25 años Participando desde el Asociacionismo

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25 años participando desde el asociacionismo Consejo de la Juventud de Zaragoza Han coordinado Raquel Lostres y Diego Navarro. Han realizado artículos Ignacio J. Aguar, Alberto Alcaine, Pilar Alcober, Julio C. Augusto, Chus Cantin, Ángel Escuin, Sergio Falces, Javier González, Ana Gracia, Enrique Gracia, Mar Herrero, Fernando Ibañez, Ricardo Ibarra, Victoria Ledesma, Marta López, Luis B. Muñoz, Diego Navarro, Ernesto Ojeda, Jesus Royo, Espe Rubio, Aurora Sanchez, y Víctor Viñuales. Han aportado fotos ASZA, Alberto Alcaine, Daniel Antolín, Angel Escuin, Sergio Falces, Javier González, Ana Gracia, Julio López, Elena Marin, Diego Navarro, Espe Rubio, Raúl Useros, Centro de Solidaridad de Zaragoza, Colectivo Zaragoza Rebelde, Red Social para la Discapacidad en el Tiempo Libre, UGT y Archivo CJZ Han colaborado Asociación Turquino, ASZA, Centro de Solidaridad de Zaragoza, Consejo de la Juventud de España, Coordinadora Aragonesa de Voluntariado, FABZ, Fundación DFA, ICIJA, Mácora, UGT y USO. Ha diseñado y maquetado Masideas Ha impreso Tipolinea Ha financiado Ayuntamiento de Zaragoza. Tirada 600 ejemplares Deposito Legal Z-4207-10 licencia




prologo

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25 años participando desde el asociacionismo Diego Navarro

el compromiso de los jóvenes

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Pilar Alcober Lamana

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CJZ los orígenes del consejo

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Enrique Gracia Ballarín

nuestro comienzo

Jesús Royo Pérez

mi paso por el CJZ

Julio César Augusto

Recuerdos del CJZ Aurora Sánchez

llegó mi turno

Ernesto Ojeda

nuevas etapas Ana García

gracias

Chus Cantín y Fdo. Ibáñez

dos años luz

Alberto Alcaine

protagonistas sociales Victoria Ledesma

aprendizaje

Sergio Falces

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experiencias vividas en el consejo Javier González

mi relación con el cjz Ángel García Escuin

25 años participando Esperanza Rubio

juntos

Diego Navarro

carta para santiago gutiérrez Javier González

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69 73 77 82


servicio juventud trabajar con los jóvenes Mar Herrero

entonces y ahora Víctor Viñuales

el asociacionismo juvenil Ignacio José Aguar

ciudad de lo que crece Luis Bernardo Muñoz

25 aniversario

Marta López Campos

entidades y coordinadoras 25 años cjz Ricardo Ibarra

barreras

Fundación DFA

el apoyo del cjz ICIJA

zaragoza y los jóvenes Asociación Macora

85 87 92 94 97 101 105 107 108 109 110

los jóvenes sí queremos participar Irene Coscollar - UGT

cuestión de suerte Héctor Saz

la madurez de una entidad

Coordinadora Voluntariado

trabajo en red

Jorge Gracia - C. Solidaridad

25 años de colaboración FABZ

integración ASZA

en estos tiempos que corren Asociación Turquino

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25 años participando desde el asociacionismo Diego Navarro Consejo de Juventud de Zaragoza

Desde el Consejo de la Juventud de Zaragoza llevamos más de veinticinco años ¡haciendo ruido!. En estos años, por aquí han pasado muchos jóvenes de la ciudad con ganas de contribuir a cambiar el mundo, su entorno y su ciudad. Haciéndolo desde diferentes perspectivas y desde diferentes enfoques y matices: la solidaridad, la cooperación al desarrollo, la igualdad, la Educación en el Tiempo Libre, el Medio Ambiente, la política, el sindicalismo, la investigación científica, la defensa de los derechos y cualquier otra de las cosas que verdaderamente nos preocupan a los jóvenes, ya que aunque el empleo y la vivienda son un problema real que debemos de trabajar y buscarle solución, no son los únicos que nos preocupan también nos preocupan otras cosas y queremos que se nos reconozca por ello como un agente de cambio social más. El Consejo, a lo largo de estos años siempre ha intentado apoyar y ser el altavoz de todas aquellas luchas y reivindicaciones que los jóvenes de la ciudad consideramos como prioritarias. Hemos ido cambiando conforme ha cambiado el modelo de sociedad, hemos promovido procesos de intercambio, de comunicación, hemos realizado muestras asociativas, ferias de expresión artística, cineforums, encuentros, conciertos, charlas, conferencias… y todas aquellas


8 . 25 años participando desde el asociacionismo cosas que se os puedan ocurrir. Pero nuestra labor no consiste en realizar actividades, para eso ya están las distintas entidades miembro, nuestra labor es poner en comunicación, prestar nuestro apoyo y propiciar procesos de encuentro e intercambio de opiniones, ideas o iniciativas entre los jóvenes y sus asociaciones. En definitiva promover la participación Además de todo esto, hemos intentado ser la conciencia del Servicio de Juventud del Ayuntamiento de Zaragoza. Somos nosotros, los jóvenes, los que siempre hacemos propuestas para mejorar los proyectos y servicios, aquellos que les recordamos que cualquier política publica debe de responder a una necesidad real del colectivo a la que va dirigida… por supuesto y aunque esto parezca muy utópico, a la hora de la verdad no siempre nos hacen caso o no siempre compartimos los mismos intereses y las prioridades. A pesar de ello continuamos y continuaremos trabajando para mejorar, cambiar, diseñar e impregnar de nuestro estilo a las políticas de juventud. Somos concientes de las nuevas realidades y aunque creemos que una forma de participar en la sociedad es mediante el asociacionismo, que en esencia consiste en juntarse para defender unos objetivos y fines que compartimos todos los miembros. Nuestro actual modelo de juventud, huye de la burocratización y la burocracia, por ello se forman grupos informales desde los que trabajamos por objetivos, fines y sueños comunes que decidimos no formalizar como asociación. Desde el Consejo también queremos contribuir y ayudar a estos grupos, que en definitiva son una nueva forma de participación social, que hay que promover, apoyar, propiciar y defender. En estos últimos años hemos realizado un esfuerzo por ser coherentes con aquello que creemos que es importante y por ello hemos realizado un documento, que llamamos Desiderata, y en el recogemos todos los principios que queremos poner en practica para que nuestras acciones contribuyan a no continuar siendo cómplices de la destrucción de nuestro planeta: hemos apostado por lo reciclado, por las comunicaciones electrónicas, por la banca ética, por el comercio con justicia, por contratar servicios a empresas pequeñas de jóvenes que están empezando, a empresas de reinserción social, o a cooperativas de iniciativa social. Y otras ideas que llevamos en mente y que poco a poco vamos implementando y llevando a la realidad. Además gestionamos dos centros municipales que van destinados a las asociaciaciones juveniles, lo que supone que podemos ser participes de la autogestión de los servicios públicos y que estos realmente respondan a las necesidades de las asociaciones juveniles, estos centros que tienen un objetivo en común: apoyar a los jóvenes para que se puedan asociar, juntar, en definitiva realizar actividades en común. Lo hacen desde dos perspectivas distintas: en el Centro de Préstamo, prestamos materiales para la realización de actividades (equipos de música, proyectores multimedia, etc…) y en el Centro de Servicios, prestamos infraestructuras (salas de reunión, ordenadores, wifi, etc…).


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Hace 25 años que el Consejo de la Juventud de Zaragoza se constituyó legalmente, pero se trato de un simple formalismo, ya que se empezó a gestar en el año 1980, la idea era crear una plataforma real de participación para los jóvenes. Esta idea es la que sigue constituyendo la base/los cimientos de esta casa que es el Consejo. Casa construida por personas, entidades, colectivos, ideas, acciones y reivindicaciones. Con este libro queremos recoger todas estas luchas, estas inquietudes y este pedacito de la historia viva de la ciudad. Te invitamos a que lo leas y a que te adentres de nuestra mano en la rebeldía de la juventud, en la construcción de nuestro modelo democrático, en la reivindicación de la calle como espacio propio y todas aquellas acciones que se desarrollaron en pro de fomentar la participación de los jóvenes, de promover cambios en la vida social, económica, cultural y política de la ciudad de Zaragoza. Pero no solo miramos atrás en el tiempo, sino que hoy seguimos haciendo ruido. Pero todo esto no acaba aquí, el Consejo todavía tiene 25 años y todavía es joven, nos queda mucho por aprender, mucho por hacer, muchos errores que cometer y mucho camino que recorrer. Seguiremos luchando por cambiar y mejorar nuestra ciudad, Zaragoza. Y con ello estaremos contribuyendo a mejorar nuestro mundo.


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el compromiso de los jóvenes Pilar Alcober Lamana Concejala Delegada de Acción Social y Juventud. Ayuntamiento de Zaragoza

La participación ciudadana es el elemento indispensable e irrenunciable como vía de compromiso ciudadano y como garantía del protagonismo de los vecinos en la vida de su ciudad. La participación del joven, de modo añadido, implica el compromiso de la ciudad con el futuro, con el dinamismo, con la innovación y con el entusiasmo propios del colectivo joven. Los y las jóvenes encuentran los obstáculos u oportunidades de un mundo, de una ciudad, ya modelados y pensados por otros. Organizar ese mundo interno con percepciones y posturas que los coloquen como sujetos activos en la ciudad depende de la posibilidad que tengan de intervenir en el diseño de pautas y normas del mundo, de la ciudad en que viven. La participación del joven en su ciudad supone impulsar su influencia en la realidad cercana, en la problemática más próxima de su barrio; apoyar sus espacios de debate, expresión y opinión; visibilizar sus demandas y sus inquietudes; favorecer sus proyectos de reivindicación y acentuar la capacidad ejecutiva de las organizaciones y asociaciones en que se integran. Las asociaciones jóvenes aparecen en nuestra ciudad como un escenario privilegiado en el que los y las


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jóvenes consolidan una identidad tanto individual como colectiva. Las asociaciones son espacios de aprendizaje, de relación y, por supuesto, de participación y de compromiso cívico. Así, el sentido de la participación y organización juvenil es una apuesta por la construcción de una ciudadanía juvenil, de ciudadanías juveniles como parte activa de la sociedad. El Ayuntamiento de Zaragoza, desde sus primeros pasos democráticos, ha entendido perfectamente esta perspectiva, este compromiso con el colectivo joven de la ciudad, y ha apostado por una Política de Juventud participativa, abierta al diálogo, expansiva que encuentre en los jóvenes a los protagonistas del diseño y de la ejecución de sus proyectos. Los Planes Jóvenes del Ayuntamiento de Zaragoza, desde el primero en el año 1987 hasta la actualidad, han subrayado el apoyo económico, material y organizativo al conjunto de entidades sociales jóvenes, favoreciendo su carácter de escuelas de solidaridad, civismo y compromiso ciudadano. Los primeros Consejos de Juventud nacen fruto de las inquietudes manifestadas por la juventud de una mayor participación en la vida pública a escala local, a comienzos de la década de los ochenta, constituyéndose como plataformas de cooperación interasociativa con la vocación de representar a las asociaciones que los constituyen y a los jóvenes en general ante las administraciones públicas. Este es el caso del Consejo de la Juventud de Zaragoza, desde su fundación en 1980 ha ido consolidando sus criterios de actuación y su compromiso cívico hasta convertirse, actualmente, en uno de los referentes nacionales en la defensa de las demandas y propuestas juveniles. Su labor durante estos 25 años ha sido una constante de lucha por valores de solidaridad, convivencia, justicia social y desarrollo comunitario. Asimismo desde sus inicios el Consejo de la Juventud de Zaragoza, ha participado en el diseño de las políticas que de forma directa o indirecta afectan a los jóvenes, configurándose como interlocutor reconocido por el Ayuntamiento de Zaragoza para la defensa de los intereses de los jóvenes y como espacio de consulta, representación y reivindicación de las asociaciones en las que se integran. El futuro de nuestra ciudad, de su desarrollo sociocultural pasa por los jóvenes y por las asociaciones en las que se integran. Desde aquí animo al Consejo de la Juventud de Zaragoza a mantener su compromiso firme en la defensa de los intereses y de los derechos de los jóvenes y a fortalecer el compromiso de los jóvenes zaragozanos con su ciudad.





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LOS ORÍGENES DEL CONSEJO Enrique Gracia Ballarín Presidente del Consejo 1981-1983

El CJZ ha tenido la feliz idea de conmemorar sus más de 25 años de historia y nos pide a algunos de los que protagonizamos su pasado que traslademos algún testimonio sobre cómo éramos y qué nos movía a aquellos jóvenes de los años 80 que pusimos en marcha los Consejos de Juventud. Lo hago con mucho gusto. Pero también debo advertiros que pienso, como ha escrito Luis García Montero a propósito de los años de la II República, que “el ejercicio de la memoria sirve de poco si lo dejamos reducido a la simple nostalgia”. Creo con el escritor granadino que si nos acercamos a nuestro pasado debe ser con ánimo de recuperar de él aquellas propuestas y valores que puedan ayudarnos a meditar sobre nuestro presente y a abrir nuevas oportunidades para nuestro futuro. En definitiva, yo os invitaría a mirar atrás sólo lo necesario para coger nuevos impulsos para construir el futuro. Con este ánimo os voy a contar algunas cosas de ese tiempo, desde luego con el subjetivismo que tiene toda experiencia personal y con todas las importantes lagunas y olvidos imperdonables que en mi memoria dejan los muchos años que han pasado. Para empezar creo que es oportuno recordar que las primeras ideas acerca de la necesidad de una coordinación estable de las asociaciones de jóvenes surgen en Zaragoza al final de la dictadura. En 1976 el movimiento juvenil organiza y celebra el Congreso de Jóvenes de Zaragoza. Yo tenía entonces tan sólo 14 años, pero recuerdo haber asistido a la sesión de clausura en que se proclamaron sus conclusiones. Y allí, además de exigir la inmediata excar-


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celación y amnistía de todos los presos políticos y la proclamación de una Constitución democrática, de reclamar la mayoría de edad a los 18 años, de defender el desarrollo de una educación pública y la extensión de la coeducación, o de reclamar la puesta a disposición de todos los jóvenes de las infraestructuras y el patrimonio juvenil de que disponían las organizaciones franquistas, las asociaciones juveniles integrantes del Congreso se comprometían a mantener su coordinación y a cooperar en el logro de aquel ideario. En los años 77 a 79 esta coordinación se produce en la CEMJA (Coordinadora de Entidades y Movimientos Juveniles de Aragón). Esta organización tenía la peculiaridad de agrupar, de manera segregada en dos cámaras, a las organizaciones políticas juveniles de un lado y a las organizaciones sociales de otro. Yo llegué a la CEMJA al final de esta etapa en representación del grupo de jóvenes del Centro Obrero de Formación (CODEF). En 1980, ya constituido el Ayuntamiento democrático, en la CEMJA decidimos conformar una promotora del Consejo de la Juventud, a la que pertenecí, con participación de una delegación de cada cámara. Nuestra idea entonces era crear una herramienta eficaz de participación de los jóvenes en la definición de la incipiente política de juventud del Ayuntamiento (acababa de crearse la Concejalía de Juventud, que se encomendó a un jovencísimo Jerónimo Blasco) y, además, ser voz de los jóvenes representando y defendiendo sus intereses ante las instituciones democráticas y ante la sociedad. Nombramos como presidente de aquella gestora a Fernando Bermúdez, de Compañeros Constructores, persona entrañable y dirigente eficaz del que guardo muy grato recuerdo. Desde aquel grupo trabajamos durante meses hasta alcanzar por consenso un texto de Estatutos del Consejo respaldado por todas las organizaciones. A comienzos de 1981 tuvo lugar la asamblea constituyente del Consejo de la Juventud de Zaragoza, cuyos estatutos, a falta por entonces de otra posibilidad legal más adecuada, fueron registrados como si se tratara de una asociación juvenil más. Su estructura era ya la que luego sería tradicional en los Consejos tras su regulación legal: una Presidencia, un Secretariado, y un Plenario o Asamblea formada por una delegación


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de cada entidad miembro proporcional a su número de socios/as o afiliados/as. Asumí la Presidencia del CJZ con sólo 18 años y por tanto con muy poca experiencia y habilidades directivas, pero con toda la ilusión y el coraje que se tiene a esa edad y la inmensa suerte de confluir en el Secretariado con chicos y chicas algo mayores que yo, que suplían sobradamente mis carencias. El Consejo acertó a elegir un primer equipo de lujo. Recuerdo entre ellos con especial afecto a Nacho García Forcada (Jóvenes del Centro Pignatelli), a Jesús Royo (Juventudes Comunistas), a Jesús Ángel González Isla (Scouts), a Vicente Alquézar (Juventudes Socialistas), a Joaquín Barriga (Hermandades del Trabajo), a Chema Urraca (Guías). El panorama asociativo juvenil presente en el Consejo era muy diferente del actual. Para empezar había entonces un gran número de grupos de raíz cristiana con un fuerte compromiso social y educativo que tenían una vitalidad enorme. Recuerdo, por ejemplo, a los movimientos diocesanos (JAC, JEC, JOC, Movimiento Junior). Las gentes de JAC y JOC, sobre todo, tuvieron un liderazgo enorme en las plataformas juveniles desde el Congreso de Jóvenes. Otra referencia fundamental en aquellos años fueron los Jóvenes del Centro Pignatelli, que fueron una cantera de cuadros juveniles muy cualificados y comprometidos. Pero además estaban las Hermandades del Trabajo, Misión Juventud, la Comunidad Cumba


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yá, los Montañeros de Sta. María, las Juventudes Marianas Vicencianas… y había además un sinfín de grupos y clubs juveniles parroquiales en todos los barrios. Yo creo que la desaparición o debilitamiento de gran parte de estos grupos (sobre todo los más progresistas) no es fruto sólo ni principalmente del avance del laicismo en nuestra sociedad (que los colegios religiosos siguen llenos y ahora financiados con abundantes fondos públicos), sino sobre todo del recorrido involucionista dado por la jerarquía católica en los dos últimos decenios. Una Iglesia dogmática que ahoga la libertad en su seno, que margina a las mujeres, que silencia el mensaje evangélico de compromiso con los más pobres y trata de imponer una moral castrante, no puede despertar precisamente el entusiasmo de los jóvenes. También tenía mucha fuerza en nuestra ciudad el escultismo, que vivió en aquellos años una evolución muy importante. Tras haberse acogido tras su legalización al amparo de parroquias y colegios, muchos grupos empezaban a romper amarras con la Iglesia y a redefinir su identidad. A mí me impresionaba especialmente el recorrido dado por Guías, su opción por la coeducación, su fuerte componente feminista en unos tiempos en que los valores de la igualdad de género estaban muy poco arraigados en la sociedad y en nuestras asociaciones. Recuerdo con cariño a varias compañeras de aquellos años y algunas experiencias vividas con ellas, pero lamentablemente luego les perdí la pista y ya no consigo recordar sus nombres. Entre las organizaciones políticas la principal referencia para los jóvenes de izquierda seguía siendo en aquellos años las juventudes del Partido Comunista, principal baluarte junto a las Comisiones Obreras en la resistencia democrática contra la dictadura. La JCA tuvo un papel destacadísimo en el CJZ, y un excelente representante en Jesús Royo, vicepresidente del Consejo en la primera etapa y sucesor mío en la Presidencia. Pero en los años de la transición irrumpe como es sabido con fuerza la opción socialdemócrata, en una operación internacional destinada a contrarrestar la creciente influencia social del PCE y CCOO bajo las siglas históricas del PSOE y la UGT, organizaciones prácticamente extinguidas en Aragón durante la dictadura. Bajo el liderazgo posibilista de González y Guerra el PSOE fue haciendo converger en sus filas a gentes de muy diversa procedencia ideológica (desde el movimiento agrario a la izquierda revolucionaria) para conformar el proyecto electoral de izquierda más sólido. Las Juventudes Socialistas de Aragón crecieron fuertemente en aquellos años hasta desbancar a cualquier otra opción, contando entonces con dirigente juveniles de la capacidad y la eficacia de Vicente Alquézar, Guillermo Lozano, Emilio Comín, Gustavo Fernando, Isidro Orea o


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Jesús Medalón, que influyeron decisivamente en la conformación de las primeras políticas de juventud del Ayuntamiento. Respecto a la izquierda revolucionaria, en aquellos años subsistían minorías maoístas y trotskistas muy activas. Tras la extinción del grupo que había sido hegemónico entre los jóvenes en los años anteriores, las juventudes del PTE, llamadas Joven Guardia Roja de España, el grupo más significativo en el Consejo lo conformaban las Juventudes Aragonesas Revolucionarias (JAR), vinculadas al Movimiento Comunista, que también estuvieron representadas en el primer Secretariado.

