Ser madre joven no es tarea fácil
especial MADRE D I
lunes 05 de mayo de 2014 La Hora quito, ecuador
A9
La familia, los temores y otros factores pueden parecer limitantes, pero nada es imposible. Al enterarse de que iba a ser madre tenía a su abuela sentada a su lado. Los nervios de ambas, por lo que quizás diga la familia, las acongojaban; sin embargo, la emoción de saber que había una vida en su vientre era superior a cualquier temor. Eso fue hace 15 años, hoy Elizabeth Terán (32 años) es la madre orgullosa de una adolescente centrada y madura, pero que aún mantiene la inocencia de su corta edad. Cuando Elizabeth recibió el resultado de su prueba de embarazo, aún estaba en el colegio. En aquel tiempo la inclusión no era parte del discurso. “Cuando faltaba un mes para que naciera mi hija, me suspendieron, pero mis amigas me traían la materia y yo enviaba los deberes, entonces los profesores me ayudaron y volví a clases cuando mi bebé tenía una semana”. El esfuerzo y cambio repentino de rutina le causaron sobreparto, pero eso no la detuvo en su objetivo de ser ‘alguien’ por su bien y el de su hija. En octubre, una vez graduada, empezó a trabajar medio tiempo durante las tardes, su abuela le llevaba a la niña para que le dé el seno y luego las tres regresaban a casa. Elizabeth no contaba con el apoyo del padre de su hija, tampoco tenía padres porque habían fallecido. Pero, esta circunstancia en lugar de desmotivarla, era su motor para seguir.
Los años de la universidad
Una vez que empezó sus estudios superiores, la rutina se tornó más pesada. “Salía de casa a las 06:00 y retornaba en la noche a lavar los pañales y mi ropa, luego hacia deberes hasta la madrugada. Si bien mi abuelita me ayudaba con los cuidados durante el día, yo me hacía cargo cuando llegaba”. La joven hacía todo en función de su bebé, de que no le faltase nada y de que su madre sea alguien de quien su hija se pudiese sentir orgullosa. “Tuve que salir de la universidad varias veces porque no me alcanzaba el dinero y el tiempo para cumplirle a ella, pero sabía que debía acabar, nuestro futuro dependía de esto”. Todo se hizo más fácil al pasar los años, su hija creció y se ha vuelto una joven independiente. “Siempre será mi bebé, todavía me necesita, aunque es más consciente y responsable de sí misma”, comenta Elizabeth. La relación con su hija
Hoy ve a su hija como una niña fuerte y madura porque siente que a su edad ha sufrido mucho por la ausencia de su papá. “Eso la ha hecho muy dura en ciertas cosas, pero en otras es una niña sensible y dulce”. Al preguntarle qué haría si su retoño pasaría por una situación similar, la madre responde que “le brindaría todo el apoyo que necesite”. “Espero que no pase porque ella
La situación es diferente para cada uno, cada decisión es personal. Yo decidí que sería madre sin importar no tener una pareja, sin una idea de cómo cambiar un pañal. Hoy se pueden prevenir este tipo de cosas si uno tiene claro lo que quiere de la vida”. Elizabeth
RETO. La inexperiencia y la juventud de Elizabeth hicieron que el desafío sea complejo, pero las ganas de salir adelante fueron su mayor motivación.
AMOR. A pesar de lo difícil que fue para Elizabeth, sentir a su hija en brazos fue la mejor señal de que todo estaría bien.
tiene toda la información que yo no tuve y siempre hablamos para quitarle cualquier duda en temas sexuales, de pareja, como mujer. De cierto modo somos amigas y
nos ayudamos, sin embargo, las preocupaciones son otras, creo que nos va a ir mejor cada día”. Hoy están por festejar los 15 años de la niña y lo hacen como
un equipo. Toman las decisiones de manera conjunta para complacer a la cumpleañera, pero tratando de conservar la economía familiar. (JP)