Rutina, esa es la palabra que se me viene a la cabeza cuando pienso en el colegio. Casi siempre ocurren las mismas cosas, te amodorras en clase, los más inteligentes son los que aprueban sacando buenas notas, el profesor o la profesora siempre intentando controlar a los más liantes a base de negativos o amonestaciones, la comida del comedor cada vez está peor… Para empezar el día siempre me levanto a las ocho menos cuarto, desayuno leche con galletas y mientras me despierto escuchando la radio, me voy enterando lo que pasa en el mundo. Normalmente salgo a y diez y sin ningún problema llego a clase con pocas ganas pese a que sea viernes y no tenga ningún examen. Siempre me cuesta alcanzar a la profesora en las primeras horas del día, antes del recreo, pero no quiere decir que no esté trabajando como el resto de mis compañeros . A la hora del recreo suelo comer mi almuerzo aunque a veces siempre soy el que acaba comiendo menos ya que cada dos por tres alguno viene a pedirme, como si nunca hubiese comido.