La derecha política la conformaban en aquellos años organizaciones testimoniales o de cuadros, destacando entre ellas las Juventudes de UCD y las Nuevas Generaciones de Alianza Popular. Aunque no formaban parte del núcleo gobernante del Consejo, lo cierto es que con sus dirigentes manteníamos relaciones muy cordiales, debatíamos mucho y alcanzábamos no pocos acuerdos. Estos fueron los mimbres fundamentales en la constitución del Consejo, conformándose de manera natural una mayoría progresista que iba desde los grupos cristianos y buena parte del escultismo hasta


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las Juventudes Comunistas y las JAR, que lo dirigió en los primeros años. Nos llamaban con sorna “el contubernio cristiano-comunista”. En el extremo de esa mayoría se situaban las Juventudes Socialistas y los Scouts de España, que en no pocas ocasiones hacían de bisagra para alcanzar amplios acuerdos con los grupos de orientación más conservadora. De los trabajos de aquel primer Consejo recuerdo la ilusión con la que nos reuníamos el Secretariado a definir y aprobar nuestros proyectos, a veces hasta la madrugada, en el modesto local que compartíamos con dos concejalías municipales (Juventud y Cultura) en la calle Boterón. También en ocasiones nos juntábamos varios días a elaborar nuestros planes de trabajo; recuerdo, por ejemplo, un fin de semana en Calcena, en la casa de Jesús, otro en Uncastillo, en la casa de los Jóvenes del Centro Pignatelli. Las reuniones con los concejales responsables, o con los primeros técnicos municipales de juventud (José Ángel Martí, Jesús Medalón) eran muy frecuentes y detalladas, estudiando y haciendo aportaciones a cualquier proyecto que el Servicio de Juventud tuviera en cartera. Por supuesto, nuestro presupuesto era muy escaso y todo el trabajo voluntario, apoyándonos para las labores de gestión y administrativas en aquellos compañeros que por estar en paro, como Jesús Royo, disponían de mayor tiempo. El Consejo de la Juventud crecía en cada Asamblea. En aquella época en el CJZ teníamos muy claro que queríamos ser la voz de los jóvenes ante las instituciones, pero también en la sociedad, basando nuestra legitimidad en la pluralidad y amplitud de nuestras bases asociativas. Para ello pu-


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simos en marcha una publicación propia, pero además debatíamos hasta alcanzar el consenso y nos pronunciábamos con manifiestos y comunicados de prensa ante cualquier cuestión de actualidad que afectara a los jóvenes. En las elecciones municipales del 83 (y luego sería una constante durante varias convocatorias) decidimos entrevistar a todos los candidatos a la alcaldía y publicar sus ideas y propuestas en todas las materias que afectaban a los jóvenes y convocar debates públicos con todos los partidos. El paro juvenil, las drogas, el servicio militar y la objeción de conciencia, el modelo educativo, los locales para los jóvenes, o el apoyo a las asociaciones constituían entonces el núcleo principal de nuestras preocupaciones, sobre las que exigíamos pronunciamientos explícitos y precisos de los líderes políticos. También el CJZ servía de plataforma para extender a los jóvenes distintas iniciativas sociales a través de sus asociaciones. Destacaría de aquella etapa dos proyectos que tendrían importante trascendencia pública: la Travesía Transpirenaica, en la que se divulgó y reivindicó la protección de la montaña, y la Coordinadora por la Paz y el Desarme, germen de la principales reivindicaciones pacifistas en la Zaragoza de los años 80. Poco a poco el Servicio de Juventud que al principio se limitó a promover ofertas centradas en el tiempo libre y las vacaciones, fue ampliando y diversificando sus actividades, sobre todo tras la incorporación a su dirección de Víctor Viñuales. El CJZ estuvo muy presente en el proceso, no exento de fuertes polémicas, que llevó a definir lo que hasta nuestros días han sido sus dos puntales básicos: el CIPAJ y las Casas de Juventud. Fueron años de ilusiones bárbaras, de forjar nuevos proyectos con escasos medios y mucho esfuerzo, de superar sectarismos y construir laboriosamente valores de tolerancia. Y todo ello en medio de una crisis económica durísima que extendía bolsas de marginación y miseria en nuestros barrios e imposibilitaba la incorporación de los jóvenes al trabajo. Vivíamos además la incertidumbre de un proceso democrático permanentemente amenazado, por la barbarie asesina de ETA y el GRAPO y los continuos intentos de la trama civil y militar de extrema derecha de poner fin al naciente régimen de libertades. Más de un dirigente de entidades del CJZ se vio obligado a ocultarse y a ocultar para poner a salvo la información más sensible de su organización ante la inminencia de un golpe de estado. Algunos de los protagonistas de esta historia ya no están entre noso-


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tros. Nos dejó tempranamente José Ángel Martí y más recientemente Vicente Alquézar, Gustavo Fernando e Isidro Orea. A ellos les enviamos desde aquí nuestro emocionado recuerdo. Vivimos tiempos difíciles, tanto o más como los que a los jóvenes de entonces nos tocó vivir. Lo peor no es la crisis, sino la barbarie que penetra tras ella y asola toda Europa tratando de acabar con nuestros mejores valores sociales. Lo peor es que quienes mandan de verdad están imponiendo sus intereses frente a la soberanía popular empobreciendo nuestras democracias. Estamos a mi parecer ante una decadencia política y moral sin precedentes. Y el desánimo se está extendiendo entre la ciudadanía más activa y crítica. Ante esta situación hoy como ayer es necesario que se oiga la voz de los jóvenes. Que no os conforméis. Que os hagáis escuchar. Que os rebeléis. Que planteéis alternativas políticas razonables y exijáis su puesta en práctica. Y aquí siguen estando llamados a jugar un importante papel los Consejos de Juventud. Por eso yo quiero acabar animándoos a reforzar vuestras estructuras y vuestros planes de acción para continuar con más fuerza en esta tarea. Y si en algo necesitáis el apoyo de vuestros “viejos rockeros” ya sabéis que podéis contar con nosotros.


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nuestro comienzo Jesús Royo Pérez Presidente del CJZ 1985-1986

Comienzo de los años 80, en España las Asociaciones Juveniles empiezan a plantearse crear órganos de participación juvenil. En Zaragoza tras la experiencia de la Coordinadora de Entidades y Movimientos Juveniles de Aragón /CEMJA), las diferentes asociaciones culturales, políticas, sindicales, religiosas, de scouts, comienzan a reunirse para conformar lo que más tarde sería el Consejo de la Juventud de Zaragoza (CJZ). En el año 1980 se crea una promotora presidida por Fernando Bermúdez de Compañeros Constructores. En el año 1981 se celebra la Asamblea constituyente del CJZ, en el que entré como miembro del Secretariado presidido por Enrique Gracia Ballarín de CODEF; teníamos la sede en la calle Boterón, junto al Servicio de Juventud del Ayuntamiento, en el que solo trabajaban dos personas Jesús Medalón y José Ángel Martí y que fueron parte importante en la vida del CJZ, apoyando todo lo que desde éste se proponía al Ayuntamiento. La asignación presupuestaria del CJZ estaba dentro de la partida del Servicio de Juventud, las facturas se tenían que hacer al nombre del Ayuntamiento; así estuvimos funcionando hasta que en el año 1985 “legalizamos” al CJZ con unos Estatutos de Asociación Juvenil. Ésta era la única forma de tener CIF, abrir una cuenta corriente, y poder firmar el contrato del piso que alquilamos en la calle Espartero como sede del CJZ, ya que hasta el año 1985 no se aprobó la Ley del Consejo de la Juventud de Aragón y el de España que daba cobertura Legal a los Consejos Locales. En este primer periodo organizamos y participamos en diferentes actividades para que el CJZ fuera conocido en la ciudad y para que a su vez el Ayuntamiento nos tuviera en cuenta en las políticas de juventud: I Encuentro de Casas de Juventud de España organizado por el CJZ, celebrado en Zaragoza con el apoyo de la DGA y Ayuntamiento de Zaragoza, I Jornadas de Consejos Locales de Juventud en Salamanca, organizadas por el Ministerio de Cultura, en las que fuimos ponentes, I Encuentro de Casas de Juventud de la Región de Murcia.


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Desde el CJZ se promovió la Semana por la Paz y el Desarme en la que participaron amplios sectores sociales de la ciudad; de esto surgió el Colectivo por la Paz y el Desarme. Así mismo desde el CJZ se participó en la elaboración y la creación de las Casas de Juventud, y para ello desde el Servicio de Juventud se tuvo muy en cuenta la opinión del CJZ. Cada año se elegía un nuevo Secretariado, formado por siete personas. Me gustaría destacar que había una buena sintonía entre las diferentes asociaciones, teniendo en cuenta que el CJZ lo formaban organizaciones de diferente índole; aún así conseguíamos ponernos de acuerdo en los aspectos generales y en los más delicados se debatía y llegaba a acuerdos con el mayor consenso posible. Quisiera destacar que para las personas que formamos el CJZ estos años fueron una verdadera escuela de democracia y de trabajo colectivo y que nuestro único objetivo era que el CJZ incidiera de forma activa y real en las políticas de juventud de nuestra ciudad.

En el periodo del 81 al 85 el CJZ fue impulsor de la creación del Consejo de la Juventud de Aragón (CJA). Así parte del Secretariado del CJZ y algunas personas de las asociaciones nos reunimos para preparar el borrador de la Ley del CJA, que fue enviado a los portavoces de las Cortes de Aragón. En nuestro borrador se recogía la realidad asociativa en Aragón, teniendo en cuenta que, salvo en las capitales de provincia, las asociaciones no tenían un número importante de


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asociados debido a la escasa población del medio rural. Los únicos parlamentarios que defendieron nuestro borrador fueron los dos del Partido Comunista de Aragón, Toño de las Casas y Sixto Agudo. Lamentablemente el resto de los grupos no atendieron a lo que desde el movimiento juvenil de Aragón les pedimos, aprobando así una Ley que no respondía a las necesidades de las diferentes asociaciones aragonesas. En el año 1985 la Asamblea del CJZ me elije Presidente del mismo; fui el primer presidente de una organización política, JCA. A este Secretariado nos tocó “legalizar” al CJZ, así como buscar un local para el mismo, ya que teníamos que dejar los locales que ocupábamos en el Servicio de Juventud. Fue una época de mucho trabajo para poner en marcha diferentes iniciativas. Recuerdo de manera especial la organización de unos torneos deportivos con el fin de que las diferentes asociaciones se relacionaran en actividades lúdicas y no solo en asambleas y actividades reivindicativas. En este tiempo se elaboro el I Plan Joven de Zaragoza, en la que el CJZ participó de una manera destacada. Por último me gustaría reflejar aquí mi agradecimiento y sentimiento de amistad a las personas que me acompañaron estos años en el CJZ. Como han pasado ya 29 años del comienzo y no recuerdo los nombres y apellidos de todas ellas, no las relacionaré para no olvidarme de ninguna. Solo mencionaré a tres: Vicente Alquézar de JSA, José Ángel Martí y Gustavo Fernando, Técnicos del Servicio de Juventud, que desde sus campos de actuación aportaron grandes ideas y apoyaron muchas de las actuaciones del CJZ en esos años y que lamentablemente ya no pueden celebrar con nosotros estos 25 años del CJZ.


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mi paso por el cjz Julio César Augusto Sebastian Miembro del secretariado del CJZ en la década de los 90

Mi paso por el Consejo de la Juventud de Zaragoza, fue bastante transitorio, accidental. Quizás fue sólo un instrumento para compromisos personales y sociales de mayor envergadura para los que el C.J.Z. se convirtió en un medio. No debe entenderse esto como un desprecio hacia el mismo; puede que al revés, seguramente eso es lo que debería ser un ente como el C.J.Z.: un medio y un instrumento para promover la participación activa y el compromiso transformador de la juventud en la sociedad. Ocupó una gran parte de la década de los 90, años en los que yo me vi inmerso hasta las cejas en la Campaña de la Insumisión, promovida por los colectivos antimilitaristas y con el apoyo de un amplio sector social juvenil y de organizaciones de todo tipo. La insumisión es hasta el momento, la mayor campaña de desobediencia civil desarrollada en el estado español, como expresión de la lucha por la paz, la justicia y los derechos civiles. Yo formaba parte de la Asamblea por la Desobediencia a la Ley de Objeción, que posteriormente se denominó directamente como de Apoyo a la Insumisión, que fue la plataforma que aglutinaba todos los apoyos que la insumisión y los insumisos recibían y desde la que se desarrollaban los distintos pasos de la campaña que los movimientos antimilitaristas y por la objeción de conciencia marcaban y que no voy a detallar porque no son el tema. Simplemente ocurrió que la citada plataforma, ante la avalancha creciente en el número de objetores de conciencia e insumisos al Ser-


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vicio Militar y la Prestación Sustitutoria, decidió asumir la tarea de informar y hacer llegar a la juventud los planteamientos de fondo de lo que pensábamos eran formas de participación crítica y compromiso con una sociedad más justa que conectaban fácilmente con los centros de interés de los jóvenes. Para mí mismo, la mili se convirtió en un problema al terminar la carrera, cuando se agotaron las posibilidades de prórroga y me veía obligado a cumplir con un mal llamado servicio, que se convertía para mí en una pesadilla peligrosa y que contravenía todos los valores positivos que anteriormente había recibido en mi paso por la Juventud Obrera Cristiana, grupo que me había iniciado en el compromiso social activo, desde los 17 años o algo así. Con todo esto, yo y un grupo de gente de la Asamblea, nos encargamos de formar la Asociación para la Difusión de la Objeción de Conciencia, que fue admitida en el Consejo de la Juventud de Zaragoza y que propuso a éste la creación de una Oficina de Información sobre Objeción de Conciencia, en todas sus dimensiones. Ahora, puede sonar raro, pero en aquel tiempo, el tema estaba en la calle y no costó mucho ponerla en marcha y en seguida recibimos muchas visitas. Recopilamos toda la información que pudimos sobre la Ley de Objeción, la prestación sustitutoria, los trámites legales y también sobre grupos antimilitaristas, por la insumisión, sus consecuencias legales, formas de apoyo, así como por otras formas de prestación social(otra Asociación de Objetores colaboró con nosotros, haciéndonos llegar


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su postura a favor de una prestación social autogestionada y que no quitara puestos de trabajo). Llegamos a editar folletos informativos, también con el Consejo de la Juventud de Aragón. Teníamos dos horas de atención, dos días a la semana. También nos llamaban por teléfono y quedábamos con la gente fuera del Consejo, intentando siempre tranquilizar, apoyar y ofrecer alternativas, porque había gente que verdaderamente llegaba a agobiarse con el tema por las múltiples circunstancias personales que muchas veces obligan a la persona a hacer lo que puede y no lo que quiere. Por la realidad del Consejo de aquellos años, creo que servimos también para darle mucha vida. Hacíamos compañía a la gente que trabajaba allí (Javier, Ana Luz…) y ellos a nosotros también. Llegamos a formar parte del Secretariado del Consejo de la Juventud, con una aportación humilde, pero mayor que la de otros grupos. Recuerdo que la Oficina coincidió con los años de la Federación de Casas de Juventud de Zaragoza y sus cuantiosos presupuestos que parecía iban a absorber a todo el mundo. En mi opinión personal, el Consejo de la Juventud de Zaragoza fue importante a la hora de contrarrestar la influencia de aquel megaproyecto, que quiso uniformar y amoldar cualquier forma de participación juvenil a las necesidades de la institución que pagaba, bajo una estética de ocupación del tiempo libre. También tuvimos nuestros conflictos. Era evidente que las personas que gestionábamos la asociación compartíamos un planteamiento antimilitarista, muy crítico con la implantación de la Prestación So cial Sustitutoria que, sin embargo, era aceptada por entidades que estaban también en el C.J.Z. Sin embargo, no llegaron a suponer un obstáculo insalvable para el desarrollo de la Oficina, quizás porque el avance de la objeción de conciencia, como fenómeno social y de la


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insumisión en la calle hacía que nadie creyese que, realmente, esa prestación fuese una alternativa a nada, como se demostró con el hecho de que un gran número de objetores de conciencia, reconocidos legalmente, no llegara a cumplir con dicha prestación, no por insumisos, que también los hubo, sino porque el gobierno era incapaz de gestionar la realización de un servicio social coherente para los miles y miles de objetores reconocidos. La Oficina y mi paso por el Consejo se fueron diluyendo con el final de los 90 y también del Servicio Militar Obligatorio y la Prestación Sustitutoria. En realidad, los últimos años, ya todo el mundo sabía de que iba cada cosa. La mili estaba herida de muerte, ya nadie se la creía y en el año 2000, el gobierno de Aznar decidió profesionalizar el ejército como último recurso para salvar a la institución militar. Lo que viene después, ya es otra historia que también se sale del marco de lo que me piden. Recuerdo que aún llegamos a presentar un proyecto de Educación para la Paz para desarrollar en centros de enseñanza, pero no llegó a realizarse, no sé muy bien los motivos. Puedo añadir que también estuve trabajando en el Centro de Préstamo, cuando ya lo gestionaba el Consejo de la Juventud. Creo que fue en el verano de 1997, cubriendo períodos de vacaciones o bajas de Javi e Iñaki. Me tocó limpiar las tiendas de campaña de las que disponía el Centro (no sé si existen todavía) para los campamentos de verano de muchos grupos. También fue una experiencia interesante; conoces muchas asociaciones y mucha gente muy distinta a ti que también merecen ser consideradas por el C.J.Z. Es una pena que el citado centro no disponga de más material, porque podría ser muy útil para asociaciones pequeñas que no disponen de fondos para comprar material.


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recuerdos del cjz Aurora Sánchez Esteban Presidenta del CJZ en 1995

25 años de vida del Consejo... difícil de plasmar en un papel la cantidad de buenos recuerdos que me vienen a la cabeza, porque hasta los malos momentos, cuando ha pasado ya tanto tiempo se convierten en buenos y os puedo asegurar, que malos momentos pasamos. La verdad es que el Consejo de la Juventud de Zaragoza, entro en mi vida de modo muy casual y poco a poco fue encantándome todo lo que lo rodeaba. Pertenecía a la Asociación Montañeros de Santa María, y José (uno de nuestros responsables), en una de nuestras reuniones nos comento que había que ir a una asamblea la semana siguiente. Adolescentes y sin miedo a nada (tampoco había que tenerlo por supuesto) íbamos buscando nuestro sitio en nuestra asociación, unos llevaban grupos, otros iban al coro, otros hacían obras sociales y otros decidimos trabajar representando a nuestra entidad en los Consejos. Esta actividad, mientras lo único que le suponía a la entidad era un máximo de 10 días en un año (y ya me he excedido de días), no esta-


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ba mal, otra cosa ya era ser miembro del secretariado. Por aquel entonces, había entidades tradicionales con muchos socios censados, que podían negociar por si mismas, convenios con el ayuntamiento, y las demás que teníamos menos miembros necesitábamos unirnos a ellas para poder sacar alguna “perrilla”. Además no nos podemos olvidar que en esta época el Asociacionismo tradicional no estaba de moda, así que había bastante poco que rascar. Seguí acudiendo con José a las Asambleas y en una de ellas y a salto de mata, (no hay que olvidar que el CJZ, no tenia un gran presupuesto, y el ayuntamiento nos hacia poco caso), me propuso entrar en el secretariado ya que faltaba una asociación para crear una candidatura, y el, creía que nosotros debíamos estar. Y como el que se apunta a su hijo al campamento, allí que me pusieron. Todavía recuerdo que el primer día que fui a la oficina de Fernando el Católico, Javier intentaba que yo entendiera lo que era el consejo y lo que tenía que hacer. En ese secretariado, entramos como secretarios y poco a poco fui entendiendo todo lo que Javier me explicó y el consejo fue formando parte de mi vida diaria. Creo que fué en esta época cuando el Consejo de la Juventud de Aragón nos tuvo que acoger en su sede porque no teníamos presupuesto para pagar el alquiler de la nuestra. A cambio conseguíamos que los dos consejos tuvieran un horario más amplio para atender a las entidades, y complementábamos los servicios que ellos prestaban con nuestra Oficina de Información para la Objeción de Conciencia.


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El momento era difícil para ambos consejos, pero el CJA estaba creado por ley y era no era probable que desapareciera, el nuestro si no nos espabilábamos, si. También nos plateamos que había que cambiar los estatutos del Consejo para intentar que la representación de las entidades fuera equitativa, que otras entidades pudieran ser miembro, vamos que pudiéramos cumplir uno de los fines por los que nació el consejo, representar al mayor número de entidades juveniles de nuestra ciudad. Comenzamos a reivindicar en las instituciones que el consejo tenía algo más que decir en cuestión de subvenciones y políticas de juventud. Que tenían que contar con nosotros y con nuestras entidades para tomar ciertas decisiones. Llego el momento de cambiar el secretariado y decidimos que solo habíamos puesto la primera piedra pero que queríamos dejar por lo menos los cimientos de una nueva época del consejo, de una nueva andadura. Las negociaciones para crear un nuevo secretariado fueron un poco difíciles, sabíamos que se avecinaban cambios políticos y teníamos que contar con todos, las entidades de discapacitados comenzaban a tomar fuerza, gracias a dios. En las entidades de iglesia había que contar con todos los sectores, no se nos podían olvidar los sindicatos… pero ¡¡eso suponía meter a todas las entidades y no lo podíamos hacer!!. Al final llegamos a un acuerdo y la verdad es que (no los voy a nombrar porque me dejare alguno y no quiero) formamos un equipo compacto y que creíamos en el proyecto, mas allá de lo que nuestras entidades decían que teníamos que defender. Esto nos originó más de un quebradero de cabeza ya que dentro del asociacionismo tradicional, existía la figura del “dinosaurio de las asociaciones” que si te salías de la línea, se preocupaban en recordarte cual era tu función. En ese secretariado me toco ocupar el puesto de presidencia. Pensé que me daba algo en la primera rueda de prensa que tuve que hacer como presidenta. Eso si tengo que reconocer que Javier nunca me dejo sola y siempre, siempre que lo necesitaba, estaba a mi lado y al lado de todo el secretariado para darnos ánimos, consejos, apoyo, etc, etc, etc. No era muy fácil, hacerse hueco en las instituciones, mientras estas luchando con el nuevo asociacionismo emergente por un lado, y por otro con los “dinosaurios” del asociacionismo tradicional, que también existía. El Ayuntamiento seguía defendiendo y fomentando su modelo de


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asociacionismo, los técnicos de juventud del servicio creían que era el mejor modelo, y, si realmente no lo era, querían que se lo demostráramos. Y nos pusimos a ello, hablamos con todos los partidos con representación municipal, con la Federación de Asociaciones de Vecinos y con todo aquel que creíamos que nos podía ayudar. No queríamos que ese modelo asociativo se quedara sin partida presupuestaria, sino que todos tuviéramos las mismas oportunidades para gestionar recursos. Se consiguió mayor partida presupuestaria para el consejo, subvenciones en equipamiento (algo impensable hasta entonces), subvenciones para actividades (en las que se tenia en cuenta la pertenencia al consejo), se realizo un estudio sobre el asociacionismo……… y hasta nos dieron la gestión de centro de préstamo. En el fondo creo que nos pusieron una trampa, pero supimos salir de ella y demostrar que las entidades juveniles de Zaragoza estábamos preparadas para hacer eso y mucho mas que se veía que iba a ir llegando. Solo espero que hayáis sido capaces de gestionarlo con cabeza. La verdad es que seguiría y seguiría, pero en el fondo solo quiero trasmitir con este relato tan desordenado, que merece la pena tener ideales, y defenderlos. Que nuestras asociaciones se merecen tener, presupuestos dignos, y equipamientos en condiciones. Que la sociedad no puede estar callada y viendo como pasa la vida. Que nos tenemos que preocupar de nuestros asociados y de los del vecino. Que juntos tenemos que ser capaces de hacer un mundo más justo. Espero que el paso de los siguientes secretariados, fueran y sean tan enriquecedores como el mío. Ya que por lo menos para mi fue, una gran escuela de vida que imprimió en mi vida muchísimos valores. Gracias por todo.


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... llegó mi turno Ernesto Ojeda Presidente del CJZ 1999-2000

Bueno, en primer lugar decir que mi primer contacto con el CJZ fue casi por casualidad, o más bien por necesidad de las entidades y de la representación de éstas en los diferentes foros. (suele pasar…) Rondaba el año 1997 (año arriba o año abajo, ya que mi memoria es caduca…), cuando un representante de mi asociación, Guías de Aragón, me propuso entrar en el Secretariado del CJZ. Lo cierto que en las reuniones previas se preveía un gran contenido político al Consejo, ya que era la etapa final del cambio de modelo de Casas de Juventud. En los años anteriores, el CJZ a través de su presidente Rafa Bailo (ASDE), con el apoyo de todas las entidades del Consejo (salvo alguna excepción), lideró el cambio de modelo de Casas de Juventud. Esto causó un enorme conflicto social en la ciudad de Zaragoza, que llegó incluso a saltar a la prensa de aquella época. También en esa época anterior, el CJZ cogió un importante peso en la interlocución con el Ayuntamiento, trasladando su sede durante unos años a la tercera planta de la Delegación de Juventud en el Palacio de Morlanes. Pero bueno, como iba comentando, rondaría el año 1998 y se consensuó una candidatura de “consenso” que lideró Nacho Martín (YMCA). A mi me eligieron “Secre”, y fueron los 2 años que pude emplear para conocer en profundidad del Consejo. Y llegó mi turno, en los años 1999-2001, en las principales características de este periodo fueron:

1. Salvo reivindicaciones históricas (BuhoBus, por ejemplo, que posteriormente se logró), fue una época tranquila en posicionamientos, quizá, y viéndolo desde fuera, demasiado tranquila. Pero salíamos de la complicadísima época del cambio de modelo de “Casas de Juventud”, y a mi como presidente del CJZ, y sin haber vivido esa época anterior, aun me colgaban el teléfono en algunas entidades del CJZ. Es decir, a nivel político, una época “floja”.


