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Espiral de violencia
El 9 de abril de 1948 se desató el ‘Bogotazo’, cuando en la capital de Colombia asesinaron al líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, en momentos que salió de su oficina junto a varios amigos, entre ellos Plinio Mendoza Neira, padre de Plinio Apuleyo Mendoza. A consecuencia de este magnicidio, en Bogotá y otras ciudades de Colombia, se produjeron desmanes de grandes proporciones, como saqueos y destrucciones, en medio de protestas virulentas y represiones no menos intensas. El resultado: cientos de muertos y heridos, aumento de la discordia entre liberales y conservadores, lo que ha sido una constante de larga data en el hermano país, que ha traído millones de afectados, entre asesinados, desplazados, secuestrados y más víctimas.
Detectaron como autor material del atentado a Juan Roa Sierra, al que capturaron antes de que huyera de la escena del crimen, lo golpearon y arrastraron; dejaron su cadáver en las escalinatas del Capitolio Nacional. Hubo otro linchamiento que tuvo amplia repercusión: a un párroco en el departamento de Tolima, le dieron muerte y asimismo arrastraron su cuerpo por el parque principal de Armero. Gobernaba entonces el conservador Mariano Ospina Pérez. La escalada bélica interna que el ‘Bogotazo’ ocasionó no ha desaparecido, por cuanto grupos armados siguen perpetrando masacres, homicidios, secuestros y otros hechos atroces. Juliette De Rivero, representante para los Derechos Humanos en Colombia, ha declarado que la situación de violencia “está empeorando y que lo más importante es que se adopte la política de desmantelamiento de organizaciones criminales”.
La violencia no es ninguna solución para los problemas, más bien los agudiza, ya que asciende en espiral cuando no se la frena de manera oportuna, lección especialmente para Ecuador sobre el que se cierne esta amenaza, a la que hay que neutralizar a tiempo.
MANUEL CASTRO M.
manuelcastromurillo@hotmail.com
Tragar ruedas de molino
Hay cosas que es imposible tragar o comulgar. Pero la ‘vidente’ presidenta del Frente Unitario de Trabajadores, FUT, ‘exige’ que la Corte Constitucional admita el informe aprobado por la Asamblea Nacional para iniciar el juicio político al Presidente de la República. El absurdo es que aún no se cumplen los requisitos, peor llegar el tema a la Corte Constitucional, para admitir un juicio contra el jefe de Estado. Al canasto la lógica y el análisis legal del asunto. Es como exigir el divorcio antes de casarse, porque las causales están en la ley.
Aseveran los narcos del Clan del Golfo que están dispuestos a negociar la paz con el Gobierno de Colombia. Solo Petro puede creer que van a dejar el negocio único que tienen, el narcotráfico, e irse a sus casas a gozar de la paz sin medio. Es como si un banquero renunciara a su Banco, que le da buenas utilidades, para falsificar billetes para no salir de la casa o un taxista que regalara las llantas de su carro para no atropellar a algún peatón.
Maduro y Ortega aseveran que se ‘unen’ por la soberanía de los pueblos contra las oligarquías. Olvidan a sus pueblos que viven en la opresión, miseria, inmovilidad, y carecen de elecciones legítimas y transparentes, cuando la soberanía reside en el pueblo. Tales dictadores se unen para mantenerse en el poder y apoderarse de sus riquezas en forma permanente. Su objetivo es acabar con la democracia. Maduro destaca la “prosperidad y desarrollo” de Venezuela mientras Ortega clausura 19 universidades.
El régimen de Nicaragua cierra las principales organizaciones de empresarios y 16 oenegés alegando “supuestas irregularidades de tipo adminis- trativo”. La mayor parte de desterrados por ese país a Estados Unidos son miembros de esas organizaciones. Simplemente quiere el Gobierno apoderarse de los bienes de tales organizaciones.
Y la peor rueda que intentan hacernos tragar el prófugo Correa, el comunista Iza y Nebot con su inexplicable alianza con Correa, es su supuesto amor al pueblo, cuando ni entre ellos se quieren, sino que odian a Lasso y por esa innoble pasión fomentan el caos y el atraso del país.