Tema: alumnos pre-industrial Idea: Esperanza/Sacrificio
La Oportunidad Obet tenía 17 años cuando salió de su comunidad en Tabasco para venir a la universidad, era uno de los cientos de chicos que comenzaba su sueño de estudiar en Montemorelos. Como muchos otros chicos enfrentaba este reto en circunstancias muy difíciles debido a las situaciones familiares y económicas, sin embargo, cada uno cuenta su propia historia y lo que le ha costado el sueño de estudiar en una universidad adventista. Para Obet el simple hecho de estudiar la universidad era ya un gran reto, debido a que sería el primero de su familia en hacerlo. Él proviene de la comunidad de Huimanguillo en Tabasco, donde su economía se basa principalmente en la cosecha del limón; “De haberme quedado en mi casa sería campesino, me casaría y seguiría el mismo patrón de mi familia” expresó. Durante la secundaria tenía la intriga de estudiar teología, sin embargo, no veía la posibilidad de que esto se realizara por lo que dejó de lado esa idea. Obet siempre ha sido un chico activo en la Iglesia, trabajando con los jóvenes en los clubes, federaciones, etc. A pesar de sus bajos recursos encontraba la manera de poder asistir a los eventos de la Iglesia e impulsaba a otros muchachos a que participarán de estos. Ahí conoció a otros chicos que le comentaron que también querían ir a estudiar a Montemorelos y comenzó a ver el colportaje como una opción para financiar sus estudios. En junio del 2018 dejó su hogar para venir a estudiar a la Universidad de Montemorelos. Despedirse de su familia fue doloroso, “Ni siquiera fui a mi graduación de preparatoria, me vine antes” nos dijo. La travesía fue difícil y se presentaron algunos problemas, pero aún así pudo llegar bien a la universidad. Nos cuenta que cuando llegó estaba “feliz pero nervioso", había escuchado del plan pre-industrial y se dirigió con el preceptor del dormitorio 3 para solicitarlo; “Me puso a prueba tres días, pero la verdad creo que todo dependió de Dios, Él me dio esta oportunidad”. A pesar de que el preceptor buscaba a alguien más grande de edad para el trabajo le concedió la beca a Obet quien ha estado trabajando como monitor en el dormitorio desde entonces. Es un trabajo casi de tiempo completo y con algunas tareas difíciles pero está feliz y agradecido de aprender de los retos que se le presentan cada día. Es un ambiente muy diferente al que
había estado acostumbrado; dejar su casa, nos dice, “fue una decisión difícil pero necesaria, extraño mi hogar, pero no me arrepiento de nada. Dios me trajo aquí”.