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2.Crecimiento exponencial del nivel de actividades del Consejo y de su promoción exterior:

a. Potenciación de la Feria de Asociacionismo trasladándola

al Parque Grande con decenas de Actividades paralelas b. Nacimiento de ARTIC, feria de cultura joven, con múltiples actividades en el ámbito cultural c. Nacimiento del espacio expositivo Antonio Saura, aprove chando la inauguración de la actual sede del Consejo d. Creación del espacio Alejandría, como “fondo” cultural juvenil

3. Salida del Consejo de las instalaciones del Servicio de Juventud, a

la actual Sede en San Lorenzo, dotando al CJZ de una mayor autonomía y proyección

4. Seguimos gestionando los 2 centros municipales, optimizando los

recursos existentes y dotándolos de más medios materiales y humanos.

a. El veterano Centro de Préstamo, en San José. b. El recién nacido Centro de Servicios, en Paseo de Pamplona


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5. Potenciación y proyección exterior del Consejo, con gran presencia

en Medios de Comunicación. Numerosas entrevistas en diferentes medios nos hacían estar presentes a nivel social.

6. Potenciamos el intercambio la formación e intercambio de experiencias entre las entidades del Consejo, en encuentros y jornadas. (por ejemplo las de Monitores y Directores de Tiempo Libre)

7. Fortalecimos los lazos con otros Consejos Locales, a través de la

Red de Consejos Locales de Juventud. Nos encontramos en este punto con las reticencias del mismísimo Consejo de la Juventud de España, que veía con preocupación que la representación local quedase plasmada en una Red horizontal, y no en el modelo piramidal que el CJE defiende.

8. Convenios con diferentes entidades (FABZ, DFA, CSZ, Consejo

Regulador Cariñena, CAI, etc…), nos hacían dotarnos de nuevas experiencias y nos permitían abordar nuevos proyectos. Éstas son unas pinceladas de mi paso por el consejo. En definitiva, una experiencia única, en la que conoces a gente maravillosa y en la que aprendes mucho.


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nuevas etapas Ana Gracia Fernando Ex técnico del CJZ 2004-2006

El Consejo de la Juventud nace con una clara vocación de representación política de los jóvenes ante la Administración. Cuando los Ayuntamientos eran entes lejanos y opuestos a las organizaciones juveniles, eran necesarios cauces de participación directos y ahí estuvo el CJZ. Diez años después de su creación, en la época en que estuve allí, esta representación parecía ya obsoleta. El Consejo gestionaba servicios que todavía mantiene como el Centro de Préstamo y el Centro de Servicios, pero la accesibilidad de la Administración era otra, y también el poder del tejido social, por lo que nos encontrábamos en un dilema. Como entidad aglutinadora de la “opinión juvenil” ya quedaba poco espacio, cuando las entidades juveniles negociaban sus propios intereses directamente con el concejal de turno. Como “entidad ofertadora de servicios” tampoco se acababa de definir, ya que mucho de lo que se podía ofrecer estaba ya a disposición de


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las organizaciones que contaban, en muchos casos, con más medios que la propia plataforma. Así empezó el siglo XXI para el Consejo. Una etapa de redefiniciones, reencuentros y desencuentros que cuando se cumple el 20 aniversario de la entidad, se está configurando como la madurez de esta plataforma. Los cambios comenzaron a llegar: dejaron de realizarse algunas actividades, como ARTIC, que dejó de tener sentido cuando el Ayuntamiento programó En la frontera; el encuentro de directores de Tiempo Libre, y otras con escasa repercusión, para diseñar nuevos retos y nuevas propuestas. Así, la transformación ha sido absoluta y mi visión es optimista, ya que cada vez más veo al Consejo de la Juventud de Zaragoza como una organización solvente, comprometida y consolidada en la que creen las entidades y a la que respaldan en sus convocatorias. El Consejo ha encontrado su camino y ha sabido adaptarse a los tiempos. Así, en estos “contra” tiempos que corren y cuando se cumple ya una fecha tan importante en la andadura del Consejo de la Juventud me gustaría recordar la necesidad de participar activamente en la sociedad y la obligación de intervención que tenemos las entidades y asociaciones, que muchas veces olvidamos la “lucha activa” a favor de mantener nuestra pequeña cuota de actividad y nuestra pequeña (o grande) dependencia de la Administración. Las herramientas las tenemos, el Consejo es una de ellas y esperemos que esté otros 20 años y muchos más dispuesto a ser la voz de todos y para todos. Solamente me resta facilitar a quién a lo largo de estos años lo ha hecho posible y, de antemano, a quienes lo harán posible también en los próximos veinte.


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GRACIAS Chus Cantín Presidente en 2006 - 08 Fernando Ibáñez Vicepresidente en 2004 - 08 Hola; Somos Chus Cantín y Fernando Ibáñez, coincidimos en el periodo 2006-2008, como presidente (MSC) y Vicepresidente (CC.OO.) respectivamente, aunque Fernando estuvo en el periodo anterior también como vicepresidente, en el 2004-2006.

Ambos empezamos en el CJZ de la mano de dos grandes conocedores de las políticas de Juventud. Marta Arjol responsable por aquel entonces de la Secretaría de Juventud de CC.OO. Aragón y Rafael Juliá responsable de MSC, ellos nos aconsejaron y apoyaron desde el primer momento. Nuestras entidades hicieron un buen tándem de trabajo, en la que las visiones respecto al CJZ coincidían en un 90%. Nosotros dimos nuestro toque personal, e intentamos salvar las diferencias que había entre las distintas entidades miembro.


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Era un CJZ que se encontraba muy presionado, en donde los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento intentaban influenciar en él. Nosotros siempre intentamos (creemos que lo logramos) defendernos de esa dinámica, lo cual provocó que nos ganáramos no pocas antipatías (tanto de unos como de otros). Las juventudes de los grupos políticos de la oposición del momento nos veían como poco reivindicativos, y por el contrario las juventudes de los grupos en el gobierno nos pedían una mayor complicidad en las políticas de juventud promovidas por las instituciones. Ambos intentamos potenciar el carácter representativo del Consejo, creíamos que el CJZ no podía ser una entidad juvenil más, con actividades que en ocasiones suplantaban o hacían competencia con las organizadas por las entidades miembro. Intentábamos representar y asesorar a las entidades, sobre todo a las más pequeñas, e intentar contrarrestar la falta de medios de muchas de ellas. Teníamos que ser su voz ante las instituciones, y no su competencia ante los jóvenes. Por ello se lanzaron varias campañas, en las que se potenciaba el papel de las entidades, y se animaba a los jóvenes a desarrollar el asociacionismo juvenil. Nos encontramos con serios problemas, el principal de ellos, que creemos que persiste actualmente, era que las entidades pertenecientes al CJZ, sufrían (no de forma generalizada, pero si mayoritaria), una crisis de participación y una falta de compromiso de sus miembros muy vinculado a lo concreto de las actividades pero difícil de encauzar hacia la abstracta labor del Consejo. Además, otros puntos fundamentales fueron; El trabajo con las asociaciones de inmigrantes, en un intento por involucrarlos en el asociacionismo juvenil, que tuvo un resultado desigual. La dignificación del Centro de préstamo, el cual fue remodelado y se le doto de nuevos materiales y un nuevo reglamento en el que se daba prioridad a las entidades miembro. Pero quizá el trabajo más duro y más determinante fue el “intentar solventar” los problemas económicos del CJZ, esta claro que esto marco todo el trabajo. Como ya hemos comentado, la representación ante las entidades y sobre todo ante el Ayuntamiento de Zaragoza, fue nuestro principal trabajo. Y allí tenemos que confesar que la sensación fue agridulce, el resumen puede ser “palabras bonitas, y acciones cobardes”. Durante el periodo 2003-2007, la Concejalía de Juventud estuvo en


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manos de Mar Herrero de CHA. Mar (persona a la que tenemos en gran estima), era una persona muy receptiva a nuestras reivindicaciones, fue durante su gestión en donde se elaboró el III Plan Joven, que nos robo muchas horas de trabajo y debate al CJZ, pero que terminó siendo un maravilloso plan de intenciones y poco más. A pesar de la voluntariedad de la Concejala, las políticas de juventud venían marcadas (como siempre) por unos presupuestos irrisorios, y unos técnicos municipales “algo” alejados de la realidad juvenil. Con Mar pudimos comprobar que la dictadura de los técnicos era infranqueable; “los políticos pasan, los técnicos estamos siempre, mande quien mande” cita textual de uno de ellos. Para ser justos, tenemos que decir que el impulso que se le dio al CIPAJ en ese período fue importante, y digno de alabar. Mar Herrero siempre estuvo muy implicada en todo lo referente al Consejo, pero quizá le falto algo de valentía política a la hora de marcar políticas de Juventud realmente activas y transformadoras, creemos que entre los de arriba (resto del equipo de gobierno), para los cuales Juventud no era una prioridad, y los de abajo(los técnicos), que hacían y deshacían, terminaron por laminar su trabajo. Después de las elecciones del 2007, desaparece la Concejalía de Juventud de forma independiente, y ese departamento se integra en la Concejalía de Acción Social y del Mayor. Este hecho ya dice todo. Aquello que solo era importante en el papel, dejo de serlo. Como concejala estuvo Isabel López, que en la primera y única reunión que tuvimos con ella (abandonamos el cargo en 2008), nos dio la impresión (puede que incorrecta) de ser una gran desconocedora de las políticas de juventud. Los políticos dejaron totalmente en mano de los técnicos la gestión del área. Durante ese año no se hizo nada reseñable desde el Ayuntamiento. Para terminar queremos reseñar que nuestro paso por el CJZ ha marcado nuestras vidas, en él hemos conocido personas de una valía incalculable. Hemos convivido con personas capaces de dar tiempo, esfuerzo, alegrías y penas, por un proyecto colectivo. E incluso nos hemos enamorado dentro del CJZ. Tenemos suerte de haber formado parte de un sueño común, un verdadero honor el haber aportado en la construcción de esa pequeña pero gran casa que es el CJZ, codo con codo junto con otros que aun siendo diferentes el trabajo nos convertía en iguales. Recordamos con añoranza los debates con los compañeros de otras organizaciones (un abrazo para ellos y ellas, que saben quienes son), las risas con muchos otros, y el sudor compartido con la mayoría.


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Hemos conocido entidades que buscaban mejorar este mundo, y sobre todo hemos aprendido que tras estas entidades había personas, perdón PERSONAS con mayúsculas. Decir que todo lo que el Consejo nos hizo sentir fue gracias a sus trabajadores. Que las horas que invertimos en intentar construir una sociedad nueva, no hubieran servido de nada si no hubieran estado allí los hombres y mujeres que se trabajaban en él, mencionar a todas esas personas sería lo merecido pero queremos que se sientan identificados con la mención y el saludo especial a Elena y Espe que tanto nos tuvieron que aguantar, y cuya mención debería de ocupar un libro entero. Para todos ellos, deciros que ser trabajador o trabajadora es el mayor orgullo que puede tener una persona, por qué sobre nuestro esfuerzo se construye un mundo, en este caso, sobre el vuestro se construye el Consejo de la Juventud de Zaragoza. ¡GRACIAS!


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Dos años luz Memoria de dos años de trabajo en el Consejo de la Juventud de Zaragoza Alberto Alcaine Presidente del CJZ 2008-09 Éramos un Equipo de Trabajo formado por varias asociaciones, una especie de “contubernio comunisto-cristiano”. Sería faltar a la verdad no decir que estábamos gente de más entidades, pero resultaba curioso ver que estábamos entidades de muy diferente enfoque. Y, como muestra de esta alocada mezcla nuestra, no quedaba otra posibilidad que un alocado proyecto. Habíamos concluido que la participación de las entidades en el Consello se había reducido drásticamente. Y, por eso, quisimos construir una nave espacial para surcar el Universo. En dos años quisimos recorrer el Sistema Solar a la velocidad de la luz. Sin embargo, no fuimos conscientes hasta más tarde de que nuestros propulsores, la participación, el trabajo bien hecho y repensado, la representatividad y el trabajo en red, no podían alcanzar tales velocidades en tan poco tiempo. Vicky de JMV aportó serenidad y análisis, Elena de Comisiones la visión sindical, Irene de la Juve trajo a las reuniones la visión global y el proyecto general del Consejo, Silvia de JOC trajo el compromiso, Ricardo de Guías las ganas de comerse el mundo (hoy nos enorgullecemos de que se lo coma en Madrid representándonos a todos los jóvenes del Estado), Antuanet de LaLatina.Org la diversidad; y yo mismo, representando a JuveLino, quise coordinar a toda esta gente


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valiosísima y poner mi vena reivindicativa a funcionar. Una de las primeras obsesiones que tuvimos fue trabajar conjuntamente con las plataformas y movimientos ciudadanos que estaban establecidos en Zaragoza, especialmente con todos aquellos que hacían patente todo tipo de diversidad y luchaban por su integración. No sin miedo –representamos también a colectivos en contra de las reivindicaciones LGTB– participamos en los orgullos de 2008 y 2009, consiguiendo que ya no se entiendan los 28 de junio sin el Consejo. También comenzamos a trabajar con la Casa de las Culturas, la Comisión de Mujer de la FABZ –organizamos junto con sus miembros unas jornadas sobre juventud y violencia de género– y el Foro por una

Movilidad Sostenible. Pero no por estar preocupados por nuestra presencia entre la ciudadanía dejamos de lado los despachos, aunque ciertamente, no los entendíamos sin estar presentes en la calle. Nos preocupamos por mantener unas relaciones positivas con el Servicio de Juventud del Ayuntamiento, incluso apoyando abiertamente proyectos de ciudad de los que nos planteábamos dudas, siendo responsables y valorando la parte positiva de todos ellos. Además, pusimos en marcha una estrategia de colaboración crítica y constructiva con temas como la evaluación del III Plan Joven y elaboración del IV, el desarrollo del proyecto del Túnel de Oliver, convocatorias de Concursos de Crea-


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ción Joven, e incluso la organización de las Jornadas de Voluntariado y la participación en las de Juventud y Ciudad; sin olvidar la observancia en la mejora de la gestión de los Centros de Préstamo y Servicios. Además, durante nuestra gestión se realizó la reforma del Centro de Servicios y se iniciaron los trámites para el traslado de éste al piso de San Lorenzo, cuya reforma se ha realizado con cargo al Fondo Estatal de Inversión Local. Al poco de echar a andar, nos acercamos hasta Córdoba para participar en el encuentro de la Red Estatal de Consejos Locales. Aunque no sabíamos muy bien qué era todo eso ni qué intereses políticos llevaba detrás, teníamos claro que pensábamos que Zaragoza debía estar ahí (de hecho, éramos el Consejo más grande de todos los que participaba) y que compartir nuestras experiencias y vivencias siempre es bueno. Tan bueno fue en esta ocasión que nos vinimos de allí con la filosofía de “El Universo de la Participación” en nuestra mochila. Y una maratoniana reunión de esas de todo el día en la casa del “Capitán Orquídea” (o sea, mi casa), hizo el resto… Queríamos buscar en qué planeta se encontraba cada joven zaragozano y éramos conscientes de que muchos de ellos estábamos con los pies en la Tierra, pero que también teníamos que tener la ambición de llegar a los que estaban


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en Raticulín. Nos pusimos manos a la obra para aglutinar un foro de debate y comunicación en torno a la Asamblea del Consejo y experimentamos con el “Día del Joven Zaragozano”, haciéndolo coincidir con nuestra Asamblea Anual, celebramos la Feria de Asociacionismo Joven, dos cursillos de formación y, finalmente, quisimos exportar toda nuestra experiencia de trabajo al exterior a través de la celebración en Zaragoza del Encuentro Estatal de Consejos de la Juventud Locales y Comarcales.

Ni que decir tiene que nos machacamos la cabeza e hicimos machcársela a los trabajadores del Consejo durante estos dos años que estuvimos al pie del cañón. Precisamente sin los trabajadores del Consejo habría sido imposible todo el trabajo que hicimos. Queríamos tenerlos presentes como parte del Equipo y hacerles partícipes de nuestro proyecto. Nos redactaron un plan de acción para revitalizar el Consejo y los centros que gestionamos y quisimos poner en marcha una labor participativa para este cometido. Paralelamente, nos acogimos al I Convenio Colectivo Estatal de Acción e Intervención Social, como muestra de apoyo a las luchas de todos los trabajadores de lo social. Creíamos, además, que era inaceptable que la labor sociocomunitaria del Consejo se plasmase laboralmente en el Convenio Colectivo de Oficinas y Despachos. Fuimos la segunda entidad social en Aragón


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que lo hicimos y, ciertamente, pienso que todavía hoy la reivindicación laboral de lo social sigue siendo necesaria. Pero en seguida nos encontramos con la primera piedra en el camino: en los primeros días de enero de 2009, en Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza publicó su borrador de presupuesto en el que habían desaparecido todas y cada una de las partidas de ayudas, subvenciones y convenios para entidades juveniles. El mismo día en el que aquello sucedió nos reunimos en el Centro de Servicios para valorar lo que estaba sucediendo y tuvimos muy claro desde el principio que la lucha que íbamos a emprender la teníamos que hacer de la mano del resto de entidades de Acción Social y Juventud, que también habían salido mal paradas del recorte presupuestario. Fueron unos días difíciles, veinticinco para ser más exactos, en los que estuvimos al pie del cañón en tres frentes: coordinando la Asamblea que surgió de la propia convocatoria del Consejo, librando la batalla a nivel político en la Plaza del Pilar y denunciando en los medios las consecuencias que traería el recorte. Nuestra entidad hermana y compañera del piso de San Lorenzo, la Red Social para la Discapacidad en el Tiempo Libre de Zaragoza, desapareció a raíz de este conflicto y muchas entidades quedaron tocadas y con su programa de actividades muy mermado. Salimos en prensa, organizamos concentraciones, hablamos en el Pleno Municipal (aún no se ha estabilizado el temblor-flan de mi cuerpo), nos reunimos con los altos cargos del Ayuntamiento, con los Grupos Municipales, con las asociaciones,… Queríamos, y no lo conseguimos, que de aquella experiencia pudiésemos aprovechar las diferentes estructuras que creamos con objeto de tener un foro de todas las entidades de Acción Social y Juventud que permitiese continuar trabajando en mejorar nuestra ciudad y en reivindicar al Ayuntamiento el papel que debemos tener las entidades sociales. Pero no todos estuvieron por la labor. En las últimas reuniones que convocamos, para poner sobre el papel nuestras propuestas como entidades para las bases de las nuevas subvenciones que se iban a poner en marcha, a penas llegamos a estar 3 ó 4 asociaciones. Con bastante desgaste a nivel personal y político (no habíamos conseguido que el Equipo de Gobierno PSOE-PAR aceptase todas nuestras reivindicaciones, aunque sí algunas de ellas a cambio del voto a favor de IU para sacar adelante los presupuestos –la oposición PP-CHA sumaba un voto menos que la entente PSOE-PAR-IU), encaramos la Asamblea General Anual Ordinaria en febrero de 2009,


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donde nos dimos de bruces con la realidad: no todas las entidades apoyaban y valoraban nuestra gestión al mando del Consejo en los que quizá fueron los días más duros desde el antiguo conflicto de las Casas de Juventud allá en los 90. El Día del Joven, en lugar de suponer un espaldarazo que nos permitiera cargar pilas, fue una pequeña decepción, no por el disenso creado –al fin y al cabo, disentir acaba por ayudar a construir–, sino por la baja participación de las entidades. Nos dio por pensar, desde la experiencia que habíamos vivido los meses anteriores, que las entidades sólo se meneaban cuando había perras de por medio. Pero nos resistíamos a aceptar que esa fuese la realidad, que debía de haber detrás otra explicación mucho más coherente que esa a la espantada de todo el mundo. En la Mesa de Trabajo que convocamos para elaborar nuestro documento de propuestas para el IV Plan Joven, todavía pendiente de aprobar, sólo estábamos cinco entidades. Con aquel mal sabor de boca encaramos la organización de la Feria de Asociacionismo, que tampoco cumplió las expectativas que nos habíamos marcado. Se celebró de nuevo en la calle, en la Plaza de los Sitios, en medio del lugar del botellón zaragozano en medio del debate de la Ordenanza Cívica zaragozana. Nos irritaba sobre manera ver cómo la televisión (la pública autonómica, la única que nos podía dar un poco de cancha) venía a grabar a los adolescentes con sus litros (que, curiosamente, también eran en parte nuestros), mientras nosotros al lado estábamos proclamando que los jóvenes éramos participativos, que nos implicábamos en la defensa de nuestras ideas y en la construcción de un mundo más justo. Y eso que incluso contábamos en directo lo que sucedía, tanto a los medios a través de notas de prensa y otros contactos continuados como al público en general a través de Twitter y Facebook, atendiendo a la presencia en la web 2.0 que observamos continuamente durante estos dos años. Cuando evaluamos la Feria, nos propusimos buscar el origen de la escasa participación real de las entidades en la Feria, sin encontrar respuesta. ¿Eran las fechas? ¿Era el lugar? ¿O era, en cambio, el formato de la feria? Casi sin darnos cuenta habíamos superado el ecuador de nuestro “mandato” (hemos de reconocer que nunca nos gustó esa palabra). Teníamos por delante un último año en el que íbamos a desarrollar otros retos que nos habíamos marcado con “El Universo de la Participación”. Una calurosa tarde del verano recibí una llamada de un concejal de Chunta diciéndome que su grupo había preparado un voto particular para asignar 60.000 euros al Consejo del remanente


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presupuestario de 2008. Como maná caído del cielo, con ese dinero pudimos poner en marcha varios proyectos que teníamos aparcados: los dos cursillos de formación, el Encuentro Estatal de Consejos Locales y Comarcales, la creación de nuevos soportes,… Pero sobre todo, dos iban a ser los proyectos en los que íbamos a poner más entusiasmo: el cambio de imagen gráfica del Consejo y el Boletín “A Ixena!”. El buhito morado, en algunos círculos conocido como “el primo hermano de Cobi”, había sido una seña de identidad del Consejo desde tiempos inmemoriales. Creíamos que ya había cumplido su función y, no sin polémica, decidimos jubilarlo para dar paso a una imagen más propia del año 2010 que íbamos a comenzar. Encargamos una revisión global a toda la imagen del Consejo: logotipos, folletos, colores, cartelería,… Y la verdad es que quedamos bastante satisfechos del resultado. Aunque más satisfechos quedamos cuando tuvimos en nuestras manos el flamante primer número del boletín del Consejo de la Juventud de Zaragoza, una necesidad que veníamos reclamando desde hacía años y que nunca habíamos hecho con dignidad por ese gran problema que tenemos todas y cada una de las entidades sociales: el dinero.

