pasó entre los antiguos de fogatas y antorchas encendidas en lo alto de las torres que defendían la boca de los puertos. En tan reducida escala prestaban sin embargo seryicios de gran valía, y llegaron á ser el obligado adberente de todos los puertos de alguna entidad. El testimonio más antiguo de esta clase de obras se encuentra en la pana Jliada de Lesches, (30." Olimpiada); pero la que se tomó como modelo y propagó su institución por Europa, fué la del puerto de Alejandría, levantada sobre una roca de la isla de Pitaros, cuyo nombre lia pasado á ser designación vulgar de todos los edificios análogos. Según la descripción que de esta torre ha quedado , se componía de ocho cuerpos sucesivamente más estrechos, que entre todos hacían una altura de 30G codos, ó sea 100 estaturas de hombre, dejando por fuera anchas galerías desde donde se divisaban tierras y mares á lo léjos : altura desmedida, de cuya exactitud puede dudarse con fundamento, pues aparte de la dificultad de alcanzarla, seria no sólo inútil, sino perjudicial, aún con los poderosos medios de refracción que se poseen en el día. Los griegos multiplicaron las torres de altura reducida, sin más excepción, si como tal puede contarse , que el tan nombrado coloso de Eodas; y algo más atrevidos los roc a n o s , las levantaron de muchos cuerpos sobre las islas artificiales que hacían servir de rompeolas, ó en los cabos más prominentes de las ensenadas. Era su planta de varia figura, pues se ve circular en las medallas, y en lo que queda del faro de Cádiz, octógona en el de Bolonia de Francia, exagonal en el de Dover, y cuadrada en el de la Coruña. Lo poco que nos resta de la fábrica antigua del primero, con visos de razón atribuida á los colonos fenicios, se distingue hoy apenas en la base de la torre construida á principios del siglo xvii; y pronto ostentará Chipiona un monumento que haga olvidar el que Cepion levantó en las bocas del Bétís, y del cual tan sólo ha sobrevivido el nombre. No sucede ló mismo