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Milagro mexicano 2.0

No es la primera vez que México se posiciona en el tablero de las superpotencias durante una crisis: ha ocurrido anteriormente y está ocurriendo ahora. Tomemos, por ejemplo, el periodo post Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos debía recomponerse después de la inversión de más de 300 mil millones de dólares en el conflicto y el drástico viraje en su producción.

Grandes fábricas como General Motors y Ford dedicaron sus instalaciones a la manufactura de aviones, armamento y vehículos para la guerra. Europa, por su parte, se encontraba en una titánica misión de reconstrucción después de 1945. En este cambio brusco de poder y reajuste económico, México logró hacerse notar. Las superpotencias, principalmente nuestro vecino del norte, necesitaban subsanar el desabasto: México fue la respuesta.

Desarrollo estabilizador

Este periodo es comúnmente conocido como el desarrollo estabilizador o, en un tono más poético y nuestro, el milagro mexicano. Entre 1940 y 1970, el país experimentó una transformación profunda que involucró cambios culturales, económicos y políticos. México sobresalía con la Época del cine de oro, con la instauración del IMSS, así como el plan de vivienda social, el ISSSTE, y, por si fuera poco, llevó a cabo el proyecto de Ciudad Universitaria. Además, el país crecía de 5% a 7% anual gracias a la industrialización y al fortalecimiento de nuestra propia productividad.

El modelo de crecimiento hacia adentro, que incluía la sustitución de importaciones, el programa Marcha al Mar, y la creación de empresas paraestatales, como Luz y Fuerza y Ferrocarriles Mexicanos, resultó vital para el progreso y el camino a la autosuficiencia de México. El panorama internacional permitió que nuestro país se desarrollara en diferentes ámbitos. La situación actual es bastante similar.

Por: Iván Cárdenas CEO de BeGo y Jasiel Cárdenas, COO de BeGO, founders de la compañía. Contacto: Omar Cruz PR Manager omar@bego.ai

En el 2018, la guerra comercial entre China y Estados Unidos desató un nuevo enfrentamiento: la guerra de tarifas. (fig.1) La problemática ha sido agravada por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, la pandemia por COVID-19 y el colapso de los puertos. El resultado: aumento de los precios de materias primas y la reconfiguración de cadenas de suministro. México se vuelve a posicionar como un actor destacado para las potencias. Actualmente, nuestro intercambio comercial con Texas es 39% mayor que el que tenemos con Asia, y más de la mitad se realiza por carretera. Mientras tanto, China tuvo una inversión histórica en México por temas de reubicación: superó, en dos años, la inversión de dos décadas. (fig. 2)

Nearshoring

Modelo industrial en el que las empresas mueven su producción a países más cercanos a su destino final, ha hecho de México una pieza logística fundamental en el nuevo orden comercial. Así como en la época del desarrollo estabilizador, hoy nuestro país ha emprendido un proceso de transformación industrial.

Contamos con una ubicación geográfica favorable, pero debemos trabajar en varios factores: suministro de energía eléctrica, acceso a gas natural, espacio disponible, carreteras y transporte. Es necesaria la colaboración entre el ámbito privado y público para resolver nuestras fallas. Pero, ¿para quién estamos resolviendo? ¿Cómo podemos beneficiarnos del cambio?

Manufactura, territorio y canal de distribución son las tres piezas clave del rompecabezas del nearshoring. China y Estados Unidos dominan las primeras dos: impulsar el uso del transporte y unir al país vía puertos y carreteras es una oportunidad que no podemos desaprovechar para que México tome el control del canal de distribución. Es precisamente en este punto donde entra la empresa que representamos, cuya misión es acelerar la digitalización de la industria del comercio y mejorar la vida de las personas que se dedican a él.

El escenario mundial vuelve a poner a México en ventaja estratégica. Los retos son grandes, pero los beneficios serán para siempre: es trabajo de todos realizar los esfuerzos necesarios para que el nearshoring sea nuestro segundo milagro mexicano.