gobierno. Así, le manda un mensaje amenazante a cualquiera que piense en distanciarse de los principios impuestos en Montecristi en 2008. La misma corte que dio paso al absurdo juicio político al presidente Guillermo Lasso y que dejó a la producción petrolera ecuatoriana a merced del juicio de la muchedumbre acaba de dilapidar dos valiosas iniciativas. La Corte Constitucional insiste en arrogarse el derecho de determinar qué es urgente, apelando para ello, con vanidad autorreferencial, a sus propios argumentos recientes. Juzga que el que un problema lleve años presente y que no se haya abordado significa que no es urgente. Bajo ese raciocinio risible, nada en el país sería urgente, ¿o es que acaso nuestros problemas más acuciantes no llevan décadas, siglos, presentes? Se atribuyen también el don de la clarividencia, de la profecía, al asegurar que una medida no tendrá efectos inmediatos, cuando en materia económica ni los más competentes osan predecir con tanta certeza.

En contraste, la corte defiende con ferocidad ideológica y conveniente laxitud el régimen laboral y el paralizante ordenamiento vigente del Estado, al punto de atreverse a “reprochar” al presidente y de “proteger los intereses de quienes no pudieron ser escuchados en el proceso de formación legislativa”. Pecan de optimistas cuando dicen que quieren evitar “un precedente antidemocrático que podría ser el germen de una descomposición institucional”. Poco importarán los precedentes; cada vez está más claro que ya nadie está contento con este orden constitucional.

Frank Lin Barriga Lóp E z

f-barri@uio.satnet.net

Problemas sin solución

Esalarmante la situación que atraviesa el país en diferentes áreas; parece agravarse con cada día que pasa.

La inseguridad que ronda por todo lado es realidad latente, que se evidencia, entre otras pruebas, en la imparable ola de asesinatos, asaltos, secuestros extorsivos, crímenes en las propias cárceles donde se supone existe estricta vigilancia y no contubernio con la delincuencia, ataques a retenes de la Policía, en medio de un clima de intranquilidad intensa.

Estados amigos advierten a sus connacionales que llegan a nuestros territorios abstenerse de visitar varias provincias. Guayaquil y Esmeraldas constan en una lista de las ciudades más peligrosas del planeta. Según cifras de carácter oficial, en 2022 hubo 4.603 homicidios, lo que significa un promedio diario de 10,4. En el primer trimestre del año en curso, 1.356 muertes revelan que en el Ecuador la violencia se incrementa considerablemente, si se relaciona estas cifras con el mismo lapso del año precedente.

El momento que escribo este artículo, Agustín Intriago, alcalde de Manta, pereció acribillado; nuevos crímenes se han producido en la Penitenciaría del Litoral, al igual que en Guayaquil y Durán, al mismo tiempo que agentes penitenciarios han sido retenidos en cárceles de Guayas, Azuay, Cañar, Cotopaxi y El Oro, en motines de los reclusos. En Guayaquil y Esmeraldas, escenas que estremecen, que van llegando al terrorismo, ratifican la crisis de seguridad que nos circunda.

Son numerosos los casos de personas sin empleo adecuado o en total desempleo, que buscan desesperadamente emigrar en busca de los horizontes que aquí no encuentran. En lo que concierne a salud, igualmente el panorama es desconcertante. En este orden, se puede ir enunciando otros problemas sin solución que deben merecer trato prioritario por quienes resulten electos en los cercanos comicios.

de los crímenes contra el orden democrático y sus guardianes deben ser castigados con firmeza”.

Por lógica, al hacerse Lula el democrático, se debería castigar ‘con firmeza’ a sus socios Maduro, Ortega, Díaz-Canel, quienes gobiernan Venezuela, Nicaragua y Cuba, sin el menor apego al sistema democrático. En esos países ni por asomo ‘gobierna el pueblo’: no tienen elecciones libres y transparentes, un partido único gobierna, no tiene la división de poderes. En la realidad son dictaduras, que son lo contrario de un orden democrático. Carecen de libertades, de pensamiento y de opinión. La represión cae con dureza a cualquier contradictor. Son en resumidas cuentas gobiernos entre marxistas y populistas, que los acerca más al fascismo que tanto indigna al presidente Lula, que hoy por cuestiones económicas pacta con la derecha, aunque su corazón está en el denominado socialismo del siglo XXI que tiene postrados en la miseria y pobreza a los pueblos donde manda, gobierna y desgobierna, pueblos que buscan desesperados otros lares donde rehacer sus vidas.

Lo que quiere Lula es castigar a Bolsonaro, ponerle fuera de la lid política, pues le teme no por él sino por lo que representa en bien o mal: una oposición con amplio apoyo popular.

¿Sería mucho exigir, en gobernantes totalitarios, pedirles que no envíen leyes con dedicatoria, pues un elemento fundamental de una ley es que sea general, pues la ley es una norma hipotética para aplicarla en el futuro y en casos que se adecuen a ella; y que manda, prohíbe y permite, no para una persona sino para el conglomerado social?

Otro caso de cinismo: Rusia, país invasor de Ucrania en 2022, dio como razón para su ‘acción militar’ el acabar con el nazismo que dizque imperaba en el país vecino (que luchó contra el nazismo en la II Guerra Mundial), cuando simplemente se trataba de apoderarse del mismo, instaurar un gobierno títere de Moscú y realizar el sueño imperial de Rusia. Cínico: “un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada”, o sea una persona que actúa con falsedad o desvergüenzas descaradas.

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