En la cama con un highlander maya banks

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—Lo siento, —dijo la mujer con ansiedad—. Yo sé que está mal herida, pero debe darse prisa. —¿Darme prisa? Mairin arrastraba las palabras, y su cerebro era una masa de telarañas. A su lado, Crispen se agitó y dio un respingo de susto cuando vio la sombra, de pie junto a la cama. —Sí, apresúrese, —dijo la voz impaciente de nuevo. —¿Quién es usted? —Logró preguntar. —No tengo tiempo para hablar, señora. El Laird duerme la borrachera. Él piensa que usted está demasiado herida para escapar. Tenemos que irnos ahora si usted va a hacerlo. Planea matar al niño si usted no se rinde. Ante la palabra escapar, algunas de las telarañas se desvanecieron. Trató de incorporarse, pero casi lloró cuando el dolor la acuchilló en su costado. —Aquí, déjeme ayudarle. Tú también, muchacho, —dijo la mujer—. Ayúdame con tu señora. Crispen trepó sobre el lecho y se deslizó hasta el borde. —¿Por qué hace esto? —preguntó Mairin cuando ambos le ayudaron a incorporarse. —Lo que él hizo fue una vergüenza, —la mujer murmuró—. Golpear a una muchacha como lo hizo. Está loco. Usted ha sido su obsesión. Temo por su vida, no importa si usted cede o no. Él matará al chico. Mairin le apretó la mano con la poca fuerza que tenía. —Gracias. —Debemos darnos prisa. Hay un pasadizo en la recámara siguiente. Usted tendrá que hacerlo sola. Yo no puedo arriesgarme a llevarla. Al final, Fergus los espera con un caballo. Él la pondrá junto con el muchacho a salvo. Esto le dolerá, sí, pero usted tendrá que soportarlo. Es su única salida. Mairin asintió en aceptación. Escapar en agonía o morir con comodidad. No parecía una decisión tan difícil. La criada abrió la puerta de la recámara, se volvió hacia ella y se llevó un dedo a los labios. Hizo un gesto a la izquierda para dejarle saber que el guardia estaba allí. Crispen deslizó su mano en la suya, y de nuevo lo apretó para consolarlo. Jadeando centímetro a centímetro, pasaron al soldado dormido en la oscuridad del pasillo. Contuvo su respiración durante todo el camino, temiendo que si dejaba escapar así fuera una exhalación, el guardia se despertaría y alertaría a toda la fortaleza.


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