el abogado debe batallar porque se obedezca y aplique la ley, sin acomodarla de acuerdo a los intereses personalistas, el soborno o la coima. El 20 de febrero fue celebrado el Día del Abogado. Los hombres amantes del Derecho y la Justicia, en su infatigable análisis de los códigos y los profundos estudios doctrinarios y científicos de las instituciones jurídicas, informan sobre los cuerpos legales del país y del mundo. Los abogados en este día reafirmarán su promesa de incondicional apego a las normas sustantivas y adjetivas que regulan el convivir civilizado del hombre en los estratos sociales de la comunidad humana, y en el contexto de los derechos del hombre. El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea de las Naciones Unidas proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, uno de los documentos más trascendentales que hayan podido aprobar representantes de los pueblos que hasta entonces estaban zarandeados por el huracán mas tremendo de la historia. Y, allí, precisamente viene la labor insoslayable del abogado para condenar a quien ha transgredido la ley y defender a quien la ha respetado. Para todos
Es incansable el clamor del pueblo: “La ley solo es para el de poncho”, pues que también sea para el de terno, camisa y corbata impecablemente puestos. Entonces diremos con satisfacción que el abogado cumple con su misión y se ha inaugurado la justicia en el Ecuador.
Que los juzgados de la Corte Suprema de las Superiores, de los provinciales, de lo Civil y lo Penal; Intendencias o Comisarías de Policías, Municipales, de Trabajo, así como los Tribunales de Menores, sean el crisol en donde se cumpla la Ley. Símbolo
El cuadro simbólico del abogado está representado por una espartana mujer y esbelta, que sostiene con su mano derecha la espada arma de la justicia, y en la izquierda una balanza con los dos platillos de la falta. El abogado con su diestra levantada y sosteniendo a un inocente acusado le defiende del pueblo enfurecido que le acusa. Cuando la Ley deje de ser teórica y todos cumplamos con sus preceptos, la humanidad entrará en una nueva época donde la razón se imponga sobre la arbitrariedad, donde prevalezca la norma jurídica. Existen los recovecos de la justicia y para la administración de la justicia se necesita una revisión completa de sus mismas bases para agilitar los procedimientos, regular el cumplimiento de funciones de los jueces
y magistrados, para que no se desnaturalice la función excelsa de la Ley y de la justicia. Decálogo del abogado
Estudia: El derecho se transforma constantemente. Si no s i gues s u s pasos, serás cada día un poco menos abogado.
Piensa: El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando. Trabaja: La abogacía es una dura fatiga pues está al servicio de la Justicia. Lucha: Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha siempre por la justicia. Sé leal: Con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices; y que, en cuanto al derecho, alguna que otra vez, debe confiar en el que tú le invocas. Intenta ser leal con todo el mundo y asi todo el mundo intentará ser leal contigo. Tolera: La verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya. Ten paciencia: El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración. Ten fe: En el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho; en la Paz, como sustituto bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, Justicia, ni Paz. Olvida: Ten en cuenta que la abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota. Y finalmente y por sobre todas las cosas, Ama a tu profesión: Trata sobre todo de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado. Recuerda que al hacer algo que nos gusta, nos sentimos muy bien.