Había una vez un rey y su princesita, ellos vivía en una isla muy lejana en donde tenías su castillo y todo su reino. La princesita era curiosa y siempre quería saber más, pero el rey no quería que la princesita siguiera aprendiendo tanto, sino que aprendiera a gobernar como él.
La princesita se sentìa muy triste porque el rey no la dejaba aprender más, aún y cuando tenía miles de preguntas en su cabecita.
Cuando el rey se dió cuenta de que la princesita estaba triste decidió llevarla a la playa para decirle algo importante.
En la playa el rey le dijo: Un día sabrás tantas cosas como el agua del mar o como los granos de arena, pero todo a su tiempo princesita, debemos hacer lo que nos gusta y tambien cumplir con lo que tenemos que hacer.
La princesita le brillaron los ojos y desde ese día ella hacía sus deberes de princesa y también aprendía junto al rey. FIN
