
¿Te has preguntado para qué dormimos?
Dormir es una actividad (¿o una inactividad?) que ocupa gran parte de nuestra vida. Si calculamos que de promedio las personas dormimos unas ocho horas al día, podríamos decir que, al cumplir cincuenta, ¡habremos dormido casi diecisiete años! Es decir, un tercio de nuestra existencia.
Podemos intuir que algo a lo que le dedicamos tanto tiempo debería tener funciones realmente importantes. Y así es. Dormir nos ayuda en tareas vitales como conservar nuestra energía, fijar nuestra memoria, favorecer el buen funcionamiento de nuestro cerebro y también el de nuestras defensas.
La privación de sueño es, de hecho, una de las cosas más desagradables que nos puede suceder. Además de ponernos de mal humor y causarnos estrés, en casos prolongados puede provocarnos enfermedades. Así, cuidar nuestras horas de sueño es vital para estar saludables, poder aprender y desarrollar nuestras actividades.
¿Qué es el sueño?
El mundo científico define el sueño como un estado de inmovilidad que puede revertirse rápidamente al despertar. Cuando dormimos, adoptamos una postura del cuerpo determinada y nos demoramos más en responder a los estímulos externos, por ejemplo, a un ruido inusual.
A medias En grupo Vertical A la luz del sol
Mientras uno de sus hemisferios cerebrales duerme, el otro continúa con sus funciones.
Se congregan para estar a salvo del frío y de los depredadores.
Duermen erguidos para mantener su temperatura o escapar ante los peligros.
Descansan durante el día y realizan sus actividades por la noche.
Nuestro cerebro dormido funciona de manera diferente a cuando está despierto y va pasando por ciclos de sueño que se repiten durante la noche. El sueño es muy complejo de estudiar y, por este motivo, conocemos mejor cómo duermen las personas que cómo lo hace el resto de la naturaleza.
Pero ¿cómo dormirán otros animales?, ¿lo haremos todos de la misma manera?
El dormir para los animales silvestres no es una cuestión tan simple. Su vida está repleta de incertidumbre y dormir puede ser a veces arriesgado. El clima, los depredadores, los ciclos de vida, la disponibilidad de alimento y los lugares donde habitan han contribuido al desarrollo de una gran variedad de formas
de descanso. Además los cerebros de los animales, sus sistemas nerviosos y sus formas de percibir el mundo son muy diversas. Y, por lo tanto, también lo son sus maneras de funcionar y de dormir.
¿Cómo duermen los animales que vuelan durante días cruzando océanos y continentes? ¿O aquellos que pueden ser devorados si no están atentos? ¿O los que descansan bajo el agua y deben salir a respirar a la superficie?
En este libro, entenderemos el sueño como una forma de descanso ¡tan variopinta como la naturaleza misma! Un sueño lleno de suspense, sorpresas y rarezas. ¡Un sueño animal!
Entran en reposo prolongado para guardar energías en condiciones extremas.
Hacen de las flores su refugio, fuente de alimento y lugar de descanso.
Capullos, arena y corales son el resguardo perfecto para estos animales acuáticos.
Preparan cálidos nidos que les brindan protección frente a las amenazas.
Fragata (Fregata minor)
A lo largo de los más de diez días que dura su vuelo sobre el océano Pacífico, la fragata debe estar muy atenta a lo que sucede a su alrededor. Suspendida volando, puede dormir tiempos muy cortos y solo con la mitad del cerebro. Con un ojo abierto apunta hacia su destino para así no perder el rumbo.
