Kawasaki Green Box #44

con más rapidez y pronto estás en la zona de potencia, donde esos pocos CV extras respecto a su predecesora se dejan notar de manera inmediata. El tacto del acelerador es tan suave como enérgico, las vibraciones del motor brillan por su ausencia y oír cómo suben las revoluciones nos indica que vamos por el buen camino, la Z pide más. En los tramos de autovías aprovechamos para comprobar su comportamiento a alta velocidad, con curvas realmente rápidas, y ahí es cuando comprendemos el trabajo hecho por los ingenieros de Kawasaki para conseguir la máxima estabilidad.

Llegamos a la zona de curvas, subimos y bajamos marchas, frenamos e inclinamos. Aquí es donde entran en acción el resto de componentes más allá del motor. Las suspensiones se mantienen, nos hacen trazar limpiamente y con confianza, mientras que el equipo de frenos se encarga de detenernos donde y cuando queremos. Y eso que tuvimos tramos donde el asfalto no estaba en sus mejores días precisamente.

El ancho manillar de la Z800 y la estrechez del conjunto, ahora con el depósito más estilizado para acoger