Pero nuestra imaginación desbordante de creatividad nos jugó una mala pasada: no teníamos nombre para el boletín y no se nos ocurría ninguno que representase bien lo que pretendíamos, así que lanzamos un concurso vía Internet para proponer y posteriormente votar el que queríamos que fuese el nombre de nuestro boletín. Tras varias semanas, el nombre ganador fue “A Ixena!”, expresión aragonesa que


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quisimos traducir al castellano para entendimiento global y que nos permitimos el lujo de hacerlo libremente como “currado a pachas”. La puesta de largo del boletín tuvo lugar en el taller de experiencias del Encuentro Estatal de Consejos de la Juventud Locales y Comarcales que celebramos en Zaragoza durante el Puente de la Inmaculada de 2009. La organización del encuentro supuso, además de una dosis extra de estrés para los trabajadores –pese a haber conseguido un convenio extra con el INAEM para este cometido y otros– y el propio Secretariado, la confirmación de que éramos capaces de exportar al exterior nuestro trabajo. Esta vez sí, los medios de comunicación de casa –pese a nuestra tradicionalmente aragonesa tosquedad con lo propio– nos hicieron un poco más de caso. Quisimos imprimir nuestro sello de calidad al Encuentro, haciendo patente la forma de trabajar que experimentalmente habíamos puesto en marcha con respecto a la participación, el protagonismo de los participantes, las experiencias propias,… Personalmente puedo decir que fue la organización de este acto el momento que más me llenó en los dos años en los que he sido “el primero de entre los iguales” en el Consejo. El buen sabor de boca que me dejó que nuestra ciudad y nuestro Consejo fuesen anfitriones de tantos y tantos jóvenes subidos en el mismo carro fue la última demostración personal que me quedaba para no caer en algo tan típico de quienes dedicamos el tiempo voluntariamente a esto como el derrotismo y las respuestas estúpidas a las preguntas también estúpidas acerca de la utilidad del trabajo gratuito que se realiza. Cuando acabó el Encuentro tuve la sensación de que el vuelo de la nave espacial de nuestro Universo de la Participación estaba llegando a su fin. Así que, como comandante de esta Enterprise tan particular, intenté poner en marcha los últimos objetivos de nuestro Plan de Trabajo que podían realizarse (hay que decir, que es de justicia, que muchos de ellos quedaron en el tintero: Revisión de Estatutos, impulso de los Espacios Alejandría y Antonio Saura,…). No sin polémica, pusimos en marcha los procedimientos estatutarios en orden a hacer cumplir la participación de las entidades en las Asambleas y Mesas de Presidentes, algunas de ellas aplazadas por falta de quórum. No es plato de buen gusto para nadie proponer la expulsión de las entidades del Consejo porque no acuden a sus reuniones. Sin embargo, tomamos la decisión, valiente creo, de hacer cumplir los Estatutos y de llamar al orden a quienes se beneficiaban de los derechos de ser miembro del Consejo pero no observaban sus obligaciones. Las audiencias a las entidades miembro fueron duras. Yo me llegué a sentir como un cacique de pueblo en medio de un


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montón de braceros cuyas subvenciones dependían de nuestra arbitraria decisión. Sin embargo, nuestros Estatutos eran claros y muchas entidades nos transmitían que se preguntaban cómo era posible que siguiésemos manteniendo el “cachondeo” tanto tiempo. Y la verdad es que el asunto no era moco de pavo. En mi interior seguía habiendo algo que me decía que no era justo que unos diésemos tanto por el Consejo y otros tan poco…

En 2010, la negociación del Presupuesto Municipal fue diferente. Aunque su votación en Pleno Municipal fuese una fotocopia a la de 2009, en el borrador inicial no sólo se mantuvieron las cantidades del año anterior, sino que aumentaron durante las negociaciones con IU, pese al criterio global de recorte del gasto, y, además se nos mantuvo el segundo convenio (el de los 60.000 euros del remanente negociado por CHA y que al final apareció en el Presupuesto como epígrafe directo para el Consejo). Quizá, pensamos, lo del año anterior no fue tanta derrota…


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Y con esta alegría sobre nuestras cabezas, con el trabajo pendiente, con la euforia del Encuentro y del “A Ixena!”, con todas las luces y todas las sombras, nos presentamos en la Asamblea General Extraordinaria. Vicky, la que había sido Vicepresidenta en 2008-2010 se postulaba como Presidenta para 2010-2012, en un equipo que pretendía ser continuista con el trabajo realizado, con este camino para la participación que sigo pensando que es clave para el resurgimiento del Consejo, de un Consejo que ha estado muchos años dormido y que, con el valor de los almogávares que lo componemos, empuñando las espadas al grito de “Desperta Ferro!”, debemos convertir en algo grande en un contexto como el de hoy, en el que los valores de participación, igualdad, democracia y justicia social que representa deben ser recuperados. ¡Ánimo a los que vengan detrás! Desperta, Ferro!


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protagonistas sociales Victoria Ledesma Actual Presidenta del CJZ

25 años son relativamente pocos en una vida del S.XXI, pero si hablamos de un Consejo de la Juventud de una ciudad como Zaragoza, 25 años son el resultado del paso de muchos jóvenes que de manera voluntaria han trabajado y así lo seguimos haciendo por ser los protagonistas de nuestra propia realidad social. Si echo la vista atrás, me encuentro con mi primera mesa de presidentes en la que representando a JMV empezaba a enterarme qué era esto del Consejo de la Juventud y poco a poco, fui descubriendo otra manera de participar y construir junto a otras entidades juveniles, más o menos cercanas a la mía, un camino común a todas. Hoy sé que sólo participando se entiende y se quiere al Consejo, los jóvenes somos los protagonistas de nuestro presente, nuestras acciones marcan el futuro, y aunque a veces es fácil caer en la desesperanza cuando tantas horas invertidas voluntariamente caen, junto a compromisos, que adquiridos en voz alta por las instituciones públicas se quedan en el olvido, pero aún así seguimos adelante con más fuerza aún para luchar por lo que creemos. En este tiempo he compartido proyecto, ilusión, esfuerzo, horas, muchas horas, con com-


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pañeros ilusionados por mejorar nuestra ciudad, nuestras relaciones sociales, porque el asociacionismo ocupe el lugar que merece en la vida pública y política, porque esos compromisos y palabras no se queden en el aire, porque a todas las asociaciones juveniles les llegue el apoyo logístico, económico o espiritual, de sabernos en un mismo barco, con proyectos diferentes que en la diversidad nos enriquecen a todos, para continuar navegando por una misma ruta. He vivido reuniones interminables, en las que una decisión a tomar se debatía y discutía con mil opciones y argumentos que a todos nos enriquecían, con la herramienta del consenso por bandera y el valor ante lo incierto de si es o no el camino a seguir; hablo de lo vivido y no por ello menosprecio el trabajo antes desarrollado, pero mi experiencia en estos años me lleva a hacer la siguiente valoración: Creo que el CJZ ha vivido un cambio que pasa por una apuesta más social, más cercana, con una clara dirección de sumar sinergias, de hacer más partícipes a las entidades miembro del día a día de la vida del Consejo, porque sólo cuando te acercas a un proyecto y te implicas en él, crees en él y trabajas por él; también se ha apostado en estas dos últimas etapas por la visibilidad del Consejo, de sus entidades miembros y en definitiva de los jóvenes, acercándonos a los medios de comunicación, siempre que nos lo han permitido, denunciando situaciones injustas, medidas injustas, sucesos injustos…, se ha apostado por la comunicación periódica con todas las fuerzas


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políticas, las redes ciudadanas, las plataformas vivas de la ciudad, porque juventud es un tema trasversal. En estos 25 años, han cambiado muchas cosas, y seguimos trabajando porque cambien muchas más, equivocados o no, sólo lo descubriremos arriesgándonos, y soy consciente de que no es tarea fácil. En este tiempo de presidenta, he compartido momentos de creación del boletín ¡A IXENA! CURRADO A PACHAS en el que tratábamos de asociacionismo, de educación, de jóvenes en tierras con conflicto como el Sahara o Palestina; he compartido muchas horas con compañeros del secretariado y trabajadores del Consejo ideando líneas estratégicas para fomentar el asociacionismo y la participación, para crear redes con plataformas con las que aún no trabajamos, para hacer más cercano el CJZ a los jóvenes de Zaragoza… hemos celebrado el día contra el racismo, el 28J, los campamentos y actividades de verano…; he recorrido despachos exigiendo respeto por el CJZ y sus trabajadores, que han sufrido las consecuencias de una mala gestión presupuestaria de la administración pública; he recogido en nombre del Consejo el reconocimiento de Hijo Predilecto de la ciudad de Zaragoza a 25 años de ilusión y dedicación de cientos de jóvenes que han trabajado por él desde el voluntariado; me he reunido con entidades juveniles y de acción social en la Plataforma de Acción Social y Juventud para sacar adelante actuaciones conjuntas y un manifiesto que ponga de relieve la situación económica extrema que vivimos ante los presupuestos del 2011 y el escaso valor que se le da desde las administraciones públicas a la Red Social, que vive hoy Zaragoza fruto de muchos años de esfuerzo, voluntariado, solidaridad, ilusión, proyectos, cercanía, experiencias, momentos compartidos… una gran red que necesita apoyo institucional permanente; hemos celebrado el 23 de noviembre en la plaza de la Seo el 25 aniversario del Consejo con expresidentes de estos 25 años, trabajadores del CJZ, políticos, la concejala de acción Social y Juventud, jóvenes miembro de entidades del Consejo, familias que paseaban por la calle… un gran concierto con artistas de la talla de Samba da Praca, Aborígenes del Cemento o los Gandules… música diversa que reprenda la diversidad y riqueza de los jóvenes de Zaragoza… han sido meses muy intensos y otros tantos que seguro tocaran vivir. Para mí el Consejo de la Juventud de Zaragoza es el presente que pisa con fuerza en la ciudad, que se enfrenta a retos importantes y que lucha con y por muchos jóvenes para que día a día construyamos juntos un mundo imaginado que parece inalcanzable, pero que se hace posible en lo pequeño, en lo concreto, en lo cercano.


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aprendizaje Sergio Falces Trabajador del Centro de Servicios

Es a cada uno de mis compañeros de trabajo en el Consejo de la Juventud de Zaragoza a quienes les debo cada una de estas líneas. No es posible, o al menos resulta complicado, escribir sobre algo que no has aprendido. De ellos he aprendido mucho y es en ese aprendizaje en el que quiero centrarme. He aprendido que para un Consejo de la Juventud, más de Zaragoza, la importancia de nuestro querido e incómodo cierzo es, sin duda, de vital importancia. Tomar ejemplo de él, aunque a veces resultemos molestos, es muy importante. Airear, que no huela a polilla, es la gran labor de la juventud que, de este modo, es capaz de sanear generación a generación pestes y plagas. Lo que he aportado al Consejo en mis años de trabajador no es mucho comparado con lo recibido. He recogido mucho cierzo con el que me he dejado llevar y con el que bailo en multitud de ocasiones. Aquí no vale lo de “un, dos, tres, cuatro…” No hay pasos cuando juegas con el viento y el ritmo lo marca la propia melodía de nuestras demandas e inquietudes. Este espíritu, el asociacionismo, emula siempre a las primeras tribus que, guiadas por el viento, se juntaron con otras y, finalmente, dieron lugar a los primeros pueblos y al comienzo de las civilizaciones. Esto fue posible, desde el principio de los días, A Ixena, trabajando a pachas. Por eso es tan importante cada una de las piezas de cada uno de los engranajes. Nuestra pieza es esencial y puede cambiar un sistema obsoleto. Es allí donde reside la clave y mi principal aprendizaje, recibido, insisto, de mis propios compañeros de trabajo. Compañeros que le han servido de mano a este, a veces pie, a veces rodilla, a veces hombro, que tiene la intención de escribir sobre aquellos que le han marcado; bueno, en realidad, por falta de espacio, sobre algunos de ellos solo. Suficiente para dejar una merecida constancia desde estas páginas de asociacionismo y, consecuentemente, de gente. En todo caso trabajadores del Consejo de la Juventud de Zaragoza como yo; la gente con la que me he relacionado de un modo más estrecho.


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Mi primer contacto como trabajador del consejo fue en el Centro de Préstamo con Javier. Desde el primer momento fue un privilegio compartir con él mis horas laborales. Tiene una frondosa cabellera que uno bien se atrevería a afirmar que es el resultado de sus desarrolladas conexiones cerebrales. Javier cuenta con un conocimiento muy profundo del asociacionismo zaragozano y una concepción del trabajo similar al de la maquinaria global a la que me refería antes. Eso es, precisamente, un colectivo, una red de asociaciones, una plantilla, varias plantillas en torno a un mismo objetivo, distintas entidades en torno a objetivos muy diferentes… El universo en primera y última instancia.

En aquella primera época trabajé también con Javi, Ana Luz, Juan Carlos, Iñaky… Fue Iñaky, alguien de quien recuerdo una máxima entrega con respecto a los demás, quien dejó vacante su puesto en el Centro de Servicios por algo tan distinto como la ingeniería. Dejé, pues, de compartir una época muy enriquecedora con Javier para afrontar el reto de gestionar el Centro de Recursos para Asociaciones; una gestión, en realidad, del Consejo, o sea, de ese engranaje gracias al cual las cosas son más fáciles. De todos modos, soy el único trabajador de este centro y esa soledad me hace echar de menos a mis compañeros a pesar de las habituales reuniones. Ha llovido mucho desde aquellos comienzos. Ahora diría que la gente


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que compone el Consejo se lo cree más, es más valiente que hace una década y representa mejor a los jóvenes zaragozanos, que ya es decir. Los años son experiencia y es lógico que así sea. Atrás, pero siempre presentes, quedan otros recuerdos como el de la II Feria del Asociacionismo Joven en el Parque Grande. Había acudido a la primera desde las filas de distintas asociaciones y ahora la vivía de otro modo. La feria se encerraría más adelante en la Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza y volvería a salir a las calles años después desde la Plaza de Los Sitios. También me viene a la cabeza la época del tándem Daniel Antolín (Coordinador del Consejo) y Alfredo Miana (Técnico). De allí, entre otros logros, nació algo muy bonito como el festival de arte y nuevas tendencias Artic. Fue un tiempo protagonizado por un trabajo en equipo muy fructífero y por un diálogo continuo.

Es imposible olvidar a alguien que me marcó profundamente, y puedo asegurar que también a mis compañeros, por su vitalismo, sus inquietudes, su concepción de la vida como algo bonito que saborear continuamente… Es como si Santi sospechara que en cualquier momento, a los 36 años, por ejemplo, pudiera acabarse todo, en un abrir y cerrar de ojos o en un traspiés intentando salvar a su perra.


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Como si Santi, desde donde carajo sea, velara por dejar en buenas manos su puesto de trabajo, es ahora Ángel, de filosofía de vida e inquietudes cercanas a él, quien trabaja mano a mano con Javier en el Centro de Préstamo. Alguien que nos ha contagiado de su serenidad y su “jipismo” que, incluso, ha dejado plasmado en las propias paredes del centro. Si en un futuro cambio las moles de ladrillos por un huerto habrá sido su culpa. Claro, que si hablamos de serenidad Diego es, como técnico del Consejo, sin lugar a dudas, su máximo representante. A veces habla menos el que más sabe. Diego es de los que escuchan, miran, sonríen… callan… y luego te dan otra lección más hablando. Su vida es el asociacionismo y se nota en cada uno de sus pareceres. El equipo actual lo completa Espe, de cuyos pies de mail leí desde el primer momento “Coordinadora” en cuenta del habitual “Gerente”, aunque es un detalle que nunca le he oído comentar. Alguien que no solo nos escucha analizando cualquier tema que salga a debate; además, con no poco mérito, hace lo propio, también, incluso con Javier, a quien un servidor, alguna vez, le seguiría la corriente sólo por hacer las reuniones algo más cortas pero de cuyas palabras, de las que todos aprendemos mucho, parece, incluso, agradecida, lo cual dice mucho a su favor. Un servidor ha nombrado a quienes ha nombrado por simple cercanía. Nada más. Es un modo de asegurarme escribir sobre lo que conozco. Si hubiera que calificar méritos, los nombrados y los que no aparecen contarían con una nota similar, sin duda, muy alta. Bueno, un servidor a lo mejor se quedaba en un aprobadillo pelao, pero para eso seguimos aquí, egoístamente, para seguir aprendiendo.


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experiencias vividas en el consejo Javier González Trabajador del CJZ desde 1985

Hola amigos/as. Me llamo Javier. Desde el Consejo de la Juventud de Zaragoza (CJZ) me han pedido que escriba mi opinión sobre estos 25 años del CJZ. Este enfoque es personal, no intento ser políticamente “correcto”. El CJZ tiene muchos valores, pero también las entidades, las personas, tenemos cosas que aprender. No voy a detallar los programas, actividades, propuestas que el CJZ ha hecho al Ayuntamiento, al tejido asociativo. Para eso están las memorias que ha hecho durante estos años el CJZ. Mi aportación es subjetiva y es una reflexión sobre aspectos que yo he vivido. Llevo más de 25 años trabajando en el Consejo de la Juventud de Zaragoza. En 1985 me encontraba en paro, como les pasaba a tantos y tantos jóvenes de mi generación, lo mismo que esta ocurriendo hoy, en el año 2010. Las condiciones de trabajo que ofrecían en el CJZ “no eran para tirar cohetes”. Era un trabajo sin contrato, con una jornada de 20 horas a la semana y por un sueldo mensual de 20.000 ptas. El trabajo era precario, pero no tenía ni oportunidad, ni elección. Era trabajar o quedarme como estaba. Empiezo a trabajar en Junio de 1985, sin contrato ni seguridad social por el sueldo establecido. En el CJZ sólo estaba yo como trabajador. El resto era gente voluntaria y del secretariado. Diez años después seremos cinco trabajadores, ya que el CJZ comienza a gestionar varios centros municipales. (Centro de préstamo y Centro de Servicios). En el CJZ trabajo sin contrato desde Junio de 1985 hasta el 5 Febrero de 1986. En Septiembre de 1985, el Consejo de la Juventud de Zaragoza se legaliza en el gobierno civil, hoy delegación del gobierno. Todo este proceso lo lidera Jesús Royo Pérez, presidente del CJZ, y de Juventud Comunista en Aragón (JCA) En una Asamblea del CJZ, en el Centro Pignatelli, siendo presidenta Sara Manero Alastruey, miembro de la JOC, me plantean hacerme un contrato laboral, con seguridad social, 35 horas a la semana, desde el 6 de Febrero de 1986 al 7 de Enero 1987, con un sueldo de 44.106 Ptas. En la asamblea hay un sector de entidades juveniles que no están de acuerdo con hacerme un contrato pero al final hay una ma-


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yoría de entidades apoyadas por JCA, JOC, Pico de Astazu, Jóvenes del Centro Pignatelli, CC.OO, etc y acuerdan por mayoría hacerme un contrato de trabajo de auxiliar administrativo. En la siguiente Asamblea, siendo presidente del CJZ, Arturo González Corredor de JCA me hacen un contrato indefinido. Este contrato, que sigue vigente hoy, se caracteriza por tener una bonificación del 50% de la seguridad social al ser menor de 25 años cuando me hacen el contrato. El contrato indefinido me lo hacen desde el 8 de Enero de 1987. Es un trabajo diferente, no al “uso”, en el que tienes que poner tu identidad, tu estilo, tu manera de pensar, sentir, ya que en muchas ocasiones (por que te lo delegan o porque nadie lo hace) tienes que llevar “la voz cantante” y tirar hacia adelante del CJZ. Agradezco al trabajo y al CJZ esta posibilidad, lo vivo como una gracia y una suerte, poder trabajar en lo que te gusta, pero también lo vivo como algo que te exige. Intento dar todo lo mejor de mí para que las cosas funcionen. Creyéndome de raíz el CJZ, no tanto en el plano institucional sino en el laboral.

En el local del CJZ de la Calle Boterón estoy dos meses, este era un espacio del Ayto. Zaragoza, que compartíamos con el negociado de quintas y la filmoteca. El Ayuntamiento le plantea al CJZ que necesita este local para ampliar el negociado de quintas y el CJZ se tiene que ir a un piso en alquiler, en septiembre de 1985, a la Calle Espartero número 4, 2º Izda. El CJZ, en el local de Calle Espartero estamos hasta finales de 1990.


