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IX. EL MODELO SOCIOCRÍTICO-FORMATIVO Y EL APRENDIZAJE AUTOGESTIONARIO

IX. EL MODELO SOCIOCRÍTICO-FORMATIVO Y EL APRENDIZAJE AUTOGESTIONARIO

El modelo sociocrítico-formativo tiene, por su propia naturaleza una vinculación con el aprendizaje autogestionario. El aprendizaje autogestionario trata, en esencia, de posibilitar procesos de participación, a partir de la estimulación de la acción conjunta de expresión y creatividad.

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El aprendizaje autogestionario sigue una línea compleja, con una naturaleza ecológica-investigativa, que no puede reducirse, ni a la transmisión mecánica de contenidos, ni a la aplicación lineal de técnicas eficaces. El proceso autogestionario debe ser una labor de intervención crítica y reflexiva que tiende a facilitar el aprendizaje en los estudiantes y a comprender el funcionamiento al interior del aula.

El aprendizaje autogestionario se asienta en cuatro principios fundamentales: el aprendizaje humanizador, el aprendizaje dialogal, el aprendizaje concientizador y el aprendizaje crítico-problematizador. El aprendizaje humanizador está centrado en el estudiante, como ser humano concreto e histórico, un sujeto sensible, empático y solidario. El aprendizaje dialogal considerado por la metodología de Freire como fundamental para emprender interrelaciones de comprensión e identidad social.

Aprendizaje concientizador

Este aprendizaje no es sólo un tema de conciencia, sino un acercamiento al mundo y a la propia cotidianidad. Se trata de un proceso que encamina al estudiante para que pueda comprender el mundo, desarrollar su expresión creativa y comprometerse en el cambio y la transformación del entorno. (Freire, La Pedagogía del Oprimido, 1970)

Aprendizaje crítico-problematizador

Es asumir una actitud crítica frente a la vida, una adecuación crítica estimula la reflexión abre posibilidades concretas para problematizar las condiciones adversas en que la población vive. (Ander-egg, 1999, pág. 67) El aprendizaje autogestionario desde su condición integradora, se perfila en tres alcances significativos.  Como estrategia de planificación, procura la elaboración de planes de acción a partir de un problema, un fenómeno o una reflexión. (Ander-egg, 1999, pág. 74)

 Como marco de referencia, se configura a través de un esfuerzo interdisciplinario, que aborda la realidad de las diferentes ciencias y disciplinas, en sentido integrador.

 Como estrategia cognoscitiva, esta expresada en la capacidad de entender las interrelaciones e interconexiones de los problemas. El aprendizaje autogestionario se produce en un ecosistema, ya sea institucional o en el entorno físico.

El entorno físico influye y condiciona el comportamiento humano y, consecuentemente influye en el clima interno de las instituciones y en los ritmos y calidad de los aprendizajes. Además del entorno físico tiene también el entorno psicosocial, capaz de favorecer, o desfavorecer las relaciones interpersonales. En los grupos de formación, en donde existe una atmosfera cálida, persuasiva, amistosa y democrática, hay más motivación y satisfacción para trabajar, y los individuos y el grupo son más productivas. Además, hay menos descontentos, frustración y menos actitudes agresivas. En este escenario hay más compañerismo, cordialidad, cooperación y sentimientos compartidos. Los aspectos socioafectivos son elementos altamente positivos para la maduración emocional de los educandos. Proporcionaría un ambiente que ayude a superar bloqueos de inhibición en las relaciones interpersonales, específicamente en lo que hace a la expresión de emociones. Superados estos bloqueos, el ecosistema institucional ayuda a las capacidades de autoexpresión, y a la superación del egocentrismo, a tener actitudes constructivistas, a recibir crítica, a autocriticarse; también a ser tolerante y a saber asumir positivamente las frustraciones. El aprendizaje autogestionario permite a los integrantes aprender a pensar, a actuar con otros, a cooperar, a desarrollar actitudes de tolerancia y solidaridad. Se pierde el individualismo, no la individualidad, se estimula a cada integrante lo que se refleja en la riqueza del producto final. (Porlan, 1996, pág. 76) La dimensión social de lo ecológico, comparte también el entorno del educando, sus centros de interés y sus preocupaciones dominantes, sin perder la perspectiva de los problemas globales de su sociedad y el tiempo en que él vive. En la medida de lo posible, el estudiante deberá comprometerse en resolver algunas condiciones de su medio, en acciones de investigación-acción, aunque sea en problemáticas pequeñas, lo importante es que se inicie en este ejercicio.

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