Tuya Cuando Quieras 2 April Russel
Tras sentirse enganñ ada, Megan decide irse a Roma con su madre para sanar las heridas del pasado. Retoma la muú sica y cuando cree que comienza a olvidar a Mikhail, este aparece en Italia para convencerla de su carinñ o su orgul o y dolor no le permiten ver mas al aú del rencor. Estaraú en Mikhail convencerla de su carinñ o y sobrepasar otro obstaú culo que se interpondraú entre el os, Megan tendraú que elegir ¿La musica o el amor? ambas no encajaran en su vida. Cientos de retos se le presentaran y el amor seraú puesto a prueba retando los limites de ambos sin imaginarse lo doloroso que pueda l egar a ser. Una historia que continuú a l ena de erotismo, juegos y amor. Secuela de Tuya Por Una Noche
Proú logo No soy amante a estas fiestas de noche vieja, de hecho creo que a ninguna. Irina ha insistido en venir a compartir con unos conocidos y sin mas le complazco. Salgo afuera de la casa de la mejor amiga de el a, una muy simpaú tica que a veces pienso que peca de zalamera. Me siento en una banca frente a la alberca, guio mi copa de brandy a mis labios mientras disfruto del silencio, el bul icio me sofoca. Miro hacia dentro, el a mi bel a mujer esta dentro de la casa hablando y riendo. Curvo la comisura, soy feliz a su lado, lo sereú al lado de nuestro hijo. Se sienta a mi lado y roza su mano sobre mi hombro. Me alejo con sequedad - ¿Que quieres? - Hablar..., hablar como lo hacíúamos antes de que me dejaras por Irina Cenñ udo respondo - Tu y yo no tenemos nada que hablar. Raisa entiende de una buena vez que amo a Irina, que ninguna de tus insinuaciones me haraú n faltarle Ríúe - ¿Y crees que el a no te falta a ti?- Mira hacia dentro de la casa- ¿No ves como se regodea entre los hombres? - Es una mujer muy bel a, no puedo evitar que la miren Se pone en pie y clavandome una duda inquietante responde - Yo no estaríúa tan segura, ¿quien te asegura que tus jueguitos se quedan en jueguitos? ¿Que el a no te excluye en uno que otro? Contoneaú ndose como suele hacer vuelve a la fiesta de noche vieja. Trago saliva y de un trago tomo el brandy. Maldita sea, los celos se asoman y no quiero recriminar por algo que tal vez sea solo intrigas de esta mujer. He pasado praú cticamente toda la noche fuera de la casa, Irina no se ha dado cuenta de mi ausencia, supongo que debe pasarla bien. Al poco