El Poder Multinacional Y La Política Del Mañana Podríamos decir que, hoy en día, se empieza a adivinar un futuro incierto para la clase trabajadora, sobre todo porque las intenciones de las grandes fortunas no parece causar sonrojo en sus socios políticos, algunos directamente financiados por ellas. Descubrir la posición en la que quieren colocar los derechos laborales frente a los beneficios empresariales coloca cualquier desarrollo social supeditado a la empresa y sus exigencias. Muchos se apresuran a declaran que es intolerable la pretensión de los holdings de someter a nuestros representantes políticos, sin embargo, nos encontramos con que esto sucede. Para llevar a cabo semejante plan necesitan comprar a los periodistas, prensa escrita, radio y televisión, todo. El contenido del plan es complementario y sabemos que los movimientos han ido en ese sentido. Algunos periodistas en cadenas, hasta hace poco emblema de la izquierda, han empezado a ser despedidos, cambiados de horario o desposeídos de sus programas con la intención de silenciarlos, porque si bien pueden comprar los periódicos les resulta más difícil ir contra los artículos de aquellos comprometidos de izquierda que sobreviven. Hemos visto como las emisoras líderes, es decir, aquellas que deberían sobrevivir sin problemas, han caído también en sus manos. Si eran lideres era por su posición social y política, y a pesar de ellos las desmontan buscando algo al servicio de las noticias del capital que ya nadie reconoce. Les da igual si hunden esas cadenas, de hecho perece que es lo que buscan. Nos hemos quedado sin la Cadena Ser, pero los periodistas comprometidos seguirán dándonos su ejemplo en alguna parte. En realidad, referirnos a esta relación antinatural como pasajera, es un error. En la reciente crisis, hemos asistido alucinados a la entrega de la soberanía a cambio de una supuesta bajada de la prima de riesgo, esto ha implicado a los partidos socialistas europeos que se han dejado llevar por la idea de que o se renunciaba al estado del bienestar, o sería “el fin del mundo”. De tal manera se entregaron a la “austeridad” que cualquier cosa que contribuyera a desmontar la negociación colectiva era bien considerada. Ya no sólo querían la total desprotección de los trabajadores, sino que estiman que cada uno debe negociar sus condiciones laborales, sus horarios y su salario, y que la fuerza de una negociación colectiva es una extravagancia del siglo XX. Al intentar manejar la idea de un mundo controlado por las multinacionales y los bancos, debemos sencillamente traer a cuento los pasos dados en los últimos tiempos, la destrucción de la fuerza sindical, de los derechos laborales y la deuda contraída por el Estado con aquellos que de pronto se consideran nuestros amos. Implícitamente a sus exigencias, se les ha entregado la movilidad en los puestos de trabajo y la movilidad geográfica, capacidad para cambiar los horarios, contratar por horas o por días, la injerencia de intermediarios en el puesto de trabajo como las ETT´S, la desaparición de la antigüedad, o la congelación y en algunos casos la bajada de salarios. Hemos elegido a nuestros representantes políticos para construir una sociedad más justa y menos desigual, pero nos encontramos que se entregan a la causa multinacional, que les dan las armas capaces de someternos. La protesta se reprime poniendo a los trabajadores al borde del despido, y si la protesta es colectiva se les amenaza con la deslocalización. El despido sale más barato que nunca, y en ocasiones, es gratis. Alegando causas de baja productividad, y aún con beneficios, demostrando menos ganancias que el año anterior, se puede hacer un Expediente de Regulación de Empleo. Hay empresas que cierran y se deshacen de sus trabajadores, para que ese mismo empresario pueda volver a construir una nueva empresa con trabajadores sin años de fidelidad, desprendiéndose de contratos antiguos y con otros nuevos sin derechos. 1