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Salvar al sistema de pensiones

Elsistema de pensiones “es insostenible, es inequitativo, adolece de baja cobertura y credibilidad, y padece de un arreglo institucional disfuncional”, diagnosticó la comisión ciudadana de reformas al IESS, que presentó ayer un anteproyecto de ley ante el Ejecutivo.

Desde un inicio se aclaró que la propuesta no es vinculante, su aplicación sería absolutamente progresiva y su efecto no es retroactivo. Es más, tiene un claro tinte garantista y apunta a fortalecer el sistema público y obligatorio de pensiones.

La propuesta elimina el seguro voluntario, aunque permite afiliarse con menos del salario básico.

Mantiene la actual tasa de aporte del 11,06%, pero incrementa los años de aporte de 30 a 35 años.

Mantiene la contribución estatal del 40%, pero lo limita a partir de que supere el 3% del PIB.

Corrige ciertas ‘trampas’ al siste- ma, como la práctica de incrementar desproporcionadamente la base salarial en los últimos meses antes de la jubilación. Limita la libre disponibilidad de los fondos de reserva y cesantía, e impone nuevas formas de ahorro. de nuestras lealtades políticoelectorales, sueños, esperanzas, temores, rencores sociales, filias y fobias.

Frente a lo difícil que le resultó sumar el apoyo de la Corte Constitucional desde que disolvió la Asamblea, el Ejecutivo anunció que creará una comisión legal para analizar el anteproyecto. Aunque no se comprometió a convertirlo en decreto ley, que de ser aprobado por la Corte lograría importantes reformas estructurales, separando incluso la administración del sistema de pensiones del de salud, es alentador que el Gobierno anuncie un filtro legal para ‘curarse en sano’.

Nación de disensos es la nuestra, mas no debe ser excusa para archivar esta oportunidad histórica que mejoraría la vida de millones de ecuatorianos en las décadas por venir.

La inestabilidad política es determinante en el escaso desarrollo socioeconómico que soporta el Ecuador, y que afecta al pueblo porque se incrementa la pobreza. Sin embargo, hay algún tipo de esperanza para el crecimiento, siempre que la derecha sea derrotada, cuando se realicen las elecciones el domingo 20 de agosto y se posesione el nuevo gobierno, para un corto período de transición que concluirá en mayo de 2025, si el binomio triunfante alcanza por lo menos el 40% de los votos válidos. Caso contrario, habrá una segunda vuelta que se realizaría el domingo 15 de octubre.

El nuevo Presidente de la República gobernaría sólo por un año y medio, tiempo muy limitado como para esperar que se impulsen los cambios que mejoren la calidad de vida del pueblo, previa la superación de los más graves problemas socioeconómicos que padece, como la inseguridad, la violencia y quizá el peor de los delitos sea la imparable corrupción, enquistada en todos los niveles del Estado.

Naturalmente que durante el periodo de transición no será posible superar ni remediar los problemas, pero sí debería servir para crear las bases que permitan solucionarlos, en especial la corrupción, la inseguridad, el desempleo, la insalubridad y la crisis económica que se vuelve persistente, en especial, en la clase trabajadora y en los estratos socioeconómicos de insoportable pobreza.

Los problemas de la transición podrían alcanzar sus máximos niveles si se produce la devastación que ocurriría con la llegada del fenómeno de El Niño y si persiste la alta migración de ecuatorianos hacia Estados Unidos, a pesar de todos los peligros que esta travesía implica. El próximo gobierno será de coyuntura, razón suficiente para no esperar la realización de las maravillas que ofrecen los candidatos en esta campaña electoral.

Faltan

12 días para las Elecciones Generales Anticipadas 2023. Las investigaciones sobre el comportamiento electoral concluyen que son varios los elementos que inciden sobre la conducta del elector. A nivel psicológico, votar se convierte en un espejo

En el voto racional, el ciudadano decide con libertad e individualidad, basando su elección en los intereses en juego, información recopilada durante la campaña y análisis de beneficios, ventajas y desventajas.

El voto personalizado se centra en el carisma, liderazgo y competencias del candidato, superando las barreras del partido o plataforma electoral.

El voto ideológico o partidista determinado por el adoctrinamiento y la simpatía hacia una corriente política, proyecto de nación, o una lealtad inquebrantable hacia un partido, aunque ello implique respaldar candidatos de dudosa calidad.

El voto por consigna o corporativo ve a los líderes de organizaciones sociales y políticas influir en la orientación del voto de sus miembros.

El voto por necesidad nace de las adversidades económicas de los electores, los lleva a buscar beneficios inmediatos a través de su voto.

El voto de ira se caracteriza por el hartazgo, descontento e inconformidad social hacia ciertos partidos y candidatos.

El voto del miedo arrastra a los electores por temores, amenazas e incertidumbres instigadas por campañas que procuran sembrar dudas sobre futuros escenarios adversos en caso de que los opositores triunfen. El voto útil, estratégico y pragmático, incita a los ciudadanos a favorecer al candidato o partido con mayores posibilidades de victoria, desestimando consideraciones ideológicas y doctrinales.

Finalmente, el voto vergonzoso, aunque sin mayores teorías desarrolladas, se refiere al emitido por alguien que siente vergüenza o conflicto al hacerlo, ya sea debido a presiones sociales, influen- cias externas o una decisión personal difícil.

Estas diversas motivaciones, sin ser exhaustivas, convergen en la definición del resultado electoral. Por eso, si luego de esta lectura te identificaste con un tipo de voto y no te sientes cómodo con esa clasificación, recuerda que siempre es posible cambiar el patrón Informarse de manera objetiva y crítica sobre las propuestas de los candidatos, sus trayectorias y planes de gobierno, permitirá a los ciudadanos tomar decisiones responsables en el proceso electoral para construir una sociedad más justa y equitativa. Marca la diferencia en las próximas elecciones.

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