CONOCIMIENTOS_UTILES_ParteVIII

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Los Conocimientos U.tiles.

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qué vehementes conversaciones! Aquello es una especie de felicitacion mútua por volverse á ver y por vivir todavía. Luégo comienzan los cantos. La alondra arranca del surco trazado en la tierra, y sube cantando, cantando, y llevando hasta el cielo la alegría de la tierra. Así como el pájaro es el hombre. Los antiguos Vedas de la India contienen en cada línea un himno á la luz, que guarda la vida; al sol, que tod,os los dias revela lo que es el mundo á sus ha\)itantes, y lo crea de nuevo y lo conserva. Revivimos, seguirnos respirando, recorremos nuest1·a morada, volvemos á ver á nuestra familia, contamos nuestros reb.a ños. Nadie falta, nadie bu perecido, la vida sigue completa. No nos ha SOl'prendido el tigre ni ha invadido n uestros cercados la horda de animales salvajes. La serpiente negra tampoco sacó partido de nuestro sueño. ¡Bendito seas, sol, que nos concedes un dia más!

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Dicen los indios que todos los animales-cantan al sol y le dan gracias cuando despunta la aurora, entonando en sí mismos un himno de reconocimiento, y particularmente el más sábio de todos ellos, el brama de la creacion, el elefante. Pero uno solo pronuncia ese himno, lo dice por todos; uno no más lo canta realmente. ¿Cual? Uno de los más débiles; el que más teme á la noche y el que mejor siente la alegría de la mañana¡ el que vive de laz; aquel cuya vista impresionable, dellcadisima, extensa, penetrante, percibe todos los accidentes de la claridad y se 11soeia porto tanto con mayor intimidad, lo mismo á los eclipses y disminuéiones del día, que il. sus resurrecciones. El pájaro dice en nombre de toda la naturaleza el himno de la mañana y la bendicion del dia: es su augur y su sacerdote, su voz inocente y divina.

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MEDICINA PRÁCTICA. Instru ccione,s familiares. EFI,..UVIOS.-Ml AS MAS. - VIRUS.

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Apenas si habrá en el campo etiológico estudio de tan alta importancia como el de los efluvios y los miasmas. Las epidemias, las endemias, todas esas enfermedades de· vastadoras, cuya violencia espanta, y cuya rápida trasmision aterra, cubriendo, en corto espacio de tiempo, de luto y lágrimas la alegría del hogar doméstico, tienen s u causa incógnita en el g rupo de causas con que encabezamos este artículo. Los médicos de todos tiempos, desde las más remotas generaciones, vienen preocupados con el estudio de estas causas, que más refractarias parecen hacerse á las inteligeneias, cuantas más inteligencias se fijan en ellas.

Hipótesis y más hipótesis, teorías sobre teorías, apoyadas en mal deslindados bechos prácticos ; hé ahí el fondo de los trabajos cie1;1tificos hechos, basta hoy, sobre este particular. El progresivo perfeccionamiento de las instituciones médicas y ·de las ciencias auxiliares apenas si, sobre efluvios, miasmas y virus, ha hecho otra coila que el flujo y reflujo de los mares. Una concepcion feliz, una idea uueva venia de vez en cuando á dar luz sobre el objeto, y, más tard~, ob· servaciones rigurosas y hechos innegables hacían comprender la falsedad de lo que se creía, volviendo nuevamente-á la oscurs. ignorancia en que antes se estaba.

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FUNDAC!Ól\' JUA)IELO TURRIANO


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