serve estas disposiciones nuevas que tiene el barco. , Peral advirtió, sorprendido, que guardaban una gran semejanza con aquellas de las que dependía su aparato de profundidades. —Pudiera creerse que se las habían robado a usted—añadió Viniegra. —Efectivamente—repuso Peral intranquilo—. Si no fuera por la confianza que me inspira el personal del Ministerio, diría que Nordenfelt ha copiado de mi proyecto esta nueva aplicación. Hacia mediados de 1887 salió Peral de San Pernando y pasó por Madrid. Estuvo en Francia, Alemania y luego en Inglaterra, donde adquirió varios materiales, y en Bélgica, donde compró unos acumuladores. Durante su permanencia, en Londres iba diariamente al escritorio de la Concusión de Marina. (Esta Comisión—advierto yo aquí ahorar—tenía por misión principal asistir a la construcción de los buques que se hacían para la Armada española en los astilleros de Glasgow, y por lo tanto estaba en frecuente relación con míster Thomsom y con sus ingenieros.) Hablando Peral en la Comisión de Marina—continúa refiriendo Novo y Colson—con lo§ pfic^al^i de Mí^rina, allí destinados, T g r # ó