Cómo preparar las clasess

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ción de la clase y de la enseñanza. Por eso debe tomarse en cuenta el nivel evolutivo psíquico de los alumnos ( edad, nivel de la clase, etc.), así como la composición de la clase con respecto a los sexos. Pero sólo el conocimiento suficiente de los intereses especiales de los alumnos capacita al maestro a estructurar el tema adecuadamente. Los intereses dependen ampliamente del medio escolar (aldea, suburbio de la ciudad, barrio obrero, etc.). Es de fundamental importancia tener presentes los reconocimientos psicopedagógicos acerca de las formas del pensar infantiles. Por lo general el interés de los niños es más intenso y está "en medio del asunto" por decirlo así, si el tema se les presenta, no en forma abstracta, sino en lo posible concreta, visual, plástica. Tales formas concretas adecuadas al niño serían:

a) La localización. Suele ser más fecunda, por ejemplo, si no se habla "del" bosque, sin más, sino de un bosque bien determinado que ellos conozcan. b) Los detalles. Ciertos personajes o acontecimientos, por ejemplo, atraen el interés del niño en la medida deseable sólo cuando cobran vida mediante observaciones acerca de ciertos rasgos de carácter o detalles fascinantes. c) La dinamización. Ciertos hechos geológicos o botánicos, por ejemplo, suelen captarse más intensamente cuando no se presentan como entes estáticos, sino a través del proceso de su formación. Las fábricas no despiertan interés por una descripción de sus instalaciones, máquinas y productos, sino por el trabajo de los arquitectos, torneros, fresadores, jefes de venta, empaquetadores, clientes. Siempre que el asunto lo permita, los hechos deben traducirse en movimiento y acción. d) La actualización. La significación de ciertas doctrinas ideológicas o reconocimientos físicos suele aprehenderse plenamente o simplemente percibirse si se presentan como hechos actuales o si se hace sentir su actualidad. El ropaje histórico impide a menudo que los alumnos se sientan aludidos. e ) La motivación. Cuanto más nítidamente se exponga el motivo que dio lugar, por ejemplo, a una determinada investigación o invento, tanto mayor será por lo general el interés en su resultado práctico. f ) La relación personal. Ciertos hechos económicos, por ejemplo, suelen abordarse más intensamente si se ponen en una relación con la vida personal del niño. Así, los peligros de una coyuntura económica exageradamente próspera serán más palpables si se exponen 106

sus efectos para cada uno que mediante disquisiciones unilaterales acerca de aspectos de la economía mundial. g) Semejanzas y ejemplos. Con frecuencia, ciertas semejanzas, comparaciones o ejemplos tomados del campo de experiencias de los alumnos harán interesantes o aclararán determinados hechos o conductas. h ) La relación con el tema nuclear. Si el texto de problemas aritméticos, ejercicios de lenguaje, dictados, etc., se extrae del tema perteneciente al ámbito de formación principal en ese momento, no sólo contribuyen a su profundización, sino que además pueden elaborarse con plena atención, porque el interés no se distrae con contenidos distintos o, más aún, ajenos. Ya se expuso en otro contexto (cf. más arriba: "La elección de los medios de enseñanza") cómo el tema que presentará el maestro puede hacerse más comprensible, consolidarse o acentuarse con medios didácticos. Sólo nos quedan por señalar los peligros de una exagerada adecuación al niño. a) Si el tema se infantiliza exageradamente, a menudo el grupo no se siente enfocado con seriedad y no logra la relación deseada con el asunto. b ) A pesar de la necesidad de estructurar el tema eh forma atractiva, no debe olvidarse la importancia del esfuerzo mental. Un maestro que ofrezca el tema en forma demasiado fácil, restringirá desde un principio el resultado posible de la enseñanza. Aunque la misión de la escuela consiste más en preparar para la vida que en hacer ejercicios previos especializados, no debería prescindir, sin embargo, de hacer sentir a los alumnos de vez en cuando la aridez de ciertos objetos de enseñanza para hacérselos atacar a pesar de todo. 2. El tema debe estar adecuado al asunto. Vale decir que no debe falsearse su contenido propiamente dicho. Así, por ejemplo, en la clase de historia los posibles pensamientos de personajes importantes no deberían simplificarse impropiamente; en la clase de biología no han de imputarse con ligereza motivaciones humanas a determinados animales. Ejemplos y comparaciones no deben ser inverosímiles o torcidos, ni las imágenes inadecuadas. Piénsese por ejemplo en la arriesgada evocación de representaciones técnicas cuando se trata de vivencias psíquicas. Temas que por su naturaleza son poco apropiados para producir emoción o recogimiento, no deberían adornarse con sensiblerías. En fin, no debe sacrificarse la verdad a una mal comprendida adecuación al niño. Temas que a un determinado grupo de alumnos sólo podrían abrirse mediante una presentación objetivamente inade107


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