Revista Ingeniería y Construcción (Diciembre,1929)

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A Ñ O

V I I . — V O I i .

V I I . — N Ú M .

84.

Madrid, diciembre 1929.

Cinética

Universal

(1)

Por JUAN H E R E Z A Y O R T U Ñ O , ingeniero de Minas. III.

-FENÓMENOS

QUE

LEGITIMAN

ATÓMICA.

LA

HIPÓTESIS

PROTO-

COSMOGENIA.

Cuando se establece una hipótesis en Ciencias Naturales la realidad de la misma se afirma, considerablemente, a medida que aumenta el número de hechos, o fenómenos, que reciben explicación adecuada mediante la hipótesis establecida. En este capítulo vamos a recopilar algunos de los fenómenos mencionados tomados de muy distintos campos de las ciencias de Universo. El Dr. Olinto de Pretto, en su ya citada obra «Lo Spirito dell' Universo», postulando la velocidad i n f i n i t a del éter deduce la falta de resistencia para los astros que se mueven en er medio etéreo, y, recíprocamente; si se postula esta falta de resistencia se deduce para el éter una velocidad infinita. Pero, ¿cómo concebir que si el espacio está lleno de un agente material por tenue que éste sea, no ha de ejercer alguna resistencia sobre las grandes asociaciones materiales? Hemos manifestado nuestra creencia de que es siempre aventurado atribuir una velocidad infinita a un agente material. El infinito es algo con representación abstracta en el campo de la matemática, propio del entendimiento, pero dudamos mucho que en el caso de velocidades concretas aplicadas a la materia se pueda alcanzar el infinito como límite físico. Es, pues, mucho más razonable descender al terreno de la realidad y atribuir al protoátomo una velocidad excesivamente grande, mayor que la de la luz, y, por lo tanto, no pudiéndola cifrar como infinita, los astros, o asociaciones materiales, que se mueven en el medio protoatómico han de experimentar, en este medio, una determinada resistencia, resistencia todo lo pequeña que se quiera pero que produce sobre el astro un determinado efecto estático cuya resultante no pasa por el centro de gravedad. Esos movimientos de rotación de los astros alrededor de ejes que pasan por el centro de gravedad los cuales aparecen rodeados de un cierto misterio, dejan de aparecer misteriosos desde el momento en que se les supone como debidos a la resistencia del medio protoatómico. El sólo misterio es el protoátomo mismo que suponemos invadir el espacio en número infinito. Ya hemos manifestado que en el orden físico nuestro entendimiento intuye el infinito aplicado al espacio y al tiempo, pero que tratándose de la materia y de sus (1) ' Véase

INGENIERÍA Y

CONSTRUCCIÓN,

vol. V , pág-s. 221 y

425.

cualidades esenciales ni es lícito ni concebimos tampoco que se les pueda atribuir los límites matemáticos. Tratándose de un agente material de la naturaleza y cualidades como las que hemos atribuido al protoátomo, es algo misteriosa también la concentración de protoátomos para formar las asociaciones materiales pero ya no es el misterio absoluto propio del protoátomo, por el contrario, es algo concebible para nuestro entendimiento. Hemos dicho, en efecto, que a ningún medio material por perfecto que se le considere, y el protoatómico se acerca a esa cualidad en grado máximo, se le puede atribuir una fluctuación nula, y así, a los elementos que forman los medios materiales tenues, de naturaleza gaseosa y ultragaseosa, tampoco se les puede señalar una velocidad constante e idéntica para todos, y, por lo tanto, cuando hablamos de velocidades propias debe entenderse una velocidad media con intervalos de fluctuación tanto menores relativamente cuanto más se aproxime el medio a la perfección teórica. El tipo perfecto es el espacio vacío; medio material abstracto de protoátomos de masa nula, velocidad infinita y fluctuación nula, pero fuera de este símbolo el medio protoatómico tiene fluctuaciones. Se concibe, pues, que un centro de fluctuación donde la densidad media protoatómica ha crecido, pueda ser el origen de una aglomeración material y se concibe además: Primero: Que un determinado centro de fluctuación adquiera predominio sobre todos los demás de un cierto entorno cosmogénico impidiendo, en el mismo, otras aglomeraciones materiales: Segundo: Que la aglomeración material iniciada en un centro se prosiga casi indefinidamente hasta que las condiciones térmicas de la asociación señalen el límite superior de la misma, con carácter nebular, y Tercero: Que alcanzado un determinado estado de equilibrio en la asociación nebular la evolución ulterior puede determinar estados de equilibrio parciales dando origen a otras asociaciones materiales de orden inferior. Así, siguiendo este orden concebimos nosotros las formaciones cosmogénicas y sin perjuicio de insistir sobre estos extremos volvamos ahora a la cuestión relacionada con los movimientos. Si en el espacio hubiera una sola asociación material y el agente protoatómico fuera perfecto, permanecería inmóvil, pero ya hemos visto que el agente protoatómico no llega a la suma perfección y precisamente por no llegar ha podido tener realidad esa formación, la cual no recibiendo, de parte del agente protoatómico, acciones iguales y contrarias que se contrarresten con


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