Un reflejo sin ojos

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presencia. Entre alegrías y tristezas iban reposando las lesiones, las visitas se echaban de menos, y no se trataba unicamente de Ovidio, y del fascinante acercamiento de su mano. Le pareció viscoso, aborrecible, hubiese preferido que se ahorrara sus buenos deseos pero estaba obligada a mostrarse amable, forzada a actuar con naturalidad. Y mientras eso sucedía en su interior el inofensivo anciano seguía llenando el dorso de su mano de babas agradecidas y sinceras. Su madre la reprendía si no era amable con el tío, pero no sólo con él, con cualquier otro anciano o con los ancianos de la calle, los que sobrevivían por la botella de vino que siempre les acompañaba. Era por esa presión materna que necesitaba centrarse en su comportamiento, superar su nausea, su escrupulosa juventud y su desagradecida desconfianza al olor de orín viejo. El espíritu no se doblegaba a pesar de sus lesiones y del sufrimiento físico, Mary la había animado diciéndole que una lesión de fútbol podría ser igual de dura, y que se lo tomara como una lesión deportiva. “La mayoría de los deportistas pasan por lesiones parecidas, así que no te quejes como una niña mimada”, le dijo sonriendo. Nadie termina de derrumbarse cuando no tiene motivos en el horizonte dispuestos a caer como una guadaña hostil sobre todos sus planes. Aquello no había llegado en el mejor momento, pero avanzaba en sus sueños. Tampoco habían sido truncadas sus expectativas en lo referente a Roko, empezaba a conocerlo pero no la defraudaba, la visitaba, y, en ocasiones, pasaba la tarde allí sentado sin más, sin forzar las conversaciones, pero su presencia era agradable compañía. La madre de Tanioska debió entenderlo porque se mostraba amable con el muchacho y facilitaba sus movimientos dentro de la casa.

4 El Recogimiento Y El Polvo Si por mi fuera dejaría pasar unos días antes de volver a visitar a Tanioska pero el pesado de Radú me dijo que quiere verla -un capricho incomprensible, porque la conoce de antes, pero nunca le importó ni se interesó por ella, y ahora sale con esta idea-. A los que nos hemos estado interesando por su estado y sus progresos en los últimos tiempos nos apetece verla ya saliendo a la calle por si misma, porque es cierto que ya se levanta y anda por la casa con cierta independencia. Lo he mirado a los ojos y le he preguntado ¿qué tenía en la cabeza, qué clase de extraña idea se le había metido en ella? No se atreve a ir solo, por eso me ha pedido acompañarme en una de mis salidas. Me lo debe notar, cada vez que voy a ver a Tanioska, se queda mirándome pensativo, sin duda porque intento parecer más presentable de lo normal


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