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El CJZ, que tiene como objetivos ser el interlocutor, representar, defender e impulsar la participación de los jóvenes, con la huelga general de 1988 tiene una oportunidad, por ello, en noviembre de 1988, se reúnen una serie de organizaciones juveniles en el local del CJZ en Calle Espartero, con motivo de luchar contra el Plan de Empleo Juvenil que precarizaba aun más las condiciones laborales de los jóvenes. En esta huelga general los jóvenes conseguimos, junto con los sindicatos, parar el PEJ y la reforma laboral. En el CJZ se crea la oficina de la información sobre la objeción de conciencia. La impulsa la gente de la Asamblea de Apoyo a la Insumisión, que formaron la Asociación para la difusión de la Objeción de Conciencia, entidad perteneciente al CJZ. Durante varios días a la semana informan a los jóvenes sobre la PSS (prestación social sustitutoria) y sobre la insumisión. La oficina la llevan José Juan Lanuza “Jota” (cantante del grupo Ixo Rai), Txabi Urra y Julio César Augusto. Algunas entidades del CJZ y el propio servicio de juventud del Ayuntamiento de Zaragoza cuestionan esta oficina de información, y me echan a mí la responsabilidad de apoyar y defender la insumisión. Lo que realmente el CJZ buscaba era un espacio donde los jóvenes pudieran elegir una opción sobre las distintas propuestas ante la objeción de conciencia. El asociacionismo juvenil vive en algunas ocasiones, según mi opinión, más mirándose el ombligo que siendo un referente y una posibilidad para que los jóvenes expresen sus inquietudes. La situación


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es que en aquellos años miles de jóvenes, más de 100.000, habían optado en España por la objeción de conciencia. En Zaragoza había unas 30 personas en la cárcel de Torrero por negarse a realizarse la PSS y el servicio militar. En el conjunto de España la cifra de insumisos y objetores encarcelados superaba las 1.000 personas. A la administración y a los grupos políticos no les interesaba subvencionar a grupos que les cuestionaban (en ese momento con mucha fuerza la objeción y la insumisión). Como si el dinero que gestionan las administraciones, que es el dinero de los ciudadanos, fuera de propiedad particular de los que gobiernan, qué “ombliguismo”y qué actitudes tan poco democráticas. Qué miras más cortas y que poca cintura para realmente potenciar el asociacionismo.. Desautorizando lo que los jóvenes y la calle estaban demandando y reivindicando (no al servicio militar), se ponía la administración piedras en su propio tejado. A las administraciones les interesa más subvencionar aquellas cosas que no les cuestionan. En la etapa 1985-1998 es cuando despega el CJZ. Algunas asociaciones usan el CJZ como un trampolín político. Lo que se hace en el CJZ y lo que hacemos los trabajadores es mirado con lupa por parte del Ayuntamiento y de algunas entidades juveniles. Sin ver el esfuerzo, la dedicación, la tarea de los trabajadores, solamente se ve si “están o no en mi cuerda personal, política o ideológica”. Responde más a una actitud sectaria que a un apoyo real a lo que el CJZ estaba necesitando. Hay más una lucha de quién pongo, que realmente de


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creer en el asociacionismo. Los trabajadores hemos dado la cara, lo mejor de nosotros mismos, hemos planteado propuestas, generado trabajo, hemos cumplido con los servicios y, cómo no, en algunas ocasiones también nos hemos equivocado. El espacio de cada uno, Ayuntamiento, Entidades, Secretariado, Trabajadores, no es fácil y necesita de una buena coordinación, conocimiento, dialogo, en general esta experiencia se ha vivido bien. En noviembre de 1992 siendo presidente del CJZ, Javier Oros, el Servicio de Juventud duda en firmar el convenio económico con el CJZ. Algunas entidades del CJZ ponen pancartas de denuncia de la perdida de la partida económica del CJZ y al final el Ayuntamiento vuelve a continuar con el convenio de colaboración con el CJZ. Las razones porque las distintas concejalías de juventud del Ayto. de Zaragoza (1980-2010) no han potenciado de una manera clara y precisa la promoción y el tejido asociativo juvenil (CJZ), habría que preguntárselas directamente a los distintos concejales de juventud (Jerónimo Blasco, Emilio Comin., Emilio Alfaro, Pedro García Villamayor, Ricardo Mur, Jorge Azcón, Mar Herrero, Maria Isabel López González, Pilar Alcober). Desde mi humilde opinión se debía a que no se potenciaba el tejido asociativo juvenil (CJZ) porque no le era muy rentable (a corto plazo). Se tomó la decisión de potenciar lo que en adelante fue el modelo de Casas de Juventud y la Red de Talleres Ocupacionales (que se lleva cerca del 70% del presupuesto municipal en el Área de Juventud). Los presupuestos aportados por el Ayuntamiento de Zaragoza al CJZ han sido ridículos, (en el año 1985 no llega a los 12.000 €) hasta llegar a 1995 (año electoral), donde se subió considerablemente la partida al CJZ (60.000 €) y se aporto con partidas de equipamientos para las entidades juveniles (este año 1995 el PSOE pierde las elecciones municipales). . De la Calle Espartero pasamos a un piso más grande en la calle Fernando el Católico. En este piso estuvimos dos años y nos fuimos a la sede del CJA ya que el alquiler era muy caro y los recursos del CJZ eran escasos. En la sede del Consejo de la Juventud de Aragón (CJA) en Paseo Pamplona, 17, pral. Dcha, el CJZ tiene una habitación pequeña y una sala de reunión. Allí estaremos unos años, y es cuando el CJZ empieza a recuperar su imagen y fuerza después de algunas crisis de participación, de interlocución y de protagonismo. El CJA se va de allí a la nueva sede en Franco y López y el CJZ se queda sólo en Paseo Pamplona. En 1995 el CJZ encarga un estudio sociológico sobre el asociacionismo en la ciudad de Zaragoza y lo realiza el Colectivo IOE, una


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empresa con una gran trayectoria a nivel nacional. Este estudio pone entredicho el modelo de asociacionismo que tiene la administración. Situándolo en cuatro tipologías (clientelar, basista, corporativo y disidente). El Servicio de Juventud en lugar de dar recursos para potenciar este estudio lo deja en el cajón. Desde mi punto de vista, el CJZ tampoco lleva una lucha para darlo a conocer. En 1995 el CJZ empieza a gestionar el Centro de Préstamo y en marzo de 1998 el Centro de Servicios para Actividades Juveniles.. El presidente del CJZ que sale elegido en 1996 es Rafael Bailo de Asociación Scout de Aragón-ASDE, una persona con bastante recorrido en el tema asociativo, especialmente en el tema de relaciones políticas y sociales. En aquel momento el ayuntamiento es gobernado por el PP, única etapa donde gobierna la derecha (1995-2003). Este presidente tiene una lucha fuerte con las entidades llamadas de “casas de juventud”, pero no tanto desde el fondo de la cuestión (qué dinámica lleva este modelo de casas) sino de las formas, quien va a llevarse “el gato al agua”. Bailo conecta enseguida con el concejal de juventud, Ricardo Mur, y luego con el siguiente concejal de juventud, Jorge Azcón. Entre ambos deciden llevar al CJZ al palacio de los Morlanes. Yo le comente a Bailo que el CJZ perderá su identidad por que se confundirá con el Ayuntamiento, al estar en el lugar en el que tienen la sede el Servicio de Juventud y el CIPAJ. La gente desconoce la historia del CJZ, salvo que uno este muy vinculado al asociacionismo juvenil. Bailo, un buen gestor, posibilita que el Centro de Préstamo y Centro de Servicios los gestione el CJZ. Desde que el CJZ comienza la gestión en estos centros, hay un “rayo de luz” por el modelo de gestión, de rapidez, de eficacia, de conexión con el asociacionismo y en esto tiene que ver mucho Javier Vegas, Iñaki, Ramón, Santi, Sergio Falces, y otros muchos. Pero el ayuntamiento no le da todo el presupuesto que necesita, y al presidente del CJZ en lugar de reivindicar mas partida al ayuntamiento para la gestión del Centro de Servicios para Actividades juveniles, lo que se le ocurre es enviarme a mi, Javier González, que estaba en la oficina del CJZ, llevando proyectos con la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ), el Centro de Solidaridad-Proyecto Hombre, Disminuidos Físicos de Aragón, el departamento de Educación de la DGA y otras entidades, a trabajar al Centro de Préstamo. Denuncio este cambio en el juzgado, ya que mi cualificación profesional no tiene nada que ver con imagen y sonido, que es lo que se hace en el C.P. Pero un día antes del juicio decido no denunciarlo, ya que supondría que, en lugar de que me fuera yo al C.P. se fuera mi compañera de trabajo (Ana Luz) al Centro de préstamo.


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En 1996, el secretariado y la Asamblea eligen cambiar los estatutos y ponen la figura de Gerente que nunca antes había tenido el CJZ . En 1997 comienza a realizarse la I Feria de Asociacionismo Joven en Zagoza, organizada por el CJZ. Es un mosaico tremendo de asociaciones donde pueden presentar a los jóvenes y a la ciudad sus actividades. En el año 2009, hicimos la VII Feria. En 1999, después de dos años en el palacio los morlanes, el CJZ decide irse de allí, ya que ha perdido parte de su imagen y se va a Calle San Lorenzo, 9, 3º Izda. (local en el que, siendo del ayuntamiento, no hay mas servicios municipales para eclipsar al CJZ). Pero también tenemos muchos aspectos positivos, que han servido para potenciar la imagen y la proyección del Consejo. Enumerare algunos proyectos realizados. Campaña de apoyo a la participación en Centros Escolares de Enseñanzas Medias para Delegados/as de alumnos/as representantes en el Consejo Escolar y Junta de Delegados con el Ministerio de Educación y Ciencia (DGA).Oficina de Información sobre la Objeción de Conciencia. Campaña de participación entre Asociaciones Juveniles y Asociaciones Vecinales “Barrio a Barrio” con la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza desde 1995 a 1997.Estudio sociológico sobre El Asociacionismo y la participación juvenil en Zaragoza. Campaña de promoción asociativa en los Centros de Estudios. Ferias del Asociacionismo Joven (hemos realizado 7).Promoción del Arte Joven (ARTIC). Jornadas sobre el Plan Integral de Juventud. Convenios con el Centro de Solidaridad de Zaragoza y Disminuidos Físicos de Aragón. Deportes. Formación. Encuentros de Animadores y Directores de Tiempo Libre. Proyectos de Solidaridad y Cooperación al Desarrollo Seguimiento al Plan Joven. Proyectos de Concienciación Medioambiental Reivindicación sobre el autobús nocturno.


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Y por último la lucha por parte del CJZ de unos presupuestos sociales dignos en Acción Social. Más de 100 entidades apoyan unos presupuestos municipales para 2009 en Acción Social, tal y como habían sido durante años anteriores. Es verdad que el CJZ recupera la partida económica para el año 2009 que en el borrador de presupuesto le había quitado pero además de esto el CJZ consigue ser durante tres meses (Enero-Febrero-Marzo 2009) el coordinador de todas las entidades que luchan por unos presupuesto sociales. Esto tiene una repercusión mediática importante en la ciudad. El Centro de Préstamo es un referente importante para las asociaciones de la ciudad. Desde 1995 (fecha en que el CJZ comienza a gestionar el CP) son 1.136 entidades las que han utilizado dicho Centro, con una media de más de 300 entidades cada año y más de 12.292 solicitudes. Con una utilización anual de 140.000 personas. La valoración que tienen las 720 entidades (63 % del total de entidades que han utilizado el C.P.) según las encuesta de opinión que durante estos años les hemos hecho, es de 8,70 sobre 10 del Centro y de 9,36 de los trabajadores. El asociacionismo necesita este recurso, casi único en España, para potenciar y desarrollar las actividades que en muchas ocasiones, por falta de recursos económicos, no puede realizar. Sin embargo, nos encontramos con que no siempre el Ayuntamiento dedica todo los recursos que este centro y las asociaciones necesitan. En el Consejo de la Juventud de Zaragoza, hemos pasado por situaciones críticas a lo largo de estos años. El ayuntamiento tarda mucho, por línea general, en pagar el convenio, hasta 10 o 11 meses. A veces nos ha pasado que el Secretariado ha gastado más de lo presupuestado en Ferias de asociacionismo, programas u otras acciones, sin tener en cuenta los gastos fijos del presupuesto. También hemos vivido lo que supone que el CJZ tenga que desembolsar a los bancos o cajas de ahorro miles de euros por tener que verse obligado a pagar créditos bancarios hasta poder cobrar el convenio con el Ayuntamiento de Zaragoza. Funcionamos, en muchas ocasiones, desde el voluntarismo y sin criterios económicos. A las asociaciones les sigue faltando una visión más política del sentido que tiene la pertenencia al CJZ, mejorar y ampliar la interlocución política con la administración municipal, una mayor presencia pública y plantear los problemas concretos que viven los jóvenes. Debe exigir a la administración municipal una política seria de promoción del asociacionismo, FOMENTÁNDOLO en varias direcciones:


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1. Una política de juventud que potencie el tejido asociativo, eso

supone que ponga recursos y medios que fomenten en los centros educativos el asociacionismo y la participación. Esta propuesta es ambiciosa y debe tener en cuenta a otras instituciones como la DGA, responsable de la educación. Estamos en unos niveles bajísimos de afiliación y partencia a asociaciones juveniles. También lo estamos a nivel sindical y social.

2. El CJZ no puede perder un sector juvenil vinculado a los movimien-

tos antiglobalización que le es necesario para aumentar su representatividad y su interlocución ante el Ayto., pero que esta muy lejos de las posiciones que se llevan en los Consejos, pero para ello el CJZ debe incorporar planteamientos de estos movimientos. Y lo más importante las asociaciones deben crear puentes con estas asociaciones para que se incorporen.

3. Apoyo económico al Centro de Préstamo y al Centro de Servicios

(dos recursos gratuitos que posibilitan la utilización de medios técnicos e infraestructuras para las entidades). Pero esto choca con la dificultad que se encuentran las asociaciones juveniles, un tejido asociativo pequeño, poco formado y con una visión muy hacia adentro. Para salir de estas dificultades, hay que trabajar algunas cosas, siendo consciente que nadie tiene la varita mágica, y que los problemas están interrelacionados, es decir, el bajo número de asociacionismo repercute en la estructura del CJZ. Pero además podemos indicar algunas pistas de salidas. a- El CJZ debe, si quiere tener un papel en la ciudad, ampliar su tarea y su programa de trabajo con otras entidades de la ciudad (FABZ, Movimientos antiglobalización, asociación de madres y padres, tejido asociativo no vinculado a la administración, etc.). b- Elaborar una carta de derechos de los jóvenes en el terreno de: vivienda, empleo, tiempo libre, ocio, educación, sexualidad, asociacionismo y participación, etc.

c- El CJZ debe estudiar sus objetivos, sus fines, y hacer un plan de aquí a unos años.

des.

d- El CJZ tiene que profundizar en dar servicios a las entida-

Un saludo. Javier González.


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mi relación con el cjz Ángel García Escuín Trabajador Centro de Préstamo Enero2004 - Marzo 2004 Enero 2005 - Actualidad

No puedo contar mucho de la historia de los 25 años del CJZ debido al simple hecho de que se constituyó cuando tenía 3 años. Aunque me centraré en lo que ha significado para mí trabajar con el Consejo los últimos 5 años. Mi relación con el CJZ empezó en 2004 cuando tenía 21 años mientras trabajaba transportando váteres. Sí, has leído bien. Tenía un extraño contrato en el que la mitad del sueldo me lo ingresaban en una famosa caja ibérica, que no quiero nombrar, y la otra mitad en un sobre cerrado. Un contrato que, aunque no pusiera nada de que nuestra jornada laboral iba a tener más de 11 horas al día, era lo que tocaba. El jefe tenía que mantener ese Mercedes a costa de vender muchos váteres y de recortar algún que otro derecho a sus trabajadores. Teníamos bastantes problemas encima como para quejarnos y el ambiente era bastante deprimente. A pesar de que me sentía incómodo al sentarme en un váter no podía quejarme puesto que muchos


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amigos míos estaban en peor situación y no te digo nada de trabajos anteriores en: Mercazaragoza, una famosa cadena de pizzerías, de mudanzas y de reponedor. Algo decía en mi interior que ante todo este trabajo-basura mal pagado, temporal y precario, habría más jóvenes que no sólo se dedicaran al botellón y a fumar porros. Sabía que aparte de Scouts de Aragón, asociación a la que he pertenecido muuuuchos años y fines de semana, existían diferentes asociaciones juveniles sindicales, de tiempo libre, políticas y alguna más que formaban el Consejo de la Juventud de Zaragoza, pero sinceramente, no conocía mucho más de esta entidad hasta que a mi correo electrónico llegó una convocatoria de trabajo en el que se exigía entre otras cosas, conocimientos técnicos de Imagen y Sonido y sobre todo experiencia en asociacionismo. Acababa de hacer un Ciclo de Grado Superior de Realización de Audiovisuales, así que aunque el puesto sólo era para tres meses, me pegaba bastante. Y después de conseguir aplazar el día del examen escrito, pues tenía que llevar a Jaca 20 váteres el día elegido para la prueba, aprobé y pasé a la fase de entrevista personalizada en la que me preguntaron por mi experiencia asociativa. Para entonces se basaba principalmente en que era coordinador de una sección de mi grupo Scout y que participaba en alguna asociación más. Fue suficiente que me eligieran para el puesto de Técnico en el Centro de Préstamo. Así es como metí una pata en el CJZ durante 3 meses. Los que serían mis compañeros de trabajo me confirmaron que, antes que por mis conocimientos técnicos, me habían seleccionado por mi implicación en el tiempo libre, resulta que las acampadas, las reuniones de monitores, el trabajo en grupo, los valores de amistad, la implicación social, los cursos de monitor y director, los juegos con lobatos, las travesías... habían dado más fruto que los bachilleratos y grados superiores, las horas de estudio, las pirolas al parque, y los exámenes de “La Toro”. Iba a trabajar en un ambiente muy distinto a los que había conocido antes. Los trabajadores éramos compañeros, los jefes (el secretariado) unos antes y otros después, trabajaban altruistamente por la Juventud, mis derechos como trabajador eran derechos de verdad y sobre todo mi tarea a desempeñar no se parecía en nada a los que había tenido antes. Mi motivación consistía en ayudar a diferentes y muy diversas personas de la ciudad, y a sus respectivas asociaciones, a emprender cursos, manifestaciones, acciones, actividades con jóvenes, niños, ancianos, inmigrantes, enfermos y un largo etcétera que me han dado una visión de lo que el tejido asociativo representa


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en la vida de la ciudad. Echando una mirada al pasado he de reconocer que mi trabajo en el CJZ como trabajador del Centro de Préstamo, (con el contacto directo de asociaciones en el día a día) y sobre todo el trabajo en grupo con los diferentes trabajadores y secretariados, (no voy a nombrar a todos por que seguro que me dejo a alguno) me han motivado para emprender y participar activamente en diversas luchas (Komando AntiFluvi, Ritmos de Resistencia, Festival BuenaChen, Ciclonudista, Plataforma de Acción Social y Juventud, Plataforma en defensa de las Montañas, ExpoNabo…) y para proseguir mi vida como asociado y voluntario en el tiempo libre (coordinando un grupo Scout, Ecologistas en Acción, Club Encuentros Clásicos Zaragoza, Red de Semillas de Aragón, KlimaForum, Ingeniería Sin Fronteras…). Digamos que gracias al Consejo, estoy bastante ocupado como para sentir rencor cada que vez que me siento en un váter.


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25 AÑOS PARTICIPANDO DESDE EL ASOCIACIONISMO Esperanza Rubio Coordinadora General

Empiezo mi pequeña aportación al libro conmemorativo del 25 Aniversario del Consejo de la Juventud de Zaragoza mostrando mi desacuerdo con el célebre tango “Volver”; en una de sus estrofas dice: “que 20 años no es nada…”. Cuando tienes la oportunidad de reflexionar, a través del proyecto que estamos llevando a cabo, de todo lo que han supuesto estos 25 años para la ciudad, para la juventud y principalmente para el protagonista de esta historia, el Cjz, te das cuenta de la cantidad de vivencias, trabajo, ilusiones, éxitos y fracasos que componen ese tiempo. Mi experiencia como Coordinadora General arranca a mitad del año 2006 hasta estos días, por lo que obviamente, no he vivido todos esos años, pero tanto por lo que me han contado como por lo que he experimentado en primera persona, reconozco el crecimiento del Consejo, como representante de l@s jóvenes asociad@s. Ya no tanto por la cantidad de Entidades que lo forman, que son un montón, sino por el trabajo realizado a favor del asociacionismo y la participación juvenil.


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Siempre digo que, desde el Consejo, tienes un “balcón privilegiado” donde asomarte a la ciudad y que son much@s l@s interlocutores a l@s que debemos prestar atención: polític@s, Administraciones Públicas, las propias Entidades, otras Plataformas, l@s trabajadores…. Pero precisamente esa variedad te da una visión muy amplia de la participación y de los motivos que mueven a cada actor/actriz de este complejo teatro. Y de tod@s puedes aprender algo o puedes aportar para que el Consejo sea lo que, en mi opinión, debe ser: el revulsivo por excelencia de la sociedad zaragozana, porque si no nos movemos nosotr@s, ¿quién se moverá?? Probablemente fruto de los valores que aprendí en la Entidad de la que procedo, creo firmemente en el “aprender haciendo”, pero siempre desde una reflexión previa y sabiendo quiénes somos y con qué fuerzas contamos. También creo que siempre debe guiarnos un espíritu crítico constructivo y una implicación allá donde pensemos que podemos representar a l@s jóvenes. Debemos ser la conciencia de la masa social de esta ciudad; quienes, con espíritu de colaboración pero sin perder nuestra esencia, reclamemos a l@s representantes polític@s una mayor implicación en los temas que nos preocupan y debemos ser quienes nos remanguemos, cuando haga falta, para trabajar en lo que nos mueva. Desde que comenzó mi implicación en una Entidad como asociada


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llevo escuchando que l@s jóvenes comprometid@s están en crisis, que son muy poc@s, blablabla… y siempre me hago la misma reflexión: ¿¿por qué exigimos a l@s jóvenes que hagan lo que l@s adult@s no hacen?? ¿¿somos conscientes de que, según en qué eduquemos a l@s niñ@s y jóvenes, así serán los hombres y mujeres del mañana?? Es por eso que me parece inmenso el valor y el aprendizaje personal que te brinda una Asociación y por consiguiente, el Consejo. Porque te hace ser más receptivo a otras posturas, porque aprendes a trabajar en equipo, porque prevalece un bien común y no solamente lo que a mí me gusta o quiero en ese momento… Creo que hemos crecido como Consejo y que tenemos las mismas necesidades y dificultades que un/a joven de nuestra edad. A los 25 años, se necesita un espacio propio, unos recursos que te permitan hacer cosas, un proyecto de vida. Y eso es lo que creo que necesitamos, además de la mayor implicación y participación de quienes forman el Cjz. Porque no hay que perder de vista que el Consejo no somos ni quienes han asumido el reto del Secretariado ni los trabajadores: el Consejo son las Entidades que lo forman y son las que deben de plantear qué línea seguir y participar activamente en la vida del mismo. Sin ellas, una plataforma como ésta no tiene sentido. No descubro nada nuevo si cuento que la vida diaria del Cjz está llena de dificultades y alegrías, como la de cualquier persona. Hay que pelear y muy duro por defender lo que consideramos nuestro; hay que tener paciencia porque cada interlocutor/a es de una manera distinta y hay que ser eficaz y eficiente como si nos fuera la vida en ello. Y creo, sinceramente, que hacemos una gran labor. Porque el Cjz son las fotos aparecidas en los periódicos con motivo de los recortes presupuestarios del 2009, cuando salimos en portada en El Heraldo y El Periódico (quién lo iba a decir, ¿eh?). Pero también somos el día a día, los papeles, la atención telefónica, las reuniones eternas a horas intempestivas (anteponiendo muchas veces nuestro compromiso a nuestra parcela personal)… Nada que no conozcáis l@s implicad@s en una Asociación, porque seguro que lo vivís también así. Y, ¿qué es lo que nos mueve a eso? Pues en mi caso puedo decir que la confianza en que l@s jóvenes deben ocupar el espacio que les corresponde y la absoluta creencia en que la participación y la implicación es una forma de vida, a todos los niveles. Aprovecho estas líneas para agradecer a los distintos Secretariados


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con los que he trabajado su confianza en mi gestión y a l@s trabajadores (tanto los que siguen estando aquí como l@s que ya no lo están) su dedicación, mucho más allá de lo que un puesto laboral requiere. Tod@s ell@s han hecho que mi labor fuera más fácil e inmensamente gratificante.

¡¡¡Feliz cumpleaños, Consejo!!! Espero escribir otro artículo para el 50 cumpleaños… Será una buena muestra de que seguirás vivo y participando, que es como debe ser.


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Juntos, estamos construyendo el Universo de la Participación Diego Navarro Trabajador del CJZ Recuerdo que mi primer contacto con el Consejo fue hace muchos años, aunque yo realmente no lo supe hasta después, fui uno de los muchos jóvenes que andaba metido en alguna asociación, en este caso la de Tiempo Libre de mi barrio, San José, por lo tanto éramos usuarios habituales del Centro de Préstamo. Como mis padres viven cerca era el que solía bajar a recoger y dejar los materiales, entonces el centro parecía un zulo oscuro al que daba miedo entrar, ahora comprendo que aquello era la alegoría perfecta de la consideración de las Políticas de Juventud por parte del Hay-untamiento de Zaragoza. Estamos hablando del año 2001, allí conocí a Javier y a Santi, que

más tarde se convertirían en compañeros de trabajo. Recuerdo que cuando iba a buscar algún retroproyector (menudo palabro, muchos no sabréis ni lo que es), hablábamos de muchas cosas: de la ciudad,


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de la política, del asociacionismo, de la fé… resultaba agradable pasar un rato allí con ellos, a pesar de lo hostil del lugar. Más tarde se acometió la reforma del centro y quedo tan moderno, limpio y con tanta luz como lo conocemos todos hoy. Iba pasando el tiempo, y decidí cambiar mi idea de estudiar informática, por la rama de lo social, así que estudie Animación SocioCultural, y el destino o mi tutora de prácticas decidió que debía de pasar 740 horas en el Consejo, practicando todo aquello que había aprendido de forma teórica. Al principio no me pareció mala idea, ya que el tema de los jóvenes, la participación y la política, siempre han sido los que más me han motivado y aquí se juntaban en un mismo lugar los tres. Conocí a Elena y Ana, pasamos todas esas horas juntos, y me hicieron sentir como uno más, realizamos el ARTIC 2004 Ilimitado, empezamos con el Espacio Alejandría, conocí de verdad que era esto de la participación, realizamos la evaluación del II Plan Joven y los trabajos previos para la elaboración del tercero. Además en aquella época me encontré con Falces, otro de mis compañeros de trabajo actuales, con el que comparto la afición por la radio y la música aragonesa. Además de esto pude sentirme parte de la Red Social para la Discapacidad en el Tiempo Libre, un proyecto que impulso el Consejo y que pretendía poner en contacto y comunicación a las entidades que trabajaban específicamente ese tema, allí conocí y compartí tiempo e ideas con Marga, además de conocer a otras muchas personas que de alguna manera estaban vinculadas a esta red. Realizamos las I Jornadas de Ocio Inclusivo y de alguna manera íbamos construyendo lo que fue la red, hasta que un día algún político decidió que era más importante pagar una EXPOculación para 2008 que mantener un proyecto social que pretendía mejorar al calidad de vida de los ciudadanos. Estamos hablando del curso escolar 2004-2005. Otro de los grandes fichajes de la época, fue Escuin, que vino a cubrir una excedencia de Santi y ya se quedo hasta el día de hoy.


