Me sentí liviana ante la vida

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CUERPOS DE CAMBIO

Me sentí liviana ante la vida

Mi mamá un cumpleaños me regaló un seminario como de liderazgo, y pues a mí me pareció una mamera porque era un grupo todo espiritual y hippie y a mí eso me daba mucha pereza.

A la final mi mamá me obligó a ir, porque no iba a perder la plata, pero el caso es que fui y a mí se me quebró la mente, empecé a ver que el mundo es distinto y que realmente la vida se trata de quebrarse la mente todos los días, de romper con los paradigmas que uno tiene, de romper con los estigmas y predisposiciones frente a la vida y sobre todo que todos los dramas que tenemos en nuestras vidas nosotros mismos somos los que los buscamos.

Ir a ese seminario me hizo querer ser parte de ese grupo y empecé a hacer otros seminarios, que son como de una escuela neo-chamánica, entonces siento que eso me marcó y me cambió mucho la vida, me hizo dar cuenta de que la vida es mágica. Me hizo querer entender más la vida, vivirla más y sentirla más.

Fue un momento de quiebre, como actualmente dicen un “¡amiga date cuenta!” en la que toda mi construcción de lo que pensaba que significaba crear mi identidad, todos mis prejuicios y todo el encarcelamiento que hay al hablar de una única identidad se derrumbaron. Juzgar a la gente basado en esos prejuicios y estigmas, porque yo también era bastante criticona, y darme cuenta que eso estaba bien, fue quitarme un peso de encima.

Obviamente hay muchos pesos que todavĂ­a no me he quitado respecto a eso, pero fue como un momento de claridad y ligereza en donde uno se percata que la vida es mĂĄs que eso.

Empezar a ser la persona que quiero ser es difĂ­cil, pero segĂşn mis principios espirituales me quiero iluminar, quiero entender esa no dualidad y ese ser parte del todo, tener un grado de amor y compasiĂłn tan grande con el que pueda ayudar a muchas personas y entender que esta vida no es solo lo que yo veo, sino que soy parte del todo y que uno tiene que liberarse de muchas cosas.

Yo quiero ser una persona que trabaja todos los días por ser un poco más consciente, compasiva, fluida, no ser super rígida sobre cómo tengo que ser y a dónde tengo que llegar con tales medios en específico, sino ser un poco más libre y permisiva frente a mi vida y fluir más con ella y el mundo con el espíritu del amor.

Creo que ese ha sido el mayor cambio que he empezado a hacer; soltar las cosas que me hacen daño, entender que no puedo controlar la vida y que mi misión aquí es fluir con las mejores y las más puras intenciones.

También soltar esa idea que tenía sobre cómo debía ser, cómo me debía vestir y actuar para que las demás personas me aceptaran, me dejaba arrastrar por cualquiera para encajar y cuando cambié eso y entendí que la vida cambia y uno cambia y está bien, empecé a empoderarme y a no dejar que las personas me pisotearan.

Cambié porque gracias a ese viaje espiritual me di cuenta que todo el sufrimiento dependía de mí, y podía vivir mejor sin él, si dejaba de lado todo el encarcelamiento que tenía sobre mí misma.

Igual esto es un proceso y todavĂ­a tengo mucho camino por recorrer y cosas que soltar, pero con lo que llevo estoy satisfecha porque he aprendido mucho sobre mĂ­ y la vida en general y me he permitido ser mĂĄs compasiva conmigo misma.