Cuerpos de cambio Carla Todo empezó hace unos cuantos años, pero el momento preciso en el que decidí hacer un cambio fue el 31 de diciembre de 2019 porque a lo largo de ese año pasaron muchísimas cosas en mi familia, y a raíz de eso decidimos irnos a hacer un retiro espiritual a las montañas de Boyacá, en tierra ancestral, lo cual creo que me abrió los ojos. Hicimos un rito indígena de los Muiscas con ayo y hosca y fue en esa experiencia que sentí que debía hacer muchos cambios en mi vida. Sentí que tenía que cambiar mi cosmogonía para poder reconectar conmigo misma; supe que tenía que encontrarme a mí misma, lo cual al fin y al cabo era el propósito de haber ido allá. Debo decir que en la experiencia uno se mete tanto en uno mismo que es demasiado difícil explicar lo que se siente. En especial porque nunca había buscado una conexión tan trascendental con algo tan superior a mí, pero realmente todo se vio atravesado por el sentir de no saber quién era yo, ni a qué estaba conectada en el mundo. Sin embargo, así como a grandes rasgos, sentí mucha claridad; logré entender muchas cosas de la vida y lo sentí como un llamado de la naturaleza para hacerme saber que ésto es de dónde venimos, de donde nacemos y es a donde vamos a regresar en nuestra muerte. Yo lo entendí más como que siempre hemos estado conectados y siempre estaremos conectados a la naturaleza, tanto a la propia como a esa madre naturaleza en la que vivimos.
Ahorita el cambio en el que estoy es tratar de aceptarme incondicionalmente, entenderme a partir de lo que me construye a mí misma y aceptarme sin condiciones. También estoy entendiendo, sobre todo en este momento de cuarentena, que nosotros muchas veces nos damos muy duro por preconcepciones que tenemos de cómo debería ser nuestra vida, en especial cuando uno es mujer. Estoy tratando de destruir todas esas cosas que me cohibían de ser completamente fiel a quien soy en realidad, a mi naturaleza y a mi forma de entender el mundo. Trato de ser menos rígida con mi propia concepción de: ¿quién soy yo? para poder aceptarme tal cual soy, sin dar excusas o explicaciones ni a los demás ni a mí misma. En los últimos años siento que me perdí a mí misma en los demás, pensaba más en complacer y satisfacer las necesidades de las otras personas, dar todo lo que ellos querían o necesitaban de mí y dejarme a mí misma en un segundo plano. Cuando murió mi abuelo fue el momento en el que yo más necesité de mí misma y yo en ese momento simplemente no daba, no había suficiente yo para darme. Ahí fue cuando me di cuenta que le estaba dando mucho tiempo y energía de mi ser a los demás y no a mí misma. A uno nunca le enseñan a quererse, valorarse y entenderse a uno mismo y por eso ahora estoy tratando de llenarme de amor y de tener un poco más de universo en mi pequeña percepción de mundo. Estoy satisfecha con mi proceso, empecé por cambiar pequeñas cosas como permitirme sentir todo tipo de sentimiento sin juzgarme, es un proceso largo pero ahora estoy mejor conmigo misma y siento que voy por buen camino para encontrarme y saber quién soy.