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Los Conocimientos útiles.
Núm. 17.
ECONOMÍA POLÍTICA.
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La cartilla del trabajo ( 1 ).
IX. D'EL TIEMPO.
&Qué es el tiempo~ Todos creemos saber lo·que es ·el tiempo: todos obramos como si ignorásemos total· mente lo que vale. El tiempo es dinero, dicen los ingleses. El tiempo, dijo Franklin, es la estófa con que se teje la vida. El tiempo es el bien más precioso para el hombre, el don más barato al parecer, más caro en realidad, el factor que entra en todo, absolutamente en todo, y que en materia de produccion todo lo encarece 6 abarata, segun que de él se gaste poco ó mucho. ~Quereis saber el valor del tiempo'? Pues meditau sobre el cálculo siguiente: El dia tiene 24 horas de 60 min u tos cada una, 6 lo que es lo mismo, 1.440 minutos. Es decir que para poderse entender los hombres, han convenido en dividir el tiempo de sol á sol en 1.440 partes iguales, re· sultando que cada una de ellas es lo que llamamos un minu.to. Ahora bien ; un trabajador robusto ne cesita para conservar en buen estado sus fuerzas una cantidad de alimento equiv~ lente á un kilógramo y medio de pan, ó sean 1.500 gramos en cada 24 horas. Luego podemos decir sin equivocarnos que un trabajador robusto consume en cada minuto del dia un gramo de pan 6 de una sustancia alimenticia equivalente. Es como si para vivir necesitá>emos tragar en cada minuto una bolita de pan del peso de un gramo. De todos modos, para saber lo que nos
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euesta el tiempo, la hipótesis es perfectamente admisible. Convengamos, pues, en que para los hom hres cada minuto de su vitla les cuesta por lo ménos un gramo de pan. Al que come manjares exquisitos, claro es que le costará la vida mucho más.; pe1·o lo que nGsotros tratamos de fijar es el mínimum que necesitamos para asegurar minuto á minuto la existencia. Supongamos aho1·a que un hombre tra· baja para vivir y trabaja en hacer clavos. Supongamos tambien que los clavos sou de tal tamaño que la hechura de cadacla· vo vale tanto en el mercado como un gra· mo de buen pan. Es evidente que el clavero tendrá que hacer 1.440 clavos en un día puramente para vivir, porque 1.440 gramos de pan es lo que necesita, y la hechura de 1.440 cla· - vos le valtlrá, ni más ni ménos, aquella cantidad del preciso alimento. Si el clavero es torpe 6 perezoso y no produce más que 1.000 clavos al día, tendrá que ay unar, no comerá lo suficiente y sus fuerzas desfallecerán, no por el exceso de trabajo, sino por la falta de alimento. Pero si fuese activo, mañoso, in te· ligente, hará 3.000 y 6.000 clavos, con lo cual podrá tener en su compaiiía y mantener á una, dos y hasta tres personas; podrá tomar una mujer y criar á varios hijos. Se vé, pues, la influencia del tiempo, el precio del tiempo clarisimamente. Cuando entraba 1tn minuto rie tiempo en la hechu· ra de cada clavo, la mercancía era cara de producir, y el productor no podía hacer ganancia. Cuando entraba en la hechura del mismo articulo 1ma mitad de minuto, un C1tarto de mimtto, el artículo era dos veces 6 cuatro veces más barato.
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_d_i_d_o_e_s_to_,_d_e_m_o _______________________E_n_t-en o-an-to-ri-or_. _ó_os_e_e'_'_'ú_m_cr(t_)_ Y 0 __ TOMO S._s_m 1809. Junio 20 de
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