Sueño animal C - Silvia Lazzarino / María José Arce

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¿Te has preguntado para qué dormimos?

Dormir es una actividad (¿o una inactividad?) que ocupa gran parte de nuestra vida. Si calculamos que de promedio las personas dormimos unas ocho horas al día, podríamos decir que, al cumplir cincuenta, ¡habremos dormido casi diecisiete años! Es decir, un tercio de nuestra existencia.

Podemos intuir que algo a lo que le dedicamos tanto tiempo debería tener funciones realmente importantes. Y así es. Dormir nos ayuda en tareas vitales como conservar nuestra energía, fijar nuestra memoria, favorecer el buen funcionamiento de nuestro cerebro y también el de nuestras defensas.

La privación de sueño es, de hecho, una de las cosas más desagradables que nos puede suceder. Además de ponernos de mal humor y causarnos estrés, en casos prolongados puede provocarnos enfermedades. Así, cuidar nuestras horas de sueño es vital para estar saludables, poder aprender y desarrollar nuestras actividades.

¿Qué es el sueño?

El mundo científico define el sueño como un estado de inmovilidad que puede revertirse rápidamente al despertar. Cuando dormimos, adoptamos una postura del cuerpo determinada y nos demoramos más en responder a los estímulos externos, por ejemplo, a un ruido inusual.

A medias En grupo Vertical A la luz del sol

Mientras uno de sus hemisferios cerebrales duerme, el otro continúa con sus funciones.

Se congregan para estar a salvo del frío y de los depredadores.

Duermen erguidos para mantener su temperatura o escapar ante los peligros.

Descansan durante el día y realizan sus actividades por la noche.

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Nuestro cerebro dormido funciona de manera diferente a cuando está despierto y va pasando por ciclos de sueño que se repiten durante la noche. El sueño es muy complejo de estudiar y, por este motivo, conocemos mejor cómo duermen las personas que cómo lo hace el resto de la naturaleza.

Pero ¿cómo dormirán otros animales?, ¿lo haremos todos de la misma manera?

El dormir para los animales silvestres no es una cuestión tan simple. Su vida está repleta de incertidumbre y dormir puede ser a veces arriesgado. El clima, los depredadores, los ciclos de vida, la disponibilidad de alimento y los lugares donde habitan han contribuido al desarrollo de una gran variedad de formas

de descanso. Además los cerebros de los animales, sus sistemas nerviosos y sus formas de percibir el mundo son muy diversas. Y, por lo tanto, también lo son sus maneras de funcionar y de dormir.

¿Cómo duermen los animales que vuelan durante días cruzando océanos y continentes? ¿O aquellos que pueden ser devorados si no están atentos? ¿O los que descansan bajo el agua y deben salir a respirar a la superficie?

En este libro, entenderemos el sueño como una forma de descanso ¡tan variopinta como la naturaleza misma! Un sueño lleno de suspense, sorpresas y rarezas. ¡Un sueño animal!

Entran en reposo prolongado para guardar energías en condiciones extremas.

Hacen de las flores su refugio, fuente de alimento y lugar de descanso.

Capullos, arena y corales son el resguardo perfecto para estos animales acuáticos.

Preparan cálidos nidos que les brindan protección frente a las amenazas.

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Estacional Descanso floral Bajo el agua En un nido

Fragata (Fregata minor)

A lo largo de los más de diez días que dura su vuelo sobre el océano Pacífico, la fragata debe estar muy atenta a lo que sucede a su alrededor. Suspendida volando, puede dormir tiempos muy cortos y solo con la mitad del cerebro. Con un ojo abierto apunta hacia su destino para así no perder el rumbo.

A medias

¿Cómo harías para dormir mientras cruzas el océano volando?

La naturaleza ha encontrado algunas soluciones para enfrentar estos tremendos desafíos del sueño. Algunos animales pueden dormir con la mitad de su cerebro, es decir, mientras un lado del cerebro descansa, el otro queda en estado activo. De esta manera, el animal puede realizar tareas como volar o salir del agua a respirar. Las mitades del cerebro se van turnando para que ambas reciban los beneficios de dormir. Incluso algunos pueden mantener un ojo abierto y así controlar los posibles peligros. Este tipo de sueño se llama unihemisférico y es común en mamíferos marinos y aves.

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Delfín nariz de botella (Tursiops truncatus)

Duerme doce horas y es capaz de hacerlo con la mitad del cerebro, mientras nada en grupo bajo el mar. A veces puede dejar un ojo abierto para vigilar el entorno y seguir unido a la manada. Así, mitad dormido, mitad despierto, de vez en cuando sale a respirar a la superficie.

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Fío fío (Elaenia albiceps)

Esta pequeña ave es, en realidad, una fabulosa viajera. Cada año cruza el continente sudamericano de norte a sur y viceversa, en busca de temperaturas cálidas. Para descansar, cierra uno de sus ojos y deja el otro abierto en estado de alerta.

Oso marino ártico (Callorhinus ursinus)

Para dormir flota en la superficie con la cabeza fuera del agua. Una de sus aletas funciona como remo gracias a la actividad de la mitad del cerebro que se encuentra despierta. De esta manera, el oso de mar no se hunde y mantiene su calor corporal.

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Nutrias de mar (Enhydra lutris)

Duermen flotando en las frías aguas de la costa del Pacífico Norte. Para no separarse, los miembros de una misma familia se toman de la mano.

Las crías suelen dormir sobre las madres y, cuando ellas van a por alimento, las enrollan en las extensas algas para evitar que se las lleve la corriente.

En grupo

¿Alguna vez has dormido junto a tus padres, hermanas o hermanos?

Dormir en grupo puede ser reconfortante cuando tenemos frío, miedo o estamos tristes. Nos hace sentirnos a salvo. Algunos animales duermen juntos para mantener el calor o para defenderse de sus depredadores. Así, acurrucados unos con otros, se protegen y cobijan. Unos descansan en madrigueras bajo la tierra, otros flotan sobre el agua y otros incluso se reúnen en una cueva. En grupo, ¡todo es posible!

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