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Con el comparto odio hacia los grandes proyectos que nos quieren colar: ExpoNabo, Expo Zaragoza 2008, Zaragoza Cultural 2016, Olimpiadas de 2022, Mundial de 2018 y algún otro que seguro que vemos de aquí a no mucho tiempo, además los dos nos dedicamos a esto de la Educación en el Tiempo Libre de manera voluntaria. Y cuando terminaron las prácticas, yo me marche a mi casa y comencé a estudiar Trabajo Social, pero seguí vinculado al Consejo como representante de mi entidad, además de vez en cuando iba actualizando la pagina web. En esta época recuerdo que se realizo la V Feria del Asociacionismo Joven, en la que yo estuve organizando los previos durante las practicas y de allí pase al stand de JuveLino. Ya en 2006, me presente al proceso abierto para cubrir la plaza que dejo Ana, después de presentar el curriculum, el examen y la entrevista, firme el contrato de duración indefinida que actualmente me vincula laboralmente al Consejo. Volví otra vez por aquí, y me reencontré con todos de nuevo. Un poco más tarde entro Espe a sustituir a Elena, ella es la persona del Consejo con la que más horas paso, y con la que comparto muchos planteamientos sobre la participación, el modelo de Consejo y la vida en general. También he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas que han pasado por el Consejo, tanto miembros del secretariado como representantes de las diferentes entidades, todos ellos han formado y construido el Consejo


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y han plasmado lo que son y lo que piensan, sus ideas, sus formas de actuar, sus formas de afrontar los problemas y su forma de entender nuestra sociedad, ellos son los jóvenes y los verdaderos protagonistas de estos 25 años en los que hemos intentado hacer ruido, para remover y cambiar las conciencias de los adultos, en especial de los que nos gobiernan. Además he conocido a muchas personas que han pasado por el Consejo con contratos temporales del INAEM, que aunque apostemos por el trabajo estable y digno para los jóvenes, no siempre nos lo facilitan desde los poderes públicos y hay que buscar otras formas de subsistir aunque sea siendo un poco laxos en algunos principios que a priori son irrenunciables. De alguna forma vivimos en una sociedad que nos obliga diariamente a ser incoherentes con nosotros mismos y con los demás. En todos estos años os podéis imaginar la cantidad de acciones, proyectos, iniciativas e ideas que el Consejo ha llevado a cabo, o mejor dicho hemos llevado a cabo entre todos. De todos ellos el que más me ha motivado y me ha llenado fue el que desarrollamos en el año 2009 y que bautizamos como “el Universo de la Participación”. La idea de este proyecto surgió en las Fiestas del Pilar, cuando tres personas nos fuimos huyendo de ellas al X Encuentro de la Red de Estatal de Consejos Locales y Comarcales de la Juventud, que se celebro en esos días del año 2008 en Córdoba. En el tren de vuelta surgió la idea de englobar todas las acciones del plan de trabajo de 2009, bajo un proyecto común y bajo el objetivo final de mover, dinamizar y hacer que los jóvenes participáramos para cambiar la realidad de nuestra ciudad, Zaragoza. El proyecto en si, tenia cuatro acciones marco (que nosotros llamamos cuatro grandes hitos): la formación para el asociacionismo, la VII Feria del Asociacionismo Joven, el XI Encuentro de la Red de Consejos y el Día del Joven), pero lo que hacia a este proyecto diferente y único, era que el acento no estaba puesto en las cuatro actividades marco, sino en los procesos participativos por, para y desde los jóvenes que nos llevaban a diseñar todos juntos estas actividades. La idea era llegar a todos los jóvenes, asociados y no asociados. Aunque no logramos las expectativas que nos planteamos, quizás porque desde el principio soñamos con algo demasiado ambicioso, es cierto que generamos sinergias e intercambios positivos entre algunos de los jóvenes zaragozanos. Y con eso todo el trabajo mereció la pena. Además ese mismo año y de forma improvisada creamos la Plataforma de Acción Social y Juventud, que pretendía luchar por unos presupuestos sociales para la ciudad de Zaragoza, tras los recortes en esta materia que propuso el equipo de gobierno, realizamos reuniones, salimos a la calle, recogimos firmas, nos reunimos con los representantes políticos… y logramos que el


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recorte no fuera del 100% para la sociedad civil organizada como se pretendía en un principio. Estoy convencido de que a pesar de que para nuestro actual Vicealcalde Gimeno“los jóvenes en época de crisis, no son una prioridad”, mientras nosotros creamos que no es cierto y mientras sigan existiendo estructuras de participación real, como los consejos de la juventud, las asociaciones, los grupos informales, en definitiva mientras haya jóvenes que nos movamos, participemos, seamos inconformistas, nos creamos que podemos cambiar las cosas y luchemos por ello, algún día, juntos construiremos un mundo más justo, más igualitario, más solidario… en definitiva un mundo para que todas las personas lleguemos a rozar ese sentimiento que no reside en la economía, sino en la capacidad de hacer felices a los demás sin ningún otro interés más. Estos 25 años solo son el principio, queda toda una vida en la que el Consejo puede seguir luchando y cambiando la ciudad, solo hace falta que haya un joven o más de uno con ganas de cambiar el mundo y soñar y luchar por sus utopías e ideales.


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carta para santiago gutiérrez -trabajador del cjzmurió el 4 de mayo de 2008 Javier González Trabajador del Centro de Préstamo COMPAÑERO: Aquí hemos compartido más de 6 años juntos en el Centro de Préstamo, he disfrutado contigo de este trabajo, de la tarea cotidiana, de la complicidad, de la comunicación, de silencios (pocos). Me he siento arropado, tenido en cuenta, cerca, hemos hablado de Joaquín Sabina, de los trabajadores, de nosotros, de la HOAC, de la terapia, de la lucha y los conflictos, de las mujeres, de la sensibilidad, de la República, de cómo somos, de cómo sentimos, de cómo vivimos, de la Psicología, de las constelaciones familiares. Gracias por tu sinceridad, gracias por ser una persona discreta, atenta, cariñosa, cercana, profunda, siempre me he sentido en confianza, si en ocasiones has notado silencios míos es porque a veces me cuesta sacar lo negativo, mis basuras, mis miserias, mis conflictos. Hemos hablado de la montaña, de la nieve, de esa hermosa experiencia de mirar desde lo alto de un monte y sentirte único, pequeño, pero lleno de energía. Hemos hablado de los compañeros, de cada uno de ellos, de cómo éramos distintos, de nuestras dificultades, de nuestra manera de enfocar las cosas. Nos hemos tomado cafés, carajillos, cervezas, hemos profundizado en la vida cotidiana, hemos compartido nuestras casas, lo que tenemos. Te he sentido cerca de mi familia, de mis amigos, hemos disfrutado en las fiestas del Pilar en Liberagoza. Gracias por tu reconocimiento, especialmente en el trabajo, por hacer un buen equipo, por ayudarme en los aspectos que más me cuestan, sin desvalorarme, sin etiquetarme, sin rechazarme. Después


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de más de 20 años trabajando en el CJZ, tengo que decirte que he disfrutado mucho con tu presencia. Esta carta es una carta de amor para agradecerte lo que me has aportado. Nunca he sentido un desplante, una mala palabra, un gesto de rechazo, una actitud negativa, no pretendo idealizarte Santi ni pretendo poner a nadie en las alturas, cuento cómo he vivido contigo todo este tiempo. Mañana, te vas y me quedo con lo mejor de nuestra experiencia, me alegro muchísimo por tu decisión, por volver a lo que quieres, la montaña, la nieve, profundizar en tu relación con Mariona, vivir allí donde uno cree que es su lugar. Ese lugar en el mundo. Esta carta no es una carta de despedida sino una carta de amistad, de expresar que te quiero, que quiero que la vida te sonría. Hay experiencias como la nuestra que un día recuerdo y me hacen sonreír. No te idealizo ni me idealizo, hay muchas lagunas, miserias, contradicciones, cosas a cambiar, aspectos que debemos, cada uno trabajarnos, pero hoy lo que siento es VALORARNOS POR LO QUE SOMOS Y POR CÓMO NOS HEMOS TRATADO.

Después de estos seis años, formas parte de esas experiencias que volvería a repetir. La amistad, tener tu propio espacio, independiente, tu propia gente, no es fácil, estamos apegados a muchas cosas que no nos dejan ser personas autónomas. La cultura, el sistema busca gente dependiente y enganchada a lo material, al consumo, al tener, a la pareja y a tantas cosas. Hemos compartido manifestaciones, reuniones, quedadas, cenas y comidas, hemos compartido el sentido que tiene la palabra compañero, el sentido que tiene ser trabajador, obrero, ser de la clase obrera, ser de los últimos. No me gustan las injusticias, ni que pisoteen a la gente, hemos hablado de Jesús de Nazaret, de la Teología de la Liberación, de los cristianos, de lo que luchan cada día. Como dice en sus poemas Bertolt Brecht “hay hombres que luchan un día y son buenos, hay hombres que luchan muchos


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días y son muy buenos, pero hay que los que luchan toda la vida eso son los imprescindibles”. Llevo 20 años aquí en el CJZ y éste es el primer y único trabajo con contrato que he tenido, siempre he valorado de ti Santi, que tu conciencia de compañero de trabajo es fruto de cómo eres y de tu recorrido en mucha empresas y trabajos. Yo tengo que decirte que mi conciencia se la debo a mucha gente, y especialmente a mis padres, al vivir el paro unos años y sufrir cómo se pasa en esa situación, a mi hermano que lo despidieron en Borivel por negarse hacer horas extras y como no decirlo también a la JOC y a la HOAC. Nunca me ha costado identificarme como cristiano ni contigo ni con otras personas, pero en ti siempre he visto sensibilidad, apertura a escuchar. Hemos hablado de los insumisos presos, de los despedidos, de la gente que sufre, de los que no tienen lo mínimo para vivir, de nuestra economía, de muchas cosas. Hemos echado unas risas con Sergio Falces, nuestro compañero, un amigo que siempre está ahí, que nos quiere, nos aprecia, y que lo queremos. Hemos hablado de la música, Pedro Guerra y su canción “huesos”, los Celtas Cortos “haz turismo”, de Silvio Rodríguez, Luis Pastor, El Ultimo de la Fila, Sabina “nuestro héroe” de la canción “vivo en el número 7 calle melancolía y quiero fugarme hace años al barrio de la alegría” de tantos y tantos. La distancia, el tiempo, los días que pasan, van a cambiar esta experiencia, pero así es la vida, hemos de aceptar los límites y como te he dicho antes, me alegro mucho de tu decisión. Tenía ganas de escribirte, como dicen los celtas “espero que te vaya bien y que sea divertido”. Esta canción habla del refugio del Turmo. Estas frases son un regalo, un reconocimiento, una alegría, un sentimiento, un abrazo, una despedida con la mano abierta, una valoración, un sueño. Bueno Santi. Gracias. JAVIER.




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trabajar con los jóvenes Mar Herrero Abogada. Ex Teniente Alcalde de Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Zaragoza

Trabajar con los jóvenes y para los jóvenes es siempre gratificante. Siempre decimos que son el futuro, y efectivamente es cierto, pero no siempre se tiene en cuenta que las políticas que realicemos pueden suponer un cambio sustancial en la vida, si no de todos, de algunos de ellos. Y ello, por supuesto, repercute en el futuro de toda una sociedad. Y es que la primera traba que me encontré cuando comencé a trabajar en el equipo de gobierno es defender que efectivamente era necesaria un área de juventud. Tuve ocasión de hablar con el entonces concejal de Juventud del Ayuntamiento de Barcelona y me contó sus problemas al trabajar en un área trasversal y sin presupuesto, siempre suplicante a que sus compañeros de Corporación destinasen partidas a proyectos de Juventud. Con esta experiencia y la creencia firme a priori de que era necesario establecer un espacio propio para la Juventud, defendí durante los cuatro años que ocupé la Concejalía con uñas y dientes la existencia de un área suficientemente presupuestada para poder realizar las políticas que la juventud de mi ciudad requería. No siempre fue fácil. Con un presupuesto prácticamente adjudicado al comienzo de año a los proyectos consolidados y comprometidos a contratas, el margen para trabajar sobre proyectos nuevos era francamente escaso. El porcentaje de subida presupuestaria apenas podía cubrir un nuevo proyecto. Y las ideas a poner en práctica muchas. Sin embargo, aunque el impulso inicial podía provocar ansiedad al querer realizar nuevos proyectos y no poder ejecutarlos por la limitación presupuestaria, analizando este periodo con perspectiva, creo que ese momento fue realmente positivo y gratificante: comencé el análisis de los programas que se estaban ejecutando y la valoración de los mismos para conocerlos y en su caso adecuarlos a las necesidades de los jóvenes en ese momento. Este estudio, realizado desde el propio servicio de Juventud con ayuda de los técnicos, a los que quiero agradecer de antemano su colaboración y dedicación, conllevó que la primera mitad de mi mandato lo dedicara a racionalizar


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correctamente los recursos hasta entonces existentes para los jóvenes y a conocer de primera mano a todos los agentes sociales que intervenían en la ejecución de las políticas juveniles: asociaciones de jóvenes, asociaciones vecinales, personas vinculadas al sector de la educación, etc. El resultado del estudio conllevó por un lado que se replanteara el modelo de Casas de Juventud, PIEES y los programas que se ejecutaban en estos espacios y áreas, tendiendo siempre a un modelo territorial donde el centro de atención fuera el joven y los programas a él destinados se complementaran dentro de todos los espacios que ocupaba a lo largo de una semana, fueran de ocio o educativos. Asimismo, se les preguntó acerca de sus nuevas aficiones e inquietudes para ir sustituyendo programaciones obsoletas por otras más interesantes según su criterio.

Este mismo análisis se realizó con el resto de programas que se habían estado realizando durante años con una inercia que, si no negativa, no siempre convergía con los intereses de los jóvenes; así el programa de información juvenil o de voluntariado fueron actualizados atendiendo siempre a los intereses de los jóvenes. Este estudio preliminar fue el principio de la elaboración del III Plan Joven de la Ciudad de Zaragoza. El estudio, análisis y valoración de


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las programaciones realizadas a raíz del ya obsoleto II Plan Joven, aprobado en el 98, casi diez años antes, era una obligación que nos impusimos todas las personas que en ese momento colaboramos en la política de juventud de la ciudad. Si antes he agradecido la labor de los técnicos de juventud del Ayuntamiento de Zaragoza, no puedo por menos que agradecer también al resto de entidades sociales su colaboración en la redacción del III Plan Joven, y muy en especial al Consejo de la Juventud de Zaragoza, con el que tan estrecha y gustosamente trabajé durante todo el mandato. Sinceramente, pienso que fue un buen Plan para los jóvenes y también que surgió fruto de la reflexión de muchas personas involucradas en la realización de políticas de juventud. Todavía recuerdo los intensos e interesantísimos debates en las mesas redondas que creamos con este fin; como aquél en el que algún joven cuestionó si realmente el modelo de emancipación fuera de casa de los padres era el correcto y respondía a lo que las familias, hijos y padres, demandaban. De este largo proceso de reflexión y debate surgieron las ideas y proyectos que puse en marcha durante la segunda mitad de mi mandato. Junto a la actualización de programas implantados y el propio proceso de aprobación de este Plan Joven comenzamos a ejecutar nuevas líneas de actuación para los jóvenes zaragozanos. El reducido espacio de este artículo me obliga a seleccionar los proyectos más relevantes que, por su dimensión o por su incidencia en el bienestar y desarrollo de la población a la que iban dirigidos, merecen ser destacados. Me quedo con dos líneas de actuación: la dedicada a la creación y la destinada a la emancipación de los jóvenes. El Ayuntamiento de Zaragoza, en concreto la delegación de Juventud, puso en marcha el proyecto de Cine para Jóvenes Creadores que ha sido el festival de referencia de esta ciudad. Sin embargo, la creación joven tiene un potencial que no se limita a esta parcela del arte, por lo que Zaragoza tenía que dar oportunidad a todas sus jóvenes promesas para desarrollar su capacidad creativa. Para ello desarrollamos las Becas de Creación que pusimos en marcha ese mismo mandato y la afluencia de personas interesadas nos sorprendió por su gran número. Asimismo, consideramos que debían existir edificios de referencia donde los jóvenes de la ciudad pudieran trabajar, relacionarse, exponer su actividad y también dar cabida a otros jóvenes artistas del resto del Estado y Europa. Trabajamos en el espacio de La Harinera de San José para este fin, recuperando un antiguo edificio industrial que rehabilitamos y cuyo esplendor está todavía por descubrir para los zaragozanos. La Harinera de San José no es el único edificio so-


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bre el que trabajamos: la Azucarera del Rabal fue también objeto de rescate y recuperación para albergar programas de vanguardia para los jóvenes. Estos espacios se recuperaron para la ciudad gracias a la colaboración del entonces Concejal de Equipamientos que tenía esta ciudad, Agustín Martín. La segunda línea de actuación a la que quiero hacer referencia por su trascendencia social es la línea de emancipación que desarrollamos como consecuencia de la aprobación del III Plan Joven. Durante mi mandato desarrollé e incrementé las líneas existentes en materia de vivienda, como la hipoteca joven o las subvenciones a la vivienda de alquiler. Pero estos programas era necesario incardinarlos en un programa global en el que la adecuada atención y asesoramiento al joven fuera el núcleo central de la actuación municipal. Así, a través de la Oficina de Emancipación Joven, las personas que se acercaran a este Servicio podían obtener una información y ayuda adecuada a sus necesidades en el proceso de emancipación, no sólo en materia de vivienda si no también en todo lo relativo a empleo y desarrollo personal. Pero también hubo programas de ocio nocturno, programas de salud, formación en nuevas tecnologías… ¡como no mencionarlos si su elaboración y ejecución hacían de cada día de este mandato un día diferente y siempre interesante!.. Quizá de las cuestiones lo que más ocuparon mi mente destaco la de cómo potenciar el deporte entre las jóvenes zaragozanas. Esto es debido a que como Teniente de Alcalde de Juventud y Deporte, tenía responsabilidad también en esta segunda área y trabajé estrechamente con el entonces Concejal de Deportes Luis Pastor, al que agradezco su colaboración en la elaboración de programas deportivos para los jóvenes. Pero también es debido a que una de las conclusiones que se extrajeron de los estudios para la elaboración del III Plan Joven fue que las adolescentes zaragozanas dejaban los deportes de equipo a una edad temprana, inclinándose en un porcentaje importante a otro tipo de ocio, no siempre tan saludable y que llevaba aparejado en ocasiones la iniciación al tabaquismo y consu-


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mo de alcohol. ¡De ahí mi obsesión con el desarrollo y potenciación de programas deportivos para nuestras jóvenes! Pero todo ello no hubiera sido posible sin la colaboración de muchos jóvenes de esta ciudad, representados en su mayoría a través del Consejo de la Juventud de Zaragoza. Es cierto que el porcentaje de jóvenes asociados es todavía escaso y que las campañas tendentes a la participación de los mismos en el ámbito asociativo son siempre necesarias. Pero quiero resaltar la extraordinaria calidad de los representantes juveniles que conocí durante los ocho años en que estuve como concejala del Ayuntamiento. Nuestras conversaciones siempre derivaban a temas de interés más general acerca de la juventud y de sus inquietudes, y no sólo a programas concretos en cuya ejecución participábamos el Consejo y el propio Ayuntamiento. Así, uno de los temas sobre los que su opinión me resultaba más interesante (y que algún miembro del Consejo de la Juventud todavía recuerda) era las razones por las que ellos, jóvenes comprometidos en muchos ámbitos, eran tan reacios a participar en la vida política; por qué dudaban en ocasiones de que la transformación social se realiza no sólo a través de la participación ciudadana sino también, y principalmente, a través de los cauces que aportan las Instituciones y la política. En fin, recuerdo esa época como un periodo especialmente satisfactorio, y gran parte de ello se lo debo a la excelente relación que desde el primer momento tuve con mis interlocutores y colaboradores, y muy especialmente a los miembros del Consejo de la Juventud de Zaragoza, a los que doy las gracias por ello y felicito en este 25 Aniversario. ¡Enhorabuena por vuestra trayectoria!


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entonces y ahora Víctor Viñuales Ex-jefe del servicio de juventud del Ayuntamiento de Zaragoza y Director ECODES

1. De la salud nos acordamos… cuando la perdemos. Así ocurre con la política de juventud. Supuestamente no es una prioridad de la clase política y de los medios de comunicación…hasta que las crisis ponen las cosas en su sitio y aparece con claridad que la educación, el empleo juvenil, la inseguridad ciudadana, la inmigración, las políticas de natalidad, el emprendedurismo, la investigación y la innovación... asuntos todos en los que los jóvenes son arte y mucha parte, son los asuntos sustantivos para salir de la crisis!!! De repente, los jóvenes, que siempre habían estado allí, aparecen otra vez. Eso esta pasando ahora. Los jóvenes vuelven a los editoriales. 2. El Consejo de la Juventud de Zaragoza celebra un cumpleaños redondo: 25 años. En la mitad de los años 80 nace el Consejo. Como “contraparte” del ayuntamiento, como representante de las organizaciones juveniles. Una tarea difícil, los jóvenes son volubles y espasmódicos en su santa indignación frente al presente, siempre manifiestamente reformable. El traje de los canales formales siempre les queda raro, les sobra de un lado , les falta de otro. Por eso la labor de un buen Consejo siempre es oír, oír, oír… lo que ni siquiera dicen los jóvenes. 3. Los jóvenes deben ser levadura de cambio social, de todas las fracciones que constituyen la sociedad ellos son los que tienen menos ataduras con lo existente, menos inercia, les toca repensar de nuevo todo. Ese es su rol,” su destino manifiesto”. Las organizaciones juveniles, los consejos de la juventud deberían facilitar ese fluir del cambio. Con la distancia lo puedo decir, con frecuencia yo sentía que el Consejo era, en mis tiempos, demasiado complaciente con lo existente, demasiado institucional, demasiado formal, demasiado … conservador. 4. Aquellos tiempos pedían cambio y estos, 25 años después y con una triple crisis en marcha ( ambiental, social y económica) también piden cambio global y cambio local. Ahora los jóvenes tienen a la vez la necesidad y la posibilidad de contribuir decisivamente a ese


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cambio. Deseo y espero que los jóvenes de hoy y el Consejo de hoy ayuden a la sociedad toda a construir un desarrollo sostenible bueno para los ciudadanos del Norte y del Sur, bueno para todas las edades, bueno para los no nacidos, bueno para el planeta y el resto de seres vivos. Ninguna generación de jóvenes en la historia de la humanidad se ha confrontado a un desafío semejante. El cambio que necesitamos debe ser, a la vez, masivo, profundo y muy rápido. No es fácil. No es claro que lo podamos lograr. El factor diferencial serán- o no- los jóvenes. Van a ser locomotora del cambio o principales víctimas de los cambios. En ellos y en el viento, como cantaba Dylan cuando era joven, está la respuesta. El tiempo es ahora.


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EL CJZ O EL ASOCIACIONISMO JUVENIL Ignacio José Aguar Polo Responsable hace algunos años de la Unidad de Asociacionismo del Servicio de Juventud. Me piden que haga memoria de mi relación con el CJZ, difícil tarea para una persona que lleva ya algunos años alejado de este mundo. No obstante, allá voy. Me vienen reflexiones, recuerdos de personas jóvenes y agradecimiento. En cuanto a las reflexiones, yo también interioricé el tópico que hacía que cuando se hablaba de asociacionismo juvenil se desembocaba indefectiblemente en la “problemática” del mismo, tópico, por cierto, del cual me he liberado, no sé si por la edad o por la distancia con la que miro aquellos años en los que tuve una relación directa con el fenómeno juvenil. Era, y no sé si hoy es, una suerte de fatalidad, cada vez que se hablaba de asociacionismo juvenil se hablaba del PROBLEMA, en concreto del que representa que el porcentaje de jóvenes asociados era muy bajo. Y como siempre era bajo, siempre teníamos un problema. De esta manera andábamos instalados en la frustración por algo que podía ser y nunca era. Esta frustración por desgracia alcanzaba a todos, incluidos los propios jóvenes asociados, que añadían de esta manera a las dificultades naturales de la vida asociativa, otra: la de la “problemática”, lo que a mi juicio, pienso ahora, era un poco masoquista. No nos dábamos cuenta que lo que hacía, o hace, al asociacionismo juvenil minoritario es precisamente lo que le confiere un valor extraordinario. Si estar asociado fuera un fenómeno mayoritario, y por lo tanto corriente entre los jóvenes, no tendría el valor que tiene. Lo corriente es por desgracia que esté ausente de la sociedad los valores en los que se basa el asociacionismo, que son, entre otros, la generosidad y el compromiso social. ¿Alguien cree que es posible en una sociedad adulta individualista, de personas no comprometidas, un asociacionismo juvenil mayoritario, noble y generoso?... Pues entonces no pidamos imposibles. Conclusión, el asociacionismo juvenil es un lujo social que hay que


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cuidar como a las especies en peligro de extinción. En consonancia con esta idea, invitaría a todo el mundo a sacudirse la depresión y a ver la botella medio llena, y en consecuencia, felicitarnos alborozadamente, porque, a pesar de los pesares, y con el pésimo ejemplo que damos los adultos, todavía hay jóvenes que están por los demás por la cara, que en definitiva eso es lo que significa estar asociado: amor al arte animado por la peregrina, para la mayoría social, pretensión de hacer una sociedad mejor. No le pidamos al asociacionismo juvenil lo que no nos pedimos a nosotros mismos. Me refiero al asociacionismo adulto. Por qué razón el asociacionismo juvenil, que carece de modelos tiene que hacer las cosas mejor que quien las tiene que enseñar. Sería algo así como que a los alumnos se les exigiera un nivel mayor que al profesor. Seamos claros, el asociacionismo juvenil tiene proporcionalmente la representatividad que tiene el asociacionismo general. Ni más ni menos ¿O acaso están a rebosar las asociaciones de padres y madres, de vecinos, los sindicatos…? Es mentira que hubo un tiempo legendario en que los jóvenes estaban comprometidos y luchaban desinteresadamente por una sociedad mejor, y que ahora los jóvenes pasan de todo. Hubo efectivamente jóvenes generosos y valientes asociados que luchaban y se comprometían, y efectivamente eran una minoría. Como ahora. Cuando el mundo adulto seamos capaces de aportar modelos de conducta social comprometidos y generosos podre-


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mos quejarnos de los jóvenes. Mientras tanto no. Y esto vale para los próximos veinte años. Por tanto, mejor que lloriquear pidiendo a los jóvenes lo que no pueden dar, demosles todo nuestro apoyo, esto vale especialmente para las administraciones públicas, y felicitemosnos por tener un número importante, aunque minoritario, de jóvenes que nos hacen creer todavía en el futuro. Son sin duda lo mejor. También, como he dicho al principio, recuerdo personas, no las citaré no me vaya a olvidar de alguna ¡qué maja gente! Qué inteligentes y pacientes con nosotros los burócratas. Recuerdo los presidentes y los gerentes del Consejo que tenían una valía muy superior a la esperable. Personas por las que siento un sincero afecto que perdurará en el tiempo. Capítulo aparte merecen los que gestionan el Centro de Préstamo, nunca se les agradecerá suficientemente su trabajo, están en deuda con ellos todo el asociacionismo de la ciudad, no solo el juvenil. Y advierto: si el Centro de Préstamo lo gestionara una empresa o el Ayuntamiento directamente el servicio sería peor y muchísimo más caro. Hagamos el favor de apreciar lo que tenemos. Compañeros, si es que merezco este título, seguir trabajando y muchas gracias por lo que me distéis.


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ciudad de lo que crece Luis Bernardo Muñoz Jefe de la sección de Plan Joven del Ayuntamiento de Zaragoza

Aquello que podemos aportar los más mayores sobre los más jóvenes es la memoria; aun reconociendo que la memoria, mientras dura, no es sino una nueva construcción parcial y subjetiva de la realidad, de aquello que creíamos que estaba pasando o que deseábamos que ocurriera o de ambas cosas. La oportunidad que me concedéis al redactar estas notas de aniversario es un estímulo para hablar del pasado y así poder entender también el presente de vuestro trabajo que, en parte ,también es el mío: el trabajo de juventud en nuestra ciudad. Si podemos hablar de juventud es porque existe una identificación generacional. Cada generación juvenil busca sentido a su experiencia vital en diálogo consigo misma y con las generaciones que la precedieron. Estuve en su momento entre la una y la otra. Por eso quiero ahora comentar algo de lo que estaba ocurriendo en la ciudad y que hizo posible hicieron posible la creación de este Consejo de la Juventud, pero también la consolidación de lo que hoy se conoce como Servicio de Juventud y de su manera de trabajar. Por todo esto dejadme hacer un poco de historia y poder decir, como relata el antiguo romance, “el día que tú nacis-


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te grandes señales había”. El nacimiento, no estuve allí pero me consta que no fue fácil ni rápido. Nunca es fácil construir, crear estructuras para la participación, para unir voluntades, entre el propio movimiento asociativo juvenil y, todavía más difícil, sintonizar esto con la administración, en este caso con nuestro Ayuntamiento. Casi 5 años costaría la definitiva legalización; aunque esto no fue obstáculo para que se siguiera funcionando. En enero de 1983 el primer Boletín del Cipaj ya editaba una entrevista al entonces presidente del Consejo en la que declaraba que para eses fechas esta entidad ya contaba con 26 asociaciones. El impulso de nacer lo recibisteis de personas, algunas ya no estarán nunca entre nosotros, que fueron impulsadas por las mismas fuerzas que animaron la creación de los primeros recursos y servicios municipales para jóvenes en nuestra ciudad. Señalaba el poeta Hölderlin que entre la lucidez de saber qué hay que hacer y las dificultades para llevarlo a cabo, suele haber un espacio para la voluntad de persistir, para el deseo de crear. En septiembre de 1985 lucidez y voluntad se unieron y se creó, además, este Consejo de la Juventud En aquellos años los departamentos de la Delegación de Juventud estaban en su niñez, pero conviene saber que ya era una “niñez hiperactiva”. Venían crecidos de colaborar en la I Muestra de Pop-Rock y otros rollos. Esa cita que el ayuntamiento a través de su Delegación de juventud organizo aquel marzo del 84 en el Pabellón Francés y que reunió en tres días a más de 25.000 jóvenes y 51 grupos del conjunto nacional. En aquel año de 1985 se apoyaron proyectos como el Tren por la paz o los programas de educación Medioambiental en Enseñanzas Medias. También se estaban haciendo acuerdos con 23 entidades y 30 asociaciones y colectivos para la progresiva implantación de las Casas de Juventud de y más, mucho más. Fue nuestra tarjeta de presentación a la Ciudad y a otras ciudades. Zaragoza ya sonaba. Algo se movía en la ciudad y aquello era su reflejo. ¿Qué estaba cambiando en aquella juventud de Zaragoza de mitad de los ochenta?


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Se estaba produciendo, con el mismo retraso que en el resto del país, esa metamorfosis a la que aludía Bob Dilan en sus canciones de los primeros 60: jóvenes biológicos estaban aprendiendo a ser jóvenes culturales, con todo lo irruptivo, transformador y rasgado de la palabra cultura. La primera encuesta hacia los jóvenes que se hizo en la ciudad, dirigida por Angela López, nos fue desvelando con mayor realismo lo que estaba ocurriendo. El mismo título que se le dio : “Entre la domesticación y la libertad, “ definía por sí solo el momento, el Zeitgeist, de la juventud de Zaragoza de aquella mitad de los ochenta.

En aquellos años, culturalmente, costaba mucho llegar a ser joven; había que desprenderse de prácticas culturales obsoletas para los nuevos tiempos; hoy, sociológicamente, cuesta mucho dejar de serlo. Se han prolongado y se han hecho más complejos y relativos los ritos de paso de una edad a otra. Pero en Zaragoza, al igual que en las ciudades que estaban teniendo políticas de juventud activas, se estaban produciendo en la mitad de los ochenta otros cambios.


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La creación de los propios Consejos de Juventud, la creación de departamentos y concejalías de juventud, donde fue posible, obedeció a antiguos compromiso con los actores de la transición. Pero, progresivamente, los efectos de la crisis económica y social de la década anterior ocasionaron en los ochenta el que estas políticas de juventud transitaran del mero compromiso a la necesidad y de la necesidad a la urgencia. De aquella concepción de los 70 del joven como promesa, se fue pasando al joven como problema y con ello la necesidad de políticas de inserción, de servicios de apoyo… Demasiadas demandas para tan pocos recursos. De este desfase surgiría unos de los criterios fundamentales que han explicado y explican nuestra actual política municipal de juventud: el principio de subsidiariedad. Retirarnos a un papel de soporte en aquellas iniciativas que ya se están haciendo por el tejido social o por los mismos jóvenes. Dicho de otra forma, cuidar de aquello que esta creciendo; proteger lo frágil. Después llegaría el Año Internacional de la Juventud y sus Crónicas de juventud en Zaragoza que abrirían el camino al nuevo discurso de juventud y, más tarde, a los planes jóvenes como procesos de participación y de trabajo; como mapas de un territorio con fronteras cambiantes. Pero los mapas (los planes) no son el territorio. El trabajo de juventud está hecho de una sustancia muy frágil., casi la misma de la que están hechos los sueños. Cuesta mucho verlo crecer y madurar. Hay que trenzar voluntades y recursos para crear estructuras, modos de participar como la que representa el propio Consejo y, sin embargo, cuesta poco dejar que se desvanezca, que se destruya. Para pasar de hacer ruido a crear melodías hay que crear partituras, estructuras, organización ( aquí vendrían los planes); aunque estas formas nos puedan resultar repetitivas. La planificación del trabajo de juventud en estos últimos 20 años es una consecuencia directa de la carestía de recursos. Los planes se hacen, sobre todo, para priorizar recursos escasos o cuestionados y de eso sabemos algo. La propuesta de nombramiento de este Consejo de la Juventud Hijo adoptivo de nuestra Ciudad corresponde también , sin duda, con la de testigo de excepción de un trabajo que sigue posibilitando, día a día, el protagonismo de los jóvenes. Por todo ello, Felicidades.


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25 aniversario Marta López Campos Unidad Técnica de Asociacionismo Servicio de Juventud del Ayuntamiento de Zaragoza

Los jóvenes reclaman espacios de participación en su ciudad y, especialmente, reivindican sus inquietudes y la afirmación de sus demandas. Los jóvenes quieren implicarse activamente, asumir una posición activa ante su propio entorno, intervenir efectivamente para formar parte de su ciudad, para ser sus protagonistas, para transformarla, para ampliarla, para reinventarla. Las asociaciones de jóvenes son y deben ser, desde esta perspectiva, escenarios privilegiados donde los jóvenes pueden exponer sus ideas y opiniones, donde desarrollar la experimentación, la curiosidad, el descubrimiento, la propuesta de caminos nuevos o diferentes, la voluntad de singularizarse y de encontrar identidad propia y diversa. Las asociaciones son espacios de aprendizaje, de relación y, por supuesto, de participación y de compromiso cívico. Para ello, es imprescindible que desde la Administración Local se ofrezcan las condiciones indispensables que hacen crecer la participación: interlocución, información y capacidad de decisión. Participar implica, comunicarse directamente con los jóvenes sin quebrar ninguna línea posible de interlocución; aportarles información completa y objetiva sobre los proyectos a emprender y, por supuesto, dotarlos de margen para la toma de decisiones. Esta participación efectiva y real implicará una verdadera transformación social, un colectivo joven activo como verdadero activo social. Los primeros Consejos de Juventud nacen a principio de la década de los ochenta, como espacio de reivindicación joven en la comunidad, como escenario de protagonismo joven en la ciudad, aunando los diferentes esfuerzos asociativos juveniles con el objeto de abrir cauces de comunicación e interacción con las Administraciones Públicas. Desde ese momento y hasta la actualidad, se configuran como referentes en la defensa de las demandas y propuestas juveniles. Su labor durante estos 25 años ha sido una constante de lucha por valores


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de solidaridad, convivencia, justicia social y desarrollo comunitario. Es necesario resaltar su papel como interlocutores de los jóvenes ante las administraciones públicas y sus funciones respecto al fomento de la comunicación, relación e intercambio entre las distintas asociaciones juveniles que representan, así como su interés en velar por el cumplimiento de las políticas municipales de juventud. Si hubiera que subrayar el carácter que los Consejos de Juventud han afirmado desde su nacimiento hablaríamos de compromiso, lucha, crítica, reivindicación, transformación, colaboración,… Desde la administración es necesario concienciar a los jóvenes de su cuota de responsabilidad sobre su entorno, sobre las situaciones que se despliegan a su alrededor. El impulso y el apoyo por parte de la administración a las asociaciones y plataformas que representan a los jóvenes debe constituir un ejemplo con la finalidad última de formar una ciudadanía comprometida, desarrollada de forma integral, con valores comunitarios, implicados socialmente y con sentido crítico. Y por supuesto, a su vez, un tejido asociativo fuerte y activo es beneficioso para la administración. De esta manera las administraciones se aproximan al joven, tienen un canal claro y unívoco por el cual dirigirse a ellos al objeto de consultar sobre las políticas que demandan y responder a sus interrogantes. En este sentido, aprovechar las asociaciones para consultar, trabajar y desarrollar políticas de juventud que respondan a las necesidades actuales y verdaderas es la mejor manera de conseguir un mayor impacto y efectividad y dotar, finalmente, a las políticas de juventud de mayor cobertura y eficiencia. El Ayuntamiento de Zaragoza, desde sus primeros pasos democráticos, ha entendido perfectamente esta perspectiva, asumiendo la


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demanda y la necesidad de dar cauces a la participación juvenil mediante una política de promoción asociativa, uno de cuyos pilares básicos es la consolidación y la visibilización del tejido asociativo juvenil presente en la vida sociocultural zaragozana. Con el propósito de mantener un diálogo constante y enriquecedor con los jóvenes de la ciudad, con el objeto de conocer de primera mano sus proyectos, propuestas y objeciones, nuestro Ayuntamiento fomentó y animó la creación de un Consejo de Juventud Local. El Consejo fue creado a instancias del propio Ayuntamiento cuando, a finales de 1.980, con la recién creada Concejalía de Juventud, se invitó a las entidades juveniles tanto sociales como políticas a agruparse en un Consejo Local que sirviera a la nueva Corporación Municipal de interlocutor, definiendo, de común acuerdo con los representantes de los jóvenes, la política municipal de juventud. El Consejo de la Juventud no es, en consecuencia, una asociación juvenil más. El Consejo es una plataforma que agrupa en la actualidad a sesenta y siete asociaciones juveniles de muy diferente signo y carácter. Pluralidad, solidaridad, aprendizaje democrático, influencia en su entorno social, cultural, económico y político, defensa de los intereses generales del colectivo juvenil, hábito de lucha y defensa de los proyectos propios, innovación, ruptura de estereotipos sociales, defensa de la diversidad juvenil,… Todas estas y muchas más son y deben ser las pautas que guían el trabajo participativo y comunitario del Consejo. El Ayuntamiento impulsó e impulsa el Consejo, dando de este modo, protagonismo a la acción ciudadana y reconociéndolo como principal portavoz de los jóvenes asociados de la ciudad. La relación que el Ayuntamiento establece con el Consejo ha ido variando con el tiempo en función de su propia realidad interna y de la capacidad de iniciativa del Consejo, pero siempre se ha caracterizado por un escrupuloso respeto a la autonomía de cada organismo y por una comunicación privilegiada en el establecimiento de las orientaciones de la política municipal hacia los jóvenes. Todas las decisiones importantes en materia de juventud han sido desde siempre consultadas al Consejo, asumiendo sus críticas, objeciones, apuntes y apoyos. Asimismo, en la propia estructura del Servicio de Juventud se han consolidado los proyectos de promoción asociativa que se enmarcan dentro de la Unidad Técnica de Asociacionismo. Promocionar la participación individual y colectiva de los jóvenes y


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facilitar la experiencia asociativa juvenil, son dos de los objetivos que se integran en esta Unidad. De la misma manera, potenciar los recursos económicos para las asociaciones a través de las diferentes convocatorias de subvenciones: Subvenciones para iniciativas juveniles, Ayudas Extraordinarias y Subvenciones para Equipamientos y asesorar a asociaciones y colectivos juveniles son actuaciones enmarcadas dentro de esta Unidad cuyo objetivo último es el de fomentar la participación juvenil apoyando, tanto técnica como económicamente, las iniciativas que promuevan las asociaciones y grupos de jóvenes. Especial dedicación se ha dado desde la Unidad de Asociacionismo al Consejo de la Juventud de Zaragoza, ya que ha sido en el marco de la unidad de asociacionismo donde se ha fraguado y consolidado la relación de apoyo al Consejo de la Juventud de Zaragoza a través de convenios anuales de colaboración. La finalidad de estos convenios anuales de colaboración no es otra que la de fortalecer al Consejo de la Juventud de Zaragoza como interlocutor del asociacionismo juvenil, de manera que sea un eficaz colaborador en el desarrollo de la política de juventud en Zaragoza. También es objeto de este convenio la realización de actuaciones encaminadas a favorecer el desarrollo de las asociaciones juveniles de Zaragoza, muy especialmente de las que forman parte del Consejo de la Juventud. Por último, se enmarca dentro del convenio de colaboración, la gestión del Centro de Préstamo y Centro de Servicios, ambos centros municipales, cuya finalidad es dotar de materiales, recursos y servicios básicos a las entidades juveniles de la ciudad. La capacidad de conectar, comunicar, entender, negociar, colaborar y cooperar con el colectivo de jóvenes zaragozanos es absolutamente esencial para el desarrollo pleno de una política de juventud cercana y efectiva. La interlocución como paso previo a cualquier intento de construcción de una política estable y consolidada de Juventud, debe ser un valor asumido por las Administraciones Locales. En este deseo nos tiende su mano el asociacionismo juvenil y, por lo tanto, el Consejo de la Juventud de Zaragoza. !25 años de trabajo, dedicación y esfuerzo merecen una sincera felicitación y un sincero agradecimiento!




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25 años CJZ Ricardo Ibarra Antiguo vocal del CJZ Presidente del C.J.E

Han pasado ya 25 años desde la creación del CJZ, 25 años luchando día a día por los derechos de los jóvenes, realizando en cada momento un esfuerzo mayor para dar a conocer el trabajo de las organizaciones juveniles de nuestra ciudad, 25 años siendo un referente municipal y estatal, 25 años demostrando que los y las jóvenes maños de todos los colores y tendencias podemos unirnos para reducir las desigualdades sociales ….25 años dan y han dado para mucho pero no hubieran sido posibles sin los centenares de jóvenes que han aportado su tiempo y esfuerzo por la causa. Tengo el honor de ser uno de esos jóvenes, ya que durante dos años dedique parte de mi tiempo a la vocalía de relaciones externas del CJZ, dos años de trabajo con un secretariado excepcional que me aportaron más a mi que lo que yo pude aportar. No digo esto porque no trabajase, ya que fue mucho lo que hicimos en el secretariado, y no exentos de dificultades, pero aun así la escuela de ciudadanía que es el CJZ me enseño muchísimo más: Que somos muchos los que como los guías estamos listos para servir, que somos muchos los que trabajamos por un modelo diferente, que somos muchos los que creemos y practicamos una autentica democracia participativa, que con tiempo y esfuerzo y con sus buenos y malos ratos y sobretodo a través de nuestra unión podemos provocar un cambio real en nuestra sociedad. Pero no puedo pensar en el pasado de nuestro búho sin mirar hacia el futuro. Un futuro incierto, en el que tristemente los jóvenes seguiremos siendo tratados como ciudadanos de segunda y que multitud de políticos seguirán obviando a la sociedad civil asociada, pero se que mientras sigamos trabajando todos unidos en una entidad como el CJZ, son muchos los cambios que podremos realizar. Mis más sinceras felicitaciones a todos aquellos que habéis hecho que hoy podamos celebrar este 25 aniversario, y espero que el CJZ siga poniendo el listón tan alto en el futuro. Un abrazo y toda mi gratitud, y en especial a Kiko por “engañarme” y a mi secretariado que acabaron siendo buenos amigos.


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barreras Fundación DFA

En nuestra sociedad, las barreras son invisibles. Barreras que separan, barreras insalvables para quienes son, cada vez más, visibles. La sociedad sufre diversas barreras en su devenir, es cierto. Pero también lo es que un número creciente de grupos humanos se enfrenta a unas barreras infranqueables y artificiales. Gentes de otras culturas, marginados y/o empobrecidos, personas con orientaciones sexuales, de género o simplemente sociales, distintas al canon establecido son desplazadas del eje central de la vida de nuestra comunidad. En el caso de Fundación DFA, nuestro objetivo es la plena integración social de personas con discapacidad. Para los que antaño éramos definidos como inválidos, cojos, minusválidos, tullidos, disminuidos... las barreras se suavizan aunque sigan existiendo y ahora nos llaman discapacitados, aunque ante todo somos PERSONAS. Conformarse con los cambios de denominación o la atenuación de las barreras, sin ofrecer solución, diría muy poco en favor de la juventud aragonesa asociada. Es por ello que, en el trabajo diario de nuestras asociaciones juveniles, se intenta derrotar esas barreras, pero intentarlo no es suficiente. En nuestras manos está que cada una de las organizaciones que conforman el CJZ realicen un ejercicio de autocrítica honesto, con el objeto de revisar sus actuaciones, en pos de facilitar la inclusión, en sus actividades y organizaciones, de jóvenes con discapacidad. Es un trabajo bidireccional, lo sabemos. Pero el objetivo de Fundación DFA es la inclusión social de nuestros colaboradores/as y la obligación de los jóvenes, y de la sociedad aragonesa, es ponérnoslo más fácil.


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el apoyo del CJZ Junta Directiva del Instituto de Ciencia e Investigación Juvenil de Aragón ICIJA

A lo largo de todos estos años, y desde que el Instituto de Ciencia e Investigación Juvenil de Aragón (I.C.I.J.A.) descubrió que existía el Consejo de la Juventud de Zaragoza (CJZ) siempre hemos encontrado en él, y en todos los Secretariados que ha habido en estos años, un apoyo para la defensa de los intereses comunes de toda la sociedad juvenil de la capital aragonesa, estén o no asociados a una entidad. Creemos que eso es algo que les honra, pues siempre han sido capaces de dejar a un lado sus ideologías personales o de cada entidad propiamente dichas para defender los intereses de todas las entidades que conforman el CJZ. En todo este tiempo se ha pasado por momentos buenos y por momentos difíciles. Respecto a estos últimos creemos que se ha luchado siempre todo lo posible para mejorar la situación y solventar los problemas de la mejor manera posible, y en muchas ocasiones las entidades hemos respondido positivamente para apoyar de una manera conjunta la mejora de esa coyuntura. No obstante, creemos que es necesario apostar aún más firmemente desde todas las entidades de la ciudad, y desde la nuestra en primer lugar, en la importante labor que se realiza desde el CJZ, y que es necesario que sean conscientes del respaldo que tienen en las entidades miembro. Es por ello que desde I.C.I.J.A. queremos desear al CJZ que estos 25 años no hayan sido más que el principio de un largo camino en la sociedad zaragozana y ojalá que se reconozca mucho más la labor que desempeña por parte de las Instituciones.


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zaragoza y los jóvenes Asociación Macora

En muchos medios de comunicación oímos que la prioridad de los jóvenes es salir de fiesta, hacer botellón y no respetar a sus vecinos. También escuchamos que ahora esta de “moda” la generación “ni-ni” (ni estudio – ni trabajo). En cambio, la mayoría de los jóvenes tienen grandes inquietudes. Actualmente, vivimos en una sociedad donde se mira a un horizonte cercano y a veces es difícil encontrar expectativas positivas de futuro. Sin embargo, muchos jóvenes participan como voluntarios en entidades no lucrativas, en asociaciones… y otros muchos se están planteando dar el paso para aportar su granito de arena para mejorar nuestra sociedad. Desde Macora queremos felicitar al Consejo de Juventud de Zaragoza por su labor en el ámbito de la juventud durante 25 años y la promoción del voluntariado. Animando a todos los jóvenes que tienen sueños, ilusiones, que son emprendedores y que piensan que nuestra ciudad puede ser mejor, porque con un pequeño gesto de cada uno, lograremos grandes cosas.


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LOS JÓVENES SÍ QUEREMOS PARTICIPAR Irene Coscollar Escartín Secretaria Ejecutiva de Juventud, Cooperación y Nuevos Movimientos Sociales de UGT Aragón “Los jóvenes no queremos participar”. Es un argumento que todos y todas hemos escuchado varias veces a lo largo de nuestra vida asociativa. Nos encontramos en la sociedad del bienestar, en la que generaciones anteriores a la nuestra nos reprochan tener más oportunidades que ellos en cuanto a libertades, formación o poder adquisitivo. Sin embargo los jóvenes nos enfrentamos a retos como la precariedad laboral, las dificultades para emanciparnos, y para vencerlos tenemos la obligación de asociarnos y de participar socialmente. Pese a lo que oigamos sobre nuestra pasividad y atonía social, los jóvenes zaragozanos nos asociamos en multitud de entidades que luchan por sus derechos a la vez que ayudan a ocupar el tiempo libre de muchos jóvenes de forma saludable, aportando nuestro tiempo y servicios a la sociedad. Desde UGT Juventud queremos agradecer al CJZ su actuación durante estos años como eje aglutinador de estas entidades juveniles. Porque necesitamos que la sociedad zaragozana perciba que los jóvenes estamos asociados, y que sí queremos participar.


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cuestión de suerte Héctor Saz Responsable Departamento de Juventud USO Aragón

Los jóvenes de hoy en día somos unos desafortunados afortunados. O unos afortunados desafortunados. No lo sé bien. Ni sé qué somos más, si lo uno o lo otro. Tenemos fortuna con que en 1985 naciera el actual Consejo de la Juventud de Zaragoza, que fue parte de ese tejido social que consiguió muchas victorias de las que hoy disfrutamos. Tenemos suerte con encontrarnos este camino que nuestros padres hicieron; para que cuando sus hijos tuvieramos su edad, tuvieramos voz para darles consejo, para hablar de lo que más conocemos: de nosotros mismos. Menos suerte tenemos con la época que nos ha tocado vivir, sin comerlo ni beberlo. Maldita crisis que dificulta el emanciparnos, el ser jóvenes independientes. Pero también en el 85 tenían muchas cosas que no les gustaban y los jóvenes de entonces consiguieron cambiar muchas de ellas. Ya lo dije al principio, somos unos desafortunados afortunados, así que por fortuna tenemos una plataforma inmejorable, para todos los jóvenes zaragozanos, donde poder decir qué queremos y luchar por ello. Hoy más que nunca, por 25 años más de Consejo. Muchas gracias a los que estuvieron. Vamos a por todas los que estamos. Que los que vengan se encuentren un mundo mejor que el que encontramos.


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la madurez de una entidad Coordinadora Aragonesa de Voluntariado

El Consejo de la Juventud de Zaragoza celebra sus 25 años de andadura el mismo año, este 2010, en que la Coordinadora Aragonesa de Voluntariado conmemora su 20 aniversario. Ambas conviven desde hace tiempo como entidades hermanas. Y no es un decir, o una expresión poética, sino una realidad. Como entidades hermanas, vivieron una infancia un tanto competitiva. La “lucha”, sin embargo, no era por el amor de los padres sino por lograr una definición de sí mismas en un tiempo en el que el asociacionismo se convirtió en la voz de muchos, en el germen de la representación política y en la forma de participación social más directa que se pudo encontrar en esos años ochenta. El CJZ hizo pronto sus deberes y en 1987 ya participó en la redacción del primer Plan Joven de la ciudad, documento que significó, como explica en la introducción del II Plan Joven de Zaragoza, “el primer compromiso en planificación sectorial que asumió la corporación municipal en favor de la juventud zaragozana”. Poco después, se celebraban las primeras reuniones para crear la Coordinadora de Voluntariado de Acción Social de Aragón, que se registró formalmente en 1990 y cuyo signo de madurez fue la aportación representativa al proyecto de Ley de Voluntariado de Aragón dos años más tarde. Como entidades hermanas, pasaron estos primeros años desarrollando sus capacidades, fomentando la creatividad y dando lo mejor de sí mismas en la construcción de las políticas sociales en Aragón. No en vano, ambas comparten algo más que ser punto de encuentro sectorial de entidades; de los 61 integrantes del CJZ y los 62 que forman parte de la Coordinadora, once son comunes. Es decir, un 20% de la masa asociativa de la Comunidad son asociaciones de jóvenes y de voluntariado. Este hecho no es baladí y ha favorecido que, como hermanas, ambas entidades hayan cooperado activamente en su adolescencia tanto en


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plataformas y foros de discusión como en proyectos comunes como la creación de la Red Social para la Discapacidad en el Tiempo Libre, ubicada en el espacio del CJZ y amparada legalmente bajo el manto de la Coordinadora Aragonesa de Voluntariado, que contrató al primer técnico de la Red. Estos encuentros han favorecido que estas dos entidades hayan asentado una cultura de trabajo en red entre las asociaciones y agrupaciones de Zaragoza y Aragón y que ante estos tiempos de crisis en los que sobrevive el más apto, precisamente porque éste es el que se adapta más rápido al cambio, se enfrenten en su madurez a los mismos retos de futuro: ¿Cómo fomentar la participación en una sociedad cada vez menos comprometida? ¿Cómo establecer diálogos fluidos y fructíferos con las instituciones políticas? ¿Como mantener la representatividad sin alejarse de la realidad social? ¿Cómo sostener una actitud crítica sin llegar al partidismo y a la confrontación? En definitiva, un sin fin de “cómos” que el CJZ se está encargando de resolver como buen hermano mayor, siendo una vez más, ejemplo de buenas prácticas, buenas maneras y buena gente.


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Trabajo en red para la gestión de riesgos en adolescentes Jorge Gracia Pastor Educador del Centro de Solidaridad de Zaragoza Desde 1993 se observaba un incremento en el número de adolescentes que solicitan ayuda en Proyecto Hombre-Zaragoza por usos problemáticos de drogas, fundamentalmente por el consumo de derivados del cánnabis y drogas de síntesis en ambientes recreativos y de tiempo libre. La respuesta del Centro de Solidaridad de Zaragoza a esta demanda fue dar forma a su PLAN DE PREVENCIÓN en 1996. Este Plan tenía y tiene dos finalidades, la de promover una mejor preparación de los agentes que pueden intervenir en el proceso educativo y de maduración en adolescentes y jóvenes para que estos puedan afrontar situaciones y/o evitar conductas susceptibles de riesgo, y la de promover un proceso educativo y de maduración en jóvenes que mantienen comportamientos de riesgo, teniendo en cuenta aspectos fundamentales de la persona para facilitar su desarrollo individual, familiar y social. El PLAN DE PREVENCIÓN se estructuró en dos campos de actuación que se retroalimentan, ya que la experiencia acumulada en el tratamiento de los usuarios y la gestión de sus factores de riesgo nos aportan vivencias y criterio para afrontar las actuaciones preventivas en los distintos ámbitos. Por otro lado, esas relaciones externas facilitarán el acercamiento de usuarios a nuestro programa, en especial por la derivación de otros profesionales y la búsqueda de apoyo por nuestra parte. • Programas de Prevención que ofrecen orientación, asesoramiento, sensibilización y formación. • TARABIDAN, Programa ambulatorio de intervención con adolescentes y sus fami-


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lias en situación de riesgo. Los programas de prevención tenían como objetivo general colaborar con los ámbitos educativos, mediadores sociales y otros colectivos sociosanitarios en la formación y puesta en marcha de iniciativas de promoción de la salud y la consecución de estilos de vida saludables entre adolescentes, jóvenes y sus familias. Supuso acudir a los contextos institucionales en los que la mayor parte de la población juvenil pasa una parte importante de su vida. Suponía acudir donde ya están reunidos. Y de este modo el Consejo de la Juventud de Zaragoza se ofrecía como la primera instancia en la ciudad a donde acudir, ofreciendo el Programa de Atención al Medio Asociativo Juvenil y Tiempo Libre y así poder colaborar en el diseño de acciones tanto con jóvenes asociados, como con técnicos y mediadores de entidades y colectivos juveniles, proporcionando los recursos necesarios para enfrentarse a distintas situaciones de riesgo. Desde el principio tuvimos las puertas abiertas para iniciar una colaboración mutua por parte del entonces presidente del CJZ, Juan Carlos Galtier. Fruto de esto se firmó, en diciembre de 1996 un acuerdo de colaboración con el fin de desarrollar algunas actuaciones conjuntas para profundizar en aspectos relacionados sobre la prevención del consumo de drogas en la juventud. Un seminario sobre el tiempo libre de los jóvenes (el 22 de marzo de 1997) y un curso de prevención del uso problemático de drogas en el ámbito del asociacionismo (40 horas entre abril y mayo de 1997), formaron parte de los primeros pasos conjuntos y que continuaron en


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noviembre de ese mismo año con unas jornadas de reflexión con el título “Las drogas y los jóvenes. Diversión sin ellas, un reto educativo” proponían una reflexión que cerraba el conjunto de actuaciones propuestas y señalaba propuestas de trabajo futuras. Y estas propuesta serían, promover junto a otras entidades (CJA, ASDE, FABZ, Federación Abanico....), el foro de reflexión “Ocio, jóvenes y drogas”, que nace en julio de 1997 como un espacio de encuentro y reflexión de instituciones, asociaciones y organismos que trabajaban en el ámbito juvenil y sensibles al problema de las adicciones y la prevención de las mismas. Y en marzo de 1999 se puso en marcha un espacio técnico en drogodependencias, que abordase la realidad del momento entre distintos profesionales del tema, facilitando el intercambio de experiencias, necesidades formativas... De aquí se dio forma a las Jornadas Jóvenes, ocio y drogas del 2 de diciembre de 2000. Lo que quedó en agua de borrajas por temas presupuestarios fue la exposición “Drogas. 20 años de prevención”, que como rezaba el cartel anunciador, se iba a realizar entre el 1 y el 15 de noviembre de 1999 con elementos gráficos y publicitarios utilizados en campañas de prevención por diferentes entidades de ámbito estatal, autonómico y local. Para ello se recogieron materiales en distinto soporte (carteles, folletos, pegatinas, trípticos, comics, vídeos, CD-rom), pero el presupuesto (1.160.800 pesetas y un déficit de 545.800 pesetas) era superior a las posibilidades de las tres entidades organizadoras (CSZ, CJZ, y CJA). Otra vez será. Por último apuntar que todos estos contactos y relaciones establecidas, muchas de ellas facilitadas por los técnicos del CJZ en el desarrollo del trabajo realizado


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en estas actividades, facilitaron y facilitan el cumplimiento de los objetivos en las atenciones realizadas en TARABIDAN, Programa de orientación y tratamiento con adolescentes y sus familias. Para el cumplimiento de los mismos es necesario contactar con otros profesionales, animadores, educadores, mediadores cercanos al entorno del adolescente y de sus familias. La conexión con los ámbitos escolares, sociosanitarios y lúdicos se hace necesaria y un conocimiento mutuo lo hace todo más fácil.


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25 años de fructífera colaboración Federación de Barrios de Zaragoza FABZ

Para la Federación de Barrios es un tema recurrente la implicación de los jóvenes en la sociedad civil, particularmente, como es lógico, en el tejido asociativo de los barrios. Con el paso de los años, quienes eran jóvenes en los orígenes de las asociaciones de vecinos, bajo el franquismo, se hacían mayores y echaban en falta la presencia de jóvenes en sus asociaciones. Con frecuencia se lamentaban y planteaban en las asambleas anuales de la FABZ y en otros foros de debate la necesidad de aumentar la participación de aquellos en sus asociaciones y, en general, en el tejido social de los barrios y de la ciudad. Sin embargo, aunque podía ser, y sigue siendo, un problema y una necesidad, somos conscientes de que es algo en buena parte resuelto. Queremos decir con esto que es un problema para nosotros, para nuestras asociaciones, pero no para los jóvenes. Y ello en gran medida gracias precisamente al Consejo de la Juventud y al movimiento juvenil de la ciudad.


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En efecto: desde hace tiempo los jóvenes zaragozanos han ido creando sus propios espacios de participación ciudadana, de implicación en la vida social, cultural, recreativa o de ocio, en los barrios y en los distintos ámbitos sectoriales de la ciudad. Son espacios en los que ellos son los protagonistas, en los que se encuentran a gusto y en los que pueden desplegar todas sus iniciativas y capacidades. Y desde hace 25 años tienen un organismo que coordina y aglutina a sus distintas asociaciones. Hoy, la escasez de jóvenes en las juntas de nuestras asociaciones puede seguir siendo un problema para algunas de ellas, pero lo es menos la consistencia del tejido social y la implicación de los jóvenes en la vida de nuestros barrios. Asociaciones de vecinos y juveniles colaboran codo con codo por dinamizar y mejorar las condiciones de vida de los barrios. Del mismo modo el Consejo de la Juventud y la Federación de Barrios han colaborado estrechamente a lo largo de todos estos años, y lo siguen haciendo, en la defensa de unos intereses que no pueden dejar de ser comunes. Queremos recordar esta estrecha colaboración desde el primer momento con el apoyo de la FABZ a la propia creación del Consejo en 1985 y al demandado Plan Joven aprobado en 1987, tras una intensa campaña de movilización juvenil. No cesó desde entonces la colaboración entre ambas organizaciones, particularmente en aquellos momentos más difíciles en los que las recurrentes políticas de ahorro municipales se cebaban en la acción social y, en particular, en las actividades dirigidas a los jóvenes. Podemos recordar las movilizaciones del año 1993 por unos presupuestos sociales, que culminaron con una concentración en la plaza del Pilar de más de 25.000 jóvenes. Ya entonces el primer número de la revista de la FABZ, La Calle de Todos, reseñó una intervención del Consejo de la Juventud en el Pleno Municipal en el que se debatían los Presupuestos, hablando también en nombre del Banco de Actividades, Casas de Juventud, PIIES y Antenas Informativas. No ha cesado desde entonces esta colaboración. Entre otras podemos señalar, en 1996, la campaña de participación entre asociaciones de vecinos y asociaciones juveniles que debatieron esta problemática en diferentes barrios de la ciudad, San José, Delicias, Torrero, Las Fuentes y, posteriormente, en La Jota, Puerta del Carmen y el Casco Viejo. Más cercanas en el tiempo podemos citar la campaña contra el recorte del gasto social en el Presupuesto municipal de 2009, que afectaba directamente a buen número de colectivos y asociaciones juveniles. También ese mismo año, en la Asamblea anual de la FABZ, solicitamos la colaboración del Consejo para tratar de la participa-


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ción juvenil en nuestras asociaciones. Como siempre que lo hemos requerido, generosamente el Consejo se prestó a dirigir un grupo de trabajo y a aportar su experiencia y su conocimiento de la realidad del movimiento juvenil de la ciudad. Desde luego, todo es mejorable y así esperamos que esta colaboración se estreche aún más y contribuya a reforzar ambos movimientos. Para la FABZ sigue siendo una tarea pendiente incrementar la participación de los jóvenes en sus asociaciones y no dudamos que el apoyo del Consejo será una gran baza para lograrlo. Sabemos, como decíamos, que el espacio organizativo de los jóvenes está bien cubierto; también su estructura y coordinación gracias al Consejo. Las asociaciones y grupos juveniles se han ido consolidando a lo largo de estos años y gozan hoy de un gran dinamismo y capacidad de respuesta a los problemas y necesidades de nuestra juventud. Proyectos que en sus orígenes fueron sueños de unos pocos, se han ido consolidando y son ahora un recurso inapreciable para gran número de jóvenes, las Casas de Juventud, los PIES, las Antenas Informativas... No cabe duda tampoco que los tiempos cambian y los problemas con ellos. Todos somos conscientes de que el movimiento juvenil también ha cambiado y nuevos retos desafían su capacidad de iniciativa y creatividad. Uno de ellos, por ejemplo, es hoy el problema del paro y el acceso de los jóvenes a eso que llaman el mercado laboral; pro-


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blema tan profundamente vinculado a la cuestión de la educación y la enseñanza. No quisiéramos dejar de citar la cuestión de la privatización de los servicios públicos que pretende convertir tantos espacios juveniles, hoy participativos, alternativos y solidarios, en puros negocios adjudicados al mejor postor, sin otra consideración o valor que la rentabilidad económica.

Por otra parte, recordamos aquellos años, hace 25, también en periodo de crisis económica, cuando el movimiento vecinal estaba hondamente preocupado por la plaga de la droga que desde tiempo atrás venía azotando a nuestra juventud. Hoy nuevas formas de aquella, pero también otras formas de alienación pesan sobre los jóvenes. Sin duda ha crecido exponencialmente la presión consumista, conformista y alienadora de una sociedad que sólo contempla a los jóvenes como una fuerza de trabajo lo más barata posible y como meros consumidores, individualistas e insolidarios. Frente a esta presión, las múltiples organizaciones y asociaciones juveniles integradas en el Consejo de la Juventud, con sus valores de solidaridad y participación activa en la mejora de las condiciones de vida y de la convivencia de todos, son una gran esperanza para el movimiento vecinal y para toda la ciudad.


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integración Comisión de Juventud ASZA

Desde la Comisión de Juventud de la Agrupación de Personas Sordas de Zaragoza y Aragón os queremos agradecer vuestro trabajo y esfuerzo durante estos 25 años de Consejo. A pesar de que nosotros entramos hace poco como Miembros Observadores queremos remarcar la unión entre ambas entidades, que nos hace más fuertes de cara a la mejora de la calidad de vida de los jóvenes sordos y oyentes. Nos gustaría recordaros que hay jóvenes sordos en esta ciudad que tenemos características diferentes pero las mismas necesidades de empleo, vivienda, formación, como jóvenes que somos. ¡Más integración, más igualdad y oportunidades para todos y todas los jóvenes de Zaragoza!


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en estos tiempos que corren Asociación Turquino

En estos tiempos que corren, en los que para muchos de nosotros queda muy lejana esa época en la nuestros mayores reivindicaban y se asociaban tras tantos años de represión, parece más necesario ese poder democrático que se nos otorga al poder asociarnos. La democracia no consiste solamente en ir a votar cada cuatro años y protestar en la barra del bar. Podemos y debemos participar en este bonito juego que se nos brinda y ser participes del devenir de la sociedad. Por todo ello, el Consejo de la Juventud de Zaragoza, es un buen ejemplo de lo que se puede y como se puede hacer. Las personas que hicieron posible esta coordinadora hace ya 25 años, es más que probable que no podamos catalogarlas hoy en día como “jóvenes”, pero la grandeza de entidades como el Consejo de la Juventud de Zaragoza consiste en haber perdurado en el tiempo a pesar de que las personas hayan cambiado, manteniendo inalterable ese mínimo espíritu. Entre todos debemos luchar para que no se mengüen los derechos de la juventud que tanto ha costado conseguir. En definitiva, apostemos por que el consejo pueda seguir trabajando otros 25 años.


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En el a単o 2010 nos nombraron Hijos predilectos de la Ciudad. Felicidades por estos 25 a単os de participaci坦n, asociacionismo y de reivindicar otro modelo para Zaragoza.



Consejo de la Juventud de Zaragoza Calle San Lorenzo, 9, 3º izda 50.001 Zaragoza T 976398550 F 976398761 E consejo@juventudzaragoza.org W www.juventudzaragoza.org

Centro de Préstamo

Plaza Bearn, 1 (bajos) 50.007 Zaragoza T 976276244 E prestamo@juventudzaragoza.org W www. juventudzaragoza.org/prestamo

Centro de Servicios para Asociaciones Juveniles

Paseo Pamplona, 17, ent. B 50.001 Zaragoza T 976218338 E recursos@juventudzaragoza.org W www. juventudzaragoza.org/recursos

Espacio Antonio Saura

Calle San Lorenzo, 9, 3º izda 50.001 Zaragoza T 976398550 F 976398761 E antoniosaura@juventudzaragoza.org W www.juventudzaragoza.org/antoniosaura

Espacio Alejandría

Calle San Lorenzo, 9, 3º izda 50.001 Zaragoza T 976398550 F 976398761 E alejandria@juventudzaragoza.org W www.espacioalejandria.org



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