CYAN MAGENTA YELLOW BLACK
5
diálogo
Ecuador, domingo 30 de diciembre de 2012
‘Me inquietan las manifestaciones de poder’ JAIME MARCHÁN
REDACCIÓN ARTES • ‘Volcán
de niebla’ es la reciente novela del escritor ecuatoriano Jaime Marchán, donde la realidad explota gracias a la lava ardiente de la palabra. Claro que la narrativa propuesta no olvida el ambiente nubloso que puede opacar a la propia palabra. En pocas, el lector contempla un paraje muy común de nuestras sociedades. Sobre esta obra, publicada por Alfaguara, el autor dialogó con revista Artes, donde dejó ver sus dotes como “artista plástico” de las letras.
Guerrilla, coyoterismo, ansias de poder… ¿No hay mejor tensión para una novela que la propia realidad?
La realidad es una certeza aplastante. Parecería que las pesadillas nos envuelven. A los escritores nos quedan dos caminos: recrear esas pesadillas o disminuirlas en la narración para escapar de la realidad. La ficción siempre será la mejor realidad posible y, sin duda alguna, la realidad es más fuerte que cualquier ficción. Mi novela es una ficción que se sostiene de realidades. Las ansias de poder, tan determinantes en su novela, son tan explosivas como un volcán y tan envolventes como la niebla…
Titular una novela es complicado. El título debe ser tan preciso como sugerente. Con ‘Volcán de niebla’ trato de decirle al lector que quiero abordar sobre un país lleno de un magma ferviente, pero que, por otro lado, se desarrolla en un paisaje nubloso. El personaje que encierra el poder en la novela (Tomaseli) representa esa ambición desmedida que puede evidenciarse al utilizar a las personas como herramientas de sus cometidos, sin importar lo que les ocurra. Algo muy común en nuestro panorama. Ya que se refiere a los personajes, ¿cada uno de los que aparecen en su libro puede considerarse como la pincelada individual que retrata el ‘gran lienzo’ de la sociedad ecuatoriana?
Considero a la literatura como arte plástica. Una novela tiene textura, lo que le ayuda al lector a tener varias lecturas. La realidad no es unidimensional sino
CYAN MAGENTA YELLOW BLACK
pluridimensional, y la ficción no es más que una de las posibilidades que nos da la realidad. Uno de los personajes centrales es Diego de Rada: un periodista que representa a la verdad. ¿Por qué arriesgarse con este personaje cuando al trabajo periodístico lo viven desacreditando?
Precisamente por eso. A mí me parece oportuno el reivindicar la labor periodística, pues juega un papel importante dentro de las sociedades. Las generalizaciones son estereotipos que no reflejan la realidad. No se pueda considerar a toda la prensa como corrupta, por ejemplo. Me pareció justo escribir sobre un periodista honesto y comprometido con la verdad. ¿Nunca se planteó ser periodista?
Lo pensé alguna vez, pero me identifico más como escritor. El periodista debe escudriñar hasta alcanzar la verdad y, de manera objetiva, escribirla. Por su parte, el escritor, al entenderse como ese artista plástico de la palabra, puede transgredir esa verdad, ficcionarla. ¿Pero las licencias de la ficción también permiten entender las problemáticas sociales? ¿Las víctimas del abuso de poder que plantea en la novela, por ejemplo?
Lo que más me inquieta son las manifestaciones de poder. Todas estas son perversas por su afán de dominio. En esta novela hay diferentes expresiones del poder: el coyotero que doblega a su víctima, el poder civil, el poder militar, que trata de instrumentar a los seres humanos para que cumplan sus fines, hay manifestaciones de factores políticos, en fin, de una u otra manera siempre termino en mi escritura dentro del vértice del poder. ¿Y qué sucede con el poder de la palabra, representado por el escritor Javier Martínez, otro de sus personajes?
El primero en manipular la verdad por medio de la palabra siempre es el escritor (dice Marchán sin borrar una sonrisa, muy sincera, en sus labios). Quise hacer del escritor otro personaje desmitificado. La gente tiende a pensar que el escritor está situado por encima, y eso no es así. El
Considero a la literatura como arte plástica”. ser más vulnerable es el propio escritor. Desde esa vulnerabilidad, puede crear acciones maravillosas y potentes por medio de la palabra. Pese a las conquistas de las mujeres, todavía se las mira como un grupo vulnerable. Lo mismo ocurre con los indígenas. Una mujer indígena asciende al poder en su libro. ¿La esperanza está en los oprimidos?
Las ideas escuetas sobre este libro surgieron hace algún tiempo atrás. En ese momento, la posibilidad de que una mujer llegue a la Presidencia era una utopía, mucho más un indígena. Ahora tienen más posibilidades. En fin, escogí una mujer indígena para exponer a la esperanza por lo que simbólicamente podía representar: era el entrelazar la transmisión de valores, algo muy común en el pueblo indígena y de cualquier mujer dentro de la sociedad. No hay que olvidar que la mujer
Perfil Escritor y diplomático ecuatoriano (Quito, 1947). Ha ejercido labores de embajador en Belgrado, Roma, Viena, Santiago y Berna. En 1994 obtuvo la Mención Especial del Premio Pegaso de Literatura por su primera novela ‘La otra vestidura’ (1991). También ha publicado ‘Destino Estambul’, ‘Itinerario de trenes’ y ‘Dacáveres: relatos perversos’. En 2011 fue investido como Miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.
es transmisora de vida. Para concluir, considerando las problemáticas geopolíticas que aborda, ¿cuánto influyó en la novela su carrera diplomática?
Mucho, en la manera que me dio conocimientos al ejercer funciones dentro de Cancillería. Esta experiencia me ayudó a trabajar el conflicto interno colombiano, tema muy complejo y que representa uno de los ejes narrativos fuertes de mi novela. ddelatorre@lahora